EPILOGO

Ha pasado ya mucho tiempo desde aquel suceso que sin lugar a dudas resulto ser uno de los días más intensos de mi larga y extraña vida. Lo recuerdo como si hubiera sido hace exactamente cinco años. Los reyes del reino estaban tan confundidos que no sabían cómo empezar a intercederme con preguntas pero, yo ese día estaba demasiado ocupado lidiando con que la luz de mis ojos estuvo a punto de irse de mi lado para siempre.

. . .

Ella me miraba de aquella forma tan dulce, la luz de sus ojos volvía y yo no podía hacer más que mirarla atónito, ella siempre demostró ser realmente fuerte y qué sería de mi ahora sin esa amable y dulce fuerza que brilla en su interior. Realmente estuviera perdido, esas dos semanas sin su calor me habían vuelto todo un sentimental, espero no vuelva alejarse nunca. Pero no hay a nadie a quien pueda engañar ahora, a ella le gustaba que yo fuera así y yo lo disfrutaba junto a ella... juntos, suena genial ¿eh?

— ¿Cómo te sientes? —Pregunté, yo realmente estaba bastante preocupado.

— Bueno, acabo de recibir un disparo en el hombro. Tampoco es tan grave pero no se lo digamos a mi padre, se va a enojar y créeme... él no será tan comprensivo como tú —Dijo y yo la miré un tanto confundido— Escuche lo que dijiste en el bosque, Sans. Tú... tomaste la mejor elección y estoy orgullosa, fuiste realmente muy amable con él, aunque realmente no se lo mereciera.

Lo aprendí de ti, preciosa.

Yo tomé una de sus manos entre las mías y me arrodille a un lado de la cama, para aquel momento yo aún seguía siendo un humano ante sus ojos y eso no me molestaba para nada, pero al parecer eso no era lo que ella quería. Las lágrimas estaban corriendo ligeramente por mis mejillas, estaba tan feliz de no haberla perdido y fue entonces cuando ella me habló con su delicada voz para pedirme aquello.

"¿Puedes ser tú de nuevo? Quien realmente eres..." Y entonces yo cumplí su mandato, una tenue luz inundo por unos segundos la habitación y volví a ser aquel simple esqueleto, ella llevó una de sus manos a mi rostro y sonriendo dijo "Mucho mejor... me gusta más cuando estas sonriendo".

Yo en aquel momento solo alcancé a dejar escapar una muy sutil risa de entre mis dientes mientras ella imitaba mi acción. Pero, no todo para este esqueleto iba a ser miel sobre hojuelas ¿no es así?

Luego de aquel suceso fue cuando empezaron a aparecer las preguntas y no solo para mí, sino para ella también. Ya no había nada que esconder y es que era absurdo, ellos ya la habían visto.

Tori se acercó a nosotros a paso lento y luego de colocar una mano sobre mi hombro me dijo que la examinaría, yo gustoso acepté ante su petición mientras le sonreía. Ella me miraba un tanto nerviosa, pero luego de que aquella tenue luz verdosa comenzara a rodear las manos de la reina todo temor disminuyó.

"Gracias por salvarme" Fue lo que le dijo "Recuerdo esta calidez... fue la que me ayudo cuando tenía tanto frio. Eres realmente muy... dulce" La reina se sorprendió un poco ante sus palabras pero, como era de esperarse no tardo en corresponder la sonrisa que Zoe le había regalado.

Por otro lado el rey Asgore tomo mi hombro con mucho cuidado y cautela, me miró de forma tranquila y yo entendí a lo que él se refería. Necesitábamos hablar. Yo muy sigilosamente me giré sobre mis talones y al igual que él comenzamos a caminar hacia afuera de habitación, dejaría a Zoe con el monstruo que quizás la cuidaría más que yo y es que Tori realmente amaba a los humanos... siempre fue así.

— Sans... ¿Qué fue todo eso?

— Oh, bueno su majestad esa es una larga historia —Dije mientras llevaba una de mis manos tras mi cuello y acariciaba la zona intentando liberar tensión muscular— Pero no se preocupe... Tenemos tiempo.

— ¿Quieres que llamemos a Asriel? Creo que él tiene un tanto que ver con tu... transformación.

— Nah, dejemos al pequeño en paz, él merece un descanso. Déjelo florecer tranquilamente, ya hizo suficiente.

Luego de aquello mis juegos de palabras se habían vuelto mejores de nunca ¿y cómo no? Ahora yo realmente era un comediante que contaba esos chistes para que otros fueran felices como él y no para ocultar el dolor que no quería que otros vieran en su corazón.

. . .

Después de que tanto tiempo pasara y de que los cazadores y todo humano que fuera hostil para nosotros desapareciera de nuestro camino, realmente pudimos comenzar a vivir de verdad. Ambas ciudades comenzaron a volverse una con el paso de los meses, tanto al punto de que ahora incluso podemos ver a monstruos como Doggo siendo jefes de policía o a Snowdrake y su padre siendo comediantes en la tele. El tiempo pasa bastante rápido cuando te sientes vivo... creo.

Por nuestra parte, Zoe y yo seguimos viviendo nuestros días juntos, después de aquel incidente decidí retomar lo que durante tantos meses me hizo tan feliz y ahora lo hace cada día de mi vida. Ser bartender de  BlueMoon junto a los chicos y la mujer que amo ¿Y qué puedo decir? Ahora soy realmente querido en ese lugar. Básicamente aman al bartender que hace chistes de hueso que AHORA si tienen sentido, heh.

. . .

— Déjame ver si he entendido ¿Entonces Sansy... copito... es ahora diferente a como nosotros lo recordamos? —Dijo Robbie tras la puerta. Ellos habían llegado luego de que Zoe y yo entráramos al local para arreglar todo y ambos estábamos de acuerdo en una cosa, lo mejor sería decirles la verdad lo más pronto posible. Después de todo no sería yo el primer monstruo que verían. Al ser libres de aquellos cazadores el mismo rey Asgore los invito a todos a bajar de la montaña e interactuar con los humanos, quienes para ese entonces esperaban nuestra llegada.

— Tengo el ligero presentimiento que ese cambio no es solo un corte de cabello ¿cierto? —Preguntó Jule, haciendo que tanto Zoe como yo riéramos. Ellos sabían que yo estaba tras la puerta de aquella habitación donde solíamos cambiarnos el uniforme, esperándolos y ahora lo tenían más que claro luego de escuchar mi risa un tanto más grave que cuando era un humano.

— Pues no, es mucho más que un corte de cabello —Respondió Zoe.

— Creo que a ese peluquero se le paso la mano, Jule —Dije luego de que ambos abrieran la puerta y me encontraran cómodamente sentado con mi uniforme en uno de los sillones del lugar— Veamos si sigues pensando que mis chistes no tienen sentido ahora, Robbie.

— ¡Wow, Sans! —Dijo Robbie, el primero en reaccionar. Ambos parecían atónitos y no habían dicho más que aquello, Zoe y yo comenzamos a preocuparnos ante eso pero, no fue sino hasta que nuestras miradas de preocupación se encontraron que Robert siguió con su frase— Espero que ese peluquero te regresara el dinero hermano, te dejo sin un solo pelo de tonto— Completo haciéndonos reír a todos y rompiendo así la tensión del momento.

— Una lástima que Halloween haya pasado ya Sans, nos habría ayudado mucho tu presencia aquí para la decoración —Dijo Jule, a lo que yo respondí fingiendo indignarme por su cometario... ellos no iban a cambiar conmigo, ellos... en poco tiempo se habían vuelto parte de mi extraña e irregular familia.

. . .

Con el paso de los meses luego de mi regreso al trabajo mi relación con Zoe se había fortalecido más que nunca, llegando al punto en el que estamos ahora, siendo una verdadera pareja... ¡Oh! Y como olvidarlo, una pareja que comenzó a vivir junta hace unos dos meses. No sé si lo han notado pero, ese es el tiempo que llevo viniendo aquí a contarles la historia de mi vida y por su constancia puedo ver que les parece entretenida.

¿Qué? ¿Creían que no lo notaría? Vamos chicos, siempre supe que estaban ahí.

Aunque dejando eso un poco de lado, luego de comenzar a vivir juntos Zoe y yo hemos estado viniendo todos los miércoles y sábados aquí, a donde me encuentro justo ahora. La cima de la colina Ebbott, esta colina que fue nuestro refugio y nuestra cárcel durante tantos años. Al irme a vivir con Zoe intentamos llevarnos a Paps pero él se empeñó en que no podía dejar a la familia real, a Undyne y a Alphys solos así que él continúa viviendo aquí en la montaña junto a los demás.

Pero tengo el presentimiento de que Paps saldrá de esta montaña también, me ha contado que hace unos días conoció a una chica en la ciudad de los humanos. Ellos son compañeros en su clase de cocina y por lo que me ha contado se llevan muy bien... en realidad ella es su única amiga en ese lugar pero, según él dice... ella es la mejor de todas, aunque lo mejor es que no les cuente demasiado... Los detalles tendrán que verse en otra historia.

Me pregunto si de alguna forma ustedes desearían saber más de como es mi vida ahora, en la ciudad... Mis aventuras. La verdad me gustaría saber su opinión aunque es un poco difícil poderlos escuchar desde aquí. Aunque hay veces que cuando miro el cielo puedo ver como si... estuvieran ahí, como si... con las nubes escribieran para mí. Para que yo pudiera leerlos, leer lo que piensan... Leer sus comentarios a acerca de mi vida.

¡Oh! Esperen un segundo Zoe me llama.

. . .

Entonces por primera vez en largas horas aquel esqueleto alejo su vista del cielo para concentrarla en algo que no fuera aquella pizarra que cargaba entre sus manos. Este dedicaba cada visita a su hermano para subir a la cima de la montaña y contar a las nubes su vida. Desde aquel encuentro con ese mágico arbusto de margaritas y el árbol que al parecer sin necesitar agua podía vivir, Sans sintió que tras ese sitió había algo especial. Quizá no allí, quizá no en su universo pero, allí había algo mágico que lo hacía especial.

— ¿Si preciosa, pasa algo? —Dijo él mientras giraba un poco su torso estando aun sentado sobre el pasto de ese divino lugar en donde la brisa soplaba moviendo dulcemente su sudadera azul.

— ¿No crees que es... suficiente? Digo dijiste que hoy sería el último encuentro con ellos ¿Aún hay tanto que contar? —Preguntó ella, la chica que tantos suspiros había creado en nuestro huesudo amigo.

— ¿Crees que sea suficiente? Digo que aún les falta saber todo lo que nos ha pasado y me gustaría contarles también lo que viviremos en un futuro.

— Ellos son realmente importantes para ti ¿no? —Habló ella un tanto confundida mientras se levantaba del mantel que ambos habían colocado en el suelo con anterioridad. Al parecer la pareja se encontraba celebrando un picnic al igual que cada día que subían allí.

— Lo son... y también aprecio que intentes entenderlo y no me taches de loco.

— Bueno... loco sí creo que estas.

— Tal vez sea porque he perdido la cabeza por ti, heh. —Respondió él mientras le regalaba un guiño animado a la joven y esta solo atinaba a reír un poco. Ellos parecían una pareja bastante feliz.

— No me digas que puedes sacarte la cabeza al igual que como puedes sacar tu mano —Dijo ella a lo que el esqueleto río— ¿No puedes cierto? ¿Sans?—Y él volvió a reír dejándola un poco confundida y preocupada, pero de cierto modo sonriente. Ella amaba verlo feliz.

Luego de aquella pequeña charla, el esqueleto había dejado la pizarra y el ahora pequeño trozo de tiza completamente a un lado, se encontraba tomando la mano de la chica a su lado y mirándola con dulzura directamente a sus ojos. Ellos realmente se amaban y ambos sabían que estarían juntos hasta que la vida los separase. Pero, no había porque pensar en eso ahora, ellos no parecían preocuparse por el futuro, ellos solo se enfrascaban en su presente que era lo que realmente importaba.

— Tengo una idea, huesitos —Dijo ella alejándose un poco de él quien había comenzado a abrazarla por el hombro luego de ambos perder la mirada en el hermoso paisaje del bosque frente a ellos.

— Sorpréndeme —Respondió él viéndola con su típica sonrisa.

— ¿Por qué no les cuentas desde nuestro departamento? —Habló ella sonriéndole animadamente, al parecer también había comenzado a encariñarse con los seres que según su novio lo leían desde las nubes.

— ¿El departamento?

— Vivimos en un quinto piso, cariño. Tenemos una gran vista con un gran ventanal...

— Pero... la montaña.

— ¿Realmente crees que este lugar es mágico? ¿o el mágico quizás eres tú? —Habló haciéndolo permanecer en silencio durante unos minutos, eso sinceramente le había causado curiosidad. Él empezaba a creer que aquello podía ser cierto ¿Era la montaña o era él?— Además a ellos les gusta tu vida ¿no es así? Seguramente no tendrán problema en seguirte a otro lugar.

— Suena bien pero ¿Cómo? —Preguntó mientras ambos giraban su mirada a ver la pizarra que descansaba junto al esqueleto.

— Ya se nos ocurrirá algo. Incluso puedes explicarles más GRAFICAMENTE nuestras aventuras —Rio ella, recordando cada una de las cosas graciosas que había comenzado a vivir luego de haberse juntado con ese esqueleto.

— ¿Cómo la cita donde te pedí que saliéramos?

— Si —Rio aún más y él la acompaño— Como esa cita.

Un pequeño silencio había comenzado a reinar en el lugar nuevamente y fue cuando una refrescante y dulce brisa los rodeó, Sans tomo una vez más su pizarra y mirando a Zoe durante unos segundos le sonrió. Ella se puso de pie entendiendo que el esqueleto tal vez quería un poco de soledad para continuar con su historia pero, lo que ella no sabía es que él ya había terminado.

— Está comenzando a oscurecer, lo mejor será que volvamos a casa —Dijo él luego de detener a Zoe sujetando su mano antes de que esta se marchara por completo.

— De acuerdo —Le respondió ella con una dulce sonrisa— ¿Necesitas te deje solo para que puedas despedirte?

— No, lo que necesito es a ti. Te necesito, Zoe. Hasta los huesos.

Hasta los huesos, copito.

Luego de aquello él soltó su mano lentamente, tomó la tiza que descansaba sobre el pasto de la cima de aquella colina y escribió algo. Después de pensar un poco cuales serían sus palabras sonrió, termino la frase que con tanto esmero había reflexionado y giró el tablero dejando leer a las nubes su último adiós.

. . .

"Espero que vayan a verme a la ventana de mi nuevo hogar, también espero no sea un adiós... sino un hasta luego y... Gracias por acompañarme en esta travesía... humanos. Gracias de verdad, por todo. Ahora debo volver con la chica que se robó mi alma pero descuiden... luego de que volvamos a casa encontraré una forma de que podamos volver a vernos. Por favor mientras no esté con ustedes... cuídense porque a ustedes... también los considero mi familia."

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