Capítulo 47 : A BREAKING POINT
"Me tienes sometido, ni siquiera conoces tu poder. Estoy parado a cien pies de altura, pero caigo cuando tú estás cerca. Me muestras una puerta abierta y luego vas y me la cierras en la cara. Ya no puedo aguantar más,
lo estoy diciendo, cariño. Por favor, ten piedad de mí, tómatelo con calma con mi corazón. Incluso aunque no pretendas hacerme daño, no paras de destrozarme."
-Mercy
(SHAWN MENDES)
Yoongi no sabía cómo había acabado en una situación como esa, con la madre de uno de sus jugadores al teléfono haciéndole prometer que cuidaría de su hijo mientras el implicado buscaba una emisora de radio que le gustase en el asiento de copiloto de su coche. El plan había sido salir un día antes que su equipo para comprobar el estado de las instalaciones de la cancha de la universidad de Sudogwon, Taehyung jamás entró en su ecuación pero tras la confesión que el muchacho le había hecho diciendo que su madre no estaba segura acerca de permitirle viajar sin alguien responsable cuidando de él y sus compañeros…
-¡Me gusta esta canción!
Yoongi suspiró, llenando su coche de gasolina mientras fingía ignorar lo que sea que su base le estuviera diciendo y atendía a todo aquello que la madre del mismo seguía exigiendo a través del teléfono. Serían tres horas de viaje sumamente largas si tenía en cuenta el detalle de que seguía batallando en silencio con la forma adecuada de hacerle saber a su jugador que lo que había ocurrido entre ellos nunca pasaría de algunos encuentros en la cama seriamente agradables.
No sabía cómo explicarle que no se debía a él, Taehyung no era de ninguna manera el problema o el motivo por el que no quería empezar una relación. En realidad todo estaba ligado a que las realidades de ambos eran complicadas y el entrenador Min no pretendía tener que lidiar con alguien que pudiese salir lastimado debido a su falta de confianza en las personas. Nadie soportaba estar a su lado demasiado tiempo, y no los culpaba, pero temía que para su jugador una mala relación pudiese sumar problemas a una vida que de por sí estaba repleta de handicaps. Todo en lo que tendría que pensar Kim Taehyung con sus diecinueve años de edad se basaba en las posibles maneras de desconectar y divertirse. Si intentaban algo y finalmente no funcionaba, como Min prevenía que ocurriría, no solo tendrían que pasar por ello fingiendo que nada había sucedido entre ambos, sino que también estarían obligados a verse cada semana en la cancha.
A Kim todavía le quedaban algunos meses para cumplir los veinte años e incluso si había pasado mucho tiempo desde que Yoongi dejó de sentirse como un chico joven con derecho a pasarlo bien, era consciente de que alguien con la edad de su base no debería tener mucho más en su agenda que estudiar y divertirse. Cometer errores y aprender estaba genial, formaría su persona, pero iniciar una relación con alguien que ni siquiera podía cuidar de sí mismo la gran parte del tiempo, sería darle una idea del amor equivocada.
La delicadeza no era una de sus mejores virtudes pero necesitaba tomar las decisiones de un modo en el que estas no le causasen dolor al contrario. Mentiría si dijese que no le importaban los sentimientos de Kim, después de todo él era humano y había experimentado el dolor de la traición o las rupturas.
-Sí, señora Kim. Me aseguraré de que Taehyung la llame tan pronto como se instale en su habitación de hotel. - asintió, escuchando las peticiones de la madre de su base a través de la línea telefónica. - No se preocupe por eso, ninguno de mis jugadores saldrá de noche. Se trata de un viaje plenamente pensado para la realización de un partido entre equipos universitarios. No entra en mis planes dejar que alguno de mis jugadores se emborrache. - Yoongi observó a través del cristal a Taehyung, quién ahora se encontraba mirándolo con curiosidad. - Sí señora Kim, ni una sola gota de alcohol tocará las papilas gustativas de su pequeño. Puedo asegurarle una vez más que me encargaré de ello, Kim es mi responsabilidad ante usted y la universidad así que no pretendo cometer errores. - de nuevo. - Nada de alcohol, se lo he asegurado señora Kim.
Yoongi cerró la tapa del tanque de combustible de su coche y se acercó hacia la puerta del conductor que había mantenido abierta. Por un instante casi sonrió al notar los ojos de Taehyung rodar después de su última frase, por supuesto que recordaba que su base no bebía ni una sola gota de alcohol. Aunque la mayor ironía de las peticiones de la madre de este se encontraba en que ella no supiese, o tan siquiera sospechase, que cada fin de semana su hijo visitaba de madrugada uno de los locales que más debate y polémica generaban entre los habitantes de la zona de Daegu en la que vivían.
-Ahora tengo que comenzar a conducir. Si ocurre algo puede llamarme a mí o a su hijo, no se preocupe más de lo necesario. - Yoongi se dejó caer sobre su asiento y cerró la puerta del coche. - Taehyung es mucho más responsable y cabezota de lo que usted misma se imagina. Estoy seguro de que su hijo sabrá cuidarse solo, pero como le he prometido varias veces mantendré mis ojos bien atentos a cada una de las cosas que este haga. Descuide, que tenga un buen día señora Kim.
Tras colgar el teléfono, Yoongi dejó caer su cabeza contra el cabezal del respaldo de su asiento y llevó una de sus manos hasta sus ojos. Era demasiado pronto para escuchar a la madre de Taehyung haciéndole prometer las mismas cosas una vez tras otra, el sol ni siquiera había salido debido a la necesidad de adelantar el viaje para que el padre de Kim no lo pillase saliendo por la puerta de casa con una mochila más grande de lo normal.
-¿Todo bien? - Taehyung en realidad quería asegurarse de que no había algo que molestase en exceso a su entrenador. Era consciente del contratiempo que le había supuesto al contrario tener que llevarlo con él hasta Gyeonggi. - Sé que tenías cosas que hacer, no debí haberte sugerido la idea de acompañarte. Podría haberle mentido a mi madre o…
-La responsabilidad comienza con honestidad. - Yoongi habló, todavía con su mano sobre los ojos en un intento por despejar su cabeza a pesar del sueño que sentía. La brisa de la mañana otoñal se colaba por su ventana semiabierta, pero lejos de molestarse aquello lo hacía sentirse vivo. Le gustaba el frío, la ropa holgada y cómoda o la sensación de abrigo de las mantas gruesas. Viajar temprano no era un problema, de hecho casi lo prefería. El problema era que el muchacho a su lado seguía causando que su corazón se desbocara constantemente, incluso cuando sabía que aquello no era correcto. - Mentirle a tu madre no era una opción, y de verás espero que nunca llegue a serlo. Debes comprender que si quieres que ella confíe en tí, necesitas predicar con el ejemplo.
Taehyung asintió, sus ojos algo adormilados y las señales de su almohada todavía contra sus mejillas hinchadas. Min Yoongi había visto esa imagen con anterioridad, sin duda el aspecto de Kim nada más despertar se alejaba de todo concepto de normalidad que hasta el momento había aprendido. Porque realmente había visto a muchos chicos despertarse, y ninguno de ellos le pareció tan bonito como su base.
El chico sentado en el asiento de copiloto de su coche pasaba de ser un hombre atractivo a un muchacho pequeño y adorable cuando el sueño rellenaba su mirada con cierta tonalidad de cansancio.
-Duerme un poco, Kim. - Yoongi se aseguró de colocarse bien el cinturón y alcanzó una manta pequeña del asiento trasero. - El viaje será largo.
Taehyung aceptó la manta, mas negó con su cabeza.
-Me gusta ir en coche cuando todavía es de noche. - se encogió de hombros. - Sé que es raro pero lo encuentro relajante.
Y su sonrisa se perdió un poco entre el rocío de la mañana mientras Min Yoongi se esforzaba por no mirarlo demasiado. Por no hacer evidente que le gustaba más de lo que debería, más de lo necesario si tenía en cuenta que él jamás sería la persona indicada para alguien tan bueno y puro como lo era su jugador.
A pesar de lo que Taehyung había dicho, este no tardó en quedarse dormido. Así que solo media hora después de iniciar su viaje Min Yoongi se encontró de nuevo con el silencio que no hace demasiado consideraba cómodo. El clima frío y las casi invisibles gotas de llovizna hacían que la llegada de la luz pareciese retrasarse, el amanecer simulaba luchar por establecerse con el sol dejando escapar algunos rayos entre las nubes grises de tormenta que se amontonaban en el horizonte de la carretera.
El entrenador Min ni siquiera había cambiado de emisora o modificado el sonido de la música, temía que el más mínimo movimiento pudiese afectar al sueño de su jugador. Y este parecía encontrarse demasiado a gusto con la cabeza levemente inclinada hacia el cristal de su ventanilla, la manta alrededor de sus piernas y el gorro de la lana negra con el que se había presentado esa mañana todavía tapando sus orejas, muy probablemente para evitar el frío de las mañanas de comienzos de Noviembre.
El reloj de su coche marcaba exactamente las siete y veinte de la mañana.
-Mmmm… - Taehyung se removió en el asiento, girando su cuerpo levemente a pesar de la restricción que le suponía el cinturón de seguridad.
¿Qué tenía ese chico que le provocaba tanta curiosidad? Sería una mentira decir que Kim Taehyung no le causaba una sensación de magnetismo instantáneo. Incluso antes de que ambos decidieran compartir más que palabras en uno de los baños de Bellum motivados tan solo por su líbido, antes también de que los dos se liberasen juntos en la cama de su habitación… Yoongi pudo notar que la personalidad del muchacho que ahora dormitaba a su lado era tremendamente peculiar.
Y eso quizás era lo que lo mantenía dudando constantemente acerca de cómo explicarle a su base que entre ellos no podría suceder nada más. No importaba lo muchísimo que le gustase saber que Taehyung ponía la atención sobre él cada vez que se encontraban, ya fuese en Bellum o en las canchas de la universidad. Tampoco importaba que su interior le dijese que debería intentarlo, una última vez antes de rendirse ante la idea de que el amor y el romance no le pertenecían a una persona como él.
Se trataba de ser solidario por una maldita vez en su vida desde hace mucho tiempo, no podía condenar a alguien tan bonito a sufrir la desdicha de un amor sin confianza que estaría destinado al fracaso desde el primer día.
Y de nuevo, estaba manteniendo esa charla silenciosa con su conciencia. Como venía haciéndolo varias veces al día desde que decidió que debía acabar con todo lo que pasaba entre su base y él antes de que fuese demasiado tarde para ambos y alguno saliera herido por las afiladas puntas del desamor. Solo lograba terminar mucho más confundido que la vez anterior.
-Hemos llegado. - las manos de Yoongi se encontraban fijas sobre el volante del coche, su mirada al frente y la garganta repleta del dolor que le causaba la ansiedad.
Tal vez solo debía dejar de mirar a Taehyung por unas horas, quizás por días o incluso semanas. Puede que así todo lo que había estado pasando entre ellos terminase cayendo por su propio peso, de la misma manera en la que lo hicieron todas las relaciones de su vida que tuvo tras enamorarse de Kihyun y ser humillado en consecuencia.
Pero no pudo evitar mirarlo a pesar de la norma que pretendía imponerse a sí mismo, no cuando Kim estaba estirándose con una expresión inocente y la señal del sueño cubriendo su cara mientras miraba a su alrededor con aspecto confundido.
-¿Ya? ¿Me he dormido todo el trayecto? - Taehyung dejó escapar una expresión decepcionada. - Nunca he viajado demasiado lejos y ahora que lo hago, decidí dormirme en el trayecto. La totalidad del maldito trayecto… ¡Tres horas de carreteras y paisajes diferentes que me he perdido!
Yoongi sonrió, por inercia y porque de alguna forma su cuerpo ansiaba responder de ese modo a las palabras de su base. Simplemente rió porque así lo quería, liberando un poco de la ansiedad que se arremolinaba alrededor de su cuello a pesar de que sabía que esta volvería a aparecer pronto.
Pero eso no le impidió volver a poner la mirada en el frente.
-Acabemos con esto, Taehyung. - susurró. Tres horas de viaje con el chico durmiendo a su lado le habían servido para reflexionar. - Si lo llevamos más lejos, alguno de los dos podría salir herido en consecuencia. - Yoongi no se atrevió a mirar al muchacho, pero era consciente de que este probablemente se encontrase confundido por sus palabras. - Ha estado bien, realmente me lo he pasado bien gracias a tí y a tu bonita personalidad pero no creo que debamos ir más lejos de lo que ya hemos llegado. No soy la persona adecuada para tí, por mucho que haya disfrutado de tu modo de ver el mundo o de bailar con el mensajero de Bellum. Realmente… Lo he pasado muy bien a tu lado, pero lo justo es que le ponga freno a esto ahora que no es demasiado complicado terminarlo.
Yoongi ni siquiera era consciente de lo que estaba terminando, él y su base no eran una pareja. De hecho, probablemente solo habían obtenido una rutina como consecuencia de sentirse a gusto el uno con el otro en multitud de aspectos.
Kim lograba que se sintiese vivo después de mucho tiempo prohibiéndose a sí mismo tener un sentimiento tan humano como ese. Con Taehyung, Yoongi había vuelto a divertirse y a sentir que sus días merecían la pena. Porque incluso el detalle de atravesar la pista de Bellum de la mano de ese chico era emocionante, su jugador estaba repleto de sorpresas y cosas bonitas que surgían cada vez con más frecuencia.
Aquello era lo que más lo asustaba, la calidez que recorría su cuerpo cada una de las veces que se encontraba a sí mismo queriendo confiar y sonreír gracias al contrario.
-Frena un momento. - Taehyung sacudió su cabeza, un poco adormilado todavía y plenamente perdido debido a las palabras de su entrenador. - ¿Qué se supone que debe acabar?
Yoongi tragó aire, su mano voló hacia la radio del coche para detener la canción que comenzaba a sonar y finalmente logró obtener la valentía necesaria para girarse hacia Kim.
Tal vez estaba imaginando las cosas, pero lo cierto es que estaba seguro de haber visto resquicios de emoción y cariño en los ojos de Taehyung varias veces desde que habían comenzado esa maldita y envenenada rutina de salir de Bellum juntos para ir a su casa. El fin de semana pasado ni siquiera habían mantenido relaciones, se habían limitado a dormitar uno al lado del otro con sus piernas entrelazadas y los brazos del base rodeándole la cintura.
El entrenador Min no recordaba la última vez que un momento se había sentido tan íntimo para él incluso con cada una de sus prendas de ropa puestas. Su jugador tenía ese efecto en él.
-La extraña rutina que hemos tenido desde hace semanas. Ir a Bellum juntos, bailar, besarnos entre la multitud y después ir a mi casa para mantener relaciones, dormir o desayunar juntos antes de que amanezca. - las imágenes de ese último mes parecían volar alrededor de la memoria del entrenador Min a medida que hablaba. - A veces simplemente hablamos mientras desayunamos juntos, nos duchamos y te llevo a tu casa para asegurarme de que tu padre no está causandoos algún problema a tu madre o a tí. - Yoongi vió algo retorcerse en la expresión de su jugador, pero este se recompuso tan rápido que por un instante incluso sintió que sus palabras no le habían causado nada en absoluto. - Detengámonos antes de que alguno de los dos salga lastimado. Tengo experiencia en relaciones fallidas, no mereces a alguien que nunca va a poder confiar en tí. Así que vamos a acabar con lo que tenemos antes de que alguno de los dos piense en la idea de ir un paso más adelante.
-Bueno… No soy idiota, sé que lo que tenemos es lo que es. Y sé que nunca irá más allá, no está mal disfrutar de nuestra sexualidad sin implicar sentimientos. - Taehyung apartó sus ojos de los de su entrenador y se relamió los labios con nerviosismo. Estaba mintiendo, y temía que Yoongi pudiese descubrir su intento por parecer completo incluso cuando su leve esperanza parecía estar siendo apuñalada. No debería haber dejado que los sentimientos surgieran, pero él no podía controlar aquello. El error quizás era, que desde el segundo fin de semana las cosas dejaron de ir acerca de sexo y se ligaron mucho más a una necesidad mutua por la compañía que ofrecía el contrario. - Si quieres detenerlo no voy a insistir, entiendo lo que significa una negación a pesar de que de vez en cuando puedo ser cabezota. Puedes ir a Bellum o seguir entrenandome con normalidad, prometo no molestar…
Yoongi intentó hablar después de aquello, pero las palabras no salieron de su boca del modo en el que a él le hubiese gustado, con la delicadeza requerida y las explicaciones necesarias. Taehyung no era una molestia, de ninguna manera.
No importaba cuántas veces su base protestaba o se mostraba cabezota, desde hace un tiempo esas características que al principio le resultaban inaguantables se habían comenzado a tornar realmente interesantes. Admiraba al muchacho que ahora fingía estar bien a su lado, y admiraba el hecho de que a pesar de todo lo que ocurría en su hogar este siempre intentase poner una sonrisa sobre sus labios y en la de los de las personas que lo rodeaban. Por muy forzada que resultase en ocasiones, la sonrisa de Kim Taehyung mostraba su enorme fortaleza a pesar del dolor que lo condenaba a una vida miserable.
Yoongi lo entendía tan bien que casi le dolía.
-No has sido solo sexo, Taehyung. - parloteó. - Pero sí me gustaría que se quede en tan solo eso antes de que alguno de los dos termine completamente dañado. Me conozco, sé que te haré mal porque no sé cómo comprometerme con las personas o mostrarles de manera abierta mi cariño. No pretendo ser otro problema en tu vida, necesitas a alguien que le de felicidad a tus días. Añadir dolores de cabeza a los que ya tienes no sería bueno, y si continuamos manteniendo la rutina en la que nos hemos sumido… Ambos podríamos acabar queriendo algo más.
¿Y qué había de malo en aquello? Taehyung no lo comprendía, no entendía la explicación de su entrenador y la única razón que se le ocurría se basaba en el detalle de que este probablemente tan solo había querido divertirse algunas noches. Había sido solo sexo, y quizás por eso implicar sentimientos o tener más contacto del necesario con este estuviese derivando en esa charla.
-No lo molestaré, entrenador Min. Tiene mi palabra de que me mantendré lejos de usted si así lo prefiere.
Antes de que Yoongi pudiera responder, Taehyung abrió la puerta del coche y puso sobre sus labios una de esas sonrisas tan sumamente forzadas que el entrenador ya identificaba sin problema alguno. No había felicidad real en los ojos de su base por mucho que los labios de este se curvaran mostrando una expresión preciosa.
-¿Cuál es mi habitación? - preguntó Kim, tomando la mochila del asiento trasero y colgandola de uno de sus hombros. - Necesito desayunar algo también.
Yoongi suspiró.
-Te llevaré, deja que aparque bien el coche y te guiaré.
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Hii!!
Hola personitas, un nuevo sábado y un nuevo capítulo. Esta vez ha sido un pelín más corto de lo normal pero he tenido poquito tiempo esta semana.
Espero de verás que os guste y que no os resulte demasiado tedioso de leer.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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