Capítulo II:"Como si no nos hubieramos amado"
—Patricia hay algo que todavía puedes hacer por mi, Quiero que te vayas de la casa, te doy cuarenta y ocho horas para ello.
Silencio, no dijo nada por unos segundos, pensé que había colgado la llamada.
—¿Patricia sigues ahí?
—¡No puedes hacerme esto!— exclamó exaltada— ¿Es todo por él cierto? Como desee que estuviera muerto, pero el muy maldito ni para suicidarse sirve.
Su comentario me llenó de ira, decir que me enoje era una atenuación.
—Tienes veinticuatro ahora. —dije fríamente controlando la ira que su comentario me causó.
—No, no puedes hacerme esto Gian, soy la madre de tus hijos. ¿Cómo eres capaz? — sonaba desesperada, pero eso a mí no me importaba en lo absoluto.
—Es cierto Patty. — dije con todo el sarcasmo del que fui capaz. —Eres la madre de mis hijos, para que veas lo mucho que te considero te asignaré un abogado para que te ayude con tus documentos.
—¿Con cuáles documentos?— preguntó confundida.
—Sé que cambiar tu documentación personal es un proceso un poco tedioso y costoso, pero es un precio que estoy dispuesto a pagar, Patricia Macri.
—¿Qué quieres decir?— sonaba aún más confundida que antes.
—Te hacía más inteligente, te digo que ya no usarás el apellido Di Castello, usaras tu nombre de soltera.
Silencio, un prolongado silencio al otro lado de la línea.
—¿Sigues ahí Patty?
—Te odio. — dijo finalmente. — Odio tu desviación y lo odio a él sobre todas las cosas.
—Como me odias tanto ya no te verás obligada a usar mi nombre. Recuerda que tienes poco tiempo para salir de la casa de mi padre.
Ella colgó, me sentí extraño, esta vez sí estaba cortando los lazos con Patricia como debí de hacer hace mucho tiempo, en cierto modo se sentía como liberarse de una carga... Había dejado a Patricia con todos los privilegios en honor a la persona que fue y que jamás volvería a ser.
Fue extraño cuando llegue a casa de Stef, Nico, su compañero de cuarto y Camilla la novia de este, estaban allí, por la forma en que me trataron supongo que Stefano les contó lo que sucedió conmigo.
—Stef me dijo que te quedarías con nosotros, ya sabes que me puedes pedir lo que necesites. — dijo Nico muy amable.
—Gracias, pero solo estaré unos días. — dije.
—Danny nosotros nos tenemos que ir, pasaré más tarde con las chicas y te traeremos tus cosas. — dijo Alex poniendo el bulto con mis cosas en el sofá de la sala.
—Gracias por todo Alex. — dije dándole un fuerte abrazo.
—Siempre primo, siempre. — dijo devolviendome el abrazo, me beso en ambas mejillas y se fue.
—Bueno llevemos esto a la habitación— dijo Stef tomando el bulto del sofá.
Al entrar en la habitación de Stef me di cuenta que en mi desesperación por estar alejado de todo olvidé que el departamento es bastante pequeño y que su cuarto solo posee una cama y no tiene espacio para otra. Me quedé de pie junto a la puerta contemplando esto, miles de ideas pasaban por mi cabeza.
—Tú dormirás aquí, yo dormiré en la sala. — dijo Stef al ver mi expresión.
—No. — exclamé girandome para verlo ya que estaba detrás de mí. — ¿Cómo vas a dormir en la sala?
—No te preocupes, tengo un pin pan pun.
—¿Un que?— pregunte genuinamente intrigado.
—Ven a ver.
Fuimos a la sala, veo como quita los cojines del sofá.
—Mira, pin. — dice quitando los cojinas. — Pan — cuando jala la parte de dentro. — Pun.— cuando la desdobla quedando una cama.
—Un sofá cama.
—Exacto.
—Pero yo puedo dormir en él, no tengo ningún problema. — dije.
—No Danny tú quédate en la habitación. — dijo, iba a replicar, pero él me detuvo. — Y no digas más no cambiaré de opinión.
Dejamos las cosas en la habitación de Stef, Alex pasó como dijo con Bella y Chiara y gran parte de mis cosas entre ellas mi peluche de Totoro, al verlo pensé en Gian y en la vez que me lo regalo, lo tomé en mis manos, quería decirle que se lo llevaran, pero a la vez no, en verdad amaba ese peluche, pero por otro lado la presencia de Gian estaba en todo él.
Abracé el peluche por un largo tiempo y tomé la decisión de que quedarmelo no era tan mala idea. Las chicas ordenaron pizza y vimos una mala película supongo que en su intento de distraerme, se fueron ya entrada la noche.
—¿Quieres irte a acostar ahora? — pregunto Stefano luego de que limpiaramos la sala.
— Sí, además tu también debes estar cansado, aun pienso que yo debería dormir en el sofa.
—Ya te dije que no.
Fui a la habitación de Stef que temporalmente se convertiría en la mía para buscar mis cosas de aseo personal y mi pijama, me dirigí al baño y luego de terminar mi aseo y ponerme la ropa de dormir, regrese a la habitación. Al pasar por la sala vi que Stef estaba arreglando el sofá cama para dormir en él.
—Déjame ayudarte con eso. — me ofrecí acercándome.
—No te preocupes, ya termine, descansa.
—No es nada, deja yo te ayudo.
—Daniele Macri vaya a acostarse como un niño obediente. — dijo girandome en dirección a la puerta de su habitación.
Al principio sonreí, pero cuando las palabras niño bueno se cimentaron en mi cerebro, mi risa disminuyó, pues recordé alguien que siempre solía decirme esas palabras en otras circunstancias. Gian Di Castello. ¿Qué haré para sacarlo de mi mente? ¿Cómo es que estuviera en cada cosa, en cada aspecto de mi vida?
—¿Estas bien Danny? — escucho preguntar a Stef.
—Perfectamente. — dije y me apresure a entrar en la habitación.
Dejé mis cosas de baño en un lado, me tiré en la cama, abracé al peluche de Totoro, me fui arqueando hasta quedar en posición fetal, pensando otra vez en todo, todo seguía ahí, nada se había ido, mi intento fallido solo le había agregado más problemas a la lista.
—¿Puedo pasar Danny? — preguntó Stefano mientras tocaba la puerta, no encontré voz para responderle, pero al parecer mis sollozos eran audibles, porque de todos modos entró. — No estás bien Danny. — dijo sentándose a mi lado, coloco mi cabeza en su regazo y me acarició el pelo despacio, no dije nada al respecto, pero su toque me fue relajando.
—Sé que todo parece perdido ahora, pero te prometo que todo saldrá bien, aunque no se vea así.
Sus palabras dichas de manera tan suave parecían causar efecto. Después de unos minutos cuando me calmé, Stefano levantó mi cabeza con suavidad y la colocó en la almohada.
—Buenas noches Danny. — dijo dándome un beso en la mejilla, antes de que se levantara de la cama yo lo tomé de la muñeca. .
—Por favor quédate.
Los ojos de Stefano se abrieron de par en par.
—No quiero dormir solo... por favor... — dije suavemente sin soltarlo.
Stef se quedó mirándome a los ojos detenidamente.
—Está bien. — dijo finalmente. —Hazme un poco de espacio.
Yo me acomode en la cama, Stef se acostó detrás de mí y me abrazó, yo cerré los ojos sintiéndome mejor.
En verdad no quería dormir solo, no quería volver a pensar en todas esas cosas horrendas que rondaban mi cabeza y me hacían daño, como sus palabras me calmaron quería conservar esa paz al dormir. Sé que no era lo correcto por el tipo de sentimientos que guarda Stefano por mi... pero en ese momento fui un egoísta que solo pensé en mi mismo.
Aún no estaba segura de cómo me sentía respecto a Danny quedándose en casa de Stefano, sé que quiere alejarse de todo, pero eso no parece la mejor opción. Iba pensando en todo eso cuando al abrir la puerta de la casa me encuentro con una escena para la cual no estaba preparada, la casa parece el escenario de un desastre natural si un huracán hubiera pasado por ella se vería menos destruida.
Los adornos que mi madre atesoraba hechos pedazos en el suelo, los floreros rotos y las flores esparcidas, las mesitas volcadas, la porcelana rota del mismo modo, algunos cuadros fuera de sus marcos y con los lienzos rasgados.
—¿Qué sucedió aquí? — pregunté boquiabierta a las chicas que limpiaban el desastre.
—La señora... ella, no sé qué le sucedió, estuvo hablando por teléfono creo que con el señor y luego comenzó a tirar cosas mientras lo maldecía gritando al igual que a Daniele... — respondió Loretta.
¿Mi madre hizo todo esto? ¿Pero por qué?
—¿Dónde está ahora?
—Está en su habitación... señorita Alex, la señora ha tomado mucho. — dijo Vittoria.
Yo solo asiento y me dirijo a las escaleras. Conforme avanzo por la casa veo mas cosas rotas y el mismo caos, llegue a su habitación, la puerta no estaba asegurada, la veo tirada en el piso con el pelo descompuesto, la ropa un poco deshecha y una botella de whisky en sus manos.
—Alessandra Verona Di Castello.— dijo al verme. —Una Di Castello de nacimiento, una que yo traje al mundo. — su voz era pastosa por el alcohol.
Yo me acerqué a ella.
—Mamá deja esa botella y párate de ahí, no estás bien.
—¿No estoy bien? Obviamente no estoy bien. — dijo poniéndose dificultosamente de pie, intenté ayudarla, pero apartó la mano violentamente. — Déjame yo puedo. No estoy bien porque el marica de tu padre me boto de la casa como si fuera una basura. ¿Y sabes que? No quiere que use su apellido.
—Es de esperarse, no están casados. — dije suavemente.
—Tu — dijo señalándome. — Tu y todos tus hermanos están de parte de esa puta de Daniele. Traicioneros malos hijos. — se dio un largo trago.— Y el muy degenerado de Piero se va a casar con la puta que tiene como novio, otro maldito marica, estoy rodeada de malditos maricones.
—¡Madre ya cálmate!— exclamé en voz alta. — Dame esa botella. — dije intentando quitarsela.
—¡Dejame mala hija! Déjame beber que ya no me queda nada. — dijo alejándose con la botella hasta el balcón. — No tienes idea de lo que tuve que cambiar para encajar en la sociedad, yo una chica inexperta de un pueblo pequeño.— dijo sentándose en una tumbona de madera. — ¡No te imaginas! No sabes como me trataron todos, yo que acababa de entrar en esto...
»No sabes lo que sentí cuando tu padre me confesó su anormalidad, quedé en shock, luego sentí asco cuando me dijo que había estado con hombres en el pasado. Pensé en terminar ¿Pero que podía hacer? Estaba embarazada de Piero, mi madre y hermano estaban encantados de que me estuviera con alguien como él. Me presionaron tanto cuando les dije que pensaba en terminar... nunca les dije porque, no me atreví.
»Y luego él me deja, me deja acusandome de no ser la misma, de que solo me importaban las apariencias y el dinero, de ser una frigida porque no era una enferma adicta al sexo como él. ¿Cómo esperaba que me comportara? ¿Que hiciera cosas de gente sin clase? ¿Que actuara sin considerar mi estatus después de todo lo que me costó?
Me quedé muda ante sus palabras. Era cierto que el estatus, el qué dirán y el dinero eran muy importante para mi madre, al parecer más importantes que la relación que tenía con mi padre.
— Todo lo que le aguante. — prosiguió en tono bajo. — ¿Que no me fue infiel? Es cierto, no lo fue, pero sé que en su mente pensaba en hombres y ahí en sus pensamientos me era infiel, en su mente donde habitaban todos sus deseos pecaminosos. Yo cambié por su bien, cambie para ser aceptada y ser respetada, tu bisabuela me odiaba, Stella la abuela de Isabella aun no perdona mi procedencia. ¿Y que quería Gian que hiciera? ¿Que siguiera siendo la misma?
—Pero mamá mi abuela Sofía no era así, mi tía Stefania tampoco. — dije arrodillandome a su lado quitando la botella de su mano.
—Ellas podían ser así, tu abuela era rica de cuna al igual que Stefania que no solo era rica sino estupida.
—No deberías hablar así de ella.
—Sabes que era estúpida, por lo menos su hija no salió así, lo malo es que es una zorra.
—No hables así de Bella.
—Oh por favor, esa zorra, vive sola y sé que se ha acostado con hombres a los que lleva a su apartamento.
—Tener relaciones no te hace una zorra y si lleva honbres o no a su casa no es tu problema. Yo tengo relaciones con mi novio. ¿Soy una zorra entonces?
—¿Tengo que decírtelo?
No me sorprendió viniendo de ella, pero me hirió.
—No sé porque pensé que dirías algo diferente. — dije poniéndome de pie.
—Si tan solo Gian me hubiera dejado mandarlas a ese internado de monjas serían señoritas decentes.
—Te recomiendo que tomes una ducha y te duermas.
—¿Para qué? ¿Con qué objeto? Ya no soy Patricia Di Castello, no soy nada.
—Sigues siendo una persona y podrías ser una mejor persona si quisieras. Vamos párate.— dije tomándola del brazo.
Ella se levantó, la llevé al baño para que tomara una ducha, después de mucho batallar pude hacer que se acostara. Al final había sucedido mi padre le había dicho que se fuera, era solo cuestión de tiempo, no se puede culpar a nadie más que a ella misma, tal vez ahora forzada a vivir como alguien mas humilde encuentre a la chica de pueblo que perdió entre el brillo de las joyas y el esplendor del dinero.
Cuando bajé la mayoría de las cosas estaban recogidas, me puse a acomodar las cosas con las muchachas mientras pensaba en que tal vez debería ayudar a Patricia a buscar un departamento, se que ella tiene dinero propio, puede comprar un pequeño lugar para ella, también debía de pensar en que iba a hacer yo. ¿Me quedaría en la casa? ¿Se quedaría Carlo? ¿La casa se quedaría vacía? Demasiadas cosas habían sucedido en esta familia en tan corto tiempo.
Cuando pusimos todo en orden ya era de madrugada, no pude dormir esa noche, me quedé en la sala con mis pensamientos, Carlo tampoco fue esa noche, pero con él no era sorpresa. Cuando el sol se alzaba por el horizonte me levanté y preparé un café hoy sería un día largo.
Papá me informó de lo que le había dicho a mi madre sobre la casa, yo en lo personal no estaba en buenos términos con ella luego de nuestro almuerzo, pero aun asi fui a la casa a ver qué podía hacer por ella. Había mucho por hacer en la oficina, pero mi abuelo, quien se estaba haciendo cargo de las cosas ya que mi padre aun no regresaba, me dio el dia libre para esto.
Me sorprendió al ver que Alex me abrió la puerta, se veía cansada con ojeras y bolsas bajo los ojos.
—Buenos dias Piero.
—Buenos días Alex. ¿Qué te pasó? Te ves...
—Horrible lo sé. — dijo quitándose de la puerta
—¿La casa no tenía una cantidad absurda de adornos y muchos cuadros? ¿Qué pasó? — pregunte entrado en la casa y viendo que las paredes y mesas están sospechosamente vacías.
—Mamá, tuvo un ataque repentino de rabia.
—Me imagino que por lo que le pidió mi papá.
—Sí. ¿Quieres un café?
—Sí, por favor. — respondí sentándome en la sala.
—Ya te lo traigo. — dijo ella.
Me quedé sentado en la sala contemplando el lugar, nunca vivi aqui con mama luego del divorcio, como mis hermanos preferí irme con mi padre y cuando Alex regresó yo estaba en malos términos con mi madre, peores que ahora.
—Toma. — dijo Alex dándome la taza.
—He venido a...
—¿Ver si saldría de la casa?— preguntó mi madre desde la escalera, iba como siempre solo que esta vez se había puesto varias joyas.
—Vine a ayudarte con lo que necesites.
—¿Qué harás? ¿Harás que tu padre entre en razón?¿ Me comprarás una casa?— preguntó bajando las escaleras noté que tenía una maleta y un bulto de mano.
—Puedo llevarte a ver propiedades que se ajusten a tu presupuesto.
—¿Presupuesto? ¿Patricia Di Castello no se ajusta a un presupuesto? — pregunto sentándose en un sillón de la sala.
—Sobre eso... los abogados van ayudarte a...
—No lo haré, he llevado este apellido por años... y no...
—Mamá por favor. ¿Por qué hacer todo más difícil? — pregunto Alex.
—Está en lo correcto Alex, legalmente no está obligada, pero no porque lo tengas tienes acceso al dinero de la familia.
—Como se engrandecen en mi miseria, ustedes son peores que su padre.
—Sí y por eso estamos aquí ayudándote. — dijo Alex.
—¿Ayudarme? A salir de la casa.
La puerta principal se abrió, Carlo con lentes oscuros y ropa de cuero entró por la puerta.
—¿Por qué están todos así? ¿Qué sucedió ahora? —preguntó mirándonos.
—¿Estabas tomando como todo lo que está pasando? — pregunto Alex.
—No, estaba con mi papá.—responde en mal tono.
—Supongo que viniste a ver como salgo de la casa. —dijo mi madre mirándolo con intensidad.
—No, no estoy particularmente interesado en eso, vine por ropa vuelvo con papá. — respondió Carlo con gesto aburrido.
—Debe ser agradable tener un lugar donde vivir. — dijo mi madre.
—Mamá... — dijo Alex.
—Madre ven conmigo, solo dale una oportunidad a los lugares que te mostraré.
—No iré a ningún lugar contigo o con ninguno de ustedes.
—¿Entonces qué vas a hacer? — pregunté.
—Estuve hablando con tu tío...
—¿Te refieres al animal padre de Danny?— preguntó Alex.
—Me refiero a mi hermano Alberto, tío de todos ustedes.
—Por desgracia. — dijo Carlo.
—Sí concuerdo con que es una desgracia no poder elegir a sus familiares o no los tendría de hijos. — dijo impasible.
—Vaya Patricia, te luces. — dijo Carlo dirigiéndose a las escaleras. —¿Y se quedan ahí luego de lo que les dijo par de masoquistas?
—Como les decía, hablé con mi hermano y pasaré una semana en mi pueblo.
Todos nos quedamos estupefactos. ¿Mi madre en su pueblo por voluntad propia?
—¿Que? — exclamamos Alex y yo.
Carlo se detuvo en las escaleras y bajó de nuevo.
—Esto si es inesperado. — dijo Carlo.
—Estaré allí por una semana y regresaré.
—Mamá... ¿Pero a donde regresaras? No es mejor que soluciones lo de un lugar antes de marcharte.
—Regresaré a esta misma casa y ni Gian, ni Franco, ni ningún Di Castello podrá evitarlo.
—Mamá...
—No hay más de que hablar.— dice poniéndose de pie y tomando sus maletas. — Nos veremos en una semana.
Yo me puse de pie tras ella que iba camino a la puerta principal.
—Madre iré a ver los lugares que te dije y te mandaré la información.
—No malgastes tu tiempo. — dijo y salió por la puerta sin mirar atrás.
—Su salud mental me preocupa. — dijo Alex.
—Mamá no tiene problemas de salud mental, eso solo que jamas a tenido que esforzarse por lo que tiene y ahora que se ve amenazada no sabe qué hacer.
—Tu porque no viste como estaba esta casa ayer cuando llegué.
—Está en negación. — dije. — Bueno yo me voy, solo vine para ayudarla con lo de la casa, aprovecharé el día libre para preparar lo de la propuesta a Dante.
—Te puedo ayudar si quieres. — se ofreció Alex.
—No, gracias debes descansar.
Salí de la casa dejándolos a los dos, pensando en que sería de la casa ahora. ¿Se quedarían ellos dos o se quedaría vacía?
La primera semana después del incidente fue horrible. Tuve ataques de panico y ansiedad más de una vez, tenía grandes sentimientos de culpa y vergüenza, me avergonzaba que todo se preocuparan por mí por algo que yo hice. Pensé en terminar lo que inicie más de una vez, hacerlo con un método más seguro que abrirse las muñecas, pero al parecer todos sabían o asumen que lo haría pues estaba muy al pendiente de mí. En el baño no había medicamentos, no me dejaban manejar objetos cortantes y Alex no trajo bufandas o cinturones entre mis cosas. Todo lo hacían de la manera más sutil posible, pero era evidente el motivo.
Otra cosa que me hacía sentir bastante culpable era el hecho de que le pedí a Stefano que durmiera conmigo un par de noches más y él nunca se negaba, en la mañana cuando se despertaba sonriéndome me sentía fatal por hacerlo sabiendo que tiene sentimientos por mí que jamás voy a corresponder.
En esta semana tuve dos sesiones con la Doctora Gabriella y puedo decir que me ha ayudado mucho, hablamos de mi problema de ansiedad y descubro que no empezó cuando me mudé a Milán sino antes, solo que nunca le había tomado importancia. Me guió en intentar retomar una actividad que disfrutara, al igual que me aconsejó mantenerse alejado un tiempo de las redes sociales.
Obviamente mis problemas no se terminaron con dos visitas, debía ir a verla regularmente. Retomé el dibujo que había dejado y a la cual me limitaba a realizar para trabajos de la universidad. Los chicos seguían actuando igual conmigo y con un poco de tiempo creo que comencé a ver una esperanza, mínima, no identificable aun para mí, pero estaba allí...
No obstante tenía otro problemas más, Gian Di Castello, no me dejaba en paz, me llamaba constantemente pese a que no quería saber nada de él, fingía interesarse en todo, se preocupaba por que comiera, me reiteraba que no tenía porqué quedarme allí y no aceptaba nada de lo que intentaba devolverle.
La segunda semana fue mejor, al final de la misma ya había tenido cuatro sesiones con Gabriella, dibujaba con regularidad y me ocupaba de los quehaceres de la casa a pesar de que Stef y Nico dijeran que no era necesario, pero no quería ser una aprovechado y no aportar nada.
Estaba en la cocina preparando comida para todos, cuando recibo una llamada de un número desconocido.
—Pronto.
—¿Daniele Macri? — preguntó la voz femenina del otro lado de la línea.
—Sí. ¿En qué puedo servirle?
—Le llamamos del politecnico di Milano.
La universidad...
—Sí, diga.
—Le llamamos porque queríamos saber si ya está en condiciones para reintegrarse a las clases, recibimos informes de su familia de que estaba teniendo problemas de salud, pero no hemos vuelto a tener ninguna noticia. — me informa la joven.
Honestamente estaba confundido, pensaba que por mis ausencias había perdido la beca, en verdad sí había pensado en regresar, con ayuda de las terapias tal vez ya estaba listo para enfrentar a los demás.
—¿Señor Macri?
—Lo siento disculpe... es que pensaba que había perdido la beca, pensaba que las inasistencias y las calificaciones eran primordiales.
—Bueno, en realidad la beca fue retirada ya que los motivos de sus inasistencias no fueron reportados de inmediato, pero todo el año fue pagado, recibimos la información de que se reincorporaría en corto tiempo.
Gian Di Castello, esto era obra de Gian Di Castello.
—¿Me puede decir quien les llamó?
—Hablamos con el señor Di Castello.
—¿Gian di Castello?
—Sí.— respondió sonando un poco confundida.
—Sí volveré. — dije de pronto. —Estaré allí a inicio de semana.
Estaba muy atrasado en las clases con las semanas que había perdido, pero con un poco de esfuerzo podía ponerme al corriente, estoy seguro... pero tenía otra cosa que resolver, Gian Di Castello.
Terminé de preparar la comida, tomé un abrigo y salí, era raro que me dejaran estar solo, pero luego de la segunda semana de terapias tenían más confianza de dejarme por unas cuantas horas, fue muy difícil convencer a Alex y los demás de que podía quedarme unas horas por mi cuenta y no intentar algo estúpido.
Tomé un taxi, aún las multitudes del metro y los autobuses me causaban un poco de aprensión. Llegar a las oficinas del grupo Di Castello después de tanto tiempo se sintió muy extraño, por un momento pensé en irme, en huir, en no enfrentarme a su mirada, pero debía de hacerlo. Respire profundo, entré en el ascensor y presioné el botón del piso de la oficina de Gian.
Pensé que a Bianca se le saldrían los ojos al verme, pero fuera de sorprendida por mi aparición fue muy amable conmigo, como al inicio.
—Puedes pasar Daniele, él no está reunido con nadie ahora mismo. — dijo muy amable, tan amable estaba que hasta me pregunto cómo me sentía, tener a tantas personas tratandome como si me fuera a romper en cualquier momento era un poco molesto.
—Estoy bien, gracias. — era mi respuesta usual ante la misma pregunta.
Me detuve frente a la puerta de la oficina de Gian, detrás de esa estructura de madera se hallaba él, el tornado que arrasó con mi calma. Tome aire y abrí la puerta.
Allí estaba él, sentado detrás de su escritorio con un impecable traje azul oscuro de tres piezas, su perfume me llega hasta aquí, envolviendome en su esencia que no he podido olvidar, como quisiera arrancarlo de mi pecho.
— Gian. — dije y mi voz sonó más débil de lo que creí.
Él levantó la mirada hacia mí, sus ojos azules se posaron en mí y de inmediato su mirada se suavizó, lo odio, no ,quiero odiarlo, quiero que su presencia no me afecte.
—Baby. — dijo en voz baja, pero aun asi cargada de tantas cosas.
No, no debía llamarme así, como si nada hubiera cambiado, no quiero escuchar esas palabras de sus labios, no. Yo aun no me movía de la puerta, la había cerrado y estaba recostado de la misma, veo como se levanta y se va acercando a mí, debo ser más estúpido de lo que pensé. ¿A qué diablos vine?
—No te quedes ahí, por favor siéntate. — dice cerca de mí, poniendo su mano en la base de mi espalda, siento su toque por encima de la ropa y mi piel arde. Me alejo de él para que retire sus manos de mi, camino a su lado y me siento en una de las sillas frente al escritorio.
—No durare mucho, solo tenía algo que decirle. —dije sin mirarlo.
—Por favor Danny deja de tratarme de usted, después de todo lo que...
—No tiene que pagarme la universidad. — dije sin dejarlo terminar no quería escucharlo hablar de lo que pasó entre nosotros.
—Es lo menos que puedo hacer, viniste aquí para estudiar y yo me interpuse en tu camino, no lo voy a dejar de hacer, permíteme por lo menos poder hacerlo, se que no quieres nada de mi, pero... Danny.
—No tiene que... — dije mientras sacaba mi billetera de mis bolsillos, saqué la tarjeta que medio y la puse sobre su escritorio. —Tampoco necesito esto.
—Lo necesitas, tienes que comer, pagar transporte, materiales y cualquier cosa que quieras o necesites.
—No quiero...
—Sí, no quiere nada de mí lo sé, pero no puedes evitar.
—No quiero deberle nada.
—Soy yo el que te debe a ti. — dijo.
—No lo voy a aceptar.
—Vas a ir a la universidad y vas a tomar la tarjeta contigo, el auto también es tuyo, sé qué le dijiste a Carlo que me devolviera las llaves, pero no las acepte.
—¿Por qué me haces esto? — pregunte con un hilillo de voz.
—¿Qué te estoy haciendo? — preguntó con su voz profunda mirándome directamente a los ojos.
—¿Por qué no permites que me olvide de ti?
—Puedes olvidarte de mí, pero yo nunca me olvidaré de ti. Ódiame si quieres, pero permíteme ayudarte. — dijo poniendo la tarjeta en mis manos, nuestras manos se tocaron haciéndome sentir el mismo ardor.
—Yo... yo me tengo que ir. — dije poniéndome de pie.
—No, por favor, aun no te vayas. ¿Me dejas invitarte a almorzar? — preguntó poniéndose de pie tras de mí.
—Lo siento, pero no.
—Por favor.
—Ya le dije que no señor Di Castello, pase buen día. — dije saliendo de la oficina, huyendo de él una vez más. Tomé un taxi tan pronto salí de la empresa, me recosté del asiento casi sin aliento, solo quería olvidarme de nuestra historia poder vivir como si no nos hubiéramos amado.
¡¡Nuevo capítulo yei!! 🎉🎉🎉
Gracias por la aceptación de este nuevo libro y gracias por seguir la historia de Danny. 😍😘
En FB puse la portada del spin off que no es de Carlo o Piero en serio vayan a verla y me dicen que opinan, en serio que quiero saber sus reacciones. 😃😱 De igual forma está el anillo que Piero le dará a Dante de compromiso en una propuesta súper romántica en el próximo capítulo.
Ahora ya que vi que tanto lectores quieren un spin off de Carlo o Piero he decidido hacer uno sobre ambos, aun no tengo título o portada pero sí sobre cómo iniciara, como Piero conoce a Dante y desarrollará más la relación de Carlo y Leo. 😏😏
Besos a todas las maravillosas personas que siguen esta historia y dejan su hermoso voto y su bello comentario, los amo. 😘😘😘
¿Qué opinan del capítulo?
¿Qué les parece la reacción de Patricia?
¿Qué opinan de Danny viviendo con Stef?
¿Habrá alguna posibilidad para Daniele y Gian?
Próximo capítulo: "Treat you better"
📌 Nota aparte: No se si les guste la fantasía, pero estaré subiendo una historia de fantasía es BL como todo lo que escribo. Fin del auto spam. 😂😅
Nos leemos luego.
Bye. 😘
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