Capítulo 7

En días como aquel, Marinette era consciente de lo rara que podía ser la vida. Le tenía mucho cariño a Nino, como amigo y como novio de Alya, pero sentía que nunca habían tenido esa proximidad como para poder confiar ciegamente en el apoyo del otro en cualquier circunstancia. Por eso era tan extraño estar a solas con él bien entrada la noche en su casa.

¿Quién se iba a imaginar que Nino se ofrecería voluntario para poner a prueba de cámaras su nuevo cosplay?

La panadería estaba muy tranquila a esas horas y no era para menos, Marinette había elegido el sábado por la noche porque era el único día en que sus padres no estaban en la habitación y ella no tenía que ir de empate a clases. Alya había querido apuntarse también, pero le había tocado hacer de canguro. Nino había sido el único valiente que se había sumado a la aventura sin tener mucha idea de lo que Marinette quería hacer, solo por ayudarla. Marinette se preguntó en ese momento si había infravalorado su amistad con Nino de la misma forma que tendía a infravalorar todo lo que la rodeaba por dudar de sí misma.

—Vaya, vaya, vaya —dijo Nino al verla entrar en la cocina con su traje ya puesto—. Conozco a alguien que estaría encantado de verte así.

—No es como si Alya no fuera a secuestrarme con este traje cualquier día.

—No estaba hablando de Alya —contestó Nino, riendo. Marinette no entendió, pero Nino no añadió nada más sobre ese tema—. ¡Pero mírate, estás súper mona!

Nino sacó la cámara y Marinette estuvo segura de que la estaba grabando. Por todos los miraculous, si es hasta peor que Alya, pensó Marinette.

Clavó la vista en el suelo, avergonzada, observando sus botas rosas y blancas. El vestido jugaba con esos dos colores con muchísima gracia, y la falda de tul con vuelo bailaba con cada uno de sus movimientos, convirtiéndose en toda una Doremi patissiere. Incluso se había recogido el pelo en dos rodetes y se había hecho el auricular con micro decorando uno de verdad. Hasta tenía la pulsera y el anillo, que había conseguido hacerlos gracias a una pulsera y un espejo de bolsillo viejo.

Lo único que no llevaba era peluca aunque había intentado dar también ese paso. Simplemente porque su primer intento había terminado con la peluca derretida y no le había dado tiempo de darle otra oportunidad.

—Supongo que el plan es grabarte con las manos en la masa.

—Nada de grabarme, Nino —se quejó Marinette—. La idea es que sean fotos.

—¡Oh, venga! Tenemos el horno y tu súper vestido, ¿en serio no ponemos hacer un pequeño vídeo? Seguro que una receta con Doremi lo peta.

—No me interesa petarlo —se negó Marinette, cruzándose de brazos.

—¡Venga ya! Lo divertido de disfrazarse, perdón, cosplayarse, ¿no es interpretar el personaje? Porque estoy seguro que Doremi es más aventurera.

—Oh, venga.

—Lo digo con conocimiento de causa, que me comí todas las temporadas de crío.

—Debería haberte hecho el cosplay a ti.

—Y lo llevaría con todo el honor y el gusto.

Marinette se rindió, rompiendo a reír.

—Venga, ¿y qué receta hacemos entonces?

—Pues... —murmuró Nino, frunciendo el ceño en señal de concentración—. Quizás podrías preparar, no sé, galletas de chocolate blanco y coco. No sé, tal vez.

Marinette se mordió el labio, enternecida. Sabía de buena tinta que esas eran una de las favoritas de Alya. Siempre que podía, les compraba una bolsita a sus padres y el paquete jamás le aguantaba hasta el viaje de vuelta a casa.

—Muy bien —dijo Marinette, de acuerdo—. Pero nada de "podrías preparar", esto es un "vamos a preparar", tenlo claro.

—Yo no puedo, tengo que estar grabándote.

—¡Oh, venga! Sé lo suficiente de programas de cocina para saber que no tienes que grabarme todo el tiempo, y en todo caso puedes dejar la cámara fija. Pero más te vale ponerte el delantal, porque te va a tocar.

—¿Podré llevarme una bolsa?

—Podrás llevártelas todas si quieres —le prometió Marinette, pero entonces recordó la pequeña kwami que estaba descansando en su cama unos pisos más arriba—. Salvo una.

—¿Por qué solo una?

—Llámalo capricho.



Para su vergüenza, después de tener todo listo para empezar a trabajar y de darle al botón de grabar, Nino había insistido hasta la saciedad en que hiciera el baile mágico de Doremi. Ya llevaba el traje, esa había sido su excusa, pero Nino no había dejado de ser un pesado hasta que, más roja que una cereza, lo había hecho.

—¡Oh, esta será la intro del vídeo! —había dicho él.

Marinette estuvo a punto de estamparle una de las bandejas del horno en la cabeza. Si no lo hizo fue por el bendito autocontrol que tenía. Aunque igualmente se vengó bien después cuando vio a Nino pelear con la masa de las galletas.

Marinette se rió muy fuerte, descaradamente a su costa, al ver cómo la masa se rebelaba contra él. Jamás había visto nada igual, siendo sincera. No entendía cómo alguien podía tener tan mala maña con los postres, quizás hasta con la cocina en general, pero Marinette disfrutó enormemente sabiendo que eso estaba siendo grabado también. ¡Y ella bien que se encargaría de tener una copia de esos archivos!

Tardaron casi una hora en tener las galletas en el horno porque Nino estuvo a punto de llorar en una esquina por ser un manazas. Pero Marinette estaba segura de que Nino podía y de que haría tremendamente feliz a Alya que él le diera un detalle así, por lo que insistieron hasta que las tuvieron doradas y apetitosas.

—¡Por fin! —exclamó Nino, corriendo a tomar la cámara.

En ese momento Marinette se dio cuenta de que no habían tomado ni una foto, habían estado tan concentrados cocinando que se les había ido por completo. Marinette se vio el traje, completamente manchado de chocolate blanco y harina, y rodó los ojos, divertida.

—Supongo que Doremi estará fuera del concurso —susurró Marinette—. ¡Vamos a probar las galletas!

—¡Espera! —pidió Nino, colocándose en frente con la cámara—. Antes de dar la prueba final, ¿Doremi no tenía un hechizo?

—¡Oh, no! ¡No te pases, Nino!

—Ya que hemos llegado a este punto, vamos hasta el final, ¿no?

Y Marinette lo vio, ese diablo malvado bailando en sus ojos, el mismo que tenía Alya cuando la hacía lanzarse a las locuras más estrafalarias.

—No pienso pedirte ayuda jamás en la vida.

—Eso lo dices ahora, pero vas a ver lo increíble que nos va a quedar todo al final. ¡Venga, vamos!

—Pero por todos los... —suspiró Marinette, tapándose la cara.

Imagínate que es tu hechizo como Ladybug, pensó Marinette, avergonzada. Aspiró aire con ganas y gritó:

—¡Pirika PirarAAAAAH! —su grito se torció al final porque al hacer el gesto tan avergonzada, sin querer mirar a cámara, tropezó con sus propios pies y cayó de espaldas. Al escuchar el ruido sordo que la siguió y el quejido, sospechó que Nino también.

Abrió los ojos, pero tuvo que parpadear enseguida al darse cuenta de que estaba cubierta de harina. Había tirado uno de los sacos al caer y había terminado completamente bañada. Entonces vio que Nino también, hasta sus gafas estaban completamente cubiertas. Lo único que parecía haberse salvado de quedar como un empanado era la cámara, que Nino había conseguido cubrir a tiempo.

Marinette se miró, tan cubierta de harina que parecía un fantasma. No era que Nino estuviera mucho mejor. Aunque le dolía un poco el golpe, más le dolieron las costillas ante el repentino ataque de risa que sufrió allí, tirada en el suelo sin la menor intención de levantarse. Nino la imitó, aunque sospechaba que no se reiría tanto su no hubiera logrado salvar la cámara.

Estaba tan inmersa en las fuertes carcajadas que la perseguían sin descanso que no se percató del momento en que Nino le sacó una foto.

Lunes, 2 de marzo de 2020

¡Hola a todos, lindas flores!

¡PUES YA ESTÁ! El misterioso cosplay ha sido mostrado. Por los comentarios diría que nadie apuntaba por Doremi, pero no sé qué decir ajajajajajajajaja. ¿Cómo se les quedó el cuerpo?

La verdad es que me daba mucha ternurita este capítulo. Nino, al igual que Alya, me parece un amigo súper entregado y más majo que las pesetas y en este tipo de contexto solo podía imaginármelo a él echándole una mano a Mari.

Bueno, ahora que hemos terminado con el traje de Doremi patisserie, ¿cuál creen que será el siguiente cosplay?

Con esto y un bizcocho, ¡nos leemos pronto!

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