OUTSIDE - III
Desperté exaltado del sillón, no sabía cuánto había dormido o si la hora de irme había pasado, pero mis dudas quedaron aclaradas cuando al levantarme y mirar por la ventana alumbraba el sol de la tarde. Por el calor que hacía y el sol brillando no podían ser mas de las cuatro, camine a la cocina lenta y perezosamente, me sentía débil, más de lo normal.
Al llegar a la cocina pude escuchar claramente como las ollas chocaban entre sí, y eso solo podía significar una cosa, espagueti. Seguramente Paps había perdido entre los utensilios de cocina su cucharon "especial" para espagueti, de nuevo. Me acerque al mesón de la cocina para sentarme en una de aquellas sillas giratorias, seguramente cuando me viera intentaría alimentarme con algo... o peor aún, hablar de lo que le dije hace unas horas. Mejor me voy a mi habitación.
Me baje de la silla muy cuidadosamente para no hacer ruido alguno, comeré un hot dog mas tarde, cuando vaya de camino a la ciudad de los human-
— Ni se te ocurra mover un ligamento más, Sans —Diablos.
— Paps... yo
— No has comido nada desde ayer por la noche, así que te quedarás sentado en el mesón mientras te sirvo un plato de mi grandioso espagueti cinco estrellas —Dijo, lo que hizo que yo me tranquilizara un poco ¿Él no recordaba lo que paso hace algunas horas? ¿Realmente no hablaría de eso?
— Gracias, Paps, lo necesito —Sonreí mientras volvía a sentarme en aquella silla.
— No hay de que, Sans, se nota que estas agotado.
El tiempo junto a mi hermano paso rápidamente, había hecho espagueti tantas veces que incluso comenzaba a saber un poco mejor, ahora ya no sabía a mermelada de fresa con queso sino a helado de vainilla. Va mejorando, creo. Al terminar de cocinar, me sirvió un plato lleno y me extendió un tenedor para que pudiera comerlo.
Se sentó en la silla que se encontraba junto a la mía, pero sin un plato frente a él, lo que significaba que quería hablar, pero por más que volteaba a mirarlo, él parecía no poder decirme nada... estará ¿decepcionado de mí?
— Oye hermano, el espagueti te quedo Nye-xquisito —Le guiñe un ojo y él sonrió un poco, cambiando al fin ese rostro serio.
— Sans...
— Dime, hermano.
— ¿Los humanos son buenos contigo? Yo... estoy preocupado de que algo malo te pase, Undyne dice qu-
— ¿Undyne ha ido a la ciudad de los humanos?
— No. —Respondió él.
— ¿Undyne ha conocido a algún humano aparte e Frisk? —Pregunté.
— No.
— ¿Undyne h-
— Undyne tampoco conoce a "Zoe"... que por cierto ¿Quién es él?
— Ella.
— Es una humana, una chica... ya veo —Dijo, para luego callar por unos segundos mientras pensaba— ¿Cómo es ella? ¿Cómo Frisk? —De cierto modo, me sentía más tranquilo al poder al fin contarle a mi hermano que pasaba. Aunque de igual forma, un poco temeroso, de lo que fuera capaz.
— Ella no es como Frisk —Reí.
— Bueno, en eso tienes razón, Frisk es un niño ¿cierto? ¿o una niña?
— No lo sé, ese chico es raro, como sea... Ella es diferente a Frisk por muchas cosas —Dije mientras colocaba el tenedor sobre el plato ahora vacío —Primero, Zoe es un humano adulto.
— ¿No es una niña pequeña? —Preguntó muy interesado, se notaba que estaba emocionado.
— Nop, incluso es un poco más alta que yo, pero solo un poco. Está entre el metro setenta más o menos. Tiene el cabello largo, lo contrario al pequeño niño humano, Lo que me hace recordar que te encantaría su camiseta —Reí, ocasionando en mi hermano un poco más de confusión e intriga.
— ¡Sans! No te rías, estas dejándome con la duda, cuéntame más cosas.
— Veamos... Su cabello es rojizo, sonríe todo el tiempo, lo que la hace un humano muy alegre... ¡Oh, oh! Y hace bromas, como yo —Mi hermano soltó un sonoro quejido y rotó sus ojos, para luego dejar escapar una pequeña risa.
— ¿Ella es buena contigo, hermano? —Preguntó él.
— Bueno, podría decirse que sí. Es amable e intenta ayudarme y enseñarme cosas nuevas.
— ¿No le da miedo que seas un monstruo?
— Ehm... esa es la cosa, Paps. Ella... no lo sabe —Respondí mientras acariciaba con mi mano izquierda las vértebras e mi cuello, esa pregunta había ocasionado un poco de tensión. Bueno, no tanto esa la pregunta, sino las que vendrían.
— ¿¡COMO QUE NO LO SABE!? ES MUY OBVIO CON SOLO VERTE.
— Ella... ve otra cosa, hermano.
— ¿Y QUE SE SUPONE QUE VE?
En ese momento, Papyrus estaba un poco exaltado, así que pensé que una ilusión hablaría más que mil huesos. Me baje de la silla frente a nuestro mesón, y me aleje un poco de mi hermano y... de todo básicamente. Entonces, en un abrir y cerrar de ojos me había vuelto físicamente humano de nuevo.
Papyrus no cabía en sus vertebras, estaba sorprendido y un poco intrigado. Ver a mi hermano de esta forma, al igual que ver a Grillby por primera vez, se me hace extraño, ya no es tanta la diferencia de tamaño entre nosotros. Él un poco temeroso se acercó a mí, mirando mi rostro de forma extraña, yo solo le sonreí y al verme, sonrió también.
"Esa es la sonrisa de mi hermano" Dijo "Eres tú, Sans. Te ves como un humano"
Yo le asentí riendo un poco, su comentario me había parecido muy... inocente. Este me tomo por los hombros, para luego abrazarme, yo correspondí a su abrazo notando como temblaba un poco de la emoción. Entonces, empezaron a llover las preguntas ¿Cómo lo haces? ¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Cómo es que pareces vago todo el tiempo, pero haces cosas tan geniales? ¡Obviamente es porque eres el hermano del gran Papyrus! Esa no fue una pregunta pero de igual forma me gusto escucharlo.
Luego de eso invite a mi hermano a que nos sentáramos juntos un momento a hablar en el sillón, éste sin problema alguno acepto. Al sentarnos, sin previo aviso tomo mi mano y empezó a mirarla, la tocaba, sabía que le parecía extraña.
— Sans no puedo creer que seas tú...
— Pues, lo soy Paps, pero, si te parece mejor puedo volver a ser tu huesudo herman-
— No, estas bien así, me agrada —Dijo sonriéndome mientras soltaba mi mano.
— ¿Te agrada... más? —Pregunté mientras sentía un ligero escozor en el pecho
— No lo malinterpretes, Sans. Me agrada pero, siendo un esqueleto o un humano, sigues siendo mi hermano, y esa es la razón por la que te quiero tanto, por ser mi hermano —Dijo mientras pasaba un brazo tras mis hombros y me atrajera hacia él aun estando sentados, abrazándome y escuchándolo decir su típico Nyehehehe.
— Lo dejaré pasar esta vez, heh —Dije volviéndome un esqueleto nuevamente aun mientras me abrazaba— Es un disfraz...
— ¿Ah?
— Es solo una Ilusión, no soy humano realmente, ni me vuelvo uno. Es solo un disfraz hecho de magia, como si tomáramos la caja de un refrigerador y metiéramos un tarro de miel dentro. Que esté dentro de la caja de un refri no hace a ese tarro de miel un refrigerador ¿Lo entiendes? —Dije hablando con su lógica, necesitaba que Papyrus lo entendiera.
— Creo que lo entiendo, Sans. Como si tomáramos un cubo de rubik y le diéramos vuelta, podemos con esa acción cambiar las caras de un cubo de rubik, pero al final si es verde, azul o rojo no importa, porque sigue siendo el mismo cubo de rubik.
— Exactamente.
— Lo entiendo, está tan claro ahora —Dijo mientras se cruzaba de brazos satisfecho por haber dado en el blanco.
Luego de eso, hable con Papyrus un poco, necesitaba explicarle la situación de ayer nuevamente para que él pudiera estarse tranquilo, debía irme en unas horas y tenía que estar seguro de que no iría tras de mí y haría una locura. Principalmente porque él no tiene la posibilidad de conocer mis atajos, lo que llevaría a que tuviera que deambular por el bosque, en la noche, con esos monstruos sueltos por todos lados dándonos caza.
Con el paso de las horas, Papyrus, logro entender mi punto de vista, e incluso estuvo de acuerdo, siempre y cuando le avisara cuando me fuera de casa y cuando llegara. Lo vi como algo lógico, está preocupado, así que no tenía ningún problema con decirle cuando saliera y volviera del trabajo.
Él me pidió saber cómo eran las cosas allá, como eran los humanos conmigo, si tenía amigos humanos, todo. A lo que la respuesta a la última pregunta fue un no, no tengo ningún amigo humano, y planeo no tenerlo. Solo tengo buenos colegas, como Zoe.
Sin darme cuenta poco a poco el tono rojizo del cielo empezaba a hacerse presente, me sentía mucho mejor que cuando desperté, lo que significaba que estaba listo para irme. Luego de decirle a Paps que ya iba siendo hora de empezar a prepararme para irme, subí a mi habitación y entre en el baño para darme una ducha antes de salir, hoy, a diferencia de los dos días anteriores, iría con mi cómoda y súper cool sudadera azul. Después de todo allá tenía un uniforme.
Cuando termine de vestirme, estaba decidido a tomar uno de mis tantos atajos para irme pero, recordé que debía bajar para avisar a Papyrus. Ok, casi olvidaba ese acuerdo y lo había hecho hace solo unas horas, tengo una pésima memoria.
Bajé y no se encontraba en el salón, fui a su habitación, tampoco había nadie, así que como último recurso baje a la cocina, donde sobre el mesón había una bolsa de cartón con una nota pegada.
"Sans, te preparé un sándwich de espagueti para que no te sientas débil de nuevo, cómelo cuando estés muy cansado.
PD: Trabaja duro, estoy orgulloso de que ya no seas un hueso tan flojo, aunque te vendría bien recoger tu habitación es un destripadero.
PD de la PD: también hice un sándwich de espagueti sin pepinillos para tu amiga ojos de conejo.
Atte.: El Gran Papyrus, mejor chef de espagueti (NYEHEHEHE)"
"Papyrus ¿Qué haría sin ti, hermano?" Pensé mientras tomaba aquella bolsa, la guardaba en un bolsillo de mi chaleco y sacaba mi teléfono para llamarle.
Mientras el teléfono timbraba a mi hermano, me volví un humano. Él no contesto así que le deje un mensaje de texto diciéndole que ya me iría, que a ella le encantaría su sándwich, aunque no iba a dárselo, los estómagos de los humanos son muy... sensibles.
Tome camino hacia el pie de la montaña y como todos los días anteriores fui directo hacia aquel local, la puerta estaba abierta para mi esta vez, aunque aún no había abierto al público, seguramente pensaron que no tardaría en llegar, como sea, es hora de empezar con esto.
Habían pasado solo unas horas desde que el local abrió sus puertas a los raros humanos que transitaban el lugar, ellos se encontraban tranquilos, haciendo exactamente lo mismo que los de la noche anterior. Bailar, jugar un poco entre ellos, reír, beber algo. Todo parecía ser igual que ayer, pero, como dije "parecía".
La diferencia es que esta noche, tenía un teléfono en mi bolsillo que no dejaba de vibrar. Hace unos minutos lo había sacado del bolsillo de mi pantalón solo para ver quién era, y sí, era Papyrus. No podía irme de allí, pero miles de cosas empezaron a pasar por mi cabeza ¿Y si está en problemas? ¿Y si necesita ayuda?
Entonces sin poder soportarlo más, salí de tras la barra y camine lo más tranquilo que podía hacia la habitación donde solíamos guardar nuestras cosas, aquella que contenía esos casilleros y sillones para relajarse. Agradecía que justo en ese momento el volumen de humanos en el lugar hubiera bajado, lo que significaba que Jule no tendría problema con quedarse solo unos minutos.
Al entrar en aquella habitación, la música casi no se escuchaba, saque mi teléfono del bolsillo de mis pantalones y conteste la llamada. Sentía como estaba sudando frio y sin poder evitarlo comencé a caminar de un lugar a otro mientras estaba con el teléfono en mi oreja.
— ¿Papyrus? ¿Qué pasa hermano? ¿Estás bien? —Pregunté preocupado.
— Si, Sans es solo que... —Respondió con la voz un poco quebrada. Diablos ¿Qué le paso?
— ¿Hermano? Hermano escúchame ¿Está todo bien?
— Sí, es solo que... me preocupo mucho cuando no estás en casa.
— Diablos, Paps. Me diste un susto de muerte, bro —Dije mientras suspiraba pesadamente y luego reía un poco. Durante un momento la música de afuera de esa habitación de hizo más fuerte, pero luego volvió a como estaba antes.
— ¿Qué fue eso?
— Es solo música, Paps. No es nada grave —Dije mientras sonreía un poco, aunque él no pudiera verme.
— Y... ¿Estas bien? —Preguntó luego de que hubo por unos segundos un gran silencio entre ambos.
— Hermano, escúchame... —Dije mientras me sentaba en el reposabrazos de uno de los sillones, manteniendo mi vista al frente, colocada en los casilleros del lugar— No estoy mal, me siento bien, no estoy en peligro ¿No te causaba curiosidad venir aquí hace unos días?
— Si...
— Entonces, una de las principales cosas que debes hacer cuando vienes aquí es no tenerles miedo.
— De acuerdo... Pero, estas cuidándote mucho ¿verdad? —Preguntó con un tono de voz más calmado.
— Si, Papyrus, estoy bien, estoy cuidándome mucho. Además ¿Qué haces despierto? Me prometiste que te irías a dormir temprano.
— Tuve una pesadilla, y pensé que hablar contigo me haría sentir mejor, pero no contestabas, y me asuste y-
— Tranquilo... lamento ya no poder leerte un cuento de buenas noches, pronto podré volver a hacerlo ¿está bien? —Respondí un poco desanimado, él me necesitaba y yo no podía estar ahí, ahora, para él— Solo abraza al Señor RellenoEspojoso y ambos vayan a dormir ¿de acuerdo? Yo... tengo que volver.
— Gracias hermano, te quiero.
— Tranquilo, bro. Descansa y también te quiero, Papy.
Y corté la llamada, esto estaba siendo complicado. Suspire pesadamente mientras me dejaba caer un poco hacia delante resignado y apoyaba mis brazos sobre mis rodillas. Si realmente quería ser feliz con mi hermano, con mi familia, debía apresurar el paso de esto.
Fue entonces cuando sentí una mano sobre mi hombro, me exalté y me enderece rápido, entonces lo escuche... su risa. Ella estaba sonriéndome dulcemente, yo la miré, a sus ojos, y me sentí mejor. Me tranquilice un poco. Ella se recostó contra los casilleros frente a mí, y se quedó en silencio un momento.
— Jule me dijo que tenías un buen rato pareciendo preocupado, y luego, que te fuiste de un segundo a otro de la barra para después entrar aquí. Él se preocupó, yo me preocupé, pensamos que estabas enfermo o algo —Dijo ella con una voz tranquila.
— Si yo... lo siento, imagino que está mal que salga de ahí durante el trabajo, Jule solamente se va durante unos minutos cuando va al baño —Suspiré, estaba siendo reñido, o eso creía.
— ¿Está todo bien?
— Si.
— ¿Está bien... tu hermano?
— ¿Cómo lo-
— Entre hace rato, y no pude evitar escucharte por teléfono, por lo que escuche... él te necesita. Buscar un trabajo en las noches mientras duerme, fue una buena idea —Dijo mientras me sonreía— Es tu hermano menor, imagino.
— Así es... —Respondí bajando mi cabeza, mirando fijamente el suelo. Me había escuchado ¿Cómo diablos niego que tengo un hermano si me escucho hablando con él? Simplemente no puedo hacerlo.
— Oye... está bien —Se acercó a mi e hizo que subiera mi rostro para mirarla, ella estaba parada frente a mí, mientras yo aún seguía sentado— Se lo que es cuidar de alguien más. Antes de trabajar en este lugar fui niñera. No es igual a como si fuera mi hermanito pero, es un bebe y...
— No es tan menor, heh. Papyr... Mi hermano es ya un jovencito, solo que es muy... dependiente.
— Papyrus ¿no? —Preguntó— ¿Así se llama él?
— Si, ese es su nombre.
— Es muy poco común, suena genial —Dijo riendo un poco, para luego callarse.
Zoe se asomó por encima de mi hombro, viendo algo que se encontraba detrás de mí en el sillón. Me gire para ver que era y vi mi chamarra azul tirada, soy un desastre, Papyrus tiene razón. Ella se acercó hacia mi sudadera y tomo aquella bolsa de cartón que sobre salía de uno de los bolsillos de ésta.
Intente detenerla, pero era demasiado tarde, ya la había tomado y comenzado a leer aquella nota que mi hermano había escrito, ella no dijo nada durante un tiempo, se veía concentrada intentando entender su letra, era un poco complicada.
Rio por un momento y se giró para verme, se veía radiante mientras me miraba, aún estaba riendo un poco mientras me señalaba aquella bolsa, se sentó en el sillón con ella en mano y yo me acomode sentándome junto a ella sin dejar de mirarle.
— Los hizo él ¿no es verdad? —Preguntó sin apartar la mirada de aquella nota.
— Si, Papy... Papyrus los preparo.
— Le tienes muchos apodos, adorables. Eso es lindo.
— Yo... ehm.
— ¿Quién es tu amiga de los ojos de conejo? —Dijo a lo que yo reí con un poco de fuerza.
— Esa eres tu —Le respondí, lo que hizo que desviara su mirada hacia mí.
— ¿Le hablaste de mí a tu hermanito menor? Eso-es-tan-lindo. Son tan lindos los dos —Dijo mientras su voz se volvía ligeramente más aguda y llevaba una de sus manos a mi cabello despeinándome.
— Ya para, detente humana —Dije mientras quitaba su mano de mi cabello con una sonrisa y sentía como mi rostro se volvía un poco más cálido de lo normal.
— Alguien esta sonrojado~ —Canturreó.
— ¡Ya déjame! —Ambos reímos.
Luego de nuestra conversación ella abrió aquella bolsa de cartón y saco uno de los emparedados que mi hermano había preparado, yo le advertí, aunque ella al principio no logro entenderlo.
Le dije de lo complicado y "especial" que era mi hermano en la cocina, ella lo negó, diciendo que era imposible que un espagueti supiera a helado de vainilla. Pero, su expresión cambió drásticamente luego del primer bocado, me miro desconcertada y yo solo reí.
Pensé que ella no volvería a darle un solo bocado más, pero para mi sorpresa, lo comido todo. Diciendo que le parecía fascinante que Papyrus fuera capaz de hacer espagueti con un sabor tan loco como ese. Y es que no es raro el sabor de un helado de vainilla pero, todo cambia cuando ese sabor proviene de algo tan diferente como lo es el espagueti.
Según Zoe, éste estaba siendo un día flojo en el bar, dijo que era normal, no todos los días había la misma cantidad de personas. Ella alego que estaba bien si nos quedábamos hablando un rato más aquí. Entonces se recostó mejor en el sillón y yo seguí su ejemplo.
— Tu hermano es muy talentoso, a su manera —Dijo sonriéndome.
— Eres la primera en decirme que no es un poco raro o tonto... —Respondí riendo un poco pero en realidad, por dentro ese recuerdo había tocado una vena sensible.
— Eso es absurdo, no porque alguien sea diferente es malo. Mírate, haces chistes de anatomía siendo un bartender. O a Robert... aunque no lo sepas todos aquí tenemos una historia rara, Sans.
— ¿Una... historia rara? —Pregunté a lo que su sonrisa se hizo más notoria y sus ojos no se quitaban de los míos.
— Robbie... Es un ex convicto, fue arrestado por robo, violación y asesinato de una menor, lo sé, suena horrible. Pero, nada de eso fue su culpa. La familia de Robbie vivía en otra ciudad y hace muchos años él vino aquí buscando un futuro mejor. Consiguió un apartamento que al principio estaba bien, más con el paso del tiempo se volvió demasiado costoso para él, obligándolo a buscar un compañero de piso. Lo que no esperaba era que éste fuera un asesino serial, con una identificación falsa... imagino que ya sospechas lo que sucedió. Aquel hombre mato a la niña, haciéndole todo tipo de cosas horribles, pero con una cautela impresionante. Dejó el cadáver de la pobre escondido en el apartamento que compartía con Robbie, logrando así culparle de todo. Cuando él intento explicar la situación a la policía no tuvo suficientes pruebas a su favor, su compañero siempre había sido casi un ermitaño y nadie incluso recordaba que éste tuviera uno. Se le presentaron los cargos aun si haber hecho absolutamente nada —Dijo mientras poco a poco se enderezaba en su asiento— Tres años más tarde, la situación se repitió de la misma manera, el mismo modo de asesinato, el mismo patrón. La diferencia fue que esa vez el verdadero asesino fue capturado y por consecuencia Robbie fue liberado.
— ... —Yo, no sabía que decirle.
— Jule... o como ellos le llamaban Julie. Antes de venir aquí, Jule Era bailarín en un bar... Gay. Si, a tu compañero de barra le gustan los chicos, pero tranquilo Sans, no eres su tipo —Rio por lo bajo mientras tomaba mi mano, yo... no sabía que decir, cada cosa me sorprendía más— El problema está en que... cuando Jule entro a trabajar ahí, lo hizo por el dinero, con el tiempo las cartas se voltearon pero... el tiempo que paso ahí y lo que tuvo que soportar, no se olvidará nunca.
— Zoe... yo...
— Y por último, tu servidora, yo... Zoe... Tú, ya sabes la historia de mi madre ¿cierto? Tal vez lo olvidast- —Apreté un poco su mano para que me mirase, y negué, claro que no lo había olvidado— Esta bien, no hay problema en ello. Sabes que murió, pero, no sabes cómo. Antes de que mi madre se casara con mi padre y yo naciera, ella tuyo otro hijo, con otro hombre. Él se fue, la abandonó a ella y al pequeño. Mis abuelos le fueron de mucha ayuda pero, el problema no era el dinero, sino el niño. Éste estaba muy enfermo, nació así y había poco que hacer.
— ¿Tenías un hermano... mayor? —Pregunté, mas mi voz parecía ser poco más que un susurro, mi voz... se había ido. Humana ¿Cuánto más has perdido?
— Así es, según lo que sé, llevaba por nombre, Zack. Él era un niño muy alegre desde que nació. A diferencia de mí, él era castaño, pero mantenía los mismos ojos verdes que yo tengo... Estos ojos de conejo —Rio un poco para luego seguir hablando— Mi madre lo amaba demasiado y aunque al sol de hoy incluso muchos lo nieguen, él siempre fue su favorito. Pero, mi hermano... él... nació con una enfermedad incurable. A la edad de dieciséis años, murió.
— ¿Co... Cómo?
— Él tenía problemas con su corazón. Antes de morir le hicieron no uno, ni dos, sino tres trasplantes diferentes. Tarde o temprano iba a pasar.
— Y tu madre murió... porqu-
— ¡Ah claro! Casi olvido el porqué de nombrarlo a él. Cuando yo nací dio la mala fortuna de que mi hermano estaba comenzando a decaer, los cercanos a la familia dicen que él me quería mucho y me cuido durante los primeros meses en que nací, yo... no lo recuerdo —Dijo, sin quitar la sonrisa de su rostro, apretó más mi mano para soltarla rápidamente y mirarme, como si se disculpara por ello. ¿Estas rompiendo tu alma al contarme esto, niña?— Mi madre era una mujer muy fuerte, pero, con un hijo débil y un instinto materno muy desarrollado. Él era su primer hijo y haría todo lo posible para poder salvarlo. Cuando mi hermano tuvo cuatro años le realizaron su primer trasplante, todo había salido genial y vivió como un niño normal, hasta la edad de catorce años.
— Pero... dijiste que le realizaron tres de esas cosas.
— "De esas cosas" hablas como si no supieras lo que es un trasplante, Sans. Básicamente lo que hicieron fue abrir su pecho, sacar su corazón y colocarle uno nuevo... de otra persona, de alguien que ya murió —Mis ojos se abrieron al escuchar aquello... era horrible— Luego cuando cumplió los dieciséis años, recayó, todos pensaron que no pasaría de nuevo, pero, sucedió. Luego de años... a Zack le realizaron otro trasplante de corazón. Él parecía haber estado bien el primer año, hasta que mamá quedo embarazada de mí.
— Niña... no es necesario que cuent-
— La familia cuidaba de Zack y de mamá como si fueran de porcelana, pero, justamente el día en que yo nací, él, mi hermano... todo su cuerpo comenzó a fallar... Pudieron controlarlo, pero todos sabían que no duraría mucho más, mi madre lo sabía —Sonrió, muy levemente, pero, lo hizo ¿Cómo puedes sonreír contando esto?— cuatro meses después de que mi madre me dio a luz, mi hermano fue puesto en alerta roja. Él tenía menos de veinticuatro horas de vida. Mi madre entro en shock, mantener vivo a su hijo era su único deseo para el resto de su vida y ella literalmente era capaz de dar su vida por él...
— Hablas de que...
— Mi madre... —Subió su mirada para verme directo a los ojos— Le dono su corazón, Sans... Aun con eso... una tercera operación del corazón en un joven de tan corta edad, era peligroso. Incluso él ni siquiera quería hacerlo... Pero, mi madre, no aceptaría un no como respuesta. Luego de que ella muriera, mi hermano le siguió dos meses después.
— Zoe... yo...
— No tienes que decir nada, es un pasado duro, al igual que el de todos aquí.
Yo, siempre me dije que los respetaría, que les tendría admiración... los humanos son capaces de llevar pesos muy grandes e incluso, al igual que ella, dejarlos de lado a veces y sonreír. Pero tu, estas sobrepasando ese límite, niña.
"No te preocupes, ni siquiera recuerdo haber pasado momentos con mi hermano, de verdad. Y los que tengo con mi madre, son basados en historias que he escuchado, de cosas que a tan corta edad hacíamos juntas"
Perder a su hermano ¿Qué pasaría si yo perdiera a mi hermano? ¿Qué pasaría si yo estuviera completamente solo? Yo... Moriría.
Estaba tan sumido en mis pensamientos que sin darme cuenta ella se había levantado del sillón y me miraba fijamente. Yo reaccione a mirarle, ella me veía con una sonrisa, pero poco a poco bajo su mirada hasta mi mano, nuestras manos. No la había soltado desde que ella la tomo, y no quería hacerlo ahora... más bien no podía.
"Humana ¿A dónde quieres ir ahora? Puedo ver tu alma, se está rompiendo, se oscurece"
— Dame un segundo, ya regreso. Voy a mi casillero, traje un jugo para el final de la jornada pero, hay que tomar algo para pasar el sándwich de espagueti de tu hermano —Dijo y me sonrió radiantemente.
— Si —Y la solté.
"Brillas de nuevo, tan resplandeciente como siempre"
Ella fue por el jugo y unos vasos mientras yo continuaba sentado en aquel sillón. Veía mis propias manos y ahora se sentían vacías, ella era la que había contado aquella historia pero, al ver su alma apagarse por unos momentos, me sentía... como si estuviera muriendo. Un humano tan brillante como ella no merecía sufrir.
Pero, las almas que más sufren, brillan más ¿no es así? Humana... ¿Qué haré con los que son como tú? Me había perdido de nuevo en mis pensamientos cuando la sentí sentarse junto a mí en el sillón, me giré para mirarla, aun sintiendo como esta vez, mirar esos ojos verdes me mataban por dentro.
"Escomplicado lo sé, pero, eso que tienes, te está jalando, Sans... Necesitasdejarlos ir, tus problemas... sacarlos. Creo que te vendría bien contarme, comollegaste aquí" Dijo mientras llevaba una mano a mi mejilla, laacariciaba y luego la colocaba en mi hombro "Y está bien... si quieres llorar"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top