veintiuno
| INEVITABLE |
¿Cómo iban a afrontar el hecho de que eran una pareja de novios? Una mujer de veintitrés años y un hombre de veintinueve que apenas se conocían, y que en definitiva no compartían los mismos ideales, más que ser felices. Eran, solamente, una agente del NSB y un senior abogado que se conocieron por casualidad en medio del desastre.
La mañana del siguiente lunes el equipo del NXX se reunió en la mansión de Marius, donde siempre, para hablar de lo sucedido con tranquilidad y comenzar a trazar su nuevo plan hacia su objetivo natural, sin embargo, como Roselle no había participado abiertamente durante ese tiempo, se mantuvo tomando notas en su cuadernillo y revisando en su tableta la información para tener una buena referencia y generar indicios concretos con ella; mientras tanto, la abogada y el señor Wing se encargaban de notificar sus descubrimientos.
—No tenemos una idea clara sobre la droga que Kendricks distribuía, pero Themis y yo llegamos a una conclusión acerca de su origen. Cómo tal, la sustancia no era de su autoría, y creemos que existe un grupo detrás de ella que tiene innumerables conexiones, tanto con la cuidad, como el gobierno, de no ser así, inmediatamente el mundo hubiese sabido se su existencia y no fuese un mito sin resolver —explicaba Artem, serio como debía.
La agente le escuchó fuerte y claro, no obstante, aquello no evitó que su nerviosismo se elevara a niveles increíblemente altos, tanto, que su pluma vaciló y la letra cursiva y ordenada se desvió de ser perfecta en un renglón.
Por la mañana había llegado con Luke al punto de reunión, y por algún motivo, este ocupó junto con ella el cómodo sillón para dos, mas, para ser sincera, se lo agradecía.
No había visto a Artem desde el día en que le pidió ser su novia, hacia como tres días, y tenía vergüenza; el sentimiento era tal como aquel que aborda a los adolescentes de secundaria cuando se consiguen su primera novia o novio, entonces no se hablan hasta que se ven obligados a ello, aún sí para llegar a ese punto los dos habían estado seguros.
Incluso el abogado desviaba la mirada cuando por accidente la colocaba sobre ella.
—La sustancia no es la que buscamos, sin embargo, podría ser una variante y tal vez su objetivo sea esconder la verdadera del ojo público —concluyó Themis, que por esa reunión se encontraba junto al ojiazul.
—Es una lastima que no tengamos una prueba para laboratorio, aunque me temo que el producto de Heirson aún sigue bajo inspección en la NSB, y no me parece que tengamos resultados prontos —informó Luke, apenado, pero no había nada que pudieran hacer para agilizar el proceso, no cuando los resultados eran imprescindibles para su investigación.
—Junto con ello, me gustaría agregar que Janus, el asesino de la señora Marino, no está teniendo avances concretos. De esa manera no puedo avanzar con mi parte del trabajo, así que necesitamos a otro suspecto —decía Vyn, mostrando en su tableta la imagen del actor que lo perdió todo por conseguir nada.
Se mantuvieron en silencio, no pudiendo llegar a nada, ya que no tenían punto de partida para un objetivo secundario, pero específico.
—Seguiremos marchando con lo que tenemos, no es hora de rendirnos. Por mi parte, seguiré investigando las conexiones de Heirson, en algún momento tendrá que existir una prueba que nos lleve a la verdad, así que sigamos —animó el Von Hagen, dando por terminada la sesión de ese día.
Se despidieron, tal como siempre, y pronto Roselle estuvo guardando sus herramientas en su bolso, aunque con una lentitud que nunca antes se le había visto. Mientras eso sucedía, Luke le esperaba para volver a la oficina y Artem y Themis se levantaban para irse de una buena vez, aunque el primero, incapaz de marcharse sin despedirse de su pareja, pero sin saber exactamente cómo hacerlo.
—Oh, señorita Wright —Marius llamó, obteniendo la atención de todos ahí—. Hay algo de lo que quiero hablarle, así que me gustaría que se quedara. Tomara un poco de tiempo, no voy a mentir, así Luke puede irse —dijo, confiado, tal como siempre.
Roselle le miró confundida, sin que le pasara por la mente acerca de lo que deseaba hablarle, pero enseguida aceptó.
—Claro, no tengo problema. —Miró a Luke, quien asintió de la misma manera al no encontrar inconveniente, sin embargo, cuando su mirada recayó en el abogado por inercia, tuvo que sonreír con naturalidad fingida.
Artem también sonrió, pero fue incapaz de esconder cuan nervioso se encontraba, dando indicios a los demás de que algo estaba sucediendo, y no era un distraído para no notarlo.
—Antes de eso, ¿puede darme un segundo, señorita Wright? —pidió, sintiéndose como un tonto al intentar evadir su nueva relación. Después de todo, él era quien le había pedido tal cosa.
La dama asintió, caminando justo después fuera de la sala de juntas, y una vez el castaño se disculpó con su compañera durante unos segundos, le siguió.
—¿Necesita algo, señor Wing? —inquirió, tratando de verse natural. Se quedó de pie a unos pasos de la puerta, pensado en que avanzar más allá no era necesario por su pendiente con el dueño de la mansión.
—Siento no haberla llamado estos días —dijo enseguida el otro, sin rodeos—. Estaba nervioso por... ya sabe.
Se despeinó el cabello, lo cual lo hizo verse más apuesto que de costumbre, sobre todo con aquel sonrojo disimulado que le mostró a la joven.
Ella suspiró, sintiéndose tonta también. Ya no eran unos niños inmaduros, se dijo.
—Lo siento también, eso fue tan repentino que aún no lo puedo procesar correctamente. Nunca he tenido una pareja antes —confesó.
Más que nerviosa, su tono fue divertido, y con cautela, estiró su mano, tanto como pudo por la diferencia de altura, entonces acomodó aquel cabello corto de su flequillo que no había vuelto a su lugar antes.
Artem, impresionado del gesto, pudo mostrarle una sonrisa tranquila, muy diferente a la de antes en la sala.
—Gracias —susurró, dando un paso hacia ella para quedar más cerca, y una vez con más alcance, colocó una mano en su mejilla, se inclinó lo suficiente y dejó un suave beso sobre la otra. Uno tardado y lleno de cariño.
Roselle cerró sus ojos un breve segundo, hasta que sintió como se alejaba. Llenó su pecho de calma, su postura se relajó, y con ello alegró su día, aún si fuese solo un pequeño detalle.
No obstante, un tercero rompió su burbuja y ellos tuvieron que alejarse para no tener que dar explicaciones.
—Celestine me llamó, señor Wing, quiere vernos en la firma antes de las once —avisó la castaña, viéndose obligada a mirar hacia otra parte, ya que llegó en el momento justo del beso.
—Debemos irnos entonces —atendió el llamado enseguida, aunque antes de marcharse, su atención volvió a su novia—. Nos vemos después, señorita Wright, espero que sea pronto.
—Claro, igual lo espero, vayan con cuidado —atendió la agente.
No tardaron en tomar camino por el corredor, por lo que la albina solo miró sus espaldas alejarse, aunque, contraria a la última ocasión en que puso atención a ello, en esa no sintió malestar por los sentimientos no correspondidos del mayor hacia su compañera, sino que les deseó un buen día por igual.
—Roselle, te dejo en buenas manos... —Luke interrumpió su atención en los dos—. Tengo que irme, el jefe quiere verme otra vez, así que me temo que pronto tendremos más trabajo que hacer. No vayas tarde a casa, por favor, y cuídate mucho.
La dama asintió un par de veces, viéndose contenta, más que de costumbre, y el hecho turbó al castaño, que adivinó enseguida el motivo de ello: nada más y nada menos que el señor abogado y muy apuesto Artem Wing.
—Claro, te llamaré cuando sepa que es lo que desea decirme el señor Von Hagen y volveré a la oficina si me desocupo temprano. Puedes ir con calma, y ten cuidado de igual manera —se despidió, caminando de vuelta hacia la sala de reuniones, sin esperar más palabras.
Cuando estuvo dándole la espalda, el pelirrojo miró de soslayo como se alejaba, para luego ser testigo del encuentro que tuvo con Vyn al encontrarse en la puerta.
Ellos se estrellaron de frente, aunque la más baja por lógica terminó con la nariz en el pecho del hombre, siendo aquel un accidente.
—Lo siento tanto, no vi que salía —se disculpó enseguida la joven, alejándose discretamente del psiquiatra con el gesto serio.
—No se disculpe, también fue mi culpa. Tendré más cuidado —devolvió el albino, fingiendo estar avergonzado.
Luke pudo ser testigo de algo, exactamente del miedo que invadió la postura de su compañera nada más tuvo que ver los ojos de Vyn. Y aquello sin duda le alborotó la curiosidad, aunque más que nada, se tensó.
—Bien, con permiso, nos vemos luego, señorita Wright, señor Pearce... —fue así como se marchó el del doble grado, dejando una escencia misteriosa con su andar.
—¿Hay algo que deba saber? —preguntó sin perder tiempo el de los orbes corales, observando como ella trataba de irse una vez más.
Roselle se detuvo cuando su mano se posó sobre la agarradera de la puerta, sin embargo, al mirarle de vuelta una sonrisa le abordó y negó con la cabeza.
—No, estoy bien. —Terminó por entrar, sudando frío. Sabía que no podía esconderle nada a su compañero, pero era muy extremo que él supiera sobre estado de ánimo con tan solo unos segundos y unas palabras.
—Cuidado, Roselle, no me gustaría verte sufrir —pidió, preocupado, mas, sin poder hacer nada, y así, él mismo abandonó la villa.
De vuelta con el hebras azules que le esperaba frente al monitor principal de la sala, la pecosa llamó y mencionó estar lista para lo que fuese que necesitara el heredero de Pax, no obstante, cuando Marius le observó y no sonrió como acostumbraba, vio venir algo que no era bueno para ella.
—Te pedí un tiempo a solas, ya que necesito confirmar la identidad de un sospechoso. Él tiene contacto con Heirson desde hace más de cinco años y es un potencial sospechoso; por no decir, que es respaldado por agentes de gobierno —explicó el menor, torciendo el gesto al tomar la tableta más cercana a él.
La dama, casi adivinando de quién se trataba, pidió muy en el fondo estar equivocada, antes bien, cuando Marius le mostró la pantalla del dispositivo con una foto abarcando toda ella, confirmó sus sospechas. Era un hombre rubio de peinado corto, orbes azules y de facciones tranquilas que le hacían ver muy apuesto; ella le recordaba más joven, pero en la imagen podía ver que los años le habían dado ventaja sobre ella.
—¿Conoces a este hombre, miss? —cuestionó, sin quererlo del todo.
Roselle apretó sus ojos al cerrarlos y se cubrió los mismos con su mano izquierda, luego asintió sin quedarle de otra. Por su mente pasó fugazmente el incidente de los dieciséis agentes asesinados, y enseguida comenzó a sentirse mareada.
—Su nombre es James Moore, trabaja para la NSB, en un puesto más elevado que el de Luke. Es todo lo que sé —contestó, asertiva.
—Siento tanto tener que recurrir a ti para esto; yo lo siento, leí el informe sobre incidente cuando me enteré que tenían una conexión. —Era su trabajo, pero le sabía mal tener que recordarle el hecho, cuando a leguas se veía que ella no estaba cómoda.
La dama negó, volviendo a colocar un semblante tranquilo, pero fingido.
—Si hay algo en lo que pueda ayudar, con gusto lo haré, señor Von Hagen. Soy una profesional en mi campo, no dejaré que asuntos del pasado vuelvan a ser un obstáculo para mí —aseguró, nerviosa, pero decidida.
No más vulnerabilidad, no más cuidados de Luke; Artem tenía razón, ella era mucho más de lo aparentaba y debía comenzar a aceptarlo una segunda vez.
Ayudaaaa, Marius me anda ganando pero si bien bonito. Yo creo que de acá me voy a hacerle un one shot o yo que sé, pero se lo merece 🥵
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