diecisiete

| INEFICIENCIA |

—Lléveme a la mansión del señor Von Hagen, por favor, y lo más rápido que pueda —pidió al conductor cuando estuvo sentada en la parte trasera, su teléfono marcaba un número en particular mientras su rostro no podía ser peor.

     No contestaron, es decir, Artem no contestó a su llamado y para ella fue evidente qué estaba sucediendo. Según el mensaje de Marius, Luke y ella eran un equipo en la continuación de la investigación, y no era descabellado pensar que la pareja de abogados entonces también lo eran, tal como debía ser desde el inicio.

     Cómo era una emergencia, el auto del NSB condujo rápido hasta el lugar deseado, incluso el guardia de la entrada no preguntó mucho porque tenía indicaciones previas sobre dejarlos entrar una vez su identidad fuese dada, así que una vez estacionó junto a la puerta, la agente agradeció y fugaz abandonó el vehículo.
     Entró entonces a la mansión, iluminada artificialmente, pues cuando la visitaba de día era menos visible el hecho; corrió hasta la sala del grupo y entró sin tocar.

     —Es bueno que hayas llegado, necesito ayuda aquí, miss—Marius le habló enseguida, de pie frente al monitor central.

     El psiquiatra, que también estaba presente, solo le miró de reojo mientras tomaba el paquete de primeros auxilios de una estantería, incluso ella no notó su presencia al obedecer al chico rico sin cuestionar.

     —La información que Themis envió debe almacenarse en la base datos del Big Data Lab, en los archivos confidenciales para que no exista brecha y estén seguros; necesito que llames a los refuerzos de la NSB porque la policía está estancada en el tráfico y no sabemos si los vamos a necesitar, además, consigue el permiso de vuelo a mi nombre, es necesario movernos en helicóptero. Estás a cargo de guiarnos —dijo las instrucciones, todo lo que necesitaba, y se apartó de la computadora para dejarle el trabajo a ella.

     No obstante, mientras se lo decía, Roselle pudo notar como los dedos del muchacho temblaban al teclear. Seguro estaba tan preocupado por Themis, que no podía permitirse flaquear ante la urgencia de salvarle.

     —E-Entendido, yo me ocupo... —aceptó ella, recibiendo la licencia enseguida de sus manos.

     En ese momento, Luke entró a toda prisa, y cuando encontró a su compañera en el lugar, sus orbes coral se abrieron lo suficiente para hacer saber a los demás que algo estaba mal.

     —No hay tiempo, debemos irnos antes de que sea tarde. Se objetivo —regañó el albino cuando se detuvo en la puerta de salida, sabiendo perfectamente que una discusión los retrasaría lo suficiente para causar una tragedia.

     Roselle miró a Luke a los ojos, nerviosa al igual que él, pero antes de decirle una palabra, los tres hombres salieron de la sala.

     Enseguida colocó los dedos sobre las teclas, comenzando con el trámite del permiso, pero no era tan fácil como se veía. Mientras se procesaba, obtuvo la información de la nube compartida de los miembros del NXX y comenzó a transferirla al Big Data Lab tal como Marius le había indicado, y al igual, tampoco era tan sencillo. Haciendo dos cosas a la vez, una ventana más se abría para manejar la ruta del helicóptero y la ubicación de donde había venido el llamado de emergencia, todo para solicitar el apoyo de la agencia.

     —Estás a cargo de guiarnos...

     Antes de presionar el botón que haría todo aquello posible, esas palabras resonaron en sus oídos, como si el joven ojipurpura estuviese presente, luego la imagen del pelirrojo nervioso llegó a su mente; y por último, la conversación con el psiquiatra prendió fuego a sus sentidos, dejándola inmovilizada.

     —Es una emergencia, Roselle, puedes hacerlo... El señor Wing está en problemas —se dijo, ocupando unos segundos para respirar como era debido.

     Sin embargo, en lugar de mejorar, empeoró.

     —Han fallecido dieciséis agentes encubiertos por una fuga de información. Señorita Wright, ¿qué debe decir al respecto?

     —Hubo un error. Asumo toda la culpa.

     —Ya basta, no fue mi culpa. No era lo que deseaba... —murmuró, apretando los ojos al cerrarlos con fuerza y llevando sus manos hasta sus orejas para cubrirlas.

     Pronto el silencio de la mansión se convirtió en gritos y en susurros, cada voz señalando su ineficiencia.
Roselle perdió la realidad en un segundo, apenas su dedo alcanzó a tocar el botón de lo más esencial y perdió al igual el equilibrio cayendo en consecuencia hacia atrás, y por suerte, en una silla que se atravesó en su camino.

     No podía hacerlo, lo supo desde que recibió el llamado de emergencia. Porque era diferente trabajar con Luke y que este se ocupara de la estrategia, y lo era de igual forma trabajar con el grupo del NXX bajo las órdenes de Marius y escondiéndose en la espalda de Artem mientras pudo en su momento, no obstante, hacer algo tan importante como guiarlos se salía de sus manos. No podía enfrentarlo.

Eran las cuatro de la madrugada cuando en la habitación de hospital Artem era regañado por Themis y por los demás debido a su movimiento tan imprudente, el mismo que los puso en una situación peligrosa.
     Para fortuna, nadie había resultado herido de gravedad, mucho menos la abogada cuando el castaño intentó sacrificarse por ella en el aprieto de cajas de cristal, pero los golpes recibidos por Jones eran más severos de lo que se había pensando y por ello necesitaba reposo inmediato.

     En realidad todos se encontraban aliviados, y no era para menos.

     Roselle esperaba fuera, sentada en una de las butacas mientras escuchaba de vez en cuando los comentarios que se hacían dentro, pero era incapaz de levantar la mirada.
     Marius había perdido su licencia y los refuerzos nunca llegaron al destino, solo la información quedó almacenada en la base de datos de la forma más segura, pero ello no le quitaba de encima lo inútil que había sido cuando más era necesitada.

     —Roselle... —le llamaron de pronto.

     —¿Sí? —contestó y observó por el rabillo del ojo aquella chaqueta roja, por el momento un tanto descuidada por lo sucedido.

     —El señor Wing quiere verte —anunció de forma amable, pues en el camino al hospital Luke le contó lo preocupado que estaba de que no todo saliera bien para su compañera, y ello se cumplió más tarde.

     El pelirrojo le llamó cuando no hubo peligro y ella le rogó su perdón por no haber hecho lo que le correspondía. Estuvo aliviada como todos, por supuesto, y arribó al hospital, aunque no quiso ver a los afectados una vez supo que estaban sanos, porque no podía levantar el rostro de la vergüenza que sentía.

     —¿Es... necesario? —inquirió, vacilando.

     —Bueno, él está preocupado por ti. —Solo hizo falta esa oración para que ella supiera que el ojiazul sabía de su fracaso.

     La dama se colocó las manos en el rostro y negó. Pensó aturdida que no podía ser egoísta con el mayor, pues además de ponerlo en peligro él se preocupaba por lo que ella no había podido hacer.

     —Está bien. —Se levantó de la butaca, no llevaba nada encima, más que su teléfono en su bolsillo del saco, así que no sabía dónde poner las manos, y así, entró en la habitación.

     No había silencio, al menos no de parte de Marius y Luke, aunque luego tuvieron que callar sintiéndose nerviosos por no poder decirle a Roselle que no se preocupara más, sin que ello sonase como si le subestimaran.

     —Señorita Wright, me alegro de verla —se dirigió el abogado a ella nada más le vio entrar.

     —También me alegro, y de que se encuentren bien los dos. Yo, lo siento mucho, con todos, no pude... —no dudó en disculparse, pero no pudo terminar.

     —Repondré la licencia cuando tenga tiempo, no es un trámite que me quite años de vida —habló el de los cabellos azules, con un gesto presuntuoso.

     —La información está segura en el Big Data Lab, eso es un logro —consoló seguido el pelirrojo. Cómo estaba junto a ella, le tocó el hombro con delicadeza.

     —Además, nos guió hacia el lugar indicado y pudimos arribar justo a tiempo. No se quite el mérito —atendió el albino revisando sus documentos en una tabla.

     —Y el señor Wing y yo estamos bien —concluyó Themis, de pie justo detrás de ella.

     Roselle asintió. No le hacía bien que trataran de consolarle, antes bien, renegar por ello era innecesario, ya que aún recordaba como vivo el miedo que le invadió en los cuarteles del HQ cuando intentó moverse y no pudo hacerlo. Había estado sola.

     —Bien —interrumpió Vyn cuando la habitación se quedó en silencio—. Llevaré a Themis a su casa, necesita una descanso.

     —Claro, yo tengo que volver a los cuarteles, también necesito un descanso, pero antes pondré todo en su lugar —habló Marius, un tanto cansado por lo que le esperaba.

     —Roselle y yo nos quedaremos al cuidado del señor Wing, le darán el alta a primera hora, así que lo llevaremos a casa —declaró Luke.

     La agente levantó la mirada hacia el detective, y luego hacia el abogado que también le miraba con una leve sonrisa.

     —Sí, mientras tanto me encargaré de traerle lo que necesite —aceptó la albina falsa, sin quedarle de otra.

     Themis y Vyn entonces se marcharon y Marius les siguió el paso algunos minutos después mientras les deseaba suerte, y una vez los restantes supieron que debían hacer algo con el silencio, el primero en hablar fue Artem:

     —No han dormido en toda la noche, porque no van a sus casas, yo estaré bien. —Le dolía el cuerpo, algunas heridas eran de cuidado, pero no algo que le impidiera continuar con sus labores.

     —No es problema —contradijo Luke, sentándose en el sillón pegado a la pared adyacente a la cama.

     —¿Hay algo que necesite? ¿Ropa o comida? —preguntó la dama, sin hacer caso a su recomendación sobre que podían marcharse. Le cuidaría, claro, al menos eso podría hacer por él.

     —No es necesario... —cortó el castaño, aunque luego de pensarlo, su traje había quedado hecho garras y no le atraía la idea de salir en bata de hospital a la calle.

     —Ropa es lo que necesita —adivinó el agente—. Yo puedo...

     —Bien, iré a conseguirla, ¿puede decirme que talla es? —cuestionó ella, interrumpiendo a su compañero, lo cual le hizo saber que estaba bien con ello.

     Artem mencionó sus tallas, un poco avergonzado por no poder negarse, y después, una persona más abandonó la habitación. Roselle le dejó más preocupado que antes, se dijo, ella ni siquiera le había mirado a los ojos por más de un segundo, y entonces no deseaba quedarse a solas con él, por ello el ofrecimiento. Creía que todas sus citas y manejo de relación iban a servir, pero se equivocó, pues se sentía tan lejana que dolía.

     Fuera del hospital, la agente llamó al auto de la agencia y este le llevó a una tienda departamental que se encontraba abierta las veinticuatro horas del día. Ahí, escogió un conjunto de pants para que el mayor estuviese cómodo, compró también un cepillo de dientes y un par de cosas más que servirían.
     Se tardó una hora y media, y cuando volvió, entregó todo y salió de la habitación para que Luke le ayudara a cambiarse siendo los dos hombres.

     Una vez Artem estuvo listo y la alta se le fue otorgada a las seis de la mañana, los tres abandonaron el hospital y se dirigieron hasta el edificio en donde el abogado residía.

Se acerca el cumpleaños del señor y yo la verdad que no ahorré mucho, con eso de que ni siquiera me salen ssr hahah. En fin, 99% de fe 👀

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