Capítulo 24
—Estaba tan destrozado... creí que jamás lograría verte otra vez, Hee —su voz era demasiado dulce, sus ojos irradiaban honestidad y su sonrisa estaba cargada de ternura.
—Yo- yo pensé lo mismo, inclusive todavía me cuesta creer que te tengo frente a mí —prácticamente sollocé, pero él limpió mis lágrimas con su dedo pulgar y luego me tomó de la mano.
Definitivamente era él, su imagen era intacta y correspondía a la misma de mis recuerdos, los cuales tuve muchísimo miedo de olvidar con el paso de los años, aunque afortunadamente no fue así.
¿Cómo le diría a Suni que encontré nuevamente a Jin? Probablemente sí me enviaría a un psiquiatra, porque desde cualquier perspectiva, es completamente imposible, él murió y eso pareció ser todo.
—Tu tacto se siente tan real... —pensé en voz alta y curvé ligeramente mis labios.
—Porque lo es —besó con suavidad el dorso de mis manos —. Bueno, para los demás soy el doctor Kim, pero para ti Jin.
Si regresaba a él, ¿sería capaz de afrontarlo todo? ¿Marcharme y vivir con él? Había pasado tan poco tiempo desde nuestro reencuentro; sin embargo, ya estaba preocupada por el futuro, era inevitable pensar en ello.
—Estoy muy orgulloso de ti, sabía que lo lograrías, además, estoy seguro de que serás la mejor diseñadora de interiores de la ciudad.
—¿De verdad lo crees? —amaba que siempre hacía lo posible por animarme.
—No lo creo, estoy completamente seguro de ello.
Sus palabras eran las mismas del Jin pasado, aparentemente nunca cambió de parecer.
Aunque éramos conocidos, tenía la sensación de tener a un completo extraño frente a mí, por más que parecía ser exactamente igual; después de todo, seguía sin conocer del todo el motivo por el cual se convirtió en un demonio. Mi inquietud era no conocerlo tan bien como creía.
—¿Estás bien? —me observaba con preocupación.
—Ahora que estás aquí, obviamente lo estoy, solo me cuesta procesar todo esto —sonreí para disipar su preocupación.
—¿Qué deberíamos pedir de postre? ¿El pie de limón sigue siento tu preferido? —alejó por un instante la mirada del menú para observarme.
—Sí, posiblemente es algo que jamás cambiará, al igual que tu profundo amor por el cheesecake —inmediatamente recordé varios de los momentos en los que solía comer el postre.
Algunas veces me llamaba para que pasara a comprarle uno y si no se lo compraba, luego tendría que soportar su berrinche de niño malcriado; no obstante, nunca se quedaba con el antojo y sin importar la hora, salía en búsqueda de uno.
Cuando finalmente lo conseguía, sacaba su pequeña cuchara especial y se lanzaba en el sofá. Cortaba con el utensilio el postre, pero en delgadas rebanadas, las cuales degustaba como si fuera un manjar de dioses.
—Es verdad, también ha pasado un tiempo desde la última vez que probé uno.
En cuanto salimos del restaurante, la leve brisa me hizo estremecerme un poco. Jin no esperó a que dijera nada, se quitó su abrigo y lo colocó sobre mis hombres, quedándose únicamente con su camisa de manga larga y cuello alto.
—Pero pasarás frío.
—No tengo tanto frío, además, me hace sentir nuevamente vivo —sonrió para reconfortarme, luego entrelazó nuestras manos y comenzamos una silenciosa caminata, aunque me dedicaba a observarlo de vez en cuando.
Después de él, sujetar la mano de alguien no era una labor tan sencilla, en realidad solía negarme al contacto físico con alguien más. Sentía terror de enamorarme otra vez y terminar del mismo modo.
Tal vez no era el momento de pensar en ello, pero fue por Jungkook que comencé a tener la necesidad de ser amada nuevamente, seguir adelante con mis propósitos e incluso a buscar mi felicidad; no obstante, después de la aparición de Jin, mis planes podían cambiar por completo.
Para ser honesta, también me sentía sumamente culpable por tener sentimientos hacia Jungkook, mientras me encontraba junto a mi ex novio y aparentemente él también sería parte de mis futuros planes. Desde el inicio supe que ilusionarlo e ilusionarme era una terrible idea, la cual me conduciría a mi propia miseria. Fui egoísta e intenté alcanzar mi propio bienestar sin pensar mucho en los demás, pero estaba completamente segura de que tarde o temprano la vida me pasaría una factura.
Desearía ser tan buena como las personas que aprecio creen que soy, así no los lastimaría con mis acciones. La realidad, o al menos la mía, era otra muy distinta, la cual no me terminaba de convencer.
—Deberíamos pasar a la tienda para comprar algunos comestibles y cervezas, así podríamos ir a algún lugar y observar las estrellas —decir que él estaba feliz era poco, su sonrisa y ojos brillosos radiaban más felicidad que cualquier otra de las ocasiones.
Quizás él se sentía más feliz de verme, pero llegó a mí en el momento menos indicado, justamente cuando mi vida comenzaba a ponerse peor y tenía muchísimos problemas en mi cabeza, los cuales prefería evitar mencionarle. Después de todo, era mejor ser cautelosa para evitar nuevos problemas, no me sentía preparada para afrontar más imprevistos.
—Recién comimos, pero es una buena idea —recosté mi cabeza en su brazo derecho y él besó mi cabeza.
Atravesamos la entrada del lugar y él tomó una de las canastas, además, me indicó que podía tomar lo que quisiera.
Después de una larga caminata nocturna, llegamos a un mirador y tomamos asiento en una de las bancas de madera. Jin abrió la bolsa de tela y sacó una cerveza junto a unas papas fritas. Lucía tan animado e ilusionado como cualquier niño cuando su mamá lo consciente comprándole los dulces que quería.
Algunas lámparas bastante altas iluminaban el lugar; había otras tres bancas, pero se encontraban desocupadas, lo cual nos daba privacidad; un enorme árbol se encontraba a nuestra espalda, cuyas ramas eran movidas por la brisa, generando un agradable sonido. Para nuestra suerte, el cielo estaba despejado y lográbamos divisar numerosas estrellas acompañando la brillante luna llena.
—¡Esto es lo mejor! Ahora me arrepiento de no haber aprovechado mi vida lo suficiente. Bueno, creo que es hora de deshacer esos pensamientos, lo importante es que ahora estamos aquí nuevamente —rodeó mis hombros con su brazo desocupado y recostó su cabeza contra la mía.
—Habríamos compartido más momentos —respondí pensativa.
—Y probablemente estaríamos casados. Estaba planeando pedirte matrimonio —besó mi cabeza, luego abrió su cerveza y le dio un trago —, aunque puede que no sea tan tarde.
¿Casarme? Años atrás habría dado una respuesta afirmativa sin pensarlo, estaba demasiado enamorada de Jin, él solía ser el modelo perfecto de un esposo e inclusive un futuro padre, porque era extremadamente amoroso, romántico, hogareño y trabajador; sin embargo, esa imagen comenzó a desvanecerse con el tiempo, hasta el punto de hacerme agradecer que no estábamos casados.
Cuando la ira y violencia comenzaron a cegarlo, él cayó del altar que yo misma creé para él. En muchísimas ocasiones temí ser golpeada, no solamente físicamente, las palabras también podían ser hirientes.
Del mismo modo, tampoco podía darme la libertad de culparlo a él por todos nuestros momentos amargos, no cuando yo también lo hice pasar un mal rato y lo lastimé.
¿En qué momento comenzamos a herirnos? Todo parecía ir demasiado bien.
Si regresáramos, ¿esos malos ratos también regresarían? No quería que fuese así, solamente deseaba el retorno de los buenos momentos.
Después de tanto, ¿lo seguía amando de la misma manera? El daño causado definitivamente era irreversible, además, sería una completa mentirosa si no aceptaba la decepción y el profundo dolor que él me causó.
Definitivamente mis metas no son las mismas que cuando estaba junto a él, mis deseos de contraer matrimonio o ser madre eran más lejanos, solo quería enfocarme nuevamente en mi trabajo para lograr abrir en algún momento mi propia empresa; sin embargo, sus deseos seguían intactos, lo cual me intimidaba un poco.
Él no era tonto, me conocía muchísimo. Mi silencio decía muchísimo y él lo notó. Le dio un sorbo a la cerveza, luego colocó la lata sobre la banca, tragó saliva y me vio con inquietud.
—¿No te gustaría la idea? —era de esperarse que fuera así de directo, siempre lo fue.
—Ahora pienso de otra manera —acepté —. Como te fuiste de mi vida mis planes cambiaron, pero regresaste y todo es un lío en mi cabeza —me reí y él asintió.
—Tienes razón. Yo seré paciente y aceptaré tus decisiones, sabes que siempre te he apoyado, eso no cambiará nunca, al igual que mis sentimientos por ti.
—Sabes, en realidad no puedo ocultarlo. Me inquieta pensar en la posibilidad de que lo nuestro se venga abajo nuevamente —solté sin más. El coraje era necesario para ser honesta.
Jin permaneció algunos segundos en silencio, escaneó mi rostro, suspiró con profundidad y se dispuso a replicar.
—Estaba seguro de que algún día lo mencionarías, Hee; sin embargo, cuando conoces el infierno tienes dos posibilidades, ser peor o desear haber sido mejor, mi caso es el segundo. Lamenté muchas noches no haber sido mejor contigo y luchar por lo nuestro; deseaba con todas mis fuerzas otra oportunidad, inclusive, pensé que la tuviera la aprovecharía para no caer nuevamente en lo mismo. Las palabras son simplemente palabras, expresarlas en sencillo, pero lo que les da credibilidad son las acciones, entonces puede ser difícil creerme justo ahora. Juro ser completamente honesto y demostrarte mi sinceridad.
"Los demonios son mentirosos", esas palabras seguían grabadas en mi cabeza, además, Taehyung era un claro ejemplo de ello. ¿Todos lo son? ¿Podría ser Jin una excepción? Anhelaba que sus palabras fueran reales, igualmente, se trataba de Jin.
—Por favor, dame una oportunidad para demostrártelo —su expresión era suplicante.
Su rostro me decía que no estaba mintiendo, más bien se me hacía honesto y convincente.
¿Qué debía hacer? En ese momento no tenía una respuesta clara, no estaba segura de lo que quería.
—Jin, de verdad es pero que comprendas que todo esto es muy repentino. Quiero que vayamos despacio, salgamos juntos y simplemente disfrutemos. Procuraré darte una respuesta cuando la tenga.
—Está bien, daré lo mejor de mí para enamorarte otra vez —me rodeó entre sus brazos y medio un fuerte abrazo, mientras se movía un poco hacia los lados.
Su típico "abrazo de oso", ese que aliviaba cada uno de mis malestares y disipaba todas mis preocupaciones. Debía admitir que él intentó apoyarme lo mejor que podía, solía estar a mi lado y hacía lo posible por hacerme sentir bien. Los mejores momentos de mi vida siempre fueron a su lado.
Ambos bebimos algunas cervezas, pero él bebió más que yo y eso era muy evidente, sus expresiones me hacían gracia y se expresaba corporalmente con torpeza, además, su lengua se enredaba de vez en cuando e inmediatamente intentaba corregir sus palabras.
—Definitivamente siempre tuve a la novia más linda —colocó las dos palmas de sus manos sobre su barbilla, cubriendo ambas mejillas. Incluso, hizo un puchero.
—¿Qué cosas dices? —olvidé que era un ser capaz de irradiar demasiada ternura, por ello le sacaba provecho a esa distintiva característica suya.
—¿Tus labios todavía saben a fresa?
—Tal vez —los cubrí con mi mano, pero él la tomó con la intención de moverla.
—Déjame probar —extendió sus labios y acercó su rostro al mío.
Sentía que todavía no era momento de besarlo, por más que quería hacerlo. Me moví un poco y coloqué una de mis manos sobre su pecho. No quería empujarlo, simplemente hacerlo entender que guardara cierta distancia entre ambos.
—¡Qué mala eres, So Hee! —se puso de pie de un salto, cruzó sus brazos y comenzó a hacer una de sus berrinches.
—Eso es vergonzoso, mejor siéntate, alguien podría verte —hablé entredientes.
¿A quién no le daría vergüenza ver a un supuesto adulto montando una escena así?
—Si no hay beso, no lo haré —siguió farfullando.
—No puedo tomarme en serio las palabras de un demonio —me puse de pie y él me vio indignado.
—Las mías deberían ser tomadas en serio, no soy un demonio tan malo, además, soy bueno contigo —por un momento pensé que se calmaría, pero estaba muy equivocada —. Anda, mi dulce Hee, solamente es uno.
—Eres increíble. Te daré uno, pero en la mejilla.
—La idea me parece bastante bien —todavía me observaba con recelo, pero acercó su mejilla derecha.
Coloqué mis manos sobre su hombro derecho y acerqué mis labios a su mejilla, pero antes de lograr tocarla, giró su rostro y terminé besándolo. Inmediatamente sonrió con victoria.
—¡Qué tonto! Igual, nadie me tiene por confiar en un mentiroso demonio.
—Hee, eso es muy hiriente. Y sí, tus labios todavía saben a fresas.
Solamente fue un corto roce de labios, pero los suyos ya no se sentían como los del Jin del pasado. En todo caso, debía esperarlo, después de todo, su cuerpo ya no era el mismo.
—Mejor vámonos a casa —tiré las latas en un basurero cercano y tomé la bolsa de tela.
—¿Me llevarás a la tuya?
—Por supuesto que no, ¿cómo le explicaría a Suni que quien parece un extraño se trata de ti? Sería muy confuso para ella.
—Entonces te dejaré, me iré por las solitarias calles y dormiré completamente solo en ese silencioso apartamento —ya no le haría caso, sin importar su supuesta expresión de tristeza.
—Vámonos, se hace tarde —lo tomé del brazo para marcharnos y no tuvo más remedio que resignarse.
***
Era de esperarse que prácticamente no haya conseguido conciliar el sueño, además, le mentí a Suni y le dije que salí con algunos compañeros trabajo, no quería preocuparla, además, ¿con qué cara le diría que estaba saliendo con alguien más? Ella conoció de vista a Taehyung y sabía de mis sentimientos por Jungkook. Si mencionaba a alguien más, probablemente me daría una larga charla. Lo peor de todo, es que me preguntaría por Jungkook, y ¿qué diría, que ambos me gustaban a su manera?
Evitar un momento incómodo era la mejor decisión.
En cuanto salí del apartamento para encaminarme al trabajo, me encontré con un muy molesto Taehyung. ¿Por qué ahora? Quise fingir que no lo vi e intenté iniciar mi recorrido, pero todo falló en cuanto sentí su grande mano rodear mi muñeca para detenerme.
—¡¿Estás loca?! ¡Maldita sea, So Hee! ¡¿Qué demonios estás haciendo?! —inclusive una vena se sobresaltaba en su cuello.
—Lo que haga no es problema tuyo, se trata de mi vida —intenté zafarme de su agarre, a pesar de que tan siquiera logré moverlo.
—Debes reaccionar, te estás metiendo en un problema peor. Él no es quien crees, no te dejes —estaba histérico.
—Claro, pero tú eres un ángel —dije con sarcasmo y él apretó más sus dientes.
—Mis intenciones son más honestas de lo que piensas; sin embargo, él no será completamente honesto contigo.
—Y eso sigue sin ser problema tuyo. No eres nadie para mí, mientras Jin lo fue todo para mí.
—No olvides lo que te hizo y se hizo. Debes dejar eso atrás, cuando algo termina no debe comenzar, mucho menos cuando el desenlace fue tan trágico.
—Vete ya. Déjame, debo ir a trabajar —me giré; sin embargo, él me atrajo hacia él, tomó mi rostro entre sus manos y me besó.
Intenté alejarlo, pero tenía muchísima más fuerza que la mía. Mordí su labio inferior y lo empujé con todas mis fuerzas. Estaba demasiado molesta.
—¿Sabes qué? Te demostraré que soy muchísimo mejor que él y haré lo que sea necesario para tenerte.
—Eso nunca pasará, Taehyung. Acabas de cometer el peor error de tu miserable muerte —la irreconocible voz de Jin se hizo presente; no obstante, sonaba un poco diferente, tan sombría que podía hacerte estremecer.
*****
Hola, ¡ya regresé!
Perdón por la larga espera, estaba muy ocupada con la universidad, pero ya estoy de vacaciones y podré actualizar más seguido. La idea era subir hoy dos capítulos, pero al final me extendí mucho con este.
Siento que ya se está armando tremendo drama, jajajaja. Cada vez que escribo un nuevo capítulo, termino agregando más cosas y se me ocurren nuevas ideas. Estoy demasiado ansiosa por escribir el último capítulo y ver qué rayos va a pasar.
En fin, muchas gracias por la paciencia, intentaré subir mañana el siguiente capítulo.
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