«Nada en el mundo me puede alejar, todos los días me oirás decir "bebé, soy tuyo..."»

Si había algo que caracterizara a Tony pero nadie más, aparte de sus más cercanos, supiera, sería que es inseguridad con patas.

La lista de las razones era bastante larga, y dolorosa como para pensar en ella tan solo un minuto. Después de malas experiencias, lágrimas derramadas y botellas bebidas, se había prometido que eso iba a terminar y nunca más iba a confiar en alguien o a dejar que entraran en su vida.

Por eso el miedo ante lo que empezaba a sentir por Steve, el deseo de congelar el tiempo en ese momento, en el cual podía vivir en la fantasía donde Rogers lo deseaba y poseía como él tanto quería. Tenía miedo a terminar herido por no seguir sus propias reglas.
Reglas que había roto e ignorado por un capricho con el rubio, por querer ser, por tan solo un momento, dueño de ese corazón.
Qué estúpido había sido.

El rubio se revolvió en la cama, despertando, descansado de la noche movida que habían tenido.

-Buenas noches, beloved -murmuró Tony, la voz lo suficientemente baja como para distinguir la nota melancólica en ella.

-¿Qué hora es? -preguntó somnoliento Steve, ojos entrecerrados y pelo ordenadamente desordenado. Una obra de arte.

-Como la 1:30  -respondió, odiándose un poco. Le hubiera gustado que ese pequeño momento durara un poco más; que el mundo desapareciera y solo fueran Steve y él en la gran cama, enredados entre las sábanas y desaliñados, prueba de los momentos íntimos sucedidos.

Steve gruñó en respuesta, aún intentando comprender en dónde se hallaba y qué había pasado. El cansancio en el rostro era evidente, así como la satisfacción brindada por el último orgasmo.

-¿Te vas a levantar?

-No, no creo que lo haga -respondió. Rodó un poco más al centro y hundió la cabeza entre las desordenadas almohadas, apretujándose contra el colchón y buscando el calor corporal de Tony-. Ven -pidió en un susurro, como queriendo conservar la tranquilidad y calma en el ambiente, miedoso a romperlo con su voz.

-¿Quieres que me acueste contigo? -dudoso, Tony se sentó al borde de la cama.

-Bueno... es lo que corresponde después del sexo, ¿no? -volteó la cabeza al castaño y sonrió de lado.

-Pero en parejas...

-¿Y acaso no lo somos? -un calor inundó el pecho de Stark, llenándolo de manera suave, irrumpiendo en su sistema; le llenó el corazón, que empezó a latir tan rápido como el aleteo de un colibrí. Una sensación inexplicable, que podía definir únicamente como amor.

Después de mucho tiempo, finalmente se sintió amado.

-¿Lo somos? -ilusionado, con la ráfaga de emociones aún bailando en su ser, tuvo miedo de estar soñando despierto y quiso confirmarlo.

-Sí, al menos que no quieras, claro -se acostó y rodó hacia Rogers, quedando frente a frente. El rubio se acostó boca arriba, permitiendo al menor acomodarse cómodamente en su pecho, escuchando los acompasados latidos del soldado y disfrutando del lento sube y baja de su amplio pecho. Su nuevo lugar favorito en el mundo.

-Steve -después de un pequeño momento donde lo único que se escuchaba eran sus suaves respiraciones, Tony rompió el silencio con un suave llamado, obteniendo un "¿mmm?" soñoliento-. ¿Eres mío?

-Soy tuyo hasta que las estrellas caigan del cielo -respondió, apretando más al castaño contra su pecho, como no queriendo dejar que se fuera a ningún lado.
Tony no tenía intenciones de. Había encontrado su hogar, y no iba a perderlo por nada del mundo.

Baby, I'm yours (baby, I'm yours)
Till the stars fall from the sky
Baby, I'm yours (baby, I'm yours)
Till the rivers all run dry
Baby, I'm yours...
Bebé, soy tuyo (bebé, soy tuyo)
Hasta que las estrellas caigan del cielo.
Bebé, soy tuyo (bebé, soy tuyo)
Hasta que los ríos corran secos.
Bebé, soy tuyo...

🌻🌻🌻
jsjsjs finalmente la última parte de esta pequeña trilogía.

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