Prólogo
Jeon Jungkook era la personita más tierna y adorable que en toda su vida jamás conoció. A pesar de tener dieciocho años ya, aún parecía un pequeño de doce años. Todos en la escuela morían de ternura con solo verlo, era un niño tan tierno que te daban ganas de abrazarlo y protegerlo de todo mal. Alguien que te causaba la necesidad de apretar esas mejillas tan tiernas que se tenían de un tono rojizo al tan solo verlo directamente a sus hermosos ojitos de Bambie. Nadie creería que ese pequeño niño podría si quiera decir una grosería.
Pero que ilusos eran.
Ese era el pensamiento de Taehyung mientras estaba en uno de los pasillos de la biblioteca de la escuela, aferrándose al estante, su boca siendo cubierta por la mano de aquel niño tierno mientras su miembro era masajeado por el mismo. El castañito refregaba su dureza contra su trasero, creando una deliciosa fricción para ambos. Las uñas de Taehyung se clavaban en la madera de los estantes, intentando contenerse para no soltar esos sonidos vergonzosos que querían escapar. Por un momento agradecía que su boca estuviese cubierta.
—Silencio, Taehyunggie. No querrás que nos escuchen, ¿No es así? —dijo con diversión y burla en su voz.
Podía sentir la respiración entrecortada del contrario golpear contra su oído, ese tono de voz grueso le hacía erizar la piel.
Mordiendo la palma de la mano que cubría su boca, se vino entre los dedos que acariciaban su miembro con descaro. Un gruñido de placer escapó de los labios de ese lindo chico, avisando que también había llegado a su tan deseado orgasmo, manchando sus pantalones. Una vez que las manos de Jeon lo soltaron, Taehyung cedió al temblor de sus piernas y se dejó caer al piso, intentando regular su respiración. El castañito lo miraba con diversión desde su posición. Era tan excitante ver a su lindo rubio en ese estado.
Relamiendo sus labios, se agachó para estar a la altura del contrario y del bolsillo de su chaqueta reglamentaria sacó un pañuelo, que bien sabía que Taehyung siempre cargaba. Limpió de su mano el líquido blanquecino, para luego hacer lo mismo con su mayor.
—Te veo en la salida, Taehyunggie Hyung. —Sonrió con ternura y dejó un pequeño besito en la mejilla del rubio antes de ponerse de pie e irse de allí.
Con los ojos llorosos y su respiración agitada, miró en dirección por donde el castañito iba, maldiciendolo mentalmente. Como odiaba a ese jodido mocoso. Odiaba a Jeon Jungkook, el estudiante más tierno y mentiroso de la institución.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top