•|Capítulo 2|•

Él pequeño niño tiembla al ver al hombre. Su cuerpo parece gelatina, casi al borde de derretirse ante el miedo de que le haga algo malo.

-Sé un buen Niño.

Vuelve a decir, con su voz amable y cariñosa. Él pequeño niño observa cada detallé, como aquél hombre desata su cadena pero le coloca una nueva en su cuello.

-No quiero perder a mi Lindó Omega, Vamos a cenar tranquilos.

Tanjirou tiembla y quiere sollozar ante lo que escucha, sus ojos se llenan aun más de lágrimas al sentir un jaloneo en su cuello y esto al parecer enoja al mayor.

-¿Quieres llorar con un motivó?.

Kamado se siente sumiso ante esa Voz. Sin hacer mucho ruido baja de la cama y el mayor sonríe complacido, acaricia sus cabellos con cariño y le ánima a seguirle por la puerta.


La mesa es enorme y esta llena de platillos deliciosos a la vista. Eventualmente la panza del pequeño gruñe, cosa qué hace sonreír al mayor quién le indica sentarse al lado suyo.

-Disguta lo que quieras, Esta noche, Tu eres mi invitado .

La última cena antes de la Sentencia a Muerte.


Tanjirou ya no podía comer un bocado más, no porque no sintiera hambre, más bien el hambre se le había ido a los pocos minutos de estar con ese hombre. Sin embargó comia por obligación, lo qué el quisiera, bocado tras bocado.

-Eres muy obediente, Eso es bueno Tanjirou-chan.

El Pelirrojo finalmente pudo descansar pues el mayor dejó de darle de comer. El oji-lavanda sonrió, amable y divertido.

-Mientras yo lavo los tratos tú ve a dormir, Has comido mucho, Debes de descansar y dejar que la comida bajé de tu sistema-

Al volver a la habitación Tanjirou volvió a ser atado por su tobillo. Aquél hombre sólo le sonrió amable y nuevamente desaparecio, dejando al niño sólo en la habitación.

¡Uhg!.

Kamado tomó su estómago con fuerza, Queriendo vomitar.

Continuará

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