.11.
Escuché unos pazos detrás de la puerta y corrí a esconderme debajo de la cama. Se escuchó el sonido de unas llaves y después la puerta se abría dejando entrar la luz a aquel cuarto oscuro.
Lo primero que vi, fueron unos tacones, después unas piernas largas y seguí hasta encontrar a una chica vestida de gatita con un tipo de lazo con el que golpean a los esclavos. Me concentré en su cara y no lo pude creer.
—Rose. —susurre.
Todo se volvió oscuro de nuevo. Y ahora no sentía mi cuerpo. Era como si estuviera en el espacio, flotando, en medio de la nada.
—Diana. —decía una voz. —¡Diana! —Ahora esa voz gritaba mi nombre. —Diana. Idiota, despierta. —Ahora esa voz gritaba y me insultaba. —Violador. Reacciona. —Esa voz es la de Rose.
Yo solo sentí un calor al rededor de mi cuerpo y con dificultan abrí lo ojos.
¡Era Rose! Me estaba abrazando.
Yo estaba tirada en el piso, con Rose abrazada a mi, estaba totalmente empapada y al rededor de nostras habían muchas personas con cara de orgasmo.
—¿Que paso? —le pregunte confundida.
—¡Casi morías ahogada en la fuente, Diana! —exclamo sin dejar de abrazarme, y era lo mas hermoso que me pudo llegar a pasar. ¡Gracias fuente! —¡Eres estúpida! Casi me muero del susto. No puede ser que te putas ahogues en una jodida fuente de mierda que ni llega a medio pinchi metro de profundo. Ay, Dios. Pendeja. No sabes que puto susto que me dio porque... —Yo solo seguía ahí, mirándola, con una sonrisa estúpida, escuchando como me insultaba. Eso me enamoro mucho mas de ella. Las personas se retiraron y ella seguía murmurando cosas sin sentido y yo seguía disfrutado de su voz y su cálido abrazo. —Maldita estúpida. Ni los niños se ahogan ahí...
—¡Rose! —la interrumpí.
Ella se separo de mi y su cara quedo muy cerca de la mía.
—¿¡QUE PUTAS QUIERES!?
—Eres hermosa. —le susurre mirándola a los ojos. Sus ojos, Dios. Sus ojos de color verde, un verde pantano. El verde pantano mas precioso en todo mi universo.
Ella solo se levanto del suelo y pude ver una sonrisa. Esa sonrisa me mataba. Era perfecta. Me tendió la mano y yo la tome.
—Vamos a limpiarte.
—No. Estoy bien. —le dije con una sonrisa de lado. Dios. Quería gritarlo. Es tan jodidamente hermosa en persona. —Me voy a poner en el sol para secarme.
—Pero te vas a enfermar. —insistió
—No, no me enfermo. Como gomitas.
—¡Eso que tiene que ver!
—Ay, no se. Solo abrázame. —rápido la abrace por la cintura y ella me correspondió. Coloque mi cabeza en su pecho, escuchando sus latidos locos, que sonaban como... como... no tengo idea, pero eran hermosos. Pero era mas hermoso estar en sus brazos. Es como algo que ya había sentido, pero mucho, muchísimo mejor. Ella con tan solo un abrazo me hizo sentir algo que nunca había sentido con alguien mas.
—Tu también eres hermosa. —dijo y yo solo sentí que me moría. Me aferre mas a ella y mis lagrimas comenzaron a salir, pero ella no las noto. Estaba realmente emocionada.
No me quería separar de ella, pero estábamos en medio de una plaza con muchas personas chismosas y solo quería llevármela de aquí.
—¿Quieres ir a un lugar? —le pregunte separándome muy lentamente de ella.
—Vamos a comprar helados. —sugirió
—A la mierda. ¡Si! —acepte, emocionada.
Ella solo me miro sonriendo y yo no sabia que hacer. Quería tomarla de la mano, pero me daba miedo de que se enojara.
—Pues vamos.
—Pues vamos. —repetí.
—Pues si. —dijo, sin dar un paso.
—Pues simón que ahuevo. —le dije, acordándome un poco mas a ella.
—Pues si, wey, no mames.
Me harte, tome su mano he hice que entrelazara sus manos con las mías.
Rose no dijo nada, así que comenzamos a caminar. Me sentía tan genial tener a esta mujer de la mano. Se sentía tan bien tenerla de la mano. Todo con ella se sentía tan bien, que me hacia sentir jodidamente feliz.
Llegamos a la heladería, pedimos nuestra orden y nos sentamos en unas mesas fuera del local para esperar.
Nos quedamos unos minutos calladas, solo mirándonos. Tenia que sacar algún tema de conversación, si no, ella se va a aburrir y ya nunca querrá salir conmigo. Yo soy feliz con solo mirarla, pero no esto segura si ella también lo es.
No sabia que decirle de lo nerviosa y emocionada que estaba. Todo paso muy rápido. Así que se me salio la primera estupidez.
—¿Conoces la canción de la nalga? —le pregunte, con una sonrisa.
—No.
—¿Te la toco? —levante las cejas, tratando de verme sensual.
—¡No mames, Diana!
Me tire al suelo para reírme y ella solo estaba ahí, sentada, con los brazos cruzados y su hermosa cara de orto. No podía pedir mas.
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AAAAH, CE LA KREYERON WE :V
Todavía no va a ver smut, amihitas.
Perdón por tardar tanto en actualizar, no tengo justificación. Fue por hueva y falta de ideas. :'v Bai.
PD: Ya llevo escrito algo del capitulo 12, así que no voy a tardar mucho en actualizar. <3
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