La colina de Watership parte 2


De pronto, me miras, te miro 

y suspiras, yo cierro los ojos.

Tu apartas la vista 


Víctor no sabía qué contestarle a su hermano mayor, pero todavía tenía dudas sobre aquel sueño que parecía estarlo acosando todas las noches y que ahora le había impedido dormir. No quería contárselo a Yuri, sobre aquel misterioso sueño, sentía que no podía confiárselo a nadie, pero ante Iván era diferente y su hermano lo intuía. Debido a que el hermano mayor volvió a preguntarle a Víctor sobre su saludo.

- ¿Qué es lo que te preocupa?

-He tenido un sueño muy extraño. 

-¿malo o bueno?

-No lo sé. Por eso quería consultarlo contigo. 

-Dime ¿de qué se se trata?

- Me encuentro corriendo en una pradera y de repente siento que hay algo, algo que quiero. 

-¿algo? ¿Qué es? 

-  No sé, por más que trato de  dar con él, siempre se aleja. Me ha estado molestando durante varias noches. Iván ¿me estaré volviendo loco?


El hermano mayor miró a Víctor y le dijo con ternura como siempre ocurría, cuando Víctor era un niño e Iván tenía que consolarlo tras una pelea dura con el padre de ambos. 

-A lo mejor Yuri te lo pueda decir-.. 

Víctor negó con la cabeza, era preferible guardarse ese sueño para él, pero algo estaba seguro el peli-plateado, algo quería, pero no sabía qué era lo que tanto anhelaba. Víctor y Iván salieron de la colina de Watership y se despidieron en la estación de tren,  Víctor camino durante horas y horas hasta que llegó a una casa que le resultó bastante conocida. El hombre peligris ya había estado aquí antes, lo sabía, era la casa de Yuri Plisetsky, aquel lugar donde habían hecho el amor por primera vez, no sabía si tocar o no, Víctor indeciso se acercó al interruptor. Con su mano enguantada presionó el numero y una voz familiar contestó. 

-¿sí? 

-Yurio, ¿puedo pasar? 

- Piérdete. Le contesto la voz. 

-No es urgente, necesito hablar contigo. 

- ¿urgente en qué sentido? No estoy de humor para recibirte, vete con tu cerdo.

- Él no sabe que estoy aquí. Dijo Víctor, tratando de explicarte. 

El interruptor se cortó en ese momento, Víctor dudaba que Yurio lo recibiría, una persona más sensata se hubiera marchado, pero Víctor se quedo quieto, como si hubiera sido petrificado por un basilisco. Había doscientas posibilidades de que Yurio lo mandará al diablo, puesto que el ego del muchacho rubio era muy conocido. Lo mejor que podía hacer era marcharse de lugar, y fingir que no había pasado.  Víctor estaba apunto de tomar la decisión de marcharse, no obstante la puerta se abrió detrás de sus espaldas. El hombre peli-gris, fijó sus ojos del color de cielo a los ojos verde pálido de un muchacho de quince años que estaba vestido con ropas informales y una camisa con la imagen de un tigre y un dragón. 

- ¿Qué quieres? Preguntó. 

- En realidad quería hablar, ¿podríamos? 

- La última vez que hablamos me dijiste que te habías decidido por la puta cerda que tienes ahora por novio. ¿ya te aburriste de él? 

Víctor no sabía qué contestar ante esa afirmación solo tuvo la idea de bajar la mirada. 

- Maldita sea, Víctor. Todavía que me rompes el corazón te atreves a venir aquí, no sabes cuanto te detesto. 

- Antes me amabas. Dijo Víctor tratando de sonar descarado. 

- Jugaste conmigo- Dijo Yurio enojado. 

- Creo que estás confundido lo que yo  quería era...

-¿Qué sexo sin compromiso, tratarme como a tus otras exs novias?


Las tierra entre estos dos varones comenzaba a quemarse, parecían estar rodeados de lava, Yurio con la mirada más fiera que nunca se detuvo a cerrar la puerta,  no obstante, Víctor se interpuso, poniendo un pie en el hueco que se formaba entre la puerta. Como Víctor tenía viente-ocho años, la fuerza de los dos estaba definida, por lo que doblegar a Yurio no fue gran problema. Los dos se contemplaron como si fueran bestias, Víctor con los ojos azules con un iris de lujuria y Yurio con tanto odio, finalmente, como si fuera una premonición, Víctor tomó a Yurio del rostro y lo besó con gran pasión. Yurio al principio pareció rechazar aquellos labios pero no tardó en extasiarse con ellos y abrió su cabida sin protestar. En poco tiempo, Víctor se encontraba en la habitación de Yurio y los dos se entregaron a las artes de Afrodita. 

Víctor poseyó muchas veces a Yurio, volteándole de pompas, mientras éste no dejaba de dar gritos de placer. Rogándole a Víctor que no se detuviera,  después de penetrar anal a Yurio, éste se dio vuelta y él quedó arriba de Víctor, mientras éste lo sentaba en su miembro,  Víctor contempló extasiado el rostro del joven que se sonrojaba y gritaba ante tal cantidad de placer. El sexo con Yurio era muchísimo mejor que con Yuri, pensaba Víctor, debido a que en la intimidad, Yuri tardaba muchísimo en prenderse, y cuando se escuchaba el sonido de cualquier cosa, por más insignificante que era, su erección bajaba considerablemente. Al punto en que terminaban sin hacer nada. Víctor había sido paciente con Yuri, pero esa paciencia terminaría por acabarse. Víctor adoraba tener sexo, era uno de sus deportes favoritos después del patinaje, y no lo ocultaba a la vista de nadie, Víctor era conocido hasta por sus exs novias de haber seducido a quien fuese en la cama. 

No obstante, Yurio también tenía ese poder, puesto desde que Víctor y él habían mantenido intimidad,  Yurio se las arreglaba por ser un gato salvaje que no estaba quieto. Yurio no era de los que se quedaba como pez muerto en la cama sino que intentaba darle placer a su compañero. Y eso lo demostró porque cuando Víctor dejó de penetrarlo, Yurio se había deslizado por el abdomen de Víctor dándole una mirada siniestra. Topándose con el pene de Víctor lo chupó y lo lamió como si su vida dependiera de ello, hasta que Víctor se corrió en su boca. Yurio lo miró con aire descarado y sacó su lengua relamiendo el liquido seminal de su compañero. 

- Eres tan delicioso, maldito imbécil. Dijo Yurio. 

- Y tú tan hábil, gatito mentiroso. Intercambiando el cumplido. 


Los dos se quedaron desnudos y abrazándose, estuvieron varias haciendo el amor,  Yurio parecía estar feliz por tener a Víctor entre sus brazos, y lo contemplaba con cierto aire cínico. Como si hubiera estado feliz de que Víctor se hubiera doblegado ante sus encantos masculinos. 

- Todavía me tienes en mente cuando follas con tu cerdo. 

-Puede ser. Tú siempre me dabas más de lo que yo te pedía. 

- Podría darte más, y lo sabes. Yo sé que cuando le haces el amor al cerdo ése no piensas en él sino en mí. 

Víctor le contestó con un beso y con una gran habilidad se deslizó por la cama hasta quedar arriba de Yurio, y lo besó volviéndose a extasiar con sus labios, la mañana avanzaría con lentitud para los dos.  


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: