xTeenagersx
Gerard agachó su mirada con los ojos llenos de lágrimas, una vez más.
Al sentir las gotas caer las limpió inmediatamente con la palma de su mano, tratando de ocultar inútilmente su llanto. Su familia lo estaba tratando de la peor manera posible, y no podía evitar sentirse como el peor ser humano debido a eso.
Frank: ¿Lo mismo de siempre?
Gerard: Sí
Frank: Ven a mi casa esta noche, en serio no hay ningún problema
El pelinegro dudaba enormemente, no quería ser una molestia, sabía que la familia de Frank era muy agradable y dulce, pero de todas formas no deseaba estar de más en su bonita reunión.
Gerard lo pensó un buen rato, sus padres dijeron que se irían a dormir temprano, y Michael ya sabía el panorama, así que se iría a casa de su novia, desligándose de todo lo relacionado a su hogar. Pero Gerard aún no se sentía lo suficiente preparado para tomar esa decisión con su propio novio, aunque llevaran saliendo casi diez meses.
Ante los pedidos interminables de Frank, el pelinegro acabó cediendo, Bastante dudoso, se despidió de sus padres de mala gana y salió de su casa, llevaba una ropa bastante común, de todos los días, no había sabido realmente qué debía usar.
El padre de su novio se ofreció a pasar por él, pero Gerard se negó, no quería ser una molestia más grande, así que solo caminó el recorrido bastante corto.
—¡Gee!—el castaño sonrió enormemente al abrir la puerta de entrada, se veía muy adorable con unos pantalones negros y su camisa también del mismo color—, me alegro mucho de verte.
—Hola Frankie—Gerard se sentía un poco avergonzado, estaba allí toda la familia del contrario, y eso le provocaba la sensación de sobrar en la escena, pero sólo duro por un par de minutos, porque el castaño le hizo pensar diferente.
—Te extrañé—mencionó, dejando un rápido beso en su mejilla.
—Pero si nos vimos ayer—Gerard rió suavemente, escuchando el leve "por eso lo digo" del contrario, mientras se encaminaban a la sala, donde los padres y la familia un poco más lejana de Frank se encontraban.
Había algunos niños jugando y el ambiente en general era muy acogedor, la conversación fluía naturalmente, incluyendolo de vez en cuando, pero era algo tímido para opinar demasiado.
—Espero que te guste, Gerard—Linda sirvió comida en el plato del pelinegro y le sonrió, dejándolo un poco atontado, siempre era una gran sorpresa recibir ese cariño, porque realmente nunca lo había tenido.
La cena transcurrió completamente normal, con muchas anécdotas sobre su familia y pequeñas bromas que terminaban en ruidosas carcajadas, a veces Frank se encargaba de especificar el contexto de cada cosa a su novio, porque no conocía demasiado sobre las personas allí.
—¿Te cae bien mi familia, Gee?—Llevó una mano hacia el cabello del mencionado, acariciando suavemente y admirando cómo entrecerraba sus ojos con las caricias.
—Claro que sí, son las personas más agradables que conocí—sonrió, se sentía un poco más cómodo allí, en el patio trasero de la casa, porque Frank deseaba hablar con tranquilidad antes de la medianoche—, son muy parecidos a ti.
—Qué bien, en serio quería que estuvieras aquí y lo pasaras bien—formó una sonrisa y permaneció unos segundos tan solo mirando la expresión calmada del pelinegro—, lamento que tu familia no lo celebre como te gustaría, pero sabes que siempre está mi familia para ti, que festeja por las dos—, soltó una pequeña carcajada y vio reír al contrario.
—Gracias—se acercó al pacífico rostro del castaño, rozando sus labios en un corto beso, eran suaves y tenían un tenue sabor a fresa, porque tan solo un momento antes habían estado comiendo esa fruta—, estoy muy feliz de tenerte.
—Y yo a ti—al murmurar esas palabras volvió a unir sus labios.
Sus manos se deslizaron por los hombros de Gerard hacia arriba, llegando hasta su rostro, y allí acarició suavemente sus mejillas con sus pulgares, sintiendo el escaso crecimiento de vello facial, apenas tenían diecisiete.
—Me encanta tu cabello—halagó después de hacer pequeñas trenzas en el, Gerard se había recostado en el césped y su cabeza descansaba sobre el regazo de Frank, que no dejaba ni un segundo de darle cariño—, estoy muy enamorado de ti.
—Yo también de ti—cerró sus ojos y se dejó mimar por un buen rato, hasta que escuchó el sonido de la puerta y la voz de Linda.
—Va a ser medianoche, vengan a brindar—mencionó tranquilamente, enterneciendose un poco por la posición en la que estaban, ella sabía que Gerard tenía muchos problemas en su hogar, porque su hijo había comentado algo sobre ello, y por eso se encargaba de tratarlo bien y darle al menos un poco del cariño que no podía proporcionarle su madre por la razón que fuera.
Frank le dijo a Linda que irían en un minuto y se puso de pie, tomando la mano del contrario y dejando otro beso sobre sus labios.
El castaño sirvió la copa de Gerard y luego la suya, esperando a que los demás hicieran lo mismo. Vitoreando una cuenta regresiva muy emocionados hicieron tintinear el cristal en lo alto, sonriendo enormemente y dándose un cálido abrazo después.
Los familiares de Frank no quisieron interrumpir así que simplemente no los molestaron, dejando que se mantuvieran abrazados todo el tiempo que quisieran y después se llenaran el rostro de pequeños besos, intercambiando los mejores deseos.
—Tengo un regalo para ti—Frank susurró cerca del rostro del pelinegro y luego salió dando saltitos hacia su habitación en busca de su regalo, dejándo a su novio en la sala.
Linda y Cheech se acercaron a él y le dieron un abrazo deseándole feliz Navidad, lo que lo hizo sentir las lágrimas al borde de sus ojos, pero intentó calmarse, dejándose envolver por los brazos de ambos en esa bonita muestra de amor.
—Aquí está, mi cielo—Frank tendió una pequeña bolsa adornada, acentuando el apodo que le había dicho, le encantaba llamarlo con palabras tan adorables, pero aún le causaba un poco timidez—, espero que te guste.
Gerard tomó el regalo entre sus dedos y miró al contrario con pena.
—Yo no tengo nada para ti—lamentó, haciendo que el contrario inclinara sus cejas con mucha ternura, dandole un abrazo y dejando apenas unos centimetros de distancia entre ellos, apenas haciendo posible que el pelinegro desenvuelva el obsequio.
—Solamente necesito que estés aquí, es el mejor regalo—Gerard terminó de abrir una cajita y vió dos collares a juego, y eran los más bonitos de todos; tenían la forma de dos gatitos abrazados.
Aquello lo hizo sonreír y casi inmediatamente quitar su sonrisa para sentir las lágrimas cayendo por sus mejillas.
—No llores, es para que estés feliz—animó Frank, tomando el obsequio con sus manos—, déjame ponerte el tuyo, ¿sí?
—Sí—asintió, y antes de que pudiera hacerlo él mismo, el castaño limpio sus lagrimas, dejando además un beso casto sobre sus labios.
Frank rodeó el cuello del contrario con el collar y luego se dejó colocar el propio, sonriendole a su novio con mucha emoción.
—Gee—susurró, notando que estaban siendo un poco observados, pero no le importaba en absoluto—, te amo.
—Yo también te amo, mucho más de lo que imaginas—volvieron a abrazarse y en solo unos minutos ya estaban dándose besos como si nadie estuviera viéndolos—, quiero pasar muchas navidades contigo.
—¡Yo también!—soltó con mucha emoción, observando a su madre colocar una pequeña rama de muérdago sobre sus cabezas y no desperdició ni un segundo para besar al contrario mil veces más.
* * *
Que pasen una preciosa Navidaaaaaad 😚❤ lxs amo muchooooo 💘
Y si estan solitos o tristes esta navidad tengan calma que ya les va a llegar todo el cariño y amor que se merecen 💖
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top