Capítulo 45 : ANGEL
"Así que ámame u ódiame, nunca me derribarás. Si yo fuera de la forma en que me quieres, ahora sería un pretendiente. Me veo muy bien con esta corona rota. Ocasionalmente de manera muy, muy orgullosa pero, nene, sabes que es mi superpoder. Así que puedes amarme u odiarme."
-Love Me Or Hate Me
(KELSY KARTER)
Las luces lo cegaron.
Taehyung había estado siempre al otro lado de la pasarela de Bellum, él solía ser una de esas muchas personas que se arremolinaban cerca del escenario para alzar la voz cuando su candidato favorito mostraba con gracia el disfraz que portaba. Y quizá por eso se sintió tan cohibido cuando los focos lo rodearon haciendo brillar no solo la purpurina de sus alas, sino también sus labios recubiertos de labial y hasta las pupilas de sus ojos.
-Nuestro siguiente participante recibe el nombre de V, participa con el número siete y como podéis ver lleva unas preciosas alas consigo que están repletas de brillo. ¿Será este rebelde ángel caído nuestro nuevo Dios?
Necesitó unos segundos para reaccionar cuando llegó su turno para recorrer la plataforma que conformaba la pasarela. Los focos parecían perseguirlo con cada uno de los pasos que daba y sus ojos buscaron por un instante a Hoseok, quién le alzaba los dedos de las manos en señal de ánimo desde la fila de participantes que se encontraban esperando a que los nombrasen para realizar el mismo camino que él.
-"Puedes hacer esto. Has hecho cosas más complicadas antes." - se dijo a sí mismo.
Era extraño y hacía que algo revolotease en el interior de su estómago como esas veces en las que acudía a un examen habiendo olvidado la gran parte de los datos estudiados durante los días anteriores. Ser el centro de todo por unos instantes, saber que esa noche era suya para disfrutarla sin importar realmente el hecho de si lograría ganar o no. Porque más allá del concurso Taehyung estaba feliz de sentirse bien, daba miedo que de repente su vida pareciese tomar un rumbo bueno. Y lo asustaba tanto como lo hacía ilusionarse.
Porque nunca imaginó que su madre llegaría a cambiar tan drásticamente su manera de pensar con respecto al deporte que ponía una sonrisa en sus labios cada día, como tampoco había llegado a imaginar que se encontraría participando con ganas en uno de los concursos de disfraces de su local favorito. No podía considerarse a sí mismo suficientemente bueno o suficientemente válido para casi nada, ni siquiera sabía si merecía esa felicidad tan inusual que ahora llenaba su pecho de ganas. Ganas de vivir, de reír y de disfrutar durante esa noche que se estaba convirtiendo poco a poco en suya.
Podría jugar al baloncesto, podría bailar en Bellum con alegría y sin duda parecía que también podría ilusionarse con el detalle de que su entrenador parecía gustarle a pesar de que solía prohibirse a sí mismo el hecho de tener la más mínima pizca de ilusión por cosas que probablemente jamás saldrían como él soñaba. Ya había pasado demasiado tiempo desde la última vez que alguien hizo vibrar su corazón, así que fue inevitable que esa sensación de esperanza surgiese por mucho que se negase a ello. Si era algo temporal, lidiaria con ello como con cada aspecto de su vida.
Kim Taehyung se sentía vivo. Más que nunca. Y aquello era aterrador porque se trataba de un sentimiento completamente nuevo.
La mirada del entrenador se posó sobre una sola persona mientras su mejor amigo parloteaba algo sobre tomar clases de baile para sorprender a su prometida. Su jugador siempre parecía convertirse en una persona más sincera cuando estaban en Bellum, sin la máscara de sonrisas forzadas, la amabilidad casi peligrosa o las continuas protestas que abandonaban su boca constantemente. Kim Taehyung era incluso más interesante de lo normal ahí, porque los miedos e inseguridades que lo hacían humano también lo convertían en el tipo de persona que podía llegar a ser mínimamente confiable para Min Yoongi. Verlo actuar con felicidad, verlo ser sinceramente feliz, lograba que sus facciones se volviesen más llamativas de lo que ya lo eran generalmente.
Y cuando los dos se encontraban bajo el amparo de ese local, la sinceridad parecía aflorar con la facilidad que las zonas seguras provocan habitualmente. Yoongi no estaba buscando ninguna cosa así, tampoco pretendía ignorar esa sensación que se le posaba sobre el pecho cada vez que el base lo besaba, pero él definitivamente no quería nada como aquello. Porque era consciente de que hasta la persona con apariencia más sincera se podía convertir en el ser humano más malo del mundo si el interés egoísta aparecía. Y a esas alturas de su vida el entrenador Min había comenzado a volverse individualista, el dolor le enseñó a pensar en él mismo cuando se trataba de compañeros de cama o intentos de relaciones. Después de todo, incluso cuando se esforzaba las cosas acababan rompiéndose tras un par de semanas.
El amor era etereo, fugaz y estaba gravemente mal caracterizado por culpa de novelas románticas y películas de domingo en las que todo parecía perfecto. Las personas reducían a menudo su felicidad a tener a otra persona a su lado sin la que no podía ni querían vivir. Algo tóxico y repleto de una dependencia enfermiza que derivaba en dolor con la llegada de los engaños y las traiciones, de los "creí que te conocía". Pero eso no era así, la mayoría de parejas ni siquiera conocen a la persona que duerme a su lado cada noche, sino la imagen perfecta que el amor crea de esta. De la misma forma en la que la gran parte de las madres siempre creen que sus hijos son incapaces de causar el mal. Como los padres de Kihyun lo creyeron y como los suyos jamás lo hicieron...
Yoongi por su parte, convivía con la soledad que le ayudaba a establecer ciertas bases. Bases en las que él siempre sería lo primero por mucho que alguien llegase a meterse en su pecho hasta hacerlo obtener sensaciones cálidas de nuevo.
Había pasado mucho tiempo desde que decidió que el amor no era para él en el modo en el que su sociedad lo presentaba. No estaba dispuesto a dejar morir su persona por otros debido a un sentimiento tan efímero como lo era el enamoramiento, por muy hipócrita que eso sonase si tenía en cuenta que se encontraba estudiando medicina para complacer a unos padres que ni siquiera veía más que un par de veces al año.
No existía lo bueno o lo malo, así como no existía una forma sencilla de definir eso que le ocurría a él cuando miraba a Kim. Pero al menos tenía claro que no quería que fuese amor y no cometería el error de permitir que avanzase hasta esa fase. Kim era atractivo, había una buena conexión entre ellos en la cama y a veces incluso en la cancha pero también tenía una vida demasiado dura como para sumar a su realidad un desengaño amoroso. Ir más allá de lo que tenían hasta ese instante sería arriesgado. Sobretodo teniendo en cuenta que seguían siendo entrenador y jugador, por mucho que cuando se encontraban bajo el hechizo de Bellum se empeñasen en borrar ese hecho de vez en cuando.
Atracción. Eso era lo que se trataba de decir a sí mismo, la opción más fácil para los dos sería que todo se redujera a su libido entrando en funcionamiento. Lo menos complicado, una explicación con la que no se verían obligados a tener que sostenerse el uno en el otro o a esperar la más mínima muestra de afecto romántico.
-¿Ocurre algo? - Namjoon pellizcó la piel de una de las manos que su mejor amigo mantenía sobre la barandilla metalizada del piso superior del local. - Pareces un poco atormentado mientras miras a tu chico. Si necesitas hablar de ello, sabes que yo no voy a traicionarte. Puede que ni siquiera sepa cómo aconsejarte pero tal vez hablar de ello te ayude a liberarte un poco.
Su chico. Yoongi no podría pensar en Taehyung como un objeto incluso si los dos llegasen a tener algo más que agradables orgasmos o jornadas de entrenamiento intensivo.
-No es mi chico. No hables de las personas como si fueran juguetes o coches.
-Touche. - Namjoon se giró, sus codos apoyados en la misma barandilla sobre la que Yoongi posaba las manos. Min mantenía la mirada curiosa persiguiendo las expresiones del base mientras el concurso continuaba. - Pero responde la pregunta. ¿Qué es lo que ocurre?
-Solo me estoy planteando el nombre que se le puede dar a esta extraña rutina en la que Kim y yo hemos entrado casi de casualidad. No quiero sentimientos de por medio porque sé que eso deribará en dolor para ambos pero tampoco me gustaría ser un idiota insensible que le provoqué más preocupaciones de las que de por sí él ya tiene en su casa.
-Entonces los dos deberíais hablarlo. Aclarad lo que cada uno desea y si es necesario llegad a un acuerdo acerca de lo que hacer si eso cambia para alguno de los dos.
Yoongi asintió, esa por supuesto sería la decisión más inteligente pero conllevaba algunos problemas.
-¿Qué pasa si mis actos le han hecho entender que yo puedo querer algo más? Le prometí un premio esta noche, sin importar el resultado del concurso de disfraces. Lo hice sin pensar y ahora... No quiero que ese chico pase por las mismas cosas que yo. Es horrible comenzar a sentir ilusión por una persona que no se encuentra mentalmente y sentimentalmente en la misma zona que tú.
Namjoon se tomó unos instantes para pensar antes de hablar.
-¿Te gusta tu base?
-Me atrae mi base. - y el entrenador Min ni siquiera dudaba de su afirmación. Taehyung realmente le parecía atractivo y mucho más ahora que brillaba con tanta intensidad bajo la luz de los focos de Bellum. Toda la atención del local estaba sobre su precioso rostro.
El mejor amigo de Yoongi se dió la vuelta de nuevo. No sabía bien qué decir, pero estaba seguro de que la atracción era un inicio que podría derivar en una enorme multitud de posibilidades.
-"El jurado se retirará para deliberar ahora que todos los concursantes han desfilado. Aquellos que deseen añadir alguna performance a su presentación, micro abierto y escenario habilitado para todos vosotros. Disfrutad de la noche, ángeles rebeldes."
Taehyung no recordaba la última vez que había sentido ese tipo de nervios, era apabullante estar en el medio del escenario con tantas personas posando los ojos sobre él. O bueno, así se sentía porque estaba seguro de que muchos miraban a su concursante favorito y no al chico con alas llenas de purpurina y ojos nerviosos al que le temblaban las manos y había tropezado un par de veces con las escaleras cuando pidieron que los concursantes regresasen al escenario para la entrega de premios.
-Tranquilízate. - Hoseok sonrió un poco a su lado, acercándose lo suficiente para lograr hablarle al oído. Definitivamente parecía divertido por la actitud nerviosa de Taehyung.. - Es un concurso de disfraces, nadie va a castigarte si no ganas...
Pero quizás podría obtener un premio de consolación. Estaba deseando averiguarlo.
-Suerte, Hoseoki.
Hoseok le sonrió, sus ojos llenos de brillo mientras asentía con la cabeza y tomaba su mano con fuerza. A sus lados había muchos concursantes con disfraces llamativos y trabajados a conciencia, cualquiera podría hacerse con el premio y eso los incluía a ellos dos.
-Hagamos esto juntos. ¿Okay? - mencionó Jung.
Taehyung asintió con vehemencia. Desde que era pequeño Jung Hoseok había sido ese tipo de amigo del que nunca quería separarse, incluso cuando se dejaban de hablar por cosas tan absurdas como el hecho de que mientras que a Taehyung le parecía precioso el color púrpura, Hoseok prefería el verde esperanza. Su amistad era algo definitivamente constante.
Todavía recordaba esa pelea que tuvieron durante segundo curso cuando ninguno de los dos podía decidirse por un color para pintar las tazas de barro que hicieron juntos en uno de los talleres del club de arte. Incluso si la opción más sencilla hubiese sido intercalar los colores, ellos no pensaron en eso hasta el último instante y tras haber compartido una pelea acalorada con un debate acerca de qué tonos serían más llamativos y cuáles menos.
-Como siempre. Juntos. - respondió con una sonrisa Taehyung, las imágenes de todos esos años haciéndose un hueco en su cabeza a través de la memoria.
Cuando el presentador habitual del concurso de disfraces subió al escenario, los nervios de Taehyung crecieron todavía más. Podía notar como todo su cuerpo temblequeaba y no sabía bien el por qué. Ser nombrado Dios de Bellum era solo algo simbólico y ni siquiera le aportaría más beneficio que decidir la temática del próximo mes mientras le ponían una corona de pega en la cabeza.
Pero por algún motivo era importante para él. Desde aquella vez en la que le regalaron una entrada y descubrió el mundo de Bellum, ese fue el momento que marcó el inicio de poder comenzar a sentirse completamente libre a pesar de todo lo que ocurría en su hogar. Su vida había pasado a ser un poco más divertida ahora. Sin importar el detalle de que la realidad distaba mucho de ese paraíso ficticio que las personas creaban en su local favorito. Cuando la música estallaba en los altavoces y las luces de neón tropezaban contra el maquillaje de sus ojos, fingir que era una persona completamente diferente se sentía infinitamente bien. Le resultaba sencillo sonreír bajo el embrujo de su pequeño paraíso.
Antes de comenzar a acudir cada fin de semana, su único escape eran un par de auriculares para dejar de escuchar los insultos y amenazas que su padre lanzaba al aire durante una de sus borracheras o salir por la ventana para dormir en la casa de Hoseok en lugar de en la suya. En esa época todavía cabían juntos en la misma cama sin acabar en el suelo, en aquel momento la música siempre sonaba a través de cables formando silencio alrededor de todo a excepción de sus propios oídos. Ahora sabía lo que significaba perderse en el alto volumen de cada nota y gritar cada frase hasta que su garganta comenzaba a quemar.
Bellum era importante para él, porque allí dentro su vida de mierda parecía un poco menos dolorosa. Y quizás por eso también era importante ganar ese concurso y poder llamarse a sí mismo Dios de Bellum por un tiempo. Dios del sitio que lo rescataba un poco cada fin de semana aportándole un poco de diversión y esperanza.
-Como siempre, os recordamos que el jurado toma sus decisiones no solo en función del disfraz sino también del comportamiento del participante durante la noche, así como de la actuación extra que realiza durante el micro abierto. - el presentador se giró hacia ellos. - La votación es secreta y completamente objetiva, ningún miembro del jurado conoce personalmente a alguno de los participantes. De ese modo y dejando los puntos más importantes claros, solo nos queda saber qué ángel rebelde será coronado como Dios de Bellum. ¿Estáis listos para gritar?
Taehyung sintió su voz y la de Hoseok salir a la par, gritando junto al resto de personas del local que se encontraban con la mirada fija sobre el escenario.
-Bien, procederé a comunicar el tercer puesto primero y tras eso indicaré quienes son el Dios de Bellum y su mensajero.
El segundo puesto en el concurso de disfraces de Bellum también conllevaba una tarea, la de hacer de mensajero del Dios. La tarea de este no era complicada pero tenía un bonito significado para aquellas personas que deseaban encontrar en el local más que un sitio para divertirse. El mensajero del Dios se encargaba de recoger opiniones para dárselas al concursante que se había hecho con la corona de falso olivo y perlas blancas, durante esa etapa todo cliente de Bellum que lo sintiera necesario podría escribir de forma anónima sobre un papel ideas o críticas que ayudasen en el continuo desarrollo del local.
Taehyung alzó la mirada hacia el segundo piso mientras el presentador mencionaba el número del participante que había quedado en el tercer puesto. Pudo localizar a Yoongi cuando los focos dejaron de parpadear y la luz blanca lo iluminó todo con mayor claridad. Su entrenador sostenía sobre sus manos una bebida y charlaba con el hombre que solía acompañarlo a Bellum cada fin de semana, Kim Namjoon. Su rostro lucía más bonito de lo normal debido al maquillaje que este llevaba y sobre sus labios un rastro de brillo relucía a lo lejos, probablemente producto del beso que ambos habían compartido una hora atrás.
-El segundo puesto...
No estaba escuchando nada, entretenido con la expresión de Yoongi y la manera en la que parecía verse completamente fuera de lugar con toda esa gente entusiasmada cerca mientras que él se limitaba a prestar atención. Sin dar saltos de emoción o alzar las manos en el aire al son de la música.
-¡Número siete!
Número siete... Solo en el instante en el que Hoseok le dió un leve empujón comprendió lo que estaba sucediendo. No había ganado, no era el Dios de Bellum pero al menos obtuvo el segundo puesto y eso lo convertía en la persona encargada de recibir propuestas de cada cliente que quisiera poner un poco de sí mismo en la estética del local.
Mentiría si dijera que aquello era una consolación, de la misma manera en la que mentiría si se atreviera a afirmar que en ningún momento tuvo la estúpida esperanza de llegar más allá. El segundo puesto estaba bien, mejor de lo que debería haber esperado teniendo en cuenta que esa noche era la primera vez que se presentaba y ni siquiera pensó en algún número para realizar durante el tiempo de micro abierto.
Estaba más que bien... pero a él le hubiera gustado otra cosa. Así que mientras extendía su mano para recibir el cetro del mensajero oficial del Dios de Bellum, volvió a mirar hacia el segundo piso. Sus ojos lo buscaron por al menos un minuto, pero Yoongi ya no estaba allí. Su entrenador había desaparecido entre la gente en algún instante entre la mención de su nombre como ganador del segundo puesto y la entrega del cetro dorado que le pertenecería por un tiempo.
¿Se había marchado? No. No lo había hecho, Min Yoongi simplemente se había limitado a volver a la pista de baile del primer piso tras escuchar la única parte que le interesaba del resultado de ese concurso. Allí donde la gente se amontonaba para animar con gritos y silbidos al nuevo Dios de Bellum, él caminó hasta llegar a las escaleras que marcaban la subida al escenario y decidió esperar.
Esperaba que su jugador bajase para recibir el premio que le había prometido, a pesar de que su mente le gritaba que debería dejar las cosas estar antes de que todo fuese más allá de la línea que él pretendía marcar.
Las manos de Taehyung estaban haciendo un desastre de la camiseta de su entrenador, pero a ninguno de los dos parecía importarles ahora que se movían con pasos torpes a través del pequeño apartamento de este.
-A la habitación. - Yoongi respiró profundamente antes de envolver sus manos alrededor del cuello de su base para volver a atraer la boca de este hacia la suya. En ese instante ya no eran el entrenador Min y el maldito base que siempre tenía una protesta agobiante en la boca. En ese preciso instante tan solo eran dos personas con la suficiente química como para que nada más que la atracción les importase demasiado.
Solo por esa noche. Una noche más y podría acabar con aquello, Yoongi lo había pensado durante horas. Acabaría con esa mierda adictiva antes de que alguno de los dos tuviera que lidiar con un "corazón roto".
Esa noche... una más...
-Taehyung... - la manos de Yoongi rodearon la cintura de este con dificultad debido a las alas que el base portaba todavía. - Sabes el camino.
Era injusto en cierta forma, había visto la desilusión en los ojos del chico por no haber ganado pero todo lo que se le había ocurrido se reducía a eso. Algo tan superficial y egoísta como llevarlo a su casa para besarlo hasta que sus labios se sintiesen irritados por los constantes roces. Sin demasiadas palabras de por medio pero tampoco con silencios torpes causados por su falta de tacto hacia el hecho de tener que consolar a alguien.
-Impaciente. - Taehyung se las arregló para tirar lejos de ellos las alas que Dawon le había hecho, mientras sus piernas chocaban contra las de su entrenador y los dos se precipitaban sobre la cama perfectamente hecha, con el sonido de los ladridos de Holly de fondo. - Me gusta eso.
Yoongi sonrió sin poder evitarlo, estiró una de sus manos sintiendo la forma en la que el cuerpo pesado de Taehyung apresaba el suyo contra el colchón y no tardó en obtener la botella de lubricante. Ese último mes la había usado con bastante más frecuencia que en el último año.
-No tengo prisa, pero me gustaría empezar con esto lo antes posible.- porque esa sería la última noche antes de frenar esa rutina en la que se habían sumido ambos. Yoongi continuaba diciendose aquello a sí mismo.
-Deseos concedidos.
Taehyung se sentó sobre la cintura del entrenador Min sin dificultad y se quitó con prisa la camiseta, un par de segundos que fueron suficientes para obtener la atención del contrario quien continuaba con la botella de lubricante en su mano y los labios brillantes. Su mirada repleta de unas expectativas que lograban encender la necesidad de Kim de una forma que casi rozaba lo absurdo.
-Oye.- Yoongi movió la mano libre hasta el estómago de Taehyung y acarició sin prisa, sintiendo bajo sus dedos la señal del cuerpo trabajado del contrario tras horas de entrenamiento diario en la cancha de baloncesto. - No has ganado pero si te sirve de algo creo que te veías jodidamente bien y cuando te quites la ropa estaré encantado de pedirte que me folles mientras llevas esas alas tuyas.
Taehyung giró su cabeza hacia la puerta abierta de la habitación de su entrenador, las alas estaban sobre el suelo y un rastro de interminable purpurina las acompañaba ahora que Holly parecía estar luchando contra las plumas que las conformaban.
-Creo que será complicado para mí. - Taehyung se limitó a sonreír. - No te haces una idea de lo que pesa esa mierda.
Sin embargo el base se levantó de la cama, tras deshacerse de su cinturón caminó hacia el lugar en el que se encontraban las alas con el botón de sus vaqueros ajustados abierto. Se tomó el tiempo suficiente para hacer salir al perro de su entrenador con un tono dulce y algunas caricias, después se aseguró de cerrar la puerta y encender las luces.
Sería diferente, con muchos más detalles que la última vez y puede que con mayor conocimiento de lo que a la otra persona le gustaba por parte de ambos. Taehyung todavía recordaba esas partes que al ser acariciadas o tocadas parecían causar efecto en su entrenador, y estaba completamente dispuesto a usar ese conocimiento.
-Vas a tener que ayudar un poco si quieres que lo hagamos de ese modo. Quítate la ropa y túmbate boca abajo.
Yoongi relamió sus labios. ¿Por qué estaba haciendo peticiones absurdas si ansiaba terminar de una maldita vez con esa mala atracción que terminaría mal para alguno de los dos tarde o temprano?
Pero obedeció a pesar de sus innumerables dudas, prácticamente al instante.
-Si no puedo verte no tiene sentido que las uses. - protestó.
-Te prepararé primero. - Kim estaba comportándose con mucha seguridad pero sus manos estaban temblando de la misma manera en la que lo habían hecho durante el concurso. El entrenador Min lo ponía tan nervioso como el escenario de esa noche. - Portate bien y déjame hacer, si algo te molesta pararé al instante.
Ajá, ese era el motivo principal por el que Yoongi no podía evitar sentirse bien cuando se trataba de Kim Taehyung. No importaba lo destrozada que estuviera la vida de este, el base continuaba siendo un jodido amor con cada persona que se cruzaba en su camino y eso lo incluía a él. Ser tratado así de bien era un tipo de placer culpable que se convertía en su mayor debilidad si se trataba del ámbito sexual.
Y continuó siendo su debilidad cuando la lengua del chico lamió su entrada por varios segundos antes de que el lubricante llegase de manera calmada. Estaba bien, tan bien cuando Kim Taehyung era la persona encargada de meterse en su cama para crearle expectativas que creía muertas desde hace años.
Los movimientos de este eran delicados, llenos de calma placentera que derivó en un constante crecimiento de la excitación de Min Yoongi.
-Bien, ya puedes girarte hacia mí.
Yoongi tardó en hacerlo esa vez, dudando acerca de si mirarlo a la cara sería un problema más adelante. Su estómago quemaba con necesidad, su miembro goteaba por la buena preparación y dentro de su pecho algo estalló en el instante en que unas manos grandes y cálidas lo ayudaron a girar su cuerpo desnudo. Y entonces ocurrió de nuevo, el base sostuvo sus piernas para abrirlas, acariciando el interior de sus muslos con las llemas de los dedos de sus manos por varios segundos antes de colarse en su interior con la suficiente lentitud como para que hasta el más mínimo centímetro de su miembro entrando pareciese impresionantemente suave.
Había algo adictivo en el lapiz de ojos negros que perfilaba la atractiva mirada de Taehyung que ahora lo observaba directamente, algo indefinible en la manera en que aquellas alas le sentaban perfectamente bien y definían su personalidad amable a la par que rebelde. Algo peligroso en la sensación de apego que Yoongi estaba comenzando a sentir brotar cuando se suponía que ambos deberían estar centrándose únicamente en el placer.
-Taehyung. - sus brazos se cruzaron detrás de la nuca de su jugador y gimió arqueando su espalda mientras la mano del chico apretaba su miembro, asegurándose de que el placer fuese igual de bueno para los dos. - Tae...
-Yoongi. - Taehyung sonrió, llevando su frente contra la de su entrenador y respirando cada gemido de este que él y solo él se encontraba provocando.
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Hiii!!!
Y éste ha sido el nuevo capítulo. Espero que os esté gustando, prometo que llegarán cosas interesantes antes de lo que pensáis.
Un beso,
os amo
Mel
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