Capitulo VII: "Lost"

No puedo creer que esté besando a Daniele, no puedo creer que de verdad está probando sus labios de esta forma. ¿Es un sueño? ¿Despertaré besando mi almohada? 

No es la primera vez que lo beso, pero sí la primera que le doy un beso real, no uno robado o uno que no pueda recordar, sino uno propiamente dado, con todas las de la ley por decirlo de un modo. 

Sus labios son suaves y dulces, el beso es delicado en un principio, solo nuestros labios moviéndose, yo no me atrevo a más, no quiero profundizar el beso sin saber si él quiere más de esto, no me atrevo a que crucemos las barrera más de lo que lo hemos hecho.

Estoy a punto de romper el beso cuando siento como Daniele me une más a él poniendo sus brazos alrededor de mi cuello, yo en vez de alejarlo entierro mis manos en su sedoso pelo, hundiendo mis dedos en su cabellera, entonces Daniele deja salir un pequeño suspiro en el beso y yo me siento como un chico de quince años sin saber como seguir si debo aprovechar su boca entreabierta y profundizar las cosas... o tomar conciencia y detenerlo todo ahí.
Nuevamente Daniele decide por mí, él toma la iniciativa dando tímidas y pequeñas lamidas a mis labios pidiendo acceso sin palabras, mi mente deja de funcionar al sentirlo. Lo dejo entrar en mi boca, siento como su lengua caliente empieza a explorar de manera tímida y lenta, su dulce sabor, esa pizca de timidez aun en momentos como este hacen que lleve mis manos a su cintura y tome control del beso.

No puedo evitar el ardor que parece apoderarse de mi cuerpo, no puedo evitar la excitación que empiezo a sentir, menos cuando estoy  besando a Dniele como si no hubiera un mañana, cuando tengo en mis brazos a mis sueños hechos realidad... pero... me detengo, me detengo porque no sé qué será de nosotros si terminamos haciendo algo más, no sé qué sucederá entre nosotros después de semejante sesión.

Daniele se ve hermoso, es lo primero que me fijo al verlo con el pelo revuelto y las mejillas encendidas, es una visión que había deseado tener hace mucho tiempo, era algo con lo que había soñado. No nos decimos nada, es que es difícil encontrar palabras en esta situación.

—Daniele...

—No digas nada aun, escúchame... No diré que lamento haberlo hecho, porque no lo siento así... Aun así tampoco negaré que estoy muy confundido y pasando por muchas cosas. Te bese porque quise y me gusto, aun así sé que no es justo que lo haga, no puedo solo besarte y huir de ti, más aun sabiendo lo que sientes, puedes decirme lo hijo de puta que estoy siendo ,pero quiero ser sincero contigo.

»He pensado mucho en que estar contigo era la decisión correcta, en que contigo me hubiera ido mejor, he pensado que tú nunca harías nada para herirme... pero uno no manda en el corazón, uno no decide de quien se enamora... — Sé lo nervioso que está por lo rápido que está hablando. —Lo que quiero decir es que no puedo prometerte nada en estos momentos, pero me gustó hacerlo.

Le sonrío dulcemente, asiento con la cabeza despacio. No voy a pedirle nada más, no tengo derecho a hacerlo. Daniele me mira con sus grandes ojos verdes, se que está confundido y a pesar de esto se ve muy hermoso.

—Debería ir a acostarme. — dice poniéndose de pie.
Yo lo imito haciendo lo mismo.

—Solo no quiero que las cosas cambien entre nosotros.

—Lo sé... Es solo que... Demasiado ha pasado de verdad ahora debo ir a dormir.

Asiento sin decir más. Decido limpiar la sala y preparar mi cama. Mientras lo hago pienso en todo lo que ha pasado Danny
Una vez acostado en mi cama me pregunto si yo también he presionado a Daniele y lo he empujado hacia mí tal vez un poco mucho inconscientemente.

El sueño tardó mucho en llegar. Todo el tiempo pensé en que a pesar de que Daniele haya dicho que no fue un error claramente lo fue. Por otro lado también sabía que las cosas no serían igual entre nosotros.

No fue un error.

Eso me repetía para convencerme. No fue lo que debí hacer, mi cabeza es un mar de contradicciones.
Culpar a lo solo que me sentía era tonto. Supongo que lo hice de puro egoísmo. Stefano se sentía bien. Se sentía como estabilidad y yo necesitaba eso.

Cuando estamos tristes por mucho tiempo, cuando la felicidad se convierte en algo casi inexistente tendemos a aferrarnos desesperadamente a lo más parecido a esta. Eso no quiere decir que esté bien, no está bien bajo ningún concepto.

En algún punto de la madrugada caigo dormido en un sueño profundo sin sueños.

Al despertar puedo escuchar a Stefano moviéndose en la sala, me da un poco de ansiedad enfrentarlo, mas me armo de valor y salgo.

—Buenos días Danny. — me saluda normalmente.

—Buenos días.— respondí tragándome la timidez y los nervios.

—Estoy haciendo el desayuno.

Asiento levemente. No me ofrezco a ayudarle como antes temiendo su cercanía. Definitivamente las cosas no seguían igual entre nosotros.
Nico entró en ese momento con Camille de la mano.

—Buenos días chicos.— Nos saludan ambos muy alegres.

Les devolvemos el saludo fingiendo la misma alegría. Camille se sienta a mi lado mientras Nico ayuda con el desayuno.

Charlan muy alegres sobre su visita a la casa de los padres de Camille. La conversación sigue por otros rumbos y terminamos hablando del trabajo de medio tiempo de Camille.

— Sí, fue lindo verlos, sé que no tendré tiempo de visitar a mi familia un rato, en el restaurante estamos cortos de personal y todos debemos tomar más de un turno.

—No es justo que los obliguen a tomar turnos extra, no son esclavos.— dijo Nico.

—¡Eso es maravilloso!— exclamé, todos me miraron como si hubiera perdido la cabeza. — No el hecho de que trabajen de más, si no que estén cortos de personal, estoy buscando trabajo.

— Eso sería bueno ¿Tienes algo de experiencia?

— Sí, trabajé una vez en un pequeño comedor en mi pueblo.

— ¡Perfecto! Si quieres podemos ir hoy

—Claro, por supuesto. ¿Podría ser después de clases? Hoy termino a eso de las cinco.

—No hay problema, te mando la ubicación, te estaré esperando para que hables con la gerente.

— Excelente.

— A desayunar. — dijo Stefano poniendo platos frente a nosotros.

Comimos tranquilamente. Una vez terminamos tomé una ducha rápida, me vestí, tomé mis cosas de la universidad. Stefano se fue conmigo pues él también tenía clases.

Mi intención no era que las cosas se pusieran extrañas, pero fue lo único que conseguí.
En el camino aunque íbamos hablando había cierta tensión. Aparentemente Stefano sí pensaba que fue un error. Por otro lado. ¿Qué diablos yo esperaba? Era mejor así.

Llegamos sin casi darme cuenta por lo mucho que estuve divagando. Me despedí de Stefano con la mano antes de desaparecer de mi salón de clases.

Durante la clase solo pensaba que lo mejor era buscar un lugar para mí, si seguía cerca de Stefano las cosas podían llegar a mayores y no quería perder a un buen amigo. Mucho menos por algo tan estúpido como no controlar mis impulsos.

"La señora que perdió su status"
Patricia Macri ex Di Castello. La señora fue vista en un supermercado haciendo las compras con un aspecto muy demacrado. La pobreza la ha golpeado muy feo.
Fotos acompañaban al malicioso artículo.

"Es que sin el dinero de él ex no tiene para botox"  Decía uno de los tantos comentarios.

Solté el teléfono al leer está noticia en "La amiga comenta" ¿Cómo podía la gente seguir creyendo en Gertrudis después de lo de Daniele?

La semana completa la muy idiota de Gertrudis se la había pasado publicando cada cosa sobre mí. Todas bajo el título: "La señora que perdió su status" ¡Se había convertido en tendencia en Twitter! ¿Cómo tanta gente podía estar interesada en la vida de otra?

Caminé hasta el cuarto de baño para mirarme en el espejo. No estaba demacrada. Tal vez un poco ajada por falta de mis cremas.

La vida últimamente había sido muy dura conmigo. Había maltratado mis uñas lavando trastes, dañé dos costosas blusas en la estúpida lavadora. No recordaba lo difícil que podía ser utilizar esas cosas. Me hice una quemadura friendo huevos, no recordaba la última vez que había tenido un desayuno decente.
Nada de queso Brie de Meaux, nada de fresco jugo de naranjas recién exprimidas o café "Hacienda la Esmeralda" Nada de eso.
Mucho menos soñar con entremeses de caviar de beluga de Irán o copitas de brandy exclusivo.

Lo peor de todo es que no he recibido una llamada de mis amigas, ninguna de las señoras de la asociación me habían llamado. Es decir yo era parte fundamental de la fundación y no había recibido ni una notificación de ellas sobre nada. Las horas se me hacían eternas en ese lugar, no encontraba qué ocuparme.

Tocaron el timbre de la casa. No grité que iba pues gritar se me hace muy vulgar. Al abrir la puerta estaba Alex ahí.

— Buenas tardes, mamá.

— Alessandra. Qué raro verte por aquí.

— Vine a ver cómo estabas.

— O a regodearte en mi tragedia. — dije moviéndome para que pudiera entrar.

— Mamá no seas exagerada. — ella me sigue hasta la diminuta sala de mi ridícula residencia.

— Te ofrecería algo pero... Solo tengo café instantáneo y té de bolsitas.

— El café instantáneo está más que bien.

— Bien, sabes dónde está la cocina, ve a prepararlo. Yo también quiero una taza. — Me siento en un mueble con toda la dignidad que puedo mientras Alessandra me mira sorprendida.

— ¿Qué esperas? No tengo mucamas que nos hagan el café.

— No me molesta hacer café, pero por lo general no es el que ofrece quién lo prepara. — dijo dirigiéndose a la cocina.

Mientras prepara el café, inspecciono mis uñas, definitivamente necesito un manicure.

— Aquí tienes madre. — dice poniendo una taza de café en la mesa de centro.— El café se sirve en una bandeja con un mantel y el azúcar aparte. Aunque en mi penosa situación supongo que no puedo aspirar a más.

— Digo que sigues exagerando.— dijo tomando un sorbo de café.

—No estoy exagerando, tú misma puedes comprobar mi penosa situación.

—¿Cuál penosa situación? Tienes un techo, un apartamento con bastante espacio para una persona. Aún tienes dinero en el banco y ninguna responsabilidad más que contigo misma.

—¿Bastante espacio? ¿Es un chiste? Mis amigas ni siquiera me han contactado.

—Porque esas mujeres nunca fueron tus amigas. — dijo haciendo una pausa para que sus palabras hicieran efecto.

Era cierto, solo me toleraban por el apellido Di Castello.

—¿Has visto los artículos de "La amiga comenta"?— pregunté tomando un sorbito de café, no estaba tan mal.

— Sí... — respondió en un suspiro. — De todos modos vine a saber de ti, sé que no eras asidua a llamarnos.... Pero me preocupas, sé que estás sola.

Era cierto, sola. Estaba muy sola.

— Gracias a tu primo.— dije, pues obviamente todo era culpa de ese muchacho, si es que se le podía decir muchacho. — Me imagino que está muy feliz de todo lo que me sucede.

— No madre, él no es como tú. Daniele no tiene nada que ver con esto. En fin quería...

—¿Y tú hermano? Piero no ha venido a verme.

— Está muy ocupado con los preparativos de su boda.

¿Boda? Con ese tipo. Mi hijo no podía casarse con un hombre.

— Dichosa boda.— masculle entre dientes. — Espero que entre en razón.

— Él espera lo mismo de ti. Cómo sea, vine por dos razones esenciales.

— De Carlo ni me molesto en preguntar. Ese siempre esta bien. Seguramente se le olvidó que tiene madre.
Veo a Alessandra girar los ojos, esa niña nunca aprendió modales.

— Madre ¿Vas a dejarme hablar?

Muchachita insolente, hablándole así a su madre.

— Adelante.

— Bien, vine porque sé que no tienes muchas actividades últimamente, Damian está dando cursos de fotografía para aficionados. El taller es muy divertido, van a varias partes de la ciudad y fotografían el tema de esa semana.

Abro los ojos de par en par ante lo que aparentemente me está sugiriendo.

— Yo lo ayudo las veces que mis clases me lo permiten. Hay personas de diversas edades en este taller así que pensé que sería una buena actividad para ti.

Me mira con una sonrisa. ¿Está burlándose?

— Alessandra Verona Di Castello. ¿Perdiste la cabeza? Una mujer como yo no hace ese tipo de actividades.
La veo suspirar pesadamente.

—Lo supuse... bueno tenía otra opción si esa no te gustaba. ¿Qué tal si me acompañas a una clase de yoga?

— Me retiraron mi membresía del club.

— No hago yoga en el country club. Lo hacemos en parques, al aire libre. Es muy relajante. Te puede hacer pensar mejor las cosas.

— Yo tengo las cosas claras. Mi vida se acabó.

— No se acabó, pero la gallina de los huevos de oro sí. Tienes que pensar en si vas a poner tu dinero en un certificado de depósito, si vas a invertirlo o si vas a buscar un empleo.

Me atragante con el café. ¿Cómo que conseguir un empleo?

—¿Perdiste la cabeza?— pregunté anonadada.

— Mamá tienes cuarenta y tres. Puedes trabajar perfectamente.

— ¡No reveles la edad de una dama! Y no es por edad... es mi estatus.

—¿Estatus? ¿Cuál estatus? El estatus no te va a pagar las cuentas.

— Yo no tengo porqué pagar las cuentas. Para eso están ustedes.

—¿Es en serio? ¿Madre de verdad que no quieres hacer nada?

— Tengo la fundación.

— Sobre eso... — la veo sacar un sobre despacio. — Era el otro motivo de mi visita. Es de la fundación.

Yo tomó la carta de sus manos intentando no parecer desesperada.

Buenos días,

Señora Macri
Después de un cordial saludo le extendemos la presente para informarle de su dimisión de sus obligaciones y responsabilidades para con la fundación.

Esta decisión fue tomada por un unísono de los miembros activos de Cuori per un mondo Migliori (CPMM)
Nos reservamos los motivos de esta decisión. Esperamos que comprenda nuestra decisión.
Le deseamos suerte en sus futuros proyectos.

Atte:
Vicenza Fiori
Presidenta ejecutiva.
Cuori per un mondo Migliori. ONG

No lo puedo creer tampoco soy parte de la fundación. Definitivamente ya no soy nada.

—¿Cómo tú tienes esto?— pregunté con las lágrimas quemándome las mejillas.

— La enviaron a la casa, pasé a recoger la correspondencia que aún sigue llegando.

Me sequé las lágrimas lo más dignamente que pude, cómo si me quedara algo de eso.

— Vete Alessandra.

— Mamá, no creo que deberías estar sola ahora.

— Pues es justamente como quiero estar.

— Pero mamá.

— Que te vayas Alessandra.— dije poniéndome de pie, la levanté del sillón llevándola hasta la puerta.

— Mamá ¿Estás volviéndote loca?

Abrí la puerta con mi mano libre y logré sacarla de la casa, cerré la puerta haciendo caso omiso a lo que me decía.

Me dejé caer detrás de la puerta, maldiciendo con todas mis fuerzas el día que Daniele apareció en nuestras vidas.

Esperé a Chiara fuera de su salón de clases, necesitaba hablar con ella urgentemente.
Cuando la vi salir con un grupo de compañeros básicamente la arrastré conmigo.

— Daniele ¿Qué pasa?— preguntó mientras la llevaba a la cafetería.

— Besé a Stefano.— respondí en voz baja.

—¿Qué tú que?— exclamó sorprendida.

— Sí.

Llegamos a una mesa un poco alejada en la cafetería.

— Daniele... pero ¿Por qué? Ósea ¿Qué te pasó?

— No lo sé. Fue como un impulso. Es que llevo días pensando en si tal vez Stef era la mejor opción.

La veo suspirar pesadamente.

— Eso es algo que jamás sabrás. Danny te quiero. ¿Sí? Pero también quiero a Stef y no puedes ni debes iniciar nada con él a ver si te enamoras, no es justo. En especial porque sabemos que sigues enamoradisimo de Gian Di Castello.

Eran ciertas tus palabras.

— Ahora las cosas están muy raras entré nosotros.

— Era de esperarse.

— Le dije que no fue un error, pero creo que él piensa que sí.

— Lo mejor es que no se hizo ilusiones de nada más.

— No sé qué hacer.

— Disculparte. Ahora lo que menos necesitas es una relación.

Yo suspiré, era cierto. Lo menos que necesito es eso.

— No creo que una disculpa arregle nada.

— Solo inténtalo.

— Bien, hablaré está noche con él. Quedé en encontrarme con Camille para ver lo de un empleo.

— ¡Qué bueno! Te deseo suerte.

Me despedí de ella con besos y me dirigí a la locación que me había enviado Camille.

Tome un autobús para llegar al restaurante. No estaba tan cerca de la universidad o de mi actual residencia, pero bueno no todo en la vida es a pedir de boca
Todo el camino estuve distraído, tanto que casi pierdo mi parada.

Le escribí a Camille y en poco tiempo estaba afuera.

— ¿Crees que tenga posibilidades de conseguirlo?— pregunté mientras la seguía.

— Sí, es sencillo, no dudo que lo consigas.

El restaurante se veía elegante y exclusivo. Me llevó a través de la cocina que estaba bullendo de actividad. Llegamos a la oficina donde la gerente nos esperaba.
El lugar era pequeño, un poco sofocante con el constante ronroneo del sistema de refrigerado del cuarto frío.
El escritorio que era muy pequeño estaba lleno de papeles.

—Buenas tardes, Cristina.— dijo Chiara. — Este es el chico de quién te hablé, Daniele.

Cristina es una mujer en sus treinta con el pelo castaño oscuro, ojos café y un rostro severo.

— Muy buenas tardes.— dije a modo de saludo.

— Buenas tardes, por favor tome asiento. — indicó haciendo gestos a la silla frente a ella.

Me senté sintiéndome muy nervioso. Jamás había tenido  una entrevista laboral. Camille salió de la oficina sonriendo y alzando los pulgares para darme ánimo.

La gerente me mira como examinándome.

—¿Tienes experiencia?

— Sí, trabajé en un comedor en mi pueblo natal, era camarero.

— Bien. ¿Tu nombre completo?

— Daniele Macri.

—¿No eres el chico aquel de la polémica con la familia Di Castello?

Genial lo que me faltaba que recordarán ese penoso evento

— Sí soy esa persona, pero tal vez se enteró de que los rumores no eran ciertos.

— Sí. Ví el vídeo donde se retractaba.

Un silencio incómodo nos rodeó. Ella miraba el currículum con interés.

— Estudias en el politécnico de Milán. ¿Cuál es tu horario?

— Tomó clases hasta las cinco mayormente, de lunes a viernes.

—¿ Tienes problemas con trabajar los fines de semana?

— No, para nada.

— Bien. Escuche joven Macri, lo que las personas hagan o no en su tiempo libre no me incumbe, aquí servimos a la élite y esperamos que el comportamiento de nuestros empleados esté a esa altura. ¿De contratarte puedes asegurarme que no habrá polémica siguiéndote

— Se lo aseguro, de todos modos como le dije los rumores no eran ciertos.

— En realidad estoy muy necesitada de personal. Tienes una cara bonita y voz agradable... Te pondré en el área de delivery y Take out. Será un trabajo de medio tiempo de seis de la tarde a once de la noche los días de semana, los fines de semana sería de siete hasta el cierre a las once. Tendrás un día libre, jueves por ahora y cada quince días un fin de semana rotativo.

Mientras me explicaba todo yo asentía a cada momento, de acuerdo con todo.

El salario estaba bien, podría pagar donde vivir, aunque tal vez debería buscar un roomie.

—¿Puedes empezar mañana? Para que te entrene el personal.

— Por supuesto.

— Ok, si puedes ven treinta minutos antes. Tendré el contrato listo.

— Muchas gracias de verdad.

Ella solo movió la cabeza.
Salí sintiéndome muy feliz de haber conseguido el empleo. Busqué a Camille para darle la noticia, la vi atendiendo una mesa, esperaría a que volviera a la cocina desde donde los miraba. Cuando se movió vi a quien atendía.

Una de las señoras de la fundación, una de esas que ví en el country, una amiga de Patricia.
Era de esperarse, en este restaurante asistían este tipo de personas.

— ¡Oh Danny! — exclamó Camille una vez regresó a la parte de atrás— Dime ¿Qué pasó?

— Lo conseguí. — respondí. — Empiezo mañana.

— ¡Qué bueno!— Me abrazó emocionada.

—¿Vienen muchas señoras como esa aquí?

— Vienen muchas personas ricas sí... — hizo una pausa como si se acabara de dar cuenta de algo. — Estaba tan emocionada de tener más personal que olvidé mencionarlo. — terminó de decir en voz baja como disculpándose.

— No te preocupes, no es un problema para mí. — asegure con una sonrisa.

No podía ser un problema para mí. Si no pudiera aceptarlo era mejor irme de la ciudad. Independientemente de lo grande que es Milán es curioso lo fácil que es encontrarte con las demás personas.

— Bueno, solo vine a decirte que lo conseguí. Nos vemos mañana debo irme, tengo muchos deberes en la universidad.

Le escribí un mensaje a Chiara dándole las buenas nuevas. Me respondió de inmediato felicitándome, de igual modo recibí las felicitaciones de Bella ya que estaban en una cita juntas.

Tomé el autobús al apartamento sintiéndome un poco nervioso por mi inminente encuentro con Stef, tanto que pensé en llamar a Alex o a Piero y pasar la noche con alguno de ellos... pero no podía seguir huyendo cada vez que tenía que enfrentarme a algo, algo que yo mismo provoqué.

Me había tocado el turno del cierre, estaba bien pues él chico que libro siempre me cubría cuando era necesario.
Todo el día había pensado en Daniele y lo que sucedió entre nosotros.
No podía evitar sentirme estúpido y enojado conmigo mismo por haber albergado esperanzas.

Estaba enojado porque sé que en la condición que está no puede tener una pareja.
El flujo de clientes no es tanto en las noches. Intento distraerme con mi teléfono, tratando de no darle más vueltas a lo que sucedió.

Veo entrar a una persona por la puerta, es una de las últimas personas a las que quisiera ver. Camina con su no creo que natural contoneo hasta el mostrador. Su aspecto perfecto de revista, me hace preguntar cuántas horas dura arreglandose.

— Buenas noches rubio.

— Tengo nombre, es Stefano.

— Ok, Stef

— Solo mis amigos me llaman Stef.

— Te puedo decir señor si quieres.

— ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar, Emanuele?

— Me puedes decir Ema. Y sí hay muchas cosas en las que me podrías ayudar.— dijo dándome una mirada sugestiva estudiandome de arriba abajo.

— Si viniste a buscar algo es a lo que me refiero.

— Puede que a ti.

— En verdad no estoy para tus juegos Emanuele, si no viniste a buscar nada, te pido amablemente que te retires.

—¿Eres siempre así de amargado?

—¿Eres siempre así de insistente?

— Soy bastante perseverante cuando tengo mis ojos puestos en algo.

—¡Oh! Y... ¿Ese algo soy yo?— pregunté levantando las cejas. — Pensé que babeabas por Gian Di Castello.

Su expresión dejó de ser juguetona, honestamente parecía un poco herido. No me sentí bien por esto. No me caía muy bien, pero él a mí no me ha hecho nada y seguramente no fue su culpa terminar en la cama con el señor Di Castello.

Lo veo sacudir un poco la cabeza mientras sale de la tienda despacio sin decir nada. No se porque pensé que le debía una disculpa, a los quince minutos estaba de vuelta con dos vasos de lo que presumiblemente era café.

— No sé cómo lo tomas, pero lo traje negro, parece del tipo que lo toma así.

Me quedé mirando sorprendido el café.

— Vamos adelante, está bueno. — dijo haciendo señas al café.

Yo me tomé un pequeño sorbo, en verdad no estaba mal.

—¿A qué hora sales?— preguntó tomando su café.

— A las nueve...¿Por qué preguntas?

— Quisiera invitarte a cenar.

— No voy a acostarme contigo.

—¿Estás seguro?

— Bastante.

A Deja de intentarlo.

—¿Por qué no quieres?

— No estoy interesado. — dije cruzando los brazos.
Emanuele se inclinó en el mostrador y colocó una mano delicada sobre mi brazo con un toque ligero.
Debo admitir que no he visto unas manos más elegantes y cuidadas que esas. Sus uñas son un poco largas, pintadas de un rosa pálido, su piel es muy blanca y fina.

—¿Qué hace que te caiga tan mal? Yo no te he hecho nada.

— Odias a Danny eso es suficiente para mí.

— Es simple rivalidad. — dijo haciendo un gesto con la mano como restándole importancia.

— En realidad me sorprende que estés coqueteandome, pensé que habías vuelto con Di Castello.
Otra vez la misma expresión triste.

— Ya ves que no.— dijo suspirando con una sonrisa triste.

— Increíble que Danny casi pierda la vida por una cogida de una noche, fuiste un maldito hijo de perra al mandarle esas fotos y vídeos.

— Fue un vídeo. Además deja el drama que por una ruptura nadie muere. Todo lo que salió en redes no es mi culpa.

Suspiré pesadamente, en parte tenía razón.

— Tu y Di Castello son indirectamente culpables de que Danny llegará a esa desesperada medida.

—¿A qué te refieres? Estoy perdido.

— ¿Cómo crees que su familia se enteró de todo? Danny estaba tan mal que no paraba de llorar. Di Castello, armó un escándalo haciendo que Patricia se enterara lo que la hizo esparcir esos chismes maliciosos. Por todo el acoso y los problemas con su padre y tía es que intento suicidarse, no por una ruptura. 

Dije en un aliento, enojándome cada vez que recordaba todo lo sucedido. Al ver la cara de shock de Emanuele pensé que había dicho de más.

Estaba boquiabierto en total shock.

No tenía ni la más mínima idea de que el conejito había intentado algo tan estúpido.

Al final en parte la caja de Pandora se había abierto por mi culpa. No quería que se matara si el conejito lo aceptara, hubiéramos sido una pareja poliamorosa, dos babies para un daddy.

Sentí un malestar en el estómago que no tenía nada que ver con el café. Mi intento de recuperar a Gian casi termina con una vida.

Yo había estado ahí al borde de la desesperación, ahogado en alcohol, siendo usado por tipos, odiado por mi madre, sin un amigo real en el mundo, pensando que colgarme en mi armario era la única solución.
Me sentía asqueado de haber en cierto modo haber sido la chispa que encendió la hoguera que casi consumió la vida de Daniele.

—¿Lo que me estás diciendo es cierto?

— Sí y creo que te dije de más.

Me sentí mareado, no quería ser el villano estereotipado de la novela, pero al parecer si soy la Ana Paula de esta historia.

— Lo siento rubio, hoy no podrá ser.— dije saliendo de la tienda.

Entré a mi auto quedándome un rato sentado sin saber qué hacer. ¿Ahora qué? No hay forma de resarcir lo que hice. ¿Qué debo hacer? ¿Comprar una tarjeta que diga: "Lamento haberme cogido a tu sugar y arruinar tu vida en el proceso"? ¿Acompañarlo con globos que digan: "Que bueno no te moriste"?

¿Que ganaba con disculparme? ¿Qué solucionaba con hacerlo?

De nuevo estaba ese maldito sentimiento de culpa agarrándome fuerte de la garganta, ahogándome.
Hablaría con Gian y supongo que con el conejito. Pero ¿Cómo? "Hola Gian, puse roofies en tu bebida. ¡Qué curioso! ¿No?" Me mataría con sus propias manos.

Arranqué el carro pensando en que debía de hacer algo lo que fuera.

Hello people I'm back. 

Osea volví. Sí después de un considerable tiempo. 😔 Lo siento de todo corazón, la vida siempre se ha estado metiendo conmigo.

Entre depresión, ansiedad y ataques de pánico he sobrevivido los meses. Quisiera pensar que estoy mejor. Al menos volví a escribir y para mí es mucho. 

Quiero agradeces a todos las hermosas personas que han seguido a "Daniele", agradecerles todo el amor que le han dado a las historias. Babes, son lo máximo. Amo leer sus comentarios, son de verdad de lo mejor. 😉🙂🥰🥰

El capítulo es corto, pero muestra avance. Quiero saber sus opiniones. 

¿Qué les parece la situación de Patricia?

¿Creen que Emmanuel diga lo que hizo? 

Dudas, preguntas, comentarios, emocional outbursts son bien recibidos. 🥰👍🏼

Otra cosilla que les quería comentar es que tengo una nueva cuenta para subir fanfics de BTS, es en conjunto con otra persona. 

Hasta ahora todas las historia seran Omegaverse

Espero no incomodar a nadie con este dato. Amo a BTS sólo pretendo entretener con los fics de los ships. Aunque parezca raro esas historias me ayudaron y me trajeron un poco de felicidad en largas noches de insomnio y les agradezco a las autorxs, de verdad.
Así que si puedo hacer sentir mejor a alguien, es mi único cometido.

Please no me funen. 😔😢🙏🏼

Si les interesa se pueden pasar por la cuenta. Vkookmim_love

Hasta ahora sólo hay una historia subida y tres seguidores

Banner de la historia: Criminal, un AU de mafia.

💜💜💜

Nos leemos pronto. 

Un millón de besos. 

Bye. 🥰😘😘💜

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