veinticinco

| DECISIÓN |

          El mensaje está vez había sido claro, Luke estaba en el hospital de Stellis, y en esta ocasión no era una broma. Según la llamada de su jefe, un civil lo encontró herido cerca de un edificio abandonado, lo cual era un obstáculo para sacarlo y llevarlo a los cuarteles de la NSB sin ser acribillados con preguntas cuando se suponía que la identidad de los agentes debía ser protegida. Sin embargo, eso no importó a la albina, pues su compañero había salido herido y estaba inconsciente debido a una misión en la que ella debió ayudarle, por lo que evidentemente, Roselle no pudo pensar en algo más que en culparse.

          En el auto del abogado, él manejaba de manera habilidosa para llegar cuanto antes al inmueble, mientras que Themis, en el asiento trasero no paraba de pensar en el bienestar de Luke, y Roselle, como ya se había mencionado, tampoco podía quedarse quieta con la grave noticia.

          —¿Cómo pudo pasar esto? —murmuraba la castaña, apenas audible, pero suficientemente alto para que los demás la escucharan.

          Artem, concentrado en arribar al lugar, no pudo salvarse de los pensamientos incluso así, porque estaba preocupado por Luke siendo su compañero, pero al mismo tiempo sintiendo envidia. ¿Qué les había hecho a aquellas dos damas? Las dos por igual ni siquiera tenían cabeza para pensar en algo externo, y por supuesto, solo mencionar su nombre bastó para que el momento que compartían Roselle y él se desvaneciera, como si nunca hubiese estado ahí, a pesar de que fue algo íntimo y natural. No obstante, luego se regañó por ser egoísta, después de todo, el pelirojo estaba en peligro.

          Llegaron al lugar más rápido de lo que esperaban; primero las jóvenes se bajaron del auto en la entrada y corrieron dentro del edificio, mientras que el castaño estacionaba cerca para luego alcanzarles, lo cual sucedió, pues la recepcionista se tardó minutos que fueron eternos para ellas al darles información. Una vez consiguieron saber dónde se encontraba Luke, por suerte los tres tuvieron la oportunidad de ir a visitarlo, ya que no se encontraba delicado, y escuchar aquello fue como una bendición.

          De cualquier forma, al entrar en la habitación lo encontraron inconsciente tal como les avisaron, así que preocupada fue Themis quien se acercó primero a la camilla en donde se encontraba recostado.

           —Oh, Luke... —lamentó la abogada al borde del llanto, tocando con delicadeza una de sus manos.

          Tenía vendas rodeándole la cabeza y parches por toda la cara y brazos descubiertos, por no olvidar que tenía puesta la intravenosa que le proveía medicamento. Además de ello, no pudieron evitar ver qué su rostro formaba una mueca de dolor, que seguramente se debía a la herida en su abdomen, la que había causado tanto desperfecto, y que afortunadamente ya se encontraba saturada.

          Roselle no pudo llorar, pero ganas no le faltaron al verlo herido. Inquieta se llevó las manos a la cara, suspirando y agradeciendo, al menos sabiendo que estaba fuera de peligro, pero consciente de que el pelirrojo había estado trabajando solo y por ello estaba en mal estado en ese momento.

          —¿Ro-Roselle... ? —Se escuchó de pronto en la sala, dejando a todos helados.

          A pesar de ser Themis quien le tomaba la mano y lloraba junto a él, Luke despertó y lo primero que dijo fue el nombre de su compañera de trabajo.

          —Estoy aquí, Luke, tranquilo, estarás bien —prometió la agente, enseguida acercándose hasta la camilla para que este pudiera verla.

          —¿Es-estás bien? ¿Qué sucedió con el evento? No pu-pude preguntarte. —Su voz apenas era un susurro, uno ronco por las horas de inconsciencia, pero su tono preocupado hizo a la albina negar totalmente conmovida.

          —Estoy bien, ahora no importa eso. Debes descansar —pidió aparentando estar calmada, sin embargo, cuando el muchacho levantó la mano con esfuerzo y le tocó el rostro con delicadeza, no pudo contener las lágrimas.

          —De verdad estás aquí. —Con ello dicho, Luke pareció tranquilizarse, entonces cerró sus orbes coral e hizo caso.

          Themis había retrocedido al saber que Luke buscaba a Roselle, y Artem, observando todo a una distancia considerable agradeció no tener las miradas encima, porque su rostro mostraba un gesto difícil de explicar.
          En ese momento, comprendió que había estado equivocado y que con ello había causado un error de enormes dimensiones; el joven Luke Pearce en realidad no estaba enamorado de su amiga de infancia, sino que no necesitaba más pruebas para entender que siempre lo estuvo de la que ahora era su novia. La manera en que la buscaba, en como la veía, como la trataba y en como sus celos muchas veces se vieron expuestos al no poder controlarlos, y sobre todo, en como en ese momento había mostrado que era una prioridad en su vida igual o mucho más grande que Themis.

          Caminó entonces hacia la salida abrumado, no le quedó más que disculparse y salir de la habitación para pensar con más calma.

          ¿Cómo arreglaría aquel desperfecto?

          Durante dos semanas se volvió una rutina para Roselle cuidar de su compañero herido, porque simplemente no deseaba separarse de su lado por más que los otros se ofrecieron a ayudarle. Con trabajo, apenas Artem y Themis podían separarla del joven y sacarla del hospital para que descansara como era debido, pero no pasaba mucho cuando ella volvía increíblemente preocupada de que algo hubiese sucedido en su ausencia. Ello, hasta que ese lunes dieron el alta al pelirrojo.

          —¿Estás seguro de que puedes hacerlo solo? —preguntaba a través de la puerta del baño la dama, preocupada de que el muchacho fuese a hacerse daño al cambiarse la ropa, aunque como Artem estaba justo allí, iba a pedirle que le ayudara si era necesario, pues no entraría ella.

           —Tranquila, estoy haciéndolo bien —negó el herido, soltando una risa divertida al saber cómo se preocupaba tanto.

          Roselle aceptó y se separó de la puerta, entonces se dirigíó hacia los dos que le acompañaban.

          —Luke estará bien, es un chico muy fuerte, siempre lo ha sido —aseguró la de la chaqueta roja al ver la seriedad en el rostro de la albina. Ciertamente le daba gracia.

          —Themis tiene razón, así que ve a descansar —mandó el ojiazul, también notando el cansancio que no se iba con nada de su rostro, y tener que soportar verle así por días, para él fue un martirio.

          —Pero tengo que seguir cuidando de él, porque sus heridas... —quizo justificar, pero fue interrumpida.

          —Yo lo haré, ¿bien? Has estado aquí todo el tiempo, me toca ayudar y lo haré tal como tú, te lo prometo. He cuidado de Luke antes —se ofreció la abogada enseguida.

          A pesar de estar insegura, a la pecosa no le quedó más que aceptar el hecho, pues confiaba en Themis y la verdad era que estaba agotada, tanto, que estaba segura de que en un descuido iba a quedarse a dormida sobre lo que sea que encontrara.

          —¡Estoy listo! —avisó el pelirrojo al salir del baño. Llevaba su acostumbrada ropa una vez más y se le veía radiante, casi como si no tuviera una herida que debía cuidar.

          Entonces le explicaron lo que harían, sobre que su amiga de infancia iba a cuidarle mientras Roselle descansaba lo suficiente está vez antes de volver, y él aceptó sin inconveniente, ya que también estaba de acuerdo y preocupado por su compañera de trabajo; así, salieron del edificio, entraron en el auto de Artem y este los llevó primero hasta el edificio en donde Luke vivía, el de la tienda de antigüedades. Ahí, se despidieron y entraron enseguida, porque el detective aún debía guardar reposo.

          —Siento tanto que tenga que ausentarse de su trabajo por esto —se disculpó Roselle con el mayor cuando emprendieron de nuevo la marcha.

          —No me supone un problema ahora, además, que Luke estuviera bien era lo más importante —contó sincero él.

          No habían tenido un solo momento a solas desde que arribaron al hospital la primera vez, además, ella había estado siempre tan cerca de Luke que Artem se volvió prácticamente invisible a su mirar. Y no era como si el hombre del traje pudiera quejarse, porque eran las consecuencias de haberse equivocado con su propuesta, incluso la joven lo advirtió antes de comenzar: sería difícil olvidar a Luke y todavía no lo hacía.

          —Te llevaré a mi casa —de pronto dijo, decidido—. Me sentiré mejor si sé que estás descansando adecuadamente.

          —No quiero molestarlo más...
—negó enseguida la dama, pero una vez más en ese día, fue interrumpida.

          —Es justo que alguien cuide de ti como lo has hecho con Luke durante estas semanas. Me haré cargo, no te preocupes. —No esperó otra respuesta y tomó el camino directo hacia su penthouse.

          La radio se encontraba a un volumen considerable y el aire acondicionado arrulló enseguida a la dama, pero fue incapaz de cerrar los ojos. Se estaba cayendo de sueño, tal como se había mencionado antes, no obstante, debía llegar consciente a la casa del abogado o este mismo tendría problemas tratando de despertarle, así que aguantó hasta que el auto se estacionó en el subterráneo.
          No tardaron mucho en llegar al último piso y entrar en el lujoso y tranquilo lugar, y entonces ella se disculpó por no poder esperar la comida ni la cena. 

          —Puedes descansar en mi habitación, así que ven, te mostraré donde puse el cambio de ropa que dejaste la última vez —señaló el hombre, avanzando hacia la escalera con Roselle siguiéndole.

          —Fue bueno haberla olvidado. —Sintió alivio y rio suave, aunque en su momento, le dio mucha pena haber dejado su ropa cuando estuvo cuidándole de sus heridas.

          Tal era el hecho de conformarse con cualquier lugar para descansar, porque no sentía pena. Lo único que deseaba era dormir tres días seguidos, e incluso, saber que no estaría sola le hacía sentir mejor y dispuesta a echarse incluso en el suelo.

          Una vez en la habitación, Artem le mostró poco, debido a que ya conocía la estancia, y no pasó mucho para cuando se marchó para darle privacidad, entonces ella se cambió la ropa en el baño y salió para lanzarse a la cama de inmediato. Una vez su cabeza se pegó en la mullida almohada, no hubo impedimento para quedarse dormida.

          En la primera planta, el abogado se dedicó a cocinar algo bueno para los dos, recordando que antes de saber que Luke estaba en el hospital, él le había invitado, así que esperaba tener una buena cena que sustituyera un poco el mal momento, antes bien, solo si ella despertaba a tiempo.

          —¿Debería... decirle? —soltó en voz baja cuando cortaba algunas verduras, y segundos después, un suspiro le hizo detener el cuchillo.

          El tema de él equivocándose al pensar que Luke estaba detrás del amor de Themis no le dejaba en paz; lo olvidaba un momento, pero al poco rato volvía mostrándole que en realidad su situación era más difícil de lo que pensaba al inicio, sin embargo, alejar a Roselle con ello no se sentía como una buena opción.

          —Si se aleja ahora de mi... —volvió a cortar, negando al decidirse—. No hay manera en que no desee verla feliz.

          Convencido de que hablarle con la verdad era lo óptimo, continuó cocinando, poniéndole incluso más esmero para que Roselle pudiese disfrutar de su comida y le regalara con ello al menos una sonrisa. Tal vez la última de ellas.

Luke y Heizo. Esperando a que tenga una buena personalidad o si no me mató hahahaha 🕵️‍♀️


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