Capítulo 12

Raphael

Le di unos días más y no puedo creer que siga ignorándome, incluso tuvo la osadía de bloquearme como si fuese un cualquiera, los Capitanes comienzan a llegar, la reunión de hoy es para avisarles de que la captura de Tetsuo Yoshida y César Brown es prioridad.

Le doy los documentos a cada Capitán con la información correspondiente y los despido con excepción de Maddox, él se pone de pie con los documentos en la mano.

—¿Qué se le ofrece Teniente Coronel?

—Que te quites la ropa y subas a la mesa —arquea una ceja sin inmutarse por el pedido.

—Respecto al trabajo, Señor.

—No tengo nada que decirte respecto al trabajo.

—Entonces pido permiso para retirarme.

—No —gruño.

Maddox me mira con sorpresa.

Que se una, yo estoy más sorprendido que él, discutimos en ese club infernal y le aclaré que él no toma las decisiones, por lo que recuerdo la última vez estuve follándolo deliciosamente y no me equivoco al decir que disfrutó, esta actitud es desconcertante, nunca he sido bloqueado.

—Señor.

Me acerco y lo acorralo contra la mesa de conferencia, se apoya en ella dejando los documentos, jadea mientras me mira fijamente.

—Deja de ser un terco de mierda y dime qué te pasa ahora.

—Olvide lo que pasó, no se repetirá —le agarro el pelo forzando a que me enseñe el cuello, lamo la piel.

—Cedes sólo una vez y ya estás corriendo, Maddox, que cobarde.

—Estoy casado y pronto tendré a mi hija, necesito concentrarme en eso.

—No te dije que te divorciaras y olvidaras de tu hija, recuerdo que te dije que sólo es follar —me empuja.

—Ya que sólo es follar, busca a otra persona que no tenga nada que perder.

—Nada que perder, no puedes perder algo que nunca has tenido —me fulmina con la mirada.

—No hables de cosas que no sabes. 

—No estabas pensando esta basura cuando me pedías más diciendo lo mucho que te gustaba. 

—Lapsus momentáneo.

Me echo a reír sin creerme esto, sé que este idiota tiene sus conceptos morales que de nada le sirven, fue una total sorpresa que cayera sin hacerme este espectáculo, debí sospechar que en algún momento se desplomaría.

Maddox, demasiado bueno, siempre pensando cosas que no debe.

—Joder, odio los dramas —escupo, Maddox intenta pasar por mi lado.

—Me retiro.

—No he terminado, así que te quedas —afirmo agarrando su brazo, Maddox aprieta la mandíbula.

—No quiero seguir en esta cosa extraña contigo así que se acabó ¿Qué más tienes que decir? —me acerco y lo acorralo contra la mesa otra vez, suspira.

—Yo soy quien folla y desecha Maddox, no me vengas con estas.

—Pues si te hace sentir mejor mándame tú a la mierda y listo.

—No, hasta que no me sacie de ti eso no pasará.

Maddox aprieta la mandíbula y coloco una pierna entre las suyas, siento su interés de inmediato.

—¿Eres corto de pensamiento? He dicho que…

—Que no, lo entendí, pero dile eso a tu polla, aún diciéndome que no quieres nada conmigo puedo sentirla presionándose contra mí.

—Suéltame —gruñe, me apoyo en la mesa acorralándolo aún más.

—Esposo y padre de familia, que broma, dime. ¿Desde cuándo no follas con ella? Tengo entendido que incluso fue inseminación porque ni siquiera podía quedar preñada.

—Cállate.

—No es una sorpresa que reaccionaras a mí.

—No voy a… —le jalo el pelo haciéndolo gemir, me saca de quicio, tan malditamente moralista, no necesito una persona así cerca de mí.

—¿A qué? Maddox, una vez, dos, tres, ya dan lo mismo, ya te cogí y te encantó.

— No voy a seguir faltando a mis votos matrimoniales, a mi esposa.

—Ya lo hiciste, entiéndelo y sabes muy bien la razón de eso —replico dejando un beso brusco sobre sus labios, Maddox aparta su cara interrumpiendo todo el contacto.

—Aléjate de mí.

—No toco lo que no quiere ser mío —lo dejo ir, no lo voy a obligar a nada, él solo vendrá a mis brazos, ya estuvo entre ellos, que vuelva es cuestión de tiempo.

—Bien —Maddox se arregla el uniforme y coge sus documentos de vuelta.

—Maddox, recuerda que pecaste una vez y lo harás de nuevo.

—Sueña —justo antes de que se retire le agarro el mentón y sonrío con ironía, no lo dejaré irse con la suya.

—Ya eres un pecador y yo soy tu tentación, no vas a escapar de mí, persigo lo que quiero.  

—Me retiro, Teniente Coronel.

Se va dejándome más que enojado, es un hombre que logra sacarme de quicio con tan poco, incluso desde niños defendiendo a esa bola de sarnosos a su alrededor.

Vuelvo a mi oficina y prendo un cigarro, necesito relajarme porque él me pone de los nervios, para rematar la situación tengo a Stella respirándome en la nuca.

Maldita insoportable que no me deja hacer las cosas a mi manera.

Termino de fumar el cigarro y lo apago en el cenicero rechazando la tercera llamada de Stella, al carajo, hablar con ella me pondrá de un humor peor, todo debido a ese hijo de puta.

Nadie puede venir a cortar un carajo conmigo, no lo permito, soy yo quien dice cuando se acaba y Maddox no tiene ni la más mínima idea de que estar conmigo es lo que le toca.

No me importa tener que hacer algo que no le gustará a nadie, ya no tengo nada que perder.

Investigo por mi parte y luego de unas horas voy directamente a la oficina del Coronel, entro después de escuchar su permiso, Raymond Harrell sigue leyendo sus documentos como si nada, me detengo frente al buró y saludo.

— Coronel.

— ¿Tienes buenas noticias? — pregunta poniendo sus ojos oscuros sobre mí, tiene cuarenta y pocos años, una edad adecuada para ser General en el IMS1 ya que no somos un ejército normal, sin embargo he escuchado que el Coronel rechazó el ascenso en dos ocasiones.

No tengo idea de por qué querría seguir abajo cuando lo mejor es el poder.

—Iremos tras César Brown y Tetsuo Yoshida, espero tenerlos para el final de esta semana —Harrell me mira de forma dura, tengo una idea de lo que va a preguntar.

—Williams. ¿Por qué no accedió a atrapar a Fabio? Ese hubiese sido un duro golpe para Diago, tenemos que cortar su mano derecha.

No tan pronto, ponerme en la mano mala de Diago me jodería a largo plazo.

Me cuadro en mi lugar, por supuesto que tengo razones reales para negarme, la Bratva no es una broma y el IMS1 lo tiene muy en cuenta luego de que asesinaran a dos de los Generales más importantes del concejo hace unos meses.

—Fabio estaba con la Bratva, no podemos permitirnos un operativo de tal calibre.

—Podemos, somos los mejores, debería tener más visión a la hora de dirigir un Comando —aprieto la mandíbula.

—Sí, Señor, fue negligente no consultarlo con usted —Harrell asiente.

—Está bien, confío en su trabajo, si pensó que no estábamos listos lo mejor fue dejarlo ir, concéntrese en César, asistiré a la reunión de esta tarde.

—Sí, Señor.

—Escuche, confirmamos una de las identidades bajo los escombros, el hermano menor de Cesar estaba ahí así que deberíamos ponerle protección al Capitán Werner.

—Yo me haré cargo, Señor, permiso para retirarme.

—Es suyo, Teniente Coronel.

Voy al comedor, nada me interesa excepto la rubia haciéndome ojitos, por lo general suelo ignorarla, veo a Maddox hablando con Annie y Thomas en su mesa, sonrío captando su atención, no tengo porque ignorar a nadie, no salgo con él, no soy de ese tipo de hombres.

Lo mío son revolcones y voy a demostrártelo.

Le hago una señal a Naomi para que me siga, noto los ojos de Maddox en mí, buena cosa que esto de la hora de almuerzo se esté acabando, me dirijo a mi oficina, Naomi me sigue.

—Espérame en mi oficina —ella asiente con las mejillas rojas, tímida, no me gustan las tímidas—. Maricarmen, llama al Capitán Werner, dile que quiero su informe ahora.

—Enseguida, Señor.

Entro a la oficina, Naomi está de pie sobre la alfombra frente al buró, la beso con agresividad, si quiere besitos puede irse ahora mismo de aquí, ella responde sin problema aferrándose a mi cuello.

La Teniente me abraza con las piernas y la llevo a la esquina de mi buró, junto a mi silla donde puedo ver la puerta perfectamente, le quito la camisa y el sostén, sus pechos caen libres y los lamo.

Gime.

Quito las botas y pantalón, lleva unas bragas negras pequeñas, las bajo dejándolas a un lado, por lo general no tengo paciencia, hoy mucho menos, deslizo dos dedos en su interior comprobando la humedad, está lista para mí.

—Ah —gime otra vez cuando agrego otro dedo, rebusco en mi gaveta un condón, aparece en el fondo, gracias al cielo, no quiero sorpresas.

Saco mi polla y pongo el preservativo, luego me deslizo en su interior sin contemplación escuchando su gemido.

—Espere, despacio —le agarro el culo y embisto con fuerza.

—La palabra despacio no está en mi diccionario, Teniente —ella se arquea, chupo los pezones duros viendo como se retuerce.

Se tensa cuando tocan la puerta.

Maddox.

—Señor, tengo su informe —sonrío y miro a Naomi, deslizo la lengua por su oreja.

—¿No te molesta un poco de audiencia?

—Yo…

—Mmm… será divertido —digo embistiéndola de nuevo, ella me clava los talones en la espalda y gime sin vergüenza alguna.

—No me importa.

—Capitán Werner, adelante.

Maddox se queda de piedra en la puerta cuando nos ve, Naomi está demasiado ocupada recibiendo mis embestidas, él traga y agarra los documentos con fuerza.

—Señor, volveré más tarde.

Le chupo el cuello a Naomi dejando una marca.

—Capitán, le dije que podía pasar, cierre la puerta y deje su informe en el escritorio.

Sigo embistiendo mientras Maddox se acerca, evita mirarnos, pero sus mejillas están rojas, transpira y sus pantalones deben estar molestos debido a la erección.

Haré que te arrepientas de tu estúpida decisión.

Deja los documentos a un lado de las bragas de Naomi, ella gime olvidando por completo que tenemos audiencia, yo no puedo olvidarlo, me enciende tenerlo aquí, que me mire de esa forma tan cruda.

—¿Puedo retirarme, Señor?

—No, quiero escucharlo así que espere a que me desocupe.

Sigo embistiendo, una gota de sudor baja por la sien de Maddox, está ansioso.

—Ah.

—¿Cómo te sientes? — pregunto mirándolo directamente, Maddox aprieta sus labios, Naomi contesta.

—Bien, oh, sí, voy a…

—Córrete.

Naomi se corre apretándome y me tenso contra ella descargándome en el condón, salgo, ella comienza a vestirse mientras yo quito el preservativo, lo desecho en el cesto, me arreglo el pantalón y capto el momento en el que Naomi camina junto a Werner para irse.

—Lo siento mucho, Maddox.

Maddox ni siquiera le responde, me fulmina con la mirada otra vez, ese parece ser su estado natural cuando se trata de mí, no es que me queje, me gusta verlo enojado.

—¿Qué se supone que haces?

—Follar, me dijiste que encontrara a alguien dispuesto, bueno, ella lo estaba —Maddox levanta las cejas.

—¿Pero yo no tenía que estar aquí o sí?

—No, eso fue un extra y dime  ¿Dónde querías estar, donde estaba ella o yo? —me ignora.

Genial, bloqueado e ignorado, este hombre es una joyita.

—César Brown está actualmente reunido con Fabio Salvatore, Diago no está cerca, pero la guardia especial suya protege a su padre…

—Responde —gruño.

—Por lo que el…

—Cállate y responde, vas a tener que repetirlo todo porque no estoy escuchando una mierda —sus ojos caen sobre mí.

—¿Para qué quieres saber algo tan absurdo? Raphael, no eres un niño —lo repaso de arriba abajo detallando la erección, es un hipócrita, se llena la boca para hablar tonterías, pero sigue excitado cuando me ve.

—Puedo decirte lo mismo, una vez pecador, así te quedas, mírate, estás completamente excitado.

—No voy a caer de nuevo, estoy claro en el tipo de hombre que quiero ser.

—¿Y qué, vas a ir a follar con tu loca mujer? —gruño agarrando el frente de su camisa, Maddox ni si quiera pestañea.

—No te importa.

—Bueno, cuando te canses de meterla en las vaginas puedes venir conmigo, mi polla siempre estará a tu disposición.

—Gracias por la oferta, pero no pienso hacerlo otra vez —murmura alejando mi toque, es exasperante y no lo entiendo.

—¿Qué es lo que quieres? ¿Cenas románticas, bailes, salidas al cine que te diga que quiero casarme contigo?

— No, ya estoy casado y sólo un estúpido te pediría cosas que no puedes dar ¿Para qué querría eso? Te crees el centro del universo, sólo olvida lo que pasó y punto.

Olvidar lo que pasó.

¿De verdad cree este idiota que puede olvidar que folló conmigo?

Ridículo, esto es lo más estúpido que he escuchado en mi vida.

Me siento calmadamente y lo miro como si nada, no es el momento adecuado.

—Está bien, Capitán, usted gana, asunto olvidado.

Maddox se sorprende al escucharme, claro, acabo de dar mi brazo a torcer, pero no por mucho tiempo, tengo razón al decir que volverá.

—¿Ya puedo dar mi informe?

—No, puedo leerlo, el Coronel quiere escucharlo en la reunión.

—Permiso para retirarme.

—Concedido.

Se va dejándome solo, tengo que deshacerme de esa maldita bruja que sigue limitándolo, Yara, aún no puedo creer que se haya casado con él, Maddox no le daba ni la hora y lo primero que sé cuando vuelvo es que están casados y ahora a punto de tener una hija.

Desagradable, probablemente el embarazo ni sea tuyo.

Escribo un mensaje a un conocido y confirmo con Stella que todo esté bien, mi teléfono suena avisándome de la presencia de terroristas en el aeropuerto, llamo a los oficiales preguntando el motivo por el que el IMS1 es avisado y doy la alarma.

Maddox, acaba de buscarse otro problema.

Me cambio de ropa y voy a ver a las tropas, el Coronel está aquí, habla sobre el atentado, no le dice nada a Maddox, no tengo idea de lo que hace ya que el terrorista apunta a él y su familia.

En realidad debería quedarse aquí, sólo entorpecerá las cosas.

—Señor —me dirijo al Coronel mientras los demás suben al avión.

—¿Qué pasa?

—El Capitán Werner debería quedarse en el Comando.

—¿Dejará a su mejor Capitán aquí? Eso no es un movimiento inteligente.

—Werner puede estar dirigido por sus sentimientos y en el campo eso es una desventaja —Raymond coloca una mano en mi hombro y aprieta.

—Teniente Coronel, a veces los sentimientos son un ventaja.

No estoy de acuerdo, esas cosas inútiles sólo pueden entorpecer el trabajo, más en esta circunstancia en que la familia de Werner está en peligro, normalmente da problemas, hoy serán el doble.

Subo al avión sin más remedio, Harrell es mi superior y si él quiere llevar a Maddox no puedo hacer nada, mi teléfono suena, el mensaje confirma que el embarazo supuestamente es de Maddox, matar a la perra acaba de convertirse en algo imposible, necesito otro plan de acción.

No lo entiendo ¿Por qué deberle fidelidad a alguien? Eso es una mierda que un mojigato inventó en algún momento.

Probablemente alguien como Maddox que metió la pata y luego se arrepintió, lástima que fuese conmigo.

No entiendo cuando me dicen que no, para mí siempre es un sí.

Maddox no será el primero.


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