Capítulo 8
Raphael
No puedo creer la mierda que estoy escuchando, esta mujer es un dolor de muela que empeora día a día, la única solución es deshacerme de ella, siempre jodiendo mis planes.
Me froto la cara con cansancio, miro el reloj en la pared, son más de las dos de la madrugada, a las cinco tengo que estar en el Comando y tendré que ir en un avión gracias a esta reunión.
Estoy apartado de todos, no me gusta la compañía de estas personas, mis dos hermanos están aquí, Stella, dos de mis tíos, mis abuelos y mis primos, la familia Williams tan unida como siempre.
—Entonces, lo único que le falta a esta familia es el puesto de Mariscal y tenemos que conseguirlo, como sea, Lucca ya no sirve, lo necesitamos fuera —mi abuela, Rafaella, niega.
—¿Qué pasa con el actual Mariscal?
—Está husmeando en nuestros negocios y es algo que no podemos permitirnos.
—Entonces tendremos que prescindir de él —menciona mi abuelo Jonathan, como si no fuese nada del otro mundo.
Hablamos de la persona más importante en el mundo, el mejor custodiado y mi próximo objetivo, Stella otra vez arruinando las cosas, queriendo hacer cosas que no debería, aprieto los labios, esto quiere decir que muchas cosas van a cambiar, si ella coge ese asiento puedo olvidarme de todo.
—¿Has pensado en algo?
Puedo sentir el peso de mi arma contra la espalda baja, puedo agarrarla, disparar y saldría de ella, nada de Mariscal o un carajo, el problema es que otro cogería el lugar.
Stella asiente desde su asiento, tan fría y manipuladora como siempre, con esos ojos verdes iguales a los míos, el pelo negro en un moño, me da repelús parecerme tanto a ella.
—Iremos a elecciones, pero cada Comando tiene que estar en nuestras manos.
Olvido la idea de matarla por el momento, quizás pueda utilizarla de alguna u otra forma.
—Lucca no puede salir de nuevo, sabemos lo bien que hace su trabajo y es difícil que salgan de algo seguro para ir conmigo, cada soldado en la IMS1 tiene un voto, tenemos que hacer que más del cincuenta por ciento vote por mí, haré una campaña electoral, pero tenerlos a ustedes al mando de cada una de las Centrales asegurará ese voto, claro, en caso de no ganar a las buenas, siempre está la opción de tomar el mando a las malas.
Es bastante inteligente teniendo en cuenta que tiene en el bolsillo a los Comandos más importantes del mundo, mi tío Sandro es General en Rusia y Enrico el otro hermano de Stella es Coronel.
Mis hermanos son Coroneles en Canadá y Francia, lo que los deja prácticamente con el mando.
—Simon y Jack pueden hacerse con el control de sus centrales, tienen que poner a los Generales de parte nuestra.
Sandro fija su atención en mi, para nadie es un secreto que no me mastica.
—¿Qué hay de Londres?
—Yo soy la General, pero Raphael no es el Coronel, las cosas podrían revolverse un poco si no lo hacemos Coronel —Jonathan hace una mueca.
—Esto no funcionará, quieres que tus hijos convenzan a dos Generales de apoyarnos, si uno falla adiós al plan y no podemos ascenderlos a los tres sin levantar sospechas, esas cosas llevan tiempo.
Stella pone su fría mirada sobre mis hermanos.
—Espero que mis hijos logren convencer a los Generales, no me importa si es por la fuerza, dinero o lo que sea, hay que convencerlos, no hay opción ya que daremos un único golpe y será en la central más importante del mundo.
Sandro se echa a reír mirándome, no me importa, me resbala lo que el infeliz piense de mí.
—¿Vas a dejarle un papel tan importante al hijo que te traicionó?
—Mi hijo aprendió de sus errores.
Claro, evoluciono para mal, pero aprendo.
Ahora que estamos en estas tengo que hacer que Stella llegue a ese puesto, yo seré su mano derecha, serán mis tropas las que utilizará a su conveniencia y si tengo el mando de ellas será perfecto.
—Tenemos que tenerlo controlando las tropas por completo.
—¿Confías en él?
—Por supuesto que confío en él. ¿A quién le debes fidelidad? — sonrío al sentir la mirada de todos sobre mí.
—A los Williams, es lo que soy.
Sandro se pone de pie y camina hacia mí, Simon lo detiene.
—Ahora, pero cuando te fugaste con esa ramera no fuiste un Williams.
—Sandro —mi madre regaña a su hermano menor, él lanza una mirada venenosa.
—No confío en él, lo mejor es que coloquemos a otro Coronel.
Cruzo las piernas a nivel del tobillo, exaltarse por nimiedades no vale la pena.
—Quiero poder igual que ustedes, colocar a Stella en el puesto de Mariscal nos abrirá muchas puertas, no soy estúpido.
—Si lo eres, por eso hicimos lo que hicimos.
— Cállate —gruñe Stella, la miro directamente.
—Stella, colócame en ese puesto y no te arrepentirás.
—Bien, tomaremos el Comando de Londres cuando Raphael sea Coronel, de los demás me encargaré yo.
—¿Cuándo serán las elecciones?
—En cuatro meses —nos mira—. En dos meses Raphael tiene que ser Coronel y hay que convencer a todos los Generales de tenerme en el poder o lo tomaremos por la fuerza, no podemos darnos el lujo de que Lucca siga husmeando en nuestras cosas.
Me voy directo a mi transporte cuando terminan la reunión, tengo jaqueca, mis planes tienen que sufrir una transformación radical, llego al Comando alrededor de las cuatro de la mañana y no me queda más remedio que vestirme e ir con mis tropas.
Solicito una reunión con todos mis Capitanes en la sala de juntas y espero por ellos, Maddox no entra con buena cara, Annie tiene ojeras y los ojos rojos, Ares evidentemente no durmió tampoco, Thomas y Simone parecen frescos como lechugas.
—¿Qué tenemos?
Maddox abre su carpeta y empieza a explicar lo que sabe, me entretengo viendo sus labios.
—César Brown, el padre de la mafia italoamericana invitó a Tetsuo Yoshida, el Yakuza a su boda, acaba de contraer matrimonio con una Americana llamada Scarlett, según mis fuentes piensa quedarse dos días en una casa segura brindada por César Brown.
—¿Sabemos la ubicación de esa casa? —hace una mueca.
—No, César es muy minucioso.
— Entonces la información no sirve a menos que quiera quedarse en casa de su mujer.
Thomas habla esta vez.
—Tengo la ubicación de tres de sus casas seguras, aunque no pudieron asegurarme si estarían en alguna de ellas.
—Así que quieren que haga un operativo a ciegas.
Ares se frota la sien antes de intervenir.
—Lo único que sabemos con seguridad es la ubicación de Fabio quien está reunido con la Bratva.
—No improvisaremos nada contra Fabio y la Bratva, iremos por Yoshida que está ampliando nexos con todos los cabecillas importantes de la mafia, tenemos que cortarle la cabeza.
No podemos montar un operativo contra el padre de Diago Salvatore y la Bratva juntos, iríamos directo a la boca del lobo metiéndonos con dos mafias, los Salvatore no se han movido por Ottavio ya que no es importante, en cambio, Fabio es una de las piezas más importantes y para atraparlo tiene que existir una planificación perfecta.
Tener a Diago de enemigo aún no forma parte de mis planes.
—Pero no sabemos la ubicación.
—Les daré tres horas más, quiero la ubicación de esa casa segura, vamos a tirarla abajo —miro a Maddox que está cerrando su carpeta—. Capitán Werner, quédese, tengo algo que decirle, los demás pueden retirarse.
Maddox espera a que todos salgan para ponerse de pie, camino hacia él y lo tomo de la cintura, sus ojos caen directamente a mi boca.
—¿Cuál es su orden Señor?
—Me enciende que me digas Señor —gruño deslizando los dedos por su cuello, quiero estar de nuevo en el fondo de su garganta.
—Pensé que hablaríamos de trabajo.
—Podemos hablar de eso luego de que te arrodilles y me la chupes —Maddox arquea las cejas.
—No estoy dispuesto a ir incómodo a una misión, eres un maldito animal, aún me duele la mandíbula.
—Lo dejaré pasar, pero sólo porque voy a tenerte esta noche —digo acariciándole la espalda y dejándola sobre su trasero, Maddox me mira como si nada.
—Claro.
—¿Qué tipo de respuesta es esa? —gruño apretándole el trasero y jalándole el pelo con la otra mano, lamo la piel descubierta de su garganta.
—La que obtuviste.
—Te gusta verme enojado ¿cierto? Eso te enciende —afirmo el agarre y muerdo, jadea.
—Eso duele.
—Has que me detenga.
—¿Quien te dijo que te detuvieras? Bésame —junto nuestros labios en un furioso beso, nunca he tenido que esperar tanto para obtener algo que quiero, Maddox se aferra a mi cuello y profundiza el beso.
Se aleja y lame sus labios húmedos.
—¿Por qué no ir por Fabio? Es mejor opción que Yoshida, le daríamos un duro golpe a los Salvatore.
—No estamos en posición de aguantar una guerra contra Diago, protejo el Comando.
—Este es el mejor Comando y lo sabes —lo beso otra vez, es demasiado pronto para incluirlo en mis planes, eso sólo hará que se aleje y no puedo permitirlo.
—Cállate y ve a trabajar antes de que me arrepienta e incline en la mesa.
Maddox me empuja, lame sus labios y se va luego de recoger su carpeta, no puedo evitar mirarle el culo, no veo la hora de que termine el día y tenerlo dispuesto para mí.
Hago varias llamadas y adelanto trabajo antes de que se cumplan las tres horas, los Capitanes regresan, esta vez tienen cuatro casas seguras donde no saben precisar donde se queda Yoshida exactamente, pero hay certeza de que está en una de ellas.
—Bien, Werner se encarga de la más alejada, tiene la mejor seguridad, quiero al que esté dentro y luego tiran la casa abajo, Knight se queda con el Sur, Novak con el Oeste y los demás con la última, quiero al Yakuza y César vivos y nada de bajas ¿Entendido?
—Sí, Señor.
—Prepárense.
Me cambio de uniforme a la unidad negra de siempre, agarro el rifle y paso la cinta por mi cuello, la pistola Sig Sauer descansa en mi muslo, tengo granadas, un cuchillo y cargadores en el chaleco, ya que confío en el trabajo de Maddox, Annie y Ares iré con los otros dos capitanes, así puedo supervisar el trabajo que hacen.
Subimos al avión, cada tropa irá a lugares distintos por lo que me siento y cierro los ojos en lo que llegamos al destino, estoy cansado por lo que espero que esto termine pronto.
Nos quedamos a unos kilómetros para no alertar a nadie, miro por los prismáticos y me doy cuenta de que hay más guardias que en el informe original.
—No sé si es Yoshida, pero alguien está ahí dentro —los Capitanes también analizan la situación.
Thomas le ordena a un grupo que ponga el C4 en la casa en lo que nosotros nos infiltramos, le doy el mando a ellos y me quedo con un pequeño grupo.
Le disparo a uno de los guardias al acercarme, lo agarro antes de que caiga al suelo, doy una orden clara de deshacerse de los guardias sin hacer ruido, me apresuro hacia la entrada y acuchillo a otro en la garganta.
Fuerzo la puerta con una patada y le disparo al guardia que corre hacia mí, me escondo detrás del sofá, los soldados me apoyan, señalo que me cubran mientras subo las escaleras y corro.
Un disparo me roza el hombro y elimino a otro en mi camino, me escondo detrás de la pared del pasillo, alguien elimina al guardia así que sigo mi camino, no hay rastro de Yoshida o el padrino italoamericano, Scarlett, la pelirroja esposa de César está en el suelo al lado de la cama llorando como loca.
No me jodas, no puedo creer que la haya dejado sola aquí.
—¿Dónde está? —ella niega con la cara llena de lágrimas—. ¿Dónde está?
A pesar de los gritos hace oídos sordos, busco por todos lados una trampilla, un lugar secreto que lo tenga oculto, pero nada, ni siquiera hay rastro de que estuviese aquí.
—Reporte —pido mientras agarro a la pelirroja del brazo llevándola escaleras abajo.
—Aquí el Capitán Knight, casa de seguridad derribada, no tenemos a ningún prisionero.
—Aquí Novak, tampoco tengo nada.
—Werner —no hay respuesta, frunzo el ceño y meto a Scarlett a la camioneta, ella se queja, no me importa, cierro la puerta y miro alrededor—. Werner —pido otra vez.
—Aquí el Teniente Holm, estamos buscando al Capitán Werner, esta casa no estaba vacía, César Brown estaba dentro reunido con varias personas y se activó un panel de autodestrucción, la casa se fue abajo con todos dentro, incluyendo al Capitán.
Mierda, que Maddox se muera arruina todos mis malditos planes, subo a un auto y conduzco hacia el avión que viene a buscar a la tropa.
—Busquen a Werner y César, apúrense con eso —ordeno mientras conduzco—. El Capitán más cercano que vaya directamente hacia allí y apoye.
—Entendido.
Aprovechan para curarme la herida en el hombro ya que el viaje en el helicóptero toma diez minutos, me bajo viendo la casa en ruinas, una mierda, no hay nadie vivo ahí, mis hombres buscan debajo de las piedras.
Saco mi teléfono donde comparto la ubicación de Werner, es ilegal, pero me importa un carajo, tengo que tenerlo controlado en todo momento, el punto rojo parpadea, sacan a otro de los escombros.
No es Maddox.
No está en las ruinas y tiene signos vitales estables, camino viendo la ubicación, Ares Knight me sigue, entro en el bosque, Werner está tirado sobre la tierra lleno de polvo, tiene un corte en la frente y hay sangre a su lado, no es suya.
—Maddox —replica Ares zarandeándolo, Maddox despierta con un gruñido.
—Joder. ¿Dónde está ese hijo de puta?
—Se escapó.
—Tiene un agujero en el muslo ¿Por qué nadie lo está buscando?
Su mirada cae en mi, doy una orden en el comunicador, aunque ya es tarde, llevamos unos buenos minutos buscando a Maddox, César debe estar muy lejos a pesar de estar herido.
—Peinen el bosque, buscamos a César Brown, está herido —les doy la espalda y voy al helicóptero, me siento esperando respuesta.
—El rastro desaparece a medio kilómetro, los perros no pueden hacer nada.
Por supuesto, otro operativo de mierda, ni Tetsuo o Brown, sólo una mujer que no me sirve de nada.
Subo y me acomodo, Maddox vuela conmigo para que los sanitarios lo atiendan, tiene un corte en la frente, además de un hematoma en la mejilla, no puedo ver nada más por el uniforme.
Le rindo cuentas al Coronel y luego me meto bajo la ducha de agua caliente, vaya día de mierda, mi promesa con Maddox es lo único que puede cambiar esto.
Salgo de la ducha y voy directo al armario rebuscando algo que ponerme para ir a su habitación.
—¿A dónde piensas ir tan apurado? —me giro agarrando la toalla en mi cintura, Maddox está sobre mi cama, bañado, todavía húmedo incluso, tiene la ropa de entrenamiento y un parche en la frente.
Me mira desde la almohada, está completamente extendido, las placas relucen sobre la camisa negra, las piernas enfundadas en el pantalón de camuflaje están cruzadas a nivel de los tobillos, trae botas estando en mi cama y ese hecho me molesta un montón.
Camino hacia ahí dejando caer la toalla, Maddox me mira de arriba abajo, su mirada hambrienta me alimenta el ego, me siento y le quito las botas, las tiro al suelo.
Maddox coloca los brazos detrás de su almohada y sonríe de medio lado, le abro las piernas y me meto entre ellas, estoy duro, desesperado por estar en su interior.
—¿Te has preparado? Creo que no tuviste tiempo —pone los ojos en blanco.
—Tu sigue en lo tuyo —levanto la camisa viendo dos moretones en las costillas, ignoro el lugar y muerdo el abdomen trabajado, sigo subiendo y chupo los pezones escuchando su gemido.
Maddox rompe mi equilibrio y de alguna manera quedo con la espalda contra el colchón, me besa con hambre sentado en mi abdomen, le agarro el culo y me froto buscando más fricción.
Se lame los labios al separarse de mi boca, me mira con sus ojos azules llenos de deseo, tiene la camisa por encima de los pectorales, se mueve provocándome, las chapas se agitan contra sus músculos, el abdomen se contrae.
—Tienes razón, no tuve tiempo de prepararme —admite acariciando mi erección.
—Voy a tomarte como estés.
—Lo sé, por eso tengo esto cerca para entumecerme los sentidos —murmura extendiendo una mano y atrapando un vaso de vodka preparado en la mesilla, al parecer el Capitán lleva un buen tiempo aquí—. Tienes una buena colección.
Miro la botella fuera del estante, cogió el Vodka escocés que guardo para ocasiones especiales, me importa una mierda, es una ocasión especial, por fin voy a joderlo como tanto quiero, le da un pequeño trago y me mira mientras su garganta se mueve.
Sexy.
Mi saliva se siente seca, deja en su boca lo que resta de bebida y deja caer el vaso sobre la alfombra, une nuestras bocas y trago el vodka, el ardor recorre mi garganta.
Deslizo la lengua en el interior de su boca, Maddox gime, le desabrocho el cinturón, se mueve cuando atrapo su erección, arriba y abajo buscando placer, bajo el pantalón de una vez dejando su trasero descubierto, mi erección se desliza en la grieta.
—Deja que me quite la ropa o será incómodo —accedo casi lamentándolo cuando sale de mi regazo, queda desnudo en cuestiones de segundos, parpadeo dándome cuenta de que tengo sueño.
Joder, no voy a dejar de tener sexo porque tengo sueño.
Maddox sube en mi regazo y me besa cuando intento penetrarlo, me entretiene acariciando mi polla, pierdo el sentido por un segundo, recién me doy cuenta de lo que pasa, el maldito trago estaba adulterado y dejó que me tragara la mitad de eso.
—¿Me has drogado hijo de puta? —Maddox se echa a reír saliendo de mi regazo, me froto la cara e intento ir al baño a refrescarme.
Él hace presión y no tengo más remedio que quedarme, nos cubre con el cobertor, mis ojos empiezan a cerrarse.
—Estabas a punto de ir a buscarme y en serio no tengo ganas de que me duela nada mientras trabajo, lo dejamos para la noche, mañana es sábado y puedo reposar —lo miro casi con los ojos cerrados.
—Te vas a arrepentir de esta mierda, mientras más espere, peor será, ni siquiera podrás levantarte de…
—También tengo sueño, duérmete y deja de quejarte —dice apagando la luz.
—En serio vas a…
No termino la oración y caigo rendido, soy consciente de tenerlo durmiendo a mi lado.
Está acabado.
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