doce •

| AVANCE |

Cuando Luke por fin dejó libre a Roselle, fue porque ella dejó el llanto atrás, y a diferencia de incontadas ocasionada anteriores, por una vez la vergüenza no le abordó, ni siquiera cuando miró fijamente al joven que al igual le devolvía la acción.

     —No voy a dejar atrás la investigación y no planeo arriesgarme más de la cuenta. Puedes estar tranquilo, Luke, pero también debes prométerme que dejaras de ser tan temerario, aún si no me necesitas, debes actuar con consciencia —alegó y pidió, siendo seria al respecto y por fin encontrando la manera de entenderse.

     —Te lo prometo, Roselle, dejaré de ser tan imprudente —aceptó de buena gana el contrario, satisfecho con su acuerdo—. Pero de verdad, ten cuidado, no me perdonaría si salieses lastimada por involucrarte en esto.

     Ella negó casi enseguida y suspiró.

     —No me involucraste, tranquilo, recuerda que también es mi trabajo —corrigió, aunque dejó de lado la molestia que le causaron sus palabras.

     —Entiendo —lamentó con fachada de aceptación, pues incluso así, le recordaba que no podía hacer mucho por ella y su situación tan peligrosa.

     —Bien, Luke, seamos los mejores compañeros que hemos sido siempre. Confío plenamente en ti —declaró para finalizar, mostrándole una sonrisa leve que aligeró el ambiente en segundos.

     El detective también sonrió, pero el abiertamente, y en consecuencia, llevó su manos hasta el cabello de la joven para acariciarlo en un movimiento gentil.

     —Y yo, confío con mi vida en ti, Roselle.

Estaba justo a su lado, pero se sentía tan alejado, y no podía ignorarlo fácilmente después de saber que tan enormes eran los sentimientos de Roselle por Luke.

     —Tiene que existir en algún lugar al menos una copia del primer examen que hizo Ian Johnson al agua contaminada del Río Opalina —comentaba la agente frente al abogado, compartían el escritorio lleno de documentos, aunque fríamente ordenados.

     No estaba en las nubes, realmente tenía la capacidad para manejar dos asuntos al mismo. Mientras Artem intentaba encontrar las pistas legales para su investigación, pensaba en como Roselle se sumergía enteramente al trabajo, y en como ello le parecía muy similar al comportamiento de Themis.
Malamente, cometía el error de compararlas sin poder detenerse a tiempo.

     —Si existe una copia de ello, con seguridad puedo afirmar que debe existir entre las pertenencias de Jasmine Kenders, sin embargo, Themis no encontró tal cosa... —recordó el castaño, pensando enseguida en las posibilidades. Si no existía tal copia, sería una desventaja a la hora del juicio, por lo tanto, su parte de la investigación no contribuiría en lo necesario, después de todo era la conclusión de aquello.

     —Confío en que debe existir... —aseguró ella, sabiendo lo mismo que Artem. Una desventaja crucial los metería en problemas.


     Comenzaron entonces a buscar alternativas, desde la investigación general hasta los reportes de cancelación de mantenimiento del auto de Hans Weller, pues su instinto no les permitía dejar nada fuera. Todo allí debía tener un motivo, aunque fuese el mínimo, y las casualidades no existían a la hora de compaginar todos los sucesos, pero sin un testimonio exacto, adivinar era una perdida de tiempo.

     Fue hasta que por un pequeño accidente los dos salieron de su propia burbuja para compartirla.

     Sus manos casi chocaron a la hora de intentar obtener un documento, lo cual decía que no estaban tan alejados en sus conclusiones, pero ello no fue todo. Artem antes había experimentado una situación paracida con Themis en ese mismo escritorio y oficina, antes bien, a diferencia lo habían dejando pasar rápidamente, el terminó por dejarle el paso libre a la castaña y ella lo aceptó, entonces terminó; mas, no sucedió lo mismo en esa ocasión.

     Roselle se sonrojó por ser tan distraída y él sonrió al ver su semblante tan alejado del anterior, diciendo claramente que no estaba acostumbrada a aquellas situaciones. Ella era tan inocente, pero también comprendía que la mayor parte de la culpa la tenía él, por haberle propuesto ser el reemplazo de sus preocupaciones.

     —¿Te gustaría salir hoy? —él inquirió dejando de lado el trabajo y haciéndose de la valentía para tomar su mano antes de que la alejara.

     Tan faltos de profesionalismo. Roselle no podía perdonarse una actitud como esa, aunque poco le duró la culpa al levantar la mirada y observar al hombre sonriente.

     —M-me gustaría —aceptó, con la oración "también debes poner de tu parte" en mente.

    BEl tacto de su piel creó por algunos segundos un momento placentero para los dos. Sus manos por igual eran suaves, aunque la diferencia de tamaños era considerada, pues fácilmente las del hombre cubrían las de ella, dándoles un cobijo cálido que llegaba hasta su pecho y le causaba cosquillas a la joven.

     —Te toca elegir, Roselle, te llevaré a donde gustes —pronunció con seguridad, para después dejarla libre, ya que tampoco deseaba asfixiarla.

     Parecia tan fácil a ojos ajenos, cuando en realidad Artem se encontraba dando lo mejor de sí para ser valiente y dar el primer paso. No deseaba cometer el mismo error que con Themis, aun menos sabiendo que Roselle era tímida a la hora de expresarse sentimentalmente. Pero ello no decía que cuando le acorraló contra el librero no terminó sintiéndose avergonzado de su desvergüenza, y que la última vez que la besó no regresó a su auto con las manos temblorosas y las mejillas rosas; ah, y como "plus", no pudo dejar de pensar en lo bien que sentía a su lado por la velada que tuvieron.

     Así que al final, cuando terminaron su trabajo cerca de las tres de la tarde, el abogado le pidió algunos segundos para hacer unas llamadas, y como la agente no deseaba interrumpir, salió de la oficina aunque no era necesario, encontrando a Celestine Taylor dando vueltas por los cubículos.

     —Hasta que tiene un momento libre, señorita Wright. —Hubiese sido una mentira decir que la dama mayor no estaba esperando tal momento después de no verle por la oficina esos días.

     —Hemos terminado por hoy —informó, aunque realmente no supo de primeras que debía contestarle.

     —El descanso es primordial si hay que pensar todo el día, temo que ese hombre no lo entienda la mayoría de las veces. Lamento si te hace trabajar tanto —se disculpó, fingiendo estar apenada, cuando en realidad deseaba regañar al senior de aquella firma.

     —Oh, el señor Wing no es estricto conmigo en ese sentido, de igual forma estoy acostumbrada a trabajar bastante, así que no me importaría —justificó apenada y Celestine negó de manera automática.

     —Jóvenes adictos al trabajo es lo único que me encuentro últimamente. Themis, Artem y usted, señorita, no se salvan —acusó, aunque no fuese su empleada no le vendría mal un regaño.

     Con cada palabra, Roselle se sentía más intimidada, incluso si ese no fuese el objetivo de la jefa de Themis Law Firm. No sabía como escapar, y su salvador llegó a la hora indicada.

     —No debe preocuparse, Celestine —interrumpió en medio de su conversación, manteniéndose a la espalda de la albina falsa—. Themis está descansado ahora y la señorita Wright y yo estamos por irnos.

     Roselle quiso decirle que no era necesario dar explicaciones, ya que al momento de pronunciar que se iban, Celestine levantó las cejas llegando a una conclusión atinada.

     —A eso me refiero cuando digo que deben descansar. Disfruten su cita y nos vemos mañana. —Luego de decir, se marchó a paso lento y levantando la mano, dejándoles el camino libre.

     La joven se mantuvo con las dos manos tomando su bolso cerca de abdomen y el hombre castaño miró hacia otra parte.

     —¿Nos vamos? —Despues le mostró el camino para que ella avanzara primero.

     —Sí. —Y ella avanzó sin contratiempo delante de él.

     No podían corregir a la dueña del lugar, porque además de que se fue sin esperar tal respuesta, no había nada que pudiesen hacer ante la verdad.

     Ellos tendrían su segunda cita formal.

Tras dos días, con el cryptex resuelto y los argumentos suficientes que incriminaban a Hans Weller y a Ian Johnson de haber asesinado a Jasmine Kenders, la investigación sobre la droga NXX no estaba completa, sin embargo, al menos tenían la posibilidad de devolver a la difunta su reputación como periodista en Stellis, después de la injusticia que sufrió derivada de los sobornos y malos tratos.
     El juicio se acercaba mientras Artem y Roselle comenzaban a trabajar con los argumentos que presentaría Themis como la abogaba, no de la difunta, sino de Hugh Moss como su hijo adoptivo, ya que después de todo, fue gracias a su dedicación que todo dio inicio y avanzó a buen paso. Entonces la hora de la ansiada "venganza" llegaría, aunque después de corroborar los demás misterios.

     Esa mañana Luke y Roselle arribaron al centro de investigaciones de Vyn Richter, con la intención de verficiar el contenido del cryptex, y fue la primera vez que la agente pudo ver al chiquillo en persona, pues ese era uno de sus objetivos al aceptar ir con su compañero de agencia después de tanto tiempo sin trabajar hombro a hombro.

     —Hola, Huey, es un gusto conocerte, mi nombre es Roselle —ella se presentó, tratando de sonar un tanto animada para darle confianza al menor, pero como él no la conocía, se mantuvo callado.

     —La señorita Wright es amiga de Themis, no conoció a tu madre, pero estoy seguro de que desea justicia al igual que todos nosotros —complementó el psiquiatra, y como esperaba, el semblante del infante cambió levemente al escucharlo.

     —Bien, ¿dónde está el cryptex? —Luke atendió a su objetivo.

     Vyn se acercó a la mesa ratona detrás de él y obtuvo dicho objeto, luego se lo entregó manteniendo la calma. Roselle observó su mirada después, una presuntuosa que no pudo ignorar, haciéndole recordar enseguida la llamada que le había hecho cuando sucedió el incendio en la Villa Opalina.

     —¿Estás seguro de que esa es la respuesta? —Vyn cuestionó al joven, acomodándose los lentes después—. Si fallas, el secreto que se esconde dentro jamás podrá ser revelado.

     —Luke no se equivocaría, doctor Richter, es un gran detective —defendió la dama al instante, provocando sorpresa en el de los orbes dorados por su matiz molesto que supo esconder perfectamente.

     Roselle no pudo evitarlo, que desconfiara de las habilidades de Luke era inadmisible, y se vio obligada a responder por él.

     Segundos después, el pelirrojo abría el contenedor, presumiendo que nunca hubo porque preocuparse de perder el secreto, pero ahí, solo había una dirección de un tienda de mascotas en el centro de la cuidad.

     —Tal como pensaba —presumió el de los orbes coral de igual manera.

     —Seguro es... —se interrumpió la muchacha, para luego extender la mano hacia el infante con confianza—. Vamos, Huey, te prometo que te gustará el lugar al que vamos a ir.

     Casi de forma inesperada, el niño tomó su mano después de pensarlo y mantenerse estático por segundos. Aunque, preparada, ella supo que no podía rechazar su ayuda, después de todo, había pasado algún tiempo aprendiendo de Luke, y sus habilidades de deducción eran decentes, muy a pesar de que su trabajo no era ese en particular.

     Lo llevaron entonces hasta la tienda de mascotas, en donde le mostró cada lugar cuando el detective estuvo conversando con el dependiente, el mismo que le hizo saber sobre el regalo que Jasmine ya había comprado para su hijo adoptivo antes de fallecer en aquel "incidente".

     —Bien, nos llevaremos a esos dos pequeños, con todo lo que necesiten, por supuesto. Comida, cama y juegos.

     Al decir aquello, Huey que aún se mantenía junto a Roselle se vio contento por la decisión que había tomado, y ello agradó mucho a la joven, después de todo era muy pequeño para haber pasado por todos los males que le causaron las malas personas de ese mundo.

     Volvieron entonces al centro de investigaciones, avisando al psiquiatra lo que habían hecho por el pequeño, al que no le quedó más que aceptar lo ya irreversible, sin embargo, la ocasión perfecta se presentó para la agente del NSB cuando Luke llevó a Huey por una golosina.

     —Me gustaría saber, doctor Richter, el motivo por el cual usted me llamo aquel día y dijo aquellas palabras...

Iba a poner a Artem todo golpeado acá, pero esto es mejor.

El treintañero: amo como sale mi cabello💇‍♂️

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