Capítulo 8 : ABOUT BALLS
“ Te cuelas en mi cabeza. Excarvas en cada esquina y deambulas por mi mente. Detente. Cuidado, cuidado o si no me enamoraré.”
-SEVENTEEN
(Getting Closer)
En el exterior la lluvia continuaba precipitándose interminablemente a medida que la fuerza del viento aumentaba, algunas de las papeleras se habían desprendido y su metal provocaba un tintineo agudo cada vez que chocaban contra algo. El temporal parecía estar creciendo más a cada segundo que pasaba, los luminosos relámpagos cruzaban el cielo cada vez con mayor frecuencia y los árboles parecían a punto de ceder con sus ramas moviéndose de un lado a otro. Podían escucharse los silbidos a medida que sus hojas se desprendían, moviéndose por toda la explanada frontal del polideportivo y creando pequeños remolinos en su camino sobre el suelo. Ya nada quedaba de la calma que se había presentado durante el amanecer, cuando solo las nubes negras y los estragos de la noche anterior mostraban la posibilidad de una nueva tempestad.
Taehyung posó su mano sobre la puerta de cristal que le permitía observar el panorama ante sus ojos, nunca le habían gustado las tormentas. Disfrutaba de la lluvia, mas no del angustiante sonido que provocaban los truenos. Su corazón se encogía con fuerza con cada destello de luz, sin embargo no podía dejar de mirar mientras se preguntaba cuánto duraría y cómo de destructiva sería esa ciclogénesis. Tampoco podía dejar de pensar en si su madre habría salido de casa a pesar de las torrenciales lluvias, a esa hora probablemente ella estaría haciendo la compra del día.
-¿Seguimos jugando hasta que nos puedan sacar de aquí? - Hoseok se acercó hasta su amigo, consciente de que esos ojos atentos de Taehyung significaban mucho más que curiosidad. - Matar el tiempo suena mejor que castigarse a uno mismo con pensamientos que no llevan a ninguna parte.
Taehyung dió un pequeño respingo cuando la mano de Hoseok se apoyó contra su hombro, finalmente dejó ir el paisaje desolado ante sus ojos para centrar la atención en aquello que todavía lo rodeaba. El interior de la cancha de baloncesto del polideportivo era oscuro, a pesar de que fuese de día la tormenta había aportado al ambiente ese extraño contraste que las nubes grises siempre ocasionaban.
Era un sentimiento extraño, Tae solía disfrutar de ese tipo de días cuando era pequeño. Corretear bajo la lluvia y llenar su ropa de barro siempre había sido un motivo habitual de disputa con su madre cuando llegaba a casa, en esos días donde la felicidad infantil le impedía ver las cosas que lo rodeaban con la claridad suficiente. En aquella época su cabello era largo y ondulado por lo que ella siempre protestaba ante la dificultad de lavarlo y mantenerlo bonito. En la actualidad procuraba cortarse el cabello tan pronto como este comenzaba a crecer demasiado.
Apartando las imágenes desgastadas que el ambiente llevó hasta su mente, Taehyung centró sus ojos en la persona que se encontraba sentada todavía sobre una zona de la cancha. El entrenador vestía completamente de negro ese día, en un estilo un poco más elegante que el habitual, menos descuidado. A pesar de su pisada a la plaqueta del suelo equivocada o las anchas ropas de deporte que aún mantenía, podía apreciarse el efecto que el pequeño cambio tenía sobre el físico de su persona. Tae también se había fijado en que ese día no portaba una chaqueta de deporte sino un frondoso abrigo, e incluso una bonita gorra que parecía bastante más costosa que cualquiera de las suyas.
-¿Y usted entrenador Min? - su mirada fue más allá de Hoseok y sus oídos ignoraron por un instante los fuertes golpes de las gotas de lluvia torrencial sobre el techo del edificio. - ¿Le gustaría jugar con nosotros?
La gorra creaba una pequeña sombra sobre los ojos del entrenador Min y los aros de metal de esta casi parecieron tintinear como dos campanas con el movimiento de su cabeza. A Taehyung le causaba curiosidad, quizás si se conociesen un poco más lo habría interrogado con tono bromista acerca de si tendría una cita. Pero ese hombre no era Jung Hoseok, no podría bromear con él sin recibir como respuesta una mala mirada. Lo sabía, porque ya lo había intentado antes.
-Eso suena bien. - Hoseok rodeó los hombros de Taehyung con su brazo y sonrió levemente. - Nunca lo hemos visto jugando, entrenador.
Yoongi levantó la cabeza de su teléfono por un instante, los dos muchachos ante él parecían un poco expectantes ante su respuesta. La penumbra del lugar convertía la escena en una imagen levemente sombría, con la luz que entraba por la puerta situada a espaldas de Taehyung y Hoseok dificultando la tarea de ver bien sus rostros. Y aún así pudo notar aquel maravilloso detalle, sintió ganas de sonreír ante esos ojos curiosos que no dejaban de mirarlo.
Kim y Jung eran un par de personas bastante curiosas. Hasta ese día él no había dedicado especial atención a la manera en que estos dos se comportaban, pero sin duda algo a su alrededor invitaba a entender que los dos fluían mucho mejor juntos.
-No. Hace mucho que no juego. - respondió con sinceridad, regresando su mirada a la pantalla de teléfono para contestar un mensaje.
El suspiro de Kim fue audible en el eco de la cancha vacía, con todas esas gradas sin gente y la pista sin pies moviéndose estridentemente sobre ella. No había sudor, tampoco chicos corriendo de un lado a otro entre escandalosas carcajadas, ni siquiera el material de entrenamiento había sido movido de su lugar habitual a excepción de una única pelota que ahora el base de su equipo mantenía entre sus grandes manos.
-¿Cómo puede un entrenador de baloncesto limitarse a ver? - preguntó Taehyung, su lado curioso haciendo presencia sin medir aquello que era amable decir o lo que no. - Debe ser muy aburrido dedicar una vida a un deporte que ni siquiera prueba.
Los ojos del entrenador Min dejaron de nuevo su teléfono para comprobar que en el brillo de la mirada de Kim había una especie de reto latente. Su sonrisa completaba la expresión, con su labio superior inclinándose mientras apoyaba la pelota de baloncesto contra su cintura en una postura de superioridad.
-Kim, si estás aburrido puedes comenzar a dar vueltas alrededor de la cancha. - dijo, con su voz saliendo más ronca de lo normal ante la sensación de estar siendo capturado por unas palabras que incluso sin mala intención parecían acorralarlo. - De lo contrario, os sugiero que me ayudéis a descartar el material antiguo. Hace tiempo que no se renueva nada de lo que hay en el almacén.
-Pero… - Taehyung trató de decir.
-Ahora. - interrumpió Min. - Se trata de aprovechar el tiempo, no podemos quedarnos aquí quietos hasta que el técnico o el conserje lleguen para abrir la maldita puerta. Así que podéis ir a las duchas durante quince minutos y después espero que seáis lo suficientemente participativos como para ayudarme en la tarea de ordenar el almacén.
Kim volvió a protestar. Yoongi había comenzado a notar lo constante que ese comportamiento era en su base, Taehyung parecía estar completamente acostumbrado a llevar la contraria cuando las cosas no salían de la forma en la que este las había planeado. Ya fuese durante los entrenamientos o cuando se encontraba sumido en un partido, si algo se escapaba de sus planes el chico simplemente protestaba como todo un niño.
Y era irritante. Era jodidamente irritante que un chico de su edad siguiese haciendo pucheros cuando el destino le ponía la zancadilla. Yoongi se había tropezado con muchos muchachos consentidos o irrazonables, Kim Taehyung no parecía serlo sin embargo sí era tan irritante que lograba que su piel se erizase ante el simple gesto de sus labios creando uno de esos gestos de desacuerdo.
-Vamos, Tae. - Hoseok sonrió levemente, notando esa decepción implícita en el gesto de su mejor amigo. - No será tan malo. Después de todo, el tiempo pasará más rápido si estamos entretenidos…
Pero por supuesto esas palabras no funcionaron. Incluso si Yoongi había percibido que Jung y Kim generalmente se compenetraban, también notó que casi nada apartaba a Taehyung de sus tozudas decisiones e ideas.
-Quiero que juguemos un partido los tres juntos. Usted es nuestro entrenador, no debería ser una decisión tan complicada la de jugar unos minutos…
-No. Podéis ir a las duchas y después esperar en la cancha haciendo lo que querais, o podéis ir a las duchas y después ayudarme en el almacén. Sea como sea, jugar con vosotros no es una cláusula de mi contrato y tampoco algo que quiera hacer en este instante.
Y por supuesto, Kim Taehyung también era asquerosamente insistente.
-¿Por qué? ¿Somos muy poco para el entrenador Min? - protestó de nuevo Taehyung. - Quizás puedas enseñarnos algunas cosas poniendote a nuestro nivel, jugando con nosotros en lugar de limitarte a dar órdenes. El entrenador del instituto solía jugar con nosotros de vez en cuando, pero tú te limitas a apuntar en tu libreta y decirnos lo que hacemos mal. ¿No crees que sería adecuado acercarte un poco más a las personas que estás entrenando? Ni siquiera entiendo porque es una petición difícil de cumplir, estamos encerrados en este polideportivo y no hay mucho que hacer, es una cancha de baloncesto así que no entiendo porque no podemos aprovecharla los tres juntos.
Yoongi trató de lidiar con su poca paciencia, él se esforzaba. Realmente había empezado esa etapa de su vida con el único propósito de obtener tranquilidad mental, de no dejar que nadie se hiciese con el control de su capacidad para ignorar por completo a las personas que le importaban una mierda. Sin embargo, Kim Taehyung podía llegar a rozar esa línea límite que siempre ponía en jaque su reto personal de mantener el mal carácter alejado de todos aquellos que no tenían culpa del mismo.
Pero una cosa era alejar el mal carácter de las personas que no estaban implicadas en el motivo real de su depresión habitual, la otra era controlarse con alguien que claramente lo estaba enfadando en ese instante. El presente y el pasado estaban en categorías diferentes.
No estaba enfadandose por aquello. No, él estaba enfadandose por esa personalidad descarada e insistente que pululaba alrededor de Kim.
-¿Eres un niño de diez años? - preguntó, levantándose mientras sostenía la carpeta de apuntes en una de sus manos y su teléfono en la otra. - Escucha bien esto Kim, porque solo voy a decírtelo una vez. Soy tu entrenador, soy la persona que decide qué es lo mejor mientras estás jugando o aquel que puede aconsejarte sobre la forma más adecuada de moverte en la cancha. - Yoongi alzó una de sus manos y señaló directamente al muchacho que ahora lo observaba con los ojos atentos. - Pero no soy tu amigo, ni lo seré nunca. No estoy aquí para jugar contigo porque eso es lo que te apetece, tampoco lo estoy para ceder a lo que uno de los chicos que entreno me está pidiendo y mucho menos estoy aquí para darle explicaciones acerca de lo que quiero o no hacer a un insignificante muchacho que no sabe el lugar que ocupa. Solo eres un base de un equipo de universidad al que entreno, esa es tu posición. Yo soy el entrenador y tú el jugador, nada más.
Taehyung se mantuvo en silencio por un instante antes de que su gesto volviese a mostrar ese profundo puchero que tan mal humor le ocasionaba a Yoongi.
-¿Sabe algo, entrenador? Este jugador solo estaba tratando de que su entrenador se integrase un poco, después de verlo sentado mirando el teléfono durante una hora entera me imagine que jugar con nosotros podría ser divertido para usted. Supongo que me equivocaba, no se preocupe. Sabré el lugar que ocupo a partir de ahora.
Yoongi no dijo nada después de aquello, se limitó a observar el modo en el que Taehyung caminaba hacia el vestuario con su amigo siguiéndolo de cerca y rodeando nuevamente sus hombros en un gesto familiar. Un gesto que de nuevo le recordó al pasado, Min Yoongi también había tenido un mejor amigo hace años.
Pero el pasado era solamente eso, pasado.
Yoongi dejó escapar un suspiro de sus labios mientras apuntaba la cantidad de pelotas de baloncesto que tendría que reponer con el reducido presupuesto del que ese equipo disponía.
-Bien, hemos acabado con la mayoría de cosas. - dijo girándose hacia Hoseok y Taehyung, los dos muchachos habían estado más callados de lo habitual. Estaba seguro de que su pequeña discusión con Kim era el motivo real de la ley de silencio que ese par mantenía, pero no le importaba en lo absoluto. Él ya lo había intentado antes, mucho antes de volver a Daegu… Ser amigo de quienes entrenaba no era bueno, debían mantener una frondosa línea de separación entre el papel que cada uno de ellos desempeñaba. Era un entrenador, no su amigo. - Cuando acabéis de hinchar las pelotas que quedan, empezad con las cajas que están guardadas en el fondo de la estantería. Ni siquiera sé qué tipo de material tenemos, esto es un desastre y…
Los golpes sobre la puerta del polideportivo atrajeron la atención de los tres muchachos.
-Bien, seguid con lo que estáis haciendo mientras atiendo al técnico de la puerta. Me encargaré yo mismo de la estantería en cuanto pueda.
-Sí señor. - respondió Kim, su voz ronca y cargada de algo que sonaba muy parecido a la ira.
Yoongi se tomó un segundo para respirar profundo.
-Crece un poco Kim, por tu propio bien. Madura. - sus palabras fueron susurradas, por lo que no supo si ese muchacho lo había escuchado o no mientras caminaba hacia el exterior del almacén.
Estaba cansado de tener que lidiar con el tipo de muchachos que creían que podían hacer todo lo que les apetecía, odiaba su trabajo pero odiaba todavía más el hecho de haber perdido la pasión por todas esas personalidades difíciles a las que seguía enfrentándose cada día. Tal vez tendría que haber escuchado a su padre, quizás hubiese estado mucho mejor encerrado en un maldito hospital y teniendo el atractivo sueldo que jamás lograría como entrenador de equipos de baja categoría.
A medida que atravesaba la cancha de baloncesto dos cosas llamaron su atención. La primera fue un fuerte estruendo en el almacén que sonó como veinte pelotas siendo lanzadas contra el suelo, rápidamente lo adjudicó al posible hecho de que Kim hubiese escuchado sus últimas palabras. La segunda y más importante, no solo el técnico se encontraba al otro lado de las puertas de cristal del polideportivo sino también buena parte de los alumnos y profesores de la universidad.
Y en cuanto las puertas fueron abiertas, Yoongi pudo confirmar que definitivamente ese no era su maldito día.
-Oh, entrenador Min. - el director se precipitó hacia el interior del polideportivo en el instante en el que las puertas se abrieron. - Me temo que las autoridades han prohibido cualquier tipo de desplazamiento, las alertas de tormentas han aumentado. ¿Cree que sería posible que los miembros del equipo de baloncesto ayuden a adaptar el polideportivo como refugio? Nadie podrá regresar a casa hasta que la alerta baje de nivel.
-Oh, jodidamente no. - la voz de Kim Taehyung puso voz a los pensamientos de Min Yoongi. - Está loco si cree que vamos a preparar un maldito refugio solos, hay muchos más alumnos.
La mirada amable del director no tardó en modificarse, sus ojos obtuvieron un gesto enfadado y lleno de rencor.
-¿Qué es lo que ha dicho Kim? ¿Debo recordarle que es usted un alumno becado en esta institución?
Yoongi se limitó a suspirar, todavía sin mirar a Taehyung pero adivinando el posible puchero irritable sobre sus labios.
-Creame director, Kim no es el mejor de mis jugadores pero hasta yo puedo admitir que el chico tiene razón. Solo dos de los miembros del equipo de baloncesto están presentes, necesitaremos un poco más de ayuda si realmente quiere que usemos el polideportivo como refugio temporal.
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Holiiii!!!
Nuevo capítulo de I Love U Mr.Swag!! No dudéis en dejarme saber qué opináis del desarrollo de la historia hasta ahora. Me haría mucha ilusión conocer vuestras opiniones sobre los personajes y las situaciones que los acompañan.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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