No podía dejar de pensar en Sua, más miraba el collar, más pensaba en ella, en sus labios, en sus hermosos ojos azules.

— ¿Qué me has hecho? — pregunte lanzándome a la cama, ya habían pasado dos días desde aquel encuentro en el bosque y a pesar de que me obligaba a no pensar en ella se me hacía difícil teniendo este collar en mi poder.

— ¿Hermana? — pregunta mi hermana al otro lado de la puerta.

— Adelante Minji— ella entro al cuarto y en sus manos traía una carta.

— ¿Qué es eso? — dije sentándome en la cama y ella me dio la carta.

— Hoy en la mañana con permiso de padre fui a la ciudad a comprar cosas de comer y me encontré con una chica,

— ¿Una chica ? — pregunte con esperanza de que fuera Sua.

— Si, se llamaba Yoohyeon, era realmente linda— sentí la decepción en mi cuerpo — cuando se me acerco me dio esta carta y me dijo que te dijera que era de parte de Sua— mis ojos se abrieron en señal de sorpresa.

— ¿Quién es Sua hermana?, acaso es la chica del bosque — pregunto curiosa sentándose a mi lado.

— Una amiga— solo le dije, nunca le llegué a decir su nombre la vez anterior y abrí el sobre lo más rápido que pude.

Hermosos ojos oscuros:

El no volverte a ver me aterra, tengo miedo de estar lejos de ti, quisiera estar a tu lado cada momento, ser quien te dé felicidad y te apoye en los momentos difíciles, aunque todo esto es un sueño lejano, una utopía, un espejismo. Si alguien me preguntara que es lo me gusta de ti. Bueno, con el poco tiempo y no demasiado, con las pocas palabras que compartimos, me enamoré de tu sencillez, de tu timidez, de tu voz, e incluso el día que tenga la dicha de escucharte cuando ríes, seguramente me enamore perdidamente de ti. Tristemente, si alguna vez pudiéramos estar de frente, no sé si tendría el valor de decírtelo a la cara siendo tan torpe con las cosas del corazón. Aunque no pueda tenerte a mi lado, al menos, quiero estar cerca...yo... me siento perdida sin ti...

De Sua, con amor.

— Y dices que eso te lo mando una amiga, ¿me estás jodiendo? — dijo Minji sorprendida y yo rendida ante Sua.

— Si Jiu, una amiga, ahora sal de la habitación, necesito dormir un rato— dije mientras la llevaba arrastras a la salida de mi habitación.

— Es de esa chica que me contaste cierto, es ella, la que te trae loquita hace días— decía burlona, cuando ya llegamos a la puerta — admítelo, te estas enamorando de una completa desconoci...— no la deje terminar de hablar puesto que cerré la puerta, pero ella tenía razón, Sua me estaba enamorando sin siquiera conocernos bien.

.

.

.

Había pasado casi un mes, dentro de poco volvería a haber luna llena, en todo este tiempo no la había vuelto a ver, durante esas tres semanas que habían pasado recibí una carta por semana en distintos días, cada una con palabras que me enamoraban cada vez más de ella, algo estúpido, por un lado, considerando que no sabía ni siquiera a que clan pertenecía, pero romántico por el otro lado.

La última carta que recibí de ella me emociono por completo, me pidió que nos viéramos en el río donde nos vimos la última vez, el día de luna llena, algo arriesgado, pero era un riesgo que estaba dispuesta a correr.

— ¡PERO PADRE!

— Nada de peros, Siyeon, el día de la luna llena estoy informado que el clan RedMoon tendrá una celebración, está prohibido que los licántropos salgan ese día del territorio, no queremos problemas innecesarios.

— Pero...

— He dicho que no — dijo y gruño haciendo que Siyeon sintiese miedo — de acuerdo padre.

No podría ir, la casa estaría alerta, habría guardias por doquier, cualquier movimiento en falso y sabrían que salí de la gran mansión...no tuve otra opción que resignarme y quedarme en mi cuarto enojada, pero solo dedicándole mis pensamientos a Sua, se enojaría conmigo, seguro que lo haría, ella pensará que iré y se decepcionará cuando no me vea allí.

Miro el reloj, ya era casi media noche, y habíamos acordado vernos apenas saliera la luna, ya ella no debe de estar allí, me enojo conmigo misma por no haber sido capaz de salir en contra de la voluntad de mi padre.

*golpe en la ventana*

Siento que algo está golpeando mi ventana, al parecer piedras, me acerco a la gran ventana y al abrirla una pequeña piedra me golpea — auch— me quejo y al mirar hacia abajo me sorprendo de tal modo que mi corazón quería salir de mi pecho.

— ¡SUA! — exclamé al verla abajo.

— Hacia atrás— escucho que me dice mientras mueve su mano en señal de que me alejé y eso hice.

De pronto cae en mi ventana como si hubiese saltado y me mira desde allí.

Se baja y cierra la ventana para luego girarse hacia mí con una hermosa sonrisa,

provocando varias cosas en mi interior, en serio amaré ver esa sonrisa más seguido.

— Su...a — dije y sin darme cuenta di varios pasos hacia ella, pero al reaccionar retrocedí.

— Siento haber venido así— dijo borrando la sonrisa de su cara, entristeciéndome en el fondo por eso.

— Es que cuando no te vi llegar nunca, pensé... pensé que tal vez no querías reunirte conmigo— dijo eso y me quedé sin nada para decir.

— Yo...no

— Luego una amiga llego y me dijo que no les estaban permitiendo a los licántropos salir del territorio principal y fue cuando me di cuenta de lo que sucedía por lo que quise venir hasta acá para verte— dijo para terminar mirándome a los ojos con decisión.

— Yo...tú, ¿cómo pudiste llegar hasta acá con tantos guardias de por medio? — pregunte pensando en todos los guardias que deben estar allá afuera.

— Digamos que tengo mis métodos— dijo avergonzada arroscándose el cuello, nerviosa

— Acaso los ...

— No espera, solo los puse a dormir, no los asesine ni nada— dijo moviendo sus manos desesperadamente para negar lo que pensaba aliviándome.

— ...

— ...

— Bien...

— ...

— Siyeon...— ella fue dar unos pasos hacia mí, pero yo di dos retrocediendo y ella al percatarse de esto me miro confundida...

— ¿A qué clan perteneces Sua? — pregunte de pronto y la tome por sorpresa.

Nadie es capaz de pasar a los guardias de seguridad de mi padre, en serio amo que este acá conmigo, amaría poder abrazarla ahora mismo...pero necesito saberlo.

— ¿Es necesario que te lo diga? — pregunto agachando la mirada.

— Si, por favor— pedí.

— Me odiaras— dijo nerviosa.

— No lo haré

— ...

— ...

— Siyeon, pertenezco...pertenezco al clan RedMoon.