S I E T E

¿Qué es lo qué esperas cuando decides casarte?

Si antes le hubieran hecho esa pregunta a JungKook seguro hubiera soltado uno que otro suspiro nervioso y lleno de fantasía. Para él casarse era unir dos almas, dos corazones que debían latir en el mismo compás, una boda basada en sinceridad, confianza y respeto, pero sobre todo amor.

Para él era difícil saber que a su corta edad ya estaba casado con un completo desconocido y si eso no fuera suficiente, debía luchar cada momento para que congeniaran pues al parecer ambos tenían personalidades chocantes.

Cuando JungKook se visualizó esa mañana en el espejo enorme del baño, no pudo sentir nada más que lástima hacia él mismo. Había dormido con el traje y éste se encontraba arrugado y con algunos botones desabrochados; su rostro se encontraba hinchado, con bolsas bajo sus ojos y sobre todo había palidez en un rostro que siempre se mantenía cálido y animado. Definitivamente el peso que llevaba por dentro ahora lo demostraba su aspecto, el ya no era el mismo omega de antes; todo se sentía diferente en el y eso le daba miedo.

Ni siquiera quería ir a la universidad porque además de sentirse desanimado, temía encontrarse con... YugYeom, ¿Qué haría ahora? El alfa sabía todo gracias a los impulsos de TaeHyung y ni decir de la paliza que le había dado.

—¿Desde cuándo mi vida se convirtió en...? ¿Esto? —murmuró, dejando que el agua de la regadera se llevara todo rastro de lágrimas secas y nacientes.

TaeHyung, era otro de sus problemas, el alfa ni siquiera se había inmutado o tan siquiera dirigirle la palabra, a decir verdad, él se sentía dolido por todo lo ocurrido la noche anterior, porque era un omega sensible y ver de esa manera al alfa le hizo temer, incluso su omega había escondido su cola, dando sollozos dolorosos por no ser del agrado de su ahora alfa. Por un momento llegó a creer que le golpearía, se sentía culpable por haberle faltado al respeto, pero al mismo tiempo no entendía por qué el alfa se había alterado de esa forma, no entendía por qué TaeHyung se había mostrado tan... Agresivo.

No fue para tanto lo sucedido; sin embargo, el alfa le obligó a dejar el establecimiento y ni siquiera dejó que se despidiera.

—Es un tonto. — dijo frunciendo el ceño molesto, bien, si él sería de esa forma entonces que no esperara un buen trato por parte suya. —Alfa desagradable.

Soltando montones de maldiciones siguió duchándose, admirado de que el baño se encontraba equipado. —¡Es shampoo de fresa! —sus ojos brillaron con emoción, olvidando un momento su situación y disfrutando de que ese era su shampoo favorito; lo aplicó y de un momento a otro el olor se había esparcido por todo el baño, un olor sumamente agradable para el omega quien amaba las fresas.

Cuando salió de la ducha, cepilló sus dientes con tranquilidad, hoy tenía dos clases y la primera empezaba a las diez así que podía tomarse el tiempo que quisiera.

Salió del baño completamente aseado y con una bata color negra. Distraídamente se encaminó al armario y cuando lo abrió se llevó la sorpresa de su vida. —No, no, no. — repitió una y otra vez frustrado, ¿cómo había olvidado el detalle de que sus cosas no estaban ahí porque solo había dormido tal y como llegó? —Maldición.

Caminó hacia la puerta y salió con sumo cuidado, dejando rastros de agua por su cuerpo goteante.

¿La casa estaba aún sola? Eso le extrañó porque MinHa le había contado que el servicio llegaría en la mañana.

Siguió caminando y cuando llegó a la habitación que tanto quería evitar, soltó un suspiro... Solo entra por tu maleta y sal... Es fácil JungKook. Se mentalizó.

—Puedo hacerlo. — susurró, tomando el valor para abrirla, metió su cabeza primero, mirando todos los alrededores. No había nadie dentro... Quizá TaeHyung se había marchado ya.

Con pasos lentos entró y cerró la puerta con suavidad.

—¿Vienes a robar algo? — JungKook pegó un brinquito asustado y colocó su mano derecha sobre el pecho, su corazón latía acelerado. Miró mal al alfa que le veía desde el umbral de la puerta del baño, su mirada era inexpresiva y eso solo le hizo recordar lo del día anterior así que JungKook dejó de mirarlo, obviando el hecho que el alfa estaba en bata y ocultando el sonrojo de que lo viera casi desnudo. Se encaminó hasta donde su maleta estaba, ignorándolo completamente.

—¿No dirás nada? — molestó, mirándolo descaradamente pues el omega despedía un aroma agradable y ni decir de lo bien que se miraba en esa bata. Arqueó una ceja divertido cuando JungKook ni siquiera le miró.

Observó cómo tomaba la maleta y antes de salir le miró de reojo, la indiferencia fue marcada en cada palabra, pero él solo se dedicó a escuchar. —No hay nada que decir, si me permites...

El alfa no dejó de mirarle, viéndole desaparecer por la puerta. —Parece que si se enojó. — Dijo sin remordimiento alguno, porque para él no había cometido ningún error; mientras retiraba su bata para así poder vestirse. Su mente le jugó mal de nuevo recordando la imagen de JungKook siendo cubierto únicamente por la bata color negra y su cuerpo perlado por el agua.

Realmente debía darse mérito por tener una resistencia muy buena, las ganas de volver a besarle como aquella vez eran tan grandes que le daba hasta miedo, JungKook era totalmente deseable y él quería probar cada rincón de ese omega, estaba seguro de que seria así.

—Veremos quién gana Kim JungKook. — sonrió al pensar en lo bien que sonaba su apellido, en él. —Ya quiero que sea domingo...

Aunque estaba consciente de que no sería fácil pues un beso era muy distinto a todo aquello que su mente planeaba hacerle.

Su vientre se tensó, genial ahora tenía un problema ahí abajo y él tenía que ir a la empresa. —Maldita seas JungKook. — siseo. Tratando de dispersar aquellos pensamientos que le llevaban hasta la locura.

Miró la hora y maldijo, se le hacía tarde, su padre lo mataría si no llegaba a la junta programada para las ocho.
Se apresuró a vestirse y tomó sus cosas para bajar las gradas corriendo.

Salió de la casa y se encaminó hasta su auto, estando en el asiento, abrochó su cinturón de seguridad y marcó el número de MinHa.

La llamada fue contestada de inmediato. Sonando la voz adormilada de su progenitora. —Diga.

—¿Sabes a qué horas vendrán los del servicio? — dijo mientras salía del aparcamiento.

Del otro lado un bostezo se logró escuchar. — ¡Oh! Llegarán a las nueve. Me encargaré de llevarlos.

—De acuerdo, por favor dile a Hoo que venga por él, debe ir a la universidad...

MinHa se apresuró a contestar. —Iré yo misma, dime la hora.

TaeHyung frunció el ceño. —Te llevas muy bien con él ¿no?

MinHa rió sin ganas. —La hora TaeHyung.

—A las nueve. — respondió cortante, la llamada fue finalizada por su madre.

—Nunca cambias... Mamá.

Colocó sus lentes de sol, puso música durante el camino y se dedicó a ver el paisaje que el lugar ofrecía, cuando llegó a la caseta el portón fue abierto dejándole pasar.

Su mente era un desastre total, las cosas no estaban marchando bien con JungKook y eso le molestaba. Odiaba no tener el control de la situación.

Sabía que él problema era que su paciencia era casi nula y detestaba que le faltaran al respeto.

Al llegar a la empresa, se quedó un momento dentro del auto. ¿Debía llamarlo y pedir disculpas?

Aquello lastimaba su orgullo... ¿Qué podría hacer? Era la pregunta que se formuló en su cabeza, debían estar bien para llevar a cabo su plan; con eso en mente tomó su celular y se metió a KakaoTalk, siendo su solución posible en ese momento.

[JungKook]

¿A qué horas saldrás de la universidad?

Debo hablar contigo, pasaré a recogerte.

Esperó unos minutos, tocando con insistencia el volante para calmar sus nervios.

Casi suelta el celular cuando el sonido de entrada que avisaba un mensaje llegó a sus oídos.

[JungKook]

A la una.

Omega frío. — se quejó al ver la simple respuesta. Leyó una y otra vez la corta respuesta, sabiendo que no sería fácil una reconciliación, no cuando ambos tenían un orgullo grande.

No contestó, guardó el celular y se encaminó a la entrada de la empresa, saludando a los trabajadores que se iba encontrando, llegó por fin al elevador, esperando unos cuantos minutos a que este se abriera; su sorpresa fue grande cuando al abrirse las puertas, su querido hermano se hallaba dentro.

Entró ignorándolo, como siempre hacía, pero quizás esa misma idea no estaba en su hermano.

—¿Qué tal tu noche de bodas? — el tono sarcástico hizo que TaeHyung apretara sus puños. —Mmm... Por tu cara veo que fue un desastre.

TaeHyung rió astuto. —¿Qué tal JiMin, ya lo llevaste a la cama? —atacó, notando una ligera tensión en el contrario.

—No soy tú. —cortó. —tu amante llamó a tu oficina, deberías controlar lo que haces ¿no crees?

TaeHyung arqueó su ceja. —Métete en tus asuntos Min.

—Lo mismo digo. —afiló su mirada. —Kim.

El elevador llegó a su destino, y ambos salieron a sus respectivas oficinas.

Pero YoonGi sonrió y se volteó encarándolo nuevamente. —TaeHyung. —llamó, el aludido se detuvo más no se giró para verlo. —Olvidé decirte que tienes visita.

El alfa frunció el ceño, pero cuando abrió la boca para decir algo y se giró, YoonGi ya había entrado a su oficina, quedándose parado a medio pasillo maldijo por lo bajo.

—Es un idio... —abriendo la puerta de su oficina su mirada se agrandó al notar a la mujer sentada en su lugar del escritorio acompañado de un aroma que el conocía perfectamente bien. —Hola cariño. —saludó melosa.

—¿Qué haces aquí? — cuestionó serio. —Te dije bien claro que no vinieras aquí a la empresa.

Ella le miró. —¿Quién me lo va a impedir? ¿Tu esposo? —afiló su mirada.

—Así que ya te enteraste...—le miró indiferente, notando la mirada dolida en la omega.

—¿Como no saberlo? Estás en todas las noticias de Seúl.

TaeHyung asintió. —Es una lástima... y ya que estamos aquí dejame decirte que no necesitaré más de tus servicios. Ahora si me disculpas debo trabajar así que lárgate.

YooNa le miró furiosa, pero con lo poco de dignidad que le quedaba se levantó de la silla y quedó frente al alfa. —Te arrepentirás imbécil.

El alfa le vio salir y se dejó caer en la silla. Un problema menos según él, pero ¿Qué consecuencia podría traerle alguien como ella?

Debía aceptar que era un buen partido, pero odiaba que se metieran en su vida y sus asuntos así que ahora ella solo era un estorbo en los planes que tenía para JungKook, su ahora esposo, YooNa había cruzado esa línea entre el deseo carnal y algo mas que ello; TaeHyung lo odiaba
porque pensaba que la diversión se apagaba en cuanto los sentimientos se veían involucrados, lo había dejado claro al principio.

—DaeHee, ven un momento. —dijo por el comunicador. A los minutos la omega entró. —Señor. —saludó con respeto.

—No quiero que ella vuelva a entrar ¿Entendido?

La omega asintió. —De acuerdo señor. —sonrió apenada. —No volverá a suceder...

—Eso espero. —respondió mirando distraídamente su celular, pensando en si estaría bien pedirle ayuda a DaeHee.

Miró a su secretaria, la cual estaba mirando el suelo y permanecía en su lugar, no tenía opción; debía reconciliarse con el omega si o si, con ello en mente miró a la omega. —DaeHee, siéntate un momento. —pidió sintiéndose incómodo en cuanto la omega le obedeció, sentándose en una de las sillas quedando frente a su jefe, su mirada confundida flaqueó un momento pues temía que la regañara.

—¿Sucede algo señor?—DaeHee cuestionó curiosa, sabiendo que por el semblante un poco nervioso del alfa sería algo bueno y no la despediría como pensó.

TaeHyung suspiró profundamente. —Hay algo... ¿Ustedes los omegas... Cuando pelean con su alfa...?—diablos TaeHyung no podía formular bien la maldita pregunta que en su mente se estaba maquinando desde que notó aquella indiferencia en JungKook. —¿Qué les gusta recibir?

DaeHee se sorprendió por la pregunta, pero sabía que no debía cuestionar nada; quería mantener su empleo y seguir viva. Así que tomó una pose pensativa mientras un "Mm" salía de ella. Sonrió recordando como su esposo hacía de todo con tal de reconciliarse cuando peleaban así que guiándose por ello miró al alfa el cual le veía con una mezcla de curiosidad, nervios y desesperación. —Las rosas suelen ser efectivas... —comenzó. —Un gran ramo de rosas acompañado de una buena y sincera disculpa. No sé que fue el motivo de pelear señor, sin embargo lo más importante no es solo el regalo, también debe ser usted mismo y pedir una sincera disculpa. No importa si él empezó o usted, debe dejar su orgullo de lado y hablar tranquilamente de aquello que les molesta del otro, eso les ayudará a convivir de manera pacífica.

TaeHyung asintió, pensando una y otra vez en aquellas palabras. —Te lo agradezco mucho... —agradeció de forma sincera; con ella también fue un idiota, le había visto descaradamente cuando la personalidad de ella era así; brillante, animada y coqueta sin embargo ella ya tenía un alfa.

Debía reconocer que tal vez fue muy duro la noche anterior, sin embargo el omega también tenía la culpa. Eish, su mente era un desorden pero tomaría provecho de esos detalles en la conversación con la omega. —Puedes retirarte, solo traeme la agenda de hoy y un café con leche.

La omega asintió y se marchó de la oficina, dejando a un TaeHyung pensativo y con una sonrisa traviesa.

—Hemos llegado JungKook~ — MinHa le sonrió al menor, éste asintió un poco distraído.

—Gracias... —le sonrió un poco.

—¿Todo bien, quieres que pase por ti a la salida? —la omega vio al omega negar provocando una cierta curiosidad.

—TaeHyung pasará por mi hoy... —contó tímido.

—Aigo~ me alegra que se estén llevando bien. —dijo de forma distraída.

—Si supiera. —susurró, a lo que MinHa le miró confundida. —¿Dijiste algo?

JungKook se sorprendió, de nuevo había pensado en voz alta. —No, n-nada. Nos vemos MinHa.

Ella se despidió sonriente, viendo al omega marcharse y perderse dentro de todos aquellos jóvenes que se dirigían a la universidad.

JungKook caminó colocando su capucha de la sudadera gris que llevaba, viendo discretamente a los lados; no había rastro del alfa.

Caminó hasta su casillero, de éste cayó una nota en color amarillo, extrañado la levantó leyendo el contenido.

«Pagarás»

Aquello le hizo fruncir el ceño, pues era la primera vez que recibía notas de ese tipo. Sin embargo creyó en ese momento que se trataba de una mala broma.

—¡JungKookie~! —una voz lejana y suave le hizo guardar rápidamente la nota, se giró para disimular una sonrisa. JiMin corría hacia él, lanzándose enseguida en cuanto lo tuvo cerca. —Hola. —saludo al omega, el cual se aferraba a su torso.

Jungkook correspondió el abrazo soltando una risa. —Pensé que no te vería... —JiMin le miró curioso. Ambos se separaron del abrazo y comenzaron su camino al salón. —Si, bueno no es como si la boda fuera amorosa... —obvió.

JiMin asintió avergonzado. JungKook de inmediato recordó un pequeño detalle que casi olvidaba con tanta cosa que tenía en mente. —Tú... —se detuvo señalándolo, ambos estaban en la entrada del salón. JiMin le miró sin entender. —¡Te vi hablando de lo normal con Min!— exclamó en un susurro.

JiMin sintió sus mejillas enrojecerse y movió sus pies nervioso. —N-no... ¡No es lo que crees! —se apresuró.

JungKook entre cerró sus ojos. —No te creo. Mientes.

JiMin sintió explotar de vergüenza. —¡Solo fue un beso!

—¡¿Besaste a un desconocido?! —JungKook le miró sorprendido.

—¡No es un desconocido, el es famoso JungKook! ¡Llevo enamorado de el en secreto desde hace mucho, no iba a desaprovechar la oportunidad!—se defendió totalmente exaltado pero manteniendo un tono bajo.

—¡Dijiste que lo odiabas!—atacó el omega.

—¡Pues mentí! Eish, entremos y luego hablamos de esto. —JiMin le tomó del brazo halándolo para que entraran por fin al salón.

—Te perdonaré si me cuentas todo eh. —reprochó.

JiMin se sentó en su lugar rodando sus ojos. —Si si, lo que digas.

Ambos dejaron su conversación de lado en cuanto la maestra entró, la clase había iniciado y ambos estaban en otro mundo. Mientras JiMin recreaba una explicación para contarle al mayor, JungKook estaba nervioso por la nota que había recibido pues a pesar de intentar dejar pasar el asunto, no podía; era como si su mente le alertara de algo próximo.

¿Esperaría a ver que pasaba... O hablaría con alguien al respecto?

La última clase había finalizado; todos se dirigían a sus destinos, unos frustrados y otros obviando el hecho de que tenían mas tarea y dedicándose a disfrutar aquel no tan frío día.

Sin embargo JungKook ya se encontraba solo pues la mamá de JiMin había llegado por el omega y no tuvo mas opción que esperar fuera de la universidad.

Su mente se preguntaba en dónde estaba YugYeom, la clase anterior la compartía con el alfa pero éste no estaba por ninguna parte, ausentándose de tan importante prueba.

A los minutos, un auto negro el cual ya aprendía a conocer se detuvo frente a él, un alfa con aroma masculino bajó y se dirigió con un gran ramo de rosas blancas y rojas; a la vista del omega fueron hermosas pero lo que logró capturar su atención era aquel atuendo que hacía ver tan malditamente bien al alfa; gabardina negra aterciopelada en un clima un poco frío, sus botas negras pulcramente lustradas, lentes oscuros que daban un aspecto fresco pero fino. Algunas de las omegas suspiraban ante tal imagen pero aquella sonrisa coqueta y mirada solo eran dirigidos a él.

Aquello fue lo que movió un poco el corazón del omega; no fueron aquellas rojas y blancas rosas hermosas, si no aquel alfa.

JungKook tuvo miedo de lo que ese alfa le podía hacer sentir y de nuevo se lamentó de ser tan débil, de no poder controlar sus instintos desde el momento en que le sonrió, desde ese momento JungKook se sintió confundido y como si todo de el entrara en un letargo el cual solo respondía por el alfa castaño que ahora estaba frente a el.

—Hola... JungKook.

—TaeHyung. —saludó. Admirandose de que su voz había salido estable.

TaeHyung rió por dentro, sabiendo que su plan estaba surgiendo efecto y eso le ponía feliz y orgulloso.

JungKook... ¿Caerás tan fácilmente?

¡Hola!

No crean que las había abandonado, solo quería tomarme el tiempo de avanzar mis historias.

Quiero agradecer a todas aquellas personitas que leen en secreto, votan y/o comentan.

Gracias por el apoyo que le dan a esta historia... Teníamos un maratón pendiente así que aquí continuamos.

2/3

Espero no lo hayan sentido como relleno :'v

Hotcakeworld

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top