Capítulo 25
—Definitivamente estás mal —estampé mi mano contra su mejilla, ganándome una mirada de profundo desprecio
—Estoy seguro de que te arrepentirás profundamente de esto, So Hee —masculló.
—Hee, ¿podrías darnos un momento a solas? —Jin fingía estar sereno; sin embargo, tenía los puños cerrados, por lo que las venas de sus brazos se resaltaban, al igual que las de su cuello.
No sentía que dejarlos a solas fuese completamente seguro, entonces me alejé un poco por si debía intervenir. Obviamente me quedé detrás de un muro, pero mi curiosidad me llevó a espiarlos.
—Considérate afortunado por ahora, no te haré absolutamente nada porque estamos frente a su casa y ella está cerca; sin embargo, no existirá una próxima ocasión u oportunidad, Taehyung. Me encargaré de hacerte añicos con mis propias manos, pequeño bastardo —se burló.
Escuché algunos pasos acercándose e intenté pretender que no había escuchado absolutamente nada y mantuve la compostura.
—Podemos irnos —me tomó de la mano y sonrió con dulzura —. Aparentemente también debo ir a trabajar, pero pasaré primero por tu trabajo para dejarte.
Caminé en silencio junto a él. Estaba sorprendida, después de todo, logró controlarse. En el pasado se habría abalanzado sobre Taehyung sin pensarlo. Tal vez sí estaba cambiando por el bien de ambos.
—Agradezco profundamente que haya elegido a un tipo adinerado —mencionó en cuanto abrió la puerta de su supuesto auto.
—Pero, ¿cómo has hecho con los pacientes? ¿Alguien te ha atrapado?
—Nadie ha notado una diferencia tan marcada. Lo estuve observando durante un largo tiempo, así pude conocer a sus familiares, amistades y compañeros de trabajo, entonces no me ha sido tan difícil imitar su comportamiento.
—En todo caso, no deja de ser extraño para mí. Sus seres queridos no lo extrañan porque creen que él está bien; no obstante, ¿qué hay de él?
—Su espíritu duerme —se encogió de hombros.
A simple vista, podía de deducir que no se sentía completamente cómodo al conversar sobre el tema. Tenía muchísima curiosidad por conocer más al respecto. Al final, tuve que dejar tanto las preguntas como la curiosidad de lado, quizás en un tiempo se sienta más cómodo y confiado para conversarlo.
Encendió la radio y durante todo el recorrido tarareó algunas canciones románticas que solíamos escuchar juntos. Recuerdo cuando visitábamos los karaokes juntos, generalmente era demasiado embarazoso, no porque él cantara mal, su voz era extremadamente hermosa, hasta el punto de enloquecer mi corazón.
El problema era su exagerada muestra de afecto frente a quienes estuvieran con nosotros y ni hablar de cuando se burlaba de quienes cantaban realmente mal, ¡tan siquiera podía disimularlo! Su risa era la más escandalosa que cualquier persona en el mundo haya escuchado.
—¿Por qué sonríes? —me vio de reojo, mientas una bonita sonrisa estaba plasmada en su hermoso rostro.
—Oh, ¿lo estaba haciendo? —tan siquiera me di cuenta de ello.
Él asintió como respuesta y tomó mi mano entre la suya, la cual presionó con suavidad.
—Recordaba cuando íbamos al karaoke.
—Deberíamos ir —sonaba decidido.
—No, no. Es mejor si solamente se queda en mis recuerdos —mi mueca lo hizo reír.
—Ah, mi dulce Hee. Deberías dejar de sentirte avergonzada de tu encantador novio. Yo solamente quería cantarte una bonita canción —hizo un puchero para fingir ser inocente.
—Solo quieres burlarte de mí porque sabes que cantas muchísimo mejor.
—Vamos. Por favor, por favor —comenzó a suplicar. Al mismo tiempo, pestañeaba con rapidez.
—¡Tan insistente como siempre! Está bien, me rindo —levanté mis manos, a lo que él se emocionó.
—Pasaré por ti cuando salgas del trabajo, así podrás cambiarte en casa y luego iremos a nuestro destino —indicó, luego estacionó el auto frente al edificio.
Tenía esa típica expresión de querer decirme algo, pero no saber cómo hacerlo; sin embargo, ya tenía una idea de sus palabras, por ello decidí adelantarme.
—Nos vemos luego —besé su mejilla con rapidez y abrí la puerta del auto.
—¡Hey! Eso no se vale. No estaba preparado y quería el beso en otro sitio.
—Saldré a las siete de la noche —le informé y bajé.
Imposible no conocer esa clase de expresiones. Siempre fue alguien caprichoso y sumamente convincente. Debía estar bastante preparada para prever sus posibles acciones.
Fue puntual a la hora de mi salida, bueno, en realidad siempre fue responsable. Generalmente me apuraba para no llegar tarde a ningún lugar, inclusive, en algunas ocasiones era él quien elegía mi ropa, me maquillaba o peinaba, todo con tal de no llegar tarde. Algunas ocasiones lo hacía al propósito, por el simple hecho de que se me hacía divertido verlo casi colapsar por el estrés.
Su alegre aura al entrar en el local fue contagiosa, tal vez estaba tan emocionada como él. Muchas noches soñé su presencia, imaginé que cantaba a mi oído para hacerme conciliar el sueño; no obstante, se convirtió en una realidad.
De vez en cuando giraba su rostro y cubría su boca, aunque sus ojos entrecerrados terminaban de delatarlo.
—¡Ya! ¡Deja de burlarte! —mi grito lo sobresaltó y no tuvo más remedio que exponerse —. Tan tonto —suspiré.
—No te enojes, Hee. Me risa es de cariño, además, necesitaba escucharte cantar, también lo extrañaba.
—Por supuesto que extrañabas burlarte de mí —arqueé una ceja, mientras me cruzaba de brazos.
—La verdad es que sí, no puedo negarlo —terminó aceptando.
Pellizqué su brazo e inmediatamente frotó la parte afectada, mientras se quejaba. Volvió a burlarse, pero en cuanto acerqué mi mano nuevamente, se detuvo.
—Calma, Hee. Mi piel sigue siendo sensible —hizo un puchero.
—¿Por qué debería detenerme si tan siquiera te importa dañar mis sentimientos? —fingí indignación.
—¡Ah! ¡So Hee! Mira mi piel, ya está roja.
—Ni se ve porque está todo oscuro.
Me abalancé sobre él y comencé a hacerle cosquillas, aunque su reacción tan dramática me alarmaba. No sabía si estaba riendo, llorando o muriendo.
—¡Me muero! Ya no puedo respirar, ¡Auxi...!
—¡Qué dramático! —me detuve y cubrí su boca con una de mis manos —. Además, dudo que puedas morir otra vez.
—Eso me hirió —suspiró —. Mejor imaginaré que es algo bueno, porque nunca más sentiré el mismo dolor nuevamente.
Las luces verdes, amarillas, rojas y azules, iluminaban el oscuro sitio, al igual que la pantalla del televisor. Observaba de reojo las letras de la canción pasar, pero me quedé embobada ante Jin.
Colocó una de sus manos sobre el sofá rojo en el que nos encontrábamos, incluso la espuma de este se hundió ligeramente. Se inclinó en mi dirección sin deshacer el contacto visual.
—Si te parezco tan atractivo, ¿por qué no me besas? —rozó sus labios contra los míos.
Instintivamente cerré los ojos y rodeé su cuello con mis manos. Él colocó una de sus manos sobre mi cintura y deshizo la distancia entre ambos. Nuestros labios se movían con lentitud, quizás ellos también querían recuperar el tiempo perdido.
—No deberíamos estar haciendo esta clase de cosas aquí —indicó en cuanto nos separamos.
—¿Desde cuándo te ha importado eso?
—No lo sé —se rió —. Tal vez desde que no he tenido mucho contacto físico con mi hermosa novia —su expresión me dio ternura.
—Eso no es excusa. Ya es tarde, deberíamos irnos.
—¿Para continuarlo en tu apartamento?
—Ni lo pienses, Kim.
***
¿Estaré haciendo lo correcto? Extrañaba muchísimo a Jungkook, su amabilidad, dulzura, sonrisa... en realidad, absolutamente todo de él.
Tenía casi dos meses de no saber nada de él, lo cual me inquietaba. Quería visitarlo y saber cómo estaba, porque en el interior me sentía culpable por haberlo alejado; además, sentía pánico al solamente pensar que me guardaba rencor o hasta odio.
Mientras dejé a Kook de lado, comencé a salir con Jin. Jugué con sus sentimientos, de eso no hay duda. Tal vez mis sentimientos por el encantador chico no eran tan fuertes como creía y de algún modo le hice un favor al salir de su vida.
¿A quién quiero mentirle? Si él continuaba apareciendo en mis pensamientos cuando estaba con Jin, definitivamente algo estaba pasando. Mi indecisión era de lo peor; sin embargo, al salir otra vez con Jin, parecía que ya había tomado una decisión.
Ya no sé qué creer.
Las palabras de Jin estaban grabadas en mi cabeza. Ayer por la noche, expresó su ferviente anhelo de permanecer conmigo, no solamente durante tuviese vida, sino por la eternidad. Según él, se quedaría junto a mí hasta mi último día en la tierra; no obstante, luego me llevaría con él.
¿A quién le sonaría agradable ir al infierno? Posiblemente no a muchas personas, y yo me incluía entre ellas. Sus palabras jamás me parecieron románticas, me oponía rotundamente a ir a un lugar así solo para estar con él, ese no era mi deseo.
—Mi dulce Hee, ¿te sientes bien? Hoy te noto muy distante —dijo cabizbajo.
Efectivamente se dio cuenta de mi disgusto. Pasé de estar sumamente alegre y sonriente, a hacer una mueca de desagrados; no obstante, ser precavida era muchísimo mejor, por lo que preferí actuar como si ese no fuese el motivo.
—Estoy bien, pero un exigente cliente me ha hecho la vida imposible, hasta quiere que trabaje en mi día libre —reí para alivianar el ambiente.
—Hoy no podré estar contigo, tengo un asunto pendiente. Regresaré mañana por la noche —se levantó y estiró un poco.
—Está bien, solamente avísame.
—Lo haré sin pensarlo. Desde ya siento que te extrañaré muchísimo —hizo un puchero.
—Tan exagerado...
Me rodeó entre sus brazos con fuerza y murmuró en mi oído un "Cuídate". Hoy no podría dejarme en mi apartamento, así que solo salió de la cafetería.
Mientras buscaba un taxi, analicé su comportamiento. En realidad, era él quien se la pasó decaído, algo completamente inusual, porque se la pasaba de meloso y bromista. Seguramente el asunto era más serio de lo que podía imaginar.
Antes de salir del establecimiento, escuché el tono de llamada de mi celular y me dispuse a contestar, aunque me extrañaba al ser un número desconocido. Tan siquiera tuve la oportunidad de iniciar la conversación, la otra persona se adelantó.
—Despierta, So Hee, debes detener todo ahora —Taehyung se escuchaba alterado, hasta podía imaginarlo caminar de un lugar a otro.
—¿Por qué?
Quería que dejara las mentiras y excusas mediocres, lo mínimo que buscaba era una propuesta decente o convincente.
—Él no es quien crees. Si no lo haces, me temo que todo empeorará para ti. No lo confundas con compasión, porque yo mismo seré quien te arruine todavía más la vida. Si me hubieses escuchado, habría tenido un trato más decente contigo, del cual ambos nos beneficiáramos.
—Por supuesto, lo dice quien solamente intenta acostarse conmigo —murmuré. Una cafetería no era el mejor sitio para discutirlo.
—Tarde o temprano lo verás con tus propios ojos. Cuando eso pase, prometo reírme en tu propia cara —sin más, colgó.
Él era quien estaba completamente loco y enfermo. Nadie podía ser tan descarado, incluso, hacía todo lo posible por manipular, creía alcanzar sus objetivos de ese modo tan desagradable.
Conocer a Taehyung era una de las cosas de las cuales me arrepentía muchísimo.
Esa noche pensé en solamente enrollarme en las cobijas y dormir; sin embargo, Suni quería hablar conmigo. Ella tenía una excelente intuición, sus conversaciones solían dar justo en el blanco.
—¿Con qué tipo te estás viendo ahora, tonta?
—¿Por qué me llamas tonta? —la vi sorprendida.
—¿No es obvio? ¿Cómo pudiste dejar ir a un chico tan bueno con Jungkook? —intentaba permanecer calmada, pero la conocía lo suficiente como para saber que estaba a punto de explotar.
—Me duele la cabeza —intenté huir del incómodo tema, pero se interpuso en mi recorrido a la habitación.
—¡Mentirosa! Mejor vayamos a beber algo, sino acabaré contigo —movió sus manos como si estuviese exasperada y se dirigió a su habitación para cambiarse.
***
Aunque estaba bajo los efectos del alcohol, intenté evadir el tema lo mejor que pude; sin embargo, probablemente mis palabras eran más torpes que de costumbre. Por suerte otras amigas se nos unieron y me salvé por un instante. Suni luego le mencionó al resto sus sospechas hacia mí, es decir, habló sobre mi posible pareja, así más se unieron a la noche de interrogación.
¿Cómo podría decir que era Jin? Era imposible.
—Es doctor —ese fue exactamente el único dato que di, pero lo suficiente para saciar parte de su curiosidad —. Iré al baño, ya casi regreso.
Antes de ingresar, sentí la mano de alguien sobre mi hombro. Me asusté un poco, pero en cuanto me giré, la emoción me invadió. Jungkook me observaba con timidez, casi culpabilidad.
—Te extrañé mucho, Hee. Verte fue suficiente para darme cuenta de que no puedo dejarte ir, lo siento.
*****
Hola nuevamente. Me tardé más de lo esperado en subir el capítulo, pero cuando ya lo tenía escrito, pensé que se ajustaba más al capítulo 27, entonces comencé otro, jajaja.
Voy a ver si hoy puedo hacer la maratón, sino será hasta mañana (lo cual es bastante posible, pero al menos adelantaré los capítulos). Tengo que escribir el capítulo 26, uno corto y el 27 prácticamente está listo. Seguramente como la historia ya está finalizando los capítulos me quedan más largos y obviamente me demoro más escribiéndolos.
Además, ¿en qué momento me puse a ver nuevamente doramas? Hasta dejo los capítulos en medio camino y me siento a verlos, tras de todo soy de esas personas que necesitan acabarlos rápido (los doramas), ¿por qué soy así?
Como la historia ya casi llega a los 60k, la maratón será mi forma de agradecerlo, porque en serio jamás imaginé recibir tanto apoyo con esta historia, ¡muchísimas gracias!💖
¡Hasta pronto!
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