Capítulo 42 : CAN YOU HEAR ME?

"Oh, mi amor, rodéame con tus brazos. Lo que sientes es lo que eres, y lo que eres es hermoso."

-Slide
(THE GOO GOO DOLLS)



Taehyung se tomó un par de minutos más de lo normal en el proceso de ponerse el uniforme y las zapatillas de deporte que siempre usaba. Habitualmente él estaría sonriendo de manera amplia y extrovertida, reaccionando a las bromas de sus compañeros o las ocurrencias de su mejor amigo y por supuesto deseando llegar a la cancha para iniciar el juego, pero no era así en esa ocasión. Había entrado mucho antes que los demás en el vestuario y en consecuencia eso implicaba que se encontraba solo en el lugar ya que todavía faltaba un poco para que las clases llegasen a su final.

Su carrera y la rápida reacción de su cuerpo tras entender que su madre estaría presente en uno de sus entrenamientos fueron un chute de energía inicialmente, sin embargo mientras comenzaba a cambiarse no pudo evitar pensar en el detalle de que si aquello salía mal probablemente esta se cerrase por completo a la idea de verlo jugar de nuevo.

-¿Ocurre algo, Kim?

Taehyung alzó la mirada, apartando los ojos de los cordones de sus zapatillas de deporte. Se había mantenido en la misma posición durante un tiempo, valorando mentalmente aquello que podría salir mal en la cancha de baloncesto. Sus compañeros eran simpáticos, estos incluso lograrían entender la necesidad que sentía de ver a su madre en las gradas animandolo como hacía mucho que no ocurría. El problema era… Su entrenador. Ese hombre que ahora lo estaba mirando con ojos curiosos mientras se apoyaba en el marco de la puerta de entrada al vestuario.

No había nada que pudiese salir excesivamente mal cuando pensaba en su manera de comportarse en la cancha o en sus propios compañeros, pero Tae era completamente consciente del detalle de que Min podía llegar a parecer excesivamente frío durante las sesiones de entrenamiento. Y ahora que lo conocía un poco, sabía que quizás era una parte de su personalidad. Su mirada y reacciones eran frías, pero lo eran de una manera completamente automática. No se trataba de un comportamiento forzado o dado con la enorme necesidad de dañar a las personas de su entorno.

-Necesito que sonría un poco hoy, o al menos que hable con un tono más amigable del que usa habitualmente con nosotros. - las manos de Taehyung temblaron un poco mientras volvía a atar los cordones de sus zapatillas por tercera vez. Buscando un perfecto lazo que probablemente su madre ni tan siquiera notaría mientras él se movía por la cancha. - Mi madre es… Ella…

-¿Tienes miedo de que la asuste? - Yoongi rodó los ojos. - Sé que no soy la definición de alegría pero no maltrato a mis jugadores, simplemente mantengo una línea necesaria entre mi trabajo y las personas que entreno.

Irónico. Yoongi supo lo hipócrita que era aquello, sobre todo cuando se encontraba hablando con el mismo chico que le había regalado algunos orgasmos.

Se había dejado llevar con Taehyung, no solo una sino dos veces. Las normas que trataba de autoimponerse no tenían demasiado sentido con esa persona, porque ese muchacho probablemente había llegado mucho más lejos que cualquiera de sus jugadores. Ni siquiera en sus primeros años como entrenador, cuando todavía disfrutaba de su trabajo y metía su hocico en los problemas que sus jugadores le contaban, llegó a hacer algo tan estúpido como abrirle la puerta de casa. O lo que es más importante todavía, nunca jamás antes había permitido a uno de los chicos que entrenaba meterse en su cama.

-Ni siquiera menciones lo absurdo que suena lo que acabo de decir. - el entrenador Min caminó hacia el interior del vestuario. - Eres un caso aparte pero generalmente lo hago, no suelo tener problemas con mis jugadores porque me limito a realizar mi trabajo sin meter el hocico en sus vidas privadas y esa es exactamente la línea que he marcado con todos a excepción de ti. - Yoongi trató de fijar su mirada sobre la de su base, este parecía más nervioso de lo que lo había estado desde que los dos se conocieron. Había un motivo por el que ya no le gustaba ir más lejos de lo profesional con sus jugadores, se trataba del simple detalle de que frecuentemente estos parecían necesitar una confirmación de que podrían confiar plenamente en él, convirtiéndolo en un héroe o un villano en cuestión de un par de minutos o algunas respuestas sinceras. Min sabía lo doloroso que era cuando una persona resultaba ser distinta de lo que uno pensaba.- No soy el tipo de entrenador que interroga a un alero si tiene ojeras bajo los ojos por haberse pasado la noche pegado a la pantalla de su ordenador, pero soy el tipo de entrenador que lleva a su base al hospital si lo necesita. Sois mi responsabilidad en lo que a la cancha se refiere, nada más que eso. No quiero dañaros o meterme en vuestro camino, solo pretendo tomarme en serio mi trabajo sin que exista la necesidad de convertirme en un amigo para cada uno de mis jugadores. Eso significa que puedo ser serio y hacer bien mi trabajo, sin asustar a tu madre en el proceso. ¿Por qué tendría que sonreír mientras menciono la manera en la que me gustaría que funcione el juego?

Taehyung mantuvo su mirada en el suelo. Sabía que no tenía derecho alguno de exigirle a su entrenador que modificase su personal forma de llevar a cabo los entrenamientos, el hecho de que su madre estuviese ahí no le servía de excusa. Pero eso no le impedía intentarlo, estaba asustado y temía que el menor detalle pudiese hacer que su madre volviese a cerrar la puerta que estaba comenzando a abrirse con lentitud.

-Porque eso te haría un poco más agradable a los ojos de una mujer que siempre ha visto el baloncesto como algo que aparta a su único hijo del camino que esta desea que siga. Es increíble que mi madre haya accedido a venir de por sí, no me gustaría que todo se derrumbe por el simple detalle de que mi entrenador suele mostrar una expresión bastante fría cuando decide conversar con sus jugadores. - el base no era completamente consciente de la reacción de Min, y eso se debía principalmente a que no se atrevía a mirarlo a los ojos tras haber dicho unas palabras como aquellas.

Por su parte Yoongi negó levemente con la cabeza, dando un paso más hasta mantenerse frente a su jugador. Tuvo que agacharse para lograr captar la mirada nerviosa de este.

No parecía que estuviera siendo fácil para Kim. No importaba la felicidad que había cubierto sus expresivos ojos unos minutos atrás, como tampoco importaba lo mucho que este parecía estar pensando para encontrar el modo perfecto en el que su madre saliera de ese polideportivo con una sensación positiva acerca del baloncesto.

-Tu madre está aquí para verte jugar a tí, lo ha hecho porque te quiere y le importan tus deseos a pesar de lo que ella misma pueda opinar. El que yo mantenga un tono neutral con mis jugadores no debería hacer nada para impedir que ella vea el potencial de su hijo y desde luego, el que yo no sonría demasiado no hará nada para frenar el hecho de que ya está comenzando a darte esa oportunidad que quieres para que entienda que esto significa más que una pelota y una canasta para ti. - Yoongi apoyó su mano sobre el tembloroso toque de Taehyung. - Tienes que relajarte. Esto depende del modo en el que te comportes en la cancha, hazlo como siempre. Sonríe tú, eres el único que debe mostrarle a tu madre lo muy feliz que eres mientras juegas. Está tan solo en tus manos, a ella no le va a importar lo muy serio que yo me muestro pero puede que le importe lo feliz que eres mientras entrenas.

Taehyung dejó que sus ojos se posaran sobre los de su entrenador, había algo que lo calmaba en la forma sencilla con la que este solía expresarse. El entrenador Min no parecía temerle a la verdad, en su lugar incluso resultaba excesivamente sincero para muchos.

Pero a él le gustaba aquello, a Kim Taehyung le agradaba que al menos una persona en el mundo pudiese señalarle las cosas incluso antes de que él pudiera entender lo que sucedía por completo. Porque generalmente su personalidad impulsiva terminaba en desastre y porque hacía un tiempo desde la última vez que había estado seguro de que alguien de su entorno cercano le hablaba sin miedo a dañarlo.

El entrenador Min se limitaba a dar sus opiniones de manera clara, y aquello le ayudaba mucho más al base de lo que este probablemente creía. Permitía que sus ideas se aclarasen.

-Supongo que tienes razón.- Taehyung tragó un poco de aire antes de soltarlo lentamente por la nariz. - Puede que con un poco de suerte a mi madre le importe mucho más mi felicidad que el detalle de que usted nos hable con neutralidad.

-No puedo decirte que sé de lo que hablo, para ser sincero a mis padres siempre les ha preocupado más la necesidad de que yo esté a la altura de la familia que el detalle de que a través de los años mis sonrisas y sentimientos de calidez han ido menguando hasta desaparecer en lo que a mis familiares se refiere. - Yoongi tomó asiento a un lado de Taehyung, su mano todavía posada sobre la del muchacho que se encontraba a su izquierda. - No estoy completamente seguro de si tu madre ha venido aquí con el corazón y la mente completamente abiertos, pero si tengo en cuenta la explicación que me ha dado del motivo que la ha llevado a modificar su opinión con respecto a si asistir o no a uno de tus entrenamientos… Creo que realmente ha acudido para volver a ver esa sonrisa que me ha señalado en la foto que lleva en su cartera. Una bonita sonrisa de un niño al que le brillaban los ojos.

Y una sonrisa que Yoongi no había podido identificar todavía, a pesar de que su base siempre sonriera mientras jugaba en la cancha o bromeaba con sus compañeros de equipo. La sonrisa que el muchacho portaba en la fotografía que la señora Kim le había enseñado media hora atrás, era el tipo de sonrisa que tan solo aquellos que no han sido heridos por las circunstancias de la vida pueden llegar a mostrar. La sonrisa de un niño inocente que veía a sus padres como una familia completa e ideal, lo contrario de lo que esta era en la actualidad. Una sonrisa que le recordaba a sí mismo cuando sus progenitores parecían preocuparse por él y no por el detalle de que no quisiera estudiar medicina o decidiese acostarse con otros hombres.

-Solo tienes que salir a jugar como siempre lo haces, no te preocupes por mi tono o tus compañeros. Si eres tan honesto en la pista como en el exterior de esta, estoy seguro de que tu madre podrá ver un resquicio del niño que un día fuiste. - Yoongi estiró su cuello, sintiéndose un poco incómodo con la intimidad que parecía rodearlos. - Ella solo quiere verte feliz. Dale eso y probablemente su mente comience a ver con más positividad el deporte que provoca eso en su hijo.

Ojalá fuese así con sus padres, si estos tan solo le diesen la oportunidad de mostrarles porque amaba lo que amaba…

Yoongi observó la forma en la que Taehyung charlaba con su mejor amigo, probablemente explicándole a este el motivo de que su madre se encontrase sentada en las gradas que rodeaban la cancha de baloncesto. Podía notar la manera en la que el base movía las manos y usaba su mirada para hacerle entender a Jung el agobio que envolvía todavía su cuerpo, a pesar de la charla que habían compartido juntos en el vestuario cuando los demás todavía permanecían en sus clases.

Juntos. Porque a pesar de que Yoongi solo trataba de animar a uno de sus mejores jugadores, la conversación había implicado algo también para él mismo. No solo se había limitado a aconsejar a Taehyung, sino que en el proceso los recuerdos y situaciones que desde hace un tiempo lo perseguían fueron suficientes para hacer que su mente activase el deseo de haber podido convivir con unos padres que se preocupasen de veras por su vida. En lugar de eso, el entrenador Min tan solo tuvo a dos personas interesadas en que la buena fama de su familia en el mundo de la medicina no decayera. No importaba si para lograr ese objetivo tenían que aplastar las esperanzas de su hijo menor, tampoco importó lo destrozado que estuvo durante una gran parte de su adolescencia o lo mucho que sentía que la depresión lo apresaba… Al menos la madre de Kim estaba haciendo un pequeño esfuerzo por comprobar qué era eso que lograba que Taehyung siguiese insistiendo en jugar a su deporte favorito. Más allá de un pasatiempos o un simple método de diversión pasajera.

-Calentad durante diez minutos más. - Yoongi alzó su mano para obtener la atención de sus jugadores, quienes habían estado un poco dispersos desde el inicio de la sesión de entrenamiento. - Después os explicaré lo que haremos hoy. Dejad de parlotear.

Los miembros del equipo de baloncesto no dejaban de mostrar su evidente curiosidad, incluso cuando él les pidió en al menos un par de ocasiones que centrasen toda su atención en los estiramientos previos al partido que jugarían. Un partido que en su opinión podría funcionar como muestra para la progenitora de su base.

Una muestra de lo feliz que su base era cuando su mente se perdía en la emoción del juego.

-Todos aquí, chicos. - hizo sonar su silbato en cuanto el calentamiento finalizó.

Los miembros del equipo no tardaron mucho en responder a su petición, siendo Taehyung el primero en llegar hasta la zona de la cancha en la que él se encontraba. Por norma general el base siempre era más lento que el resto de sus compañeros cuando se trataba de obedecer órdenes, aunque Kim no era precisamente un chico desobediente tampoco podía considerarse como el más eficiente del equipo a la hora de escuchar y actuar en consecuencia. Yoongi creía que se debía a que la mente de este generalmente estaba llena de estímulos exteriores, ahora que sabía todo lo que sucedía en su casa lograba entender un poco mejor la personalidad distraída del muchacho. Quizás incluso podía aceptar su complejo de abogado.

Taehyung vivía en las nubes y siempre parecía dispuesto a defender a cada uno de sus compañeros tan ciegamente que a Min le resultaba un poco peligroso. Su confianza ciega ante aquellos que creía amigos o la manera en la que parecía sencillo convencerlo de casi cualquier cosa… No había manera de que eso no terminase mal. Incluso si Kim Taehyung parecía un completo e intocable adulto cuando bailaba bajo las luces de neón de Bellum, en el mundo real se parecía más a un muchacho que si bien no era del todo inmaduro sobrevivía con una mente excesivamente crédula.

Peligroso. Eso era, nadie lo podría convencer de lo contrario porque él había sido como ese chico en el pasado y él también había defendido a las personas que creía amigos con una ceguera que le impidió analizar la realidad con sus cinco sentidos.

-Vamos a jugar un partido de prueba, lo haremos de la forma habitual. - Yoongi sostuvo la caja repleta de petos de diferentes tonalidades y la colocó ante sus jugadores. - Kim y Hwang, seleccionad cinco y cinco jugadores por vosotros mismos, petos azules y petos amarillos. - mencionó con calma. A pesar de haberse negado a sonreír, su voz era un poco más amigable de lo habitual. Ese día no estaba hablándole a sus jugadores como si supiera que alguno de ellos podría apuñalarlo por la espalda en cualquier momento de despiste. - Comenzaremos en cinco minutos, en cuanto a la persona que tenemos de invitada… Ella es la madre de uno de vuestros compañeros, ha venido para comprobar la forma en la que el equipo se desenvuelve durante un entrenamiento normal y aunque imagino que Taehyung os lo ha explicado bien, me gustaría pediros que os comporteis como lo hacéis habitualmente en la cancha.

Tras obtener un asentimiento unánime de sus jugadores, Yoongi se acercó a Kim para comprobar que este estuviese un poco más tranquilo. La respuesta llegó hasta él en forma de sonrisa forzada.

-Si yo puedo notar que te estás esforzando por sonreír, tu madre también lo hará. - susurró. - Pon a Jung en tu equipo y juega con él como si estuvieseis pasando el rato y bromeando. Sé que puedes hacer eso, he discutido muchas veces contigo por el detalle de que desconectas y juegas como si estuvieses pasando un buen tiempo en el parque con Hoseok. No pretendo que te olvides del resto de jugadores, ese es otro asunto en el que quiero seguir trabajando contigo, pero al menos hazlo de la forma habitual. Olvídate de tu madre si hace falta.

Taehyung se limitó a asentir. Más callado de lo habitual, demasiado incluso para tratarse de su incansable base.

-Lo haré bien, entrenador.

-Lo harás bien si decides jugar como lo haces cuando estás disfrutando, ahora selecciona a los compañeros con los que sientes mayor afinidad. Deja de castigarte a tí mismo por algo que ni siquiera sabes cómo sucederá.

Yoongi no necesitó decir mucho más, sabía que no era su asunto pero de todos modos Taehyung era uno de sus mejores jugadores. Aún con los defectos que este podía tener a la hora de jugar, era bueno y había rechazado una importante oferta para quedarse en Daegu al lado de la mujer que le había dado la vida.

Kim merecía un poco más de apoyo, un poco más de suerte.

-Adelante. - tras hacer sonar su silbato Yoongi caminó hacia la zona de la grada en la que se encontraba sentada la madre de su base. Esta parecía un poco perdida mientras jugueteaba con los dedos de sus manos y miraba hacia el frente. -¿Necesita saber si Taehyung es bueno en lo que ama hacer? Entonces preste atención, su hijo rechazó una oferta para unirse a una de las universidades especializadas en deporte más importante de Corea, solo para quedarse a su lado. Si él se ha sacrificado, entonces usted debería darle algo a cambio. Al menos permita que pueda ser feliz, deje que Taehyung juegue. - Yoongi respiró profundo antes de seguir hablando, dudando un poco acerca de si usar las siguientes palabras que se le habían pasado al menos una veintena de veces por la mente desde que esa mañana se encontró a la madre de su base esperando delante del polideportivo. - Taehyung no tiene una vida normal, él no tiene una familia unida en la que apoyarse, dinero o un séquito de amigos que le digan lo bueno que es solo para después girarse a parlotear sobre él a sus espaldas. Taehyung tiene un padre alcohólico, una casa que no puede ser considerada hogar y una madre a la que ama pero que es responsable de que su libertad se reduzca a cero constantemente. Usted es esa madre, así que necesito pedirle que lo piense bien. - Yoongi no se detuvo cuando los ojos de la mujer se abrieron por completo, claramente sorprendida con el detalle de que él supiese acerca de la vida privada de Kim. - Si el baloncesto es la única cosa que mantiene a Taehyung sintiéndose vivo, ¿realmente desea quitárselo?

La mujer pareció dudar.

-Usted no entiende Min… No es el baloncesto lo que…

-Lo entiendo. Sé que el padre de Taehyung lo golpea cuando descubre que ha hecho determinadas cosas, y sé que lo golpeó tras su operación de apendicitis con los riesgos que eso suponía. También sé que lo peligroso no es que Kim juegue, sino los viajes que lo mantendrán lejos de Daegu por al menos un par de días. - mencionó. - Por eso tengo que pedirle que empiece a actuar como una madre. Taehyung trabaja y estudia, todo lo que quiere es practicar un deporte que lo haga feliz y lo aparte de la mierda de vida habitual que tiene. Si el problema es su marido, entonces busque la manera de solucionarlo. No va a ser fácil, pero sin duda será mejor que sacrificar lo único que hace feliz a su hijo a cambio de un trabajo que él probablemente odiará si llega a terminar la universidad. Deje que él decida por una maldita vez, deale un poco de libertad. De lo contrario su hijo jamás podrá tener una vida que lo llena y lo haga feliz, si eso pasa puede olvidarse de rescatar la sonrisa del niño que él fue en el pasado. ¿Eso es lo que quiere? ¿Desea destruir lo poco que Taehyung tiene por un hombre que ha demostrado repetidamente ser un completo inútil?

-Yo…

-Taehyung no se merece eso. Él no merece obligarse a sacrificar hasta la última gota de felicidad que le queda en el alma por un padre que no lo ama. Usted es su madre y usted es la que debe sacarlo del ollo, una buena carrera le dará dinero pero no solucionará la posible depresión en la que acabará enterrado si se empeña en arrancarle aquello que lo mantiene respirando.


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Hiii!!!

Nuevo sábado y nuevo capítulo. Como siempre os digo, no dudéis en decirme vuestras opiniones. Tanto lo bueno como lo malo, todo me ayudará a mejorar.

Espero que os haya gustado el capítulo.

Un beso,
os amo
Mel
💜

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