Capítulo 40 : "NORMAL"
"Alejo a todos antes de que puedan escapar. No voy a dejarte ver todo lo que hay debajo. Puse mil muros para que no me lastimen más. Todo lo que obtienes es lo que ves, esto no es una disculpa."
- Good Enough
(Carlie Hanson)
Normalidad. Eso era algo que tanto Taehyung como Yoongi habían estado ansiando durante años, a ambos les hubiese gustado tener una familia normal y un modo de vida tremendamente rutinario… Sin embargo, la normalidad era una cosa que comenzaba a sentirse extraña después de haber compartido una habitación juntos para hacer algo mucho más interesante que sencillamente dormir. Incluso si Min Yoongi adoraba una cama tranquila y vacia para él solo.
-Kim, manten la atención en tus compañeros de equipo. El balón no tiene pegamento, sueltalo de vez en cuando. - Yoongi trató de posar sus ojos sobre el base del equipo de la universidad de Daegu. No pudo, de la misma manera en la que no había podido hacerlo durante la última semana.
El recuerdo de su noche juntos o de lo que los dos habían compartido en Bellum, aparecía con cada mirada intercalada y en consecuencia todo lo que el entrenador Min lograba era un resultado asqueroso durante los entrenamientos. Estaba embobado como un maldito adolescente, como si él no supiera lo que los amores precipitados siempre causan y el modo tan negativo en el que habitualmente acaban. ¿Amor? ¿Acaso se podía considerar de ese modo el que le gustase físicamente un chico años menor que él y con quien se había dejado llevar hasta acabar entre las sábanas de su cama? No. Atracción, eso era lo que le pasaba. Se sentía atraído hacia ese muchacho de mirada brillante.
No conocía a Taehyung más allá de lo que este le había querido mostrar y de la misma manera Kim no lo conocía ni un poco a él. Ese chico no tenía ni idea del problema que suponía meterse en la cama con un hombre que cargaba en su espalda problemas para confiar en cualquier ser humano que se le acercaba. De la misma forma, no pretendía hacer que la lista de handicaps de Tae seguisiese creciendo solo porque de repente alguien había despertado en su interior un sentimiento de atracción sexual y puramente física, aquello se correspondía mucho más con la mente de un adolescente en etapa hormonal que con la de un adulto como lo era él.
-Está bien, entrenador.
Sin embargo y para su propia crispación, Taehyung parecía estar completamente bien. No había problemas por parte de este para mirarlo a los ojos o acercarse para hablarle, el base seguía siendo el mismo de siempre y ni siquiera actuaba de forma distinta más allá del hecho de que ahora sus pegas se habían reducido levemente.
-Bien. Recuerdalo durante los diez minutos que quedan de juego, será un gran problema para ti si no aprendes a compartir las oportunidades con el resto del equipo. - parloteó Yoongi, con los ojos posados sobre su libreta de apuntes.
Aquel fin de semana Taehyung había llegado hasta su casa con las dos botellas de leche de fresa que Yoongi recibía cada domingo y sus bolsillos repletos de galletas con forma de hueso para Holly. La entrega fue tan sumamente rutinaria que por un instante hizo creer al entrenador que el encuentro entre ambos solo había sucedido en sus sueños, no intercambiaron demasiadas palabras. Y si no se hubiese topado con algunas marcas en sus cláviculas y nalgas tras salir de la ducha, probablemente incluso se habría planteado llamar a Namjoon para preguntarle si quizás llegó a beber alcohol en Bellum.
No era así. No había probado una sola gota de alcohol porque a Kim no le gustaba ni la sola mención del mismo. Por lo que la posibilidad de haberse emborrachado lo suficiente como para comenzar a confundir recuerdos, no era algo que pudiese darse para su propia desgracia.
-Tiempo muerto. - Yoongi dejó su carpeta a un lado. - Corred sin prisa alrededor de la pista para enfríar, a las dos menos cinco podreís ir al vestuario. - dudó antes de mirar de nuevo a Taehyung. - Kim, ven a mi despacho. Necesito arreglar todo con respecto a si podrás jugar partidos con el equipo fuera de Daegu o no.
Y Taehyung volvió a asentir.
A Yoongi comenzaba a ponerlo de los nervios que su base estuviese tan complaciente últimamente, generalmente este habría protestado un par de veces antes de obedecer pero ese día sencillamente pareció aceptar su orden sin problema alguno.
¿Qué mierda le pasaba? El entrenador Min quería averiguar eso y algunas otras cosas.
Taehyung tubo que respirar profundo antes de entrar en la oficina de Yoongi. Si bien todavía no eran amigos precisamente, ambos podían decir que ya no se conocían por el simple detalle de que los dos formaban parte del equipo de baloncesto de la universidad de Daegu. Uno como entrenador y el otro como jugador.
Y aquello no le pasaba desapercibido, para él fingir que nada había ocurrido parecía ser mucho más sencillo que para Min. O al menos eso era lo que se podía percibir a simple vista. Teniendo en cuenta el detalle de que este evitaba su mirada y su piel se enrojecía en cada una de las ocasiones en las que Tae lo descubría mirándolo.
-¿Puedo pasar?
Había dejado que Yoongi saliese de la cancha unos minutos antes, en lugar de caminar directamente al instante hacia la oficina de este. No existía un motivo concreto para esa decisión salvo por el detalle de que Kim Taehyung temía quedarse a solas con un hombre que comenzaba a parecerle bastante más atractivo que la mayoría de chicos que había conocido.
Min Yoongi no era como esos compañeros suyos de equipo, con hombros anchos y una altura admirable, aunque eso tampoco significaba que Kim no pudiese apreciar la belleza única de cada uno de estos. En su lugar el entrenador era el tipo de hombre con una belleza tan normal que de forma inevitable se conviertía en atractivo cuando alguien se tomaba el tiempo necesario para observar sin prisa los bonitos detalles que conformaban sus facciones. Y en realidad, si su carácter lo acompañase probablemente este ni siquiera estaría disponible para que Tae pudiese seguir mirándolo constantemente o entrar en su cama como ya lo había hecho.
Altura media, labios que no se podrían definir como gruesos pero definitivamente tampoco como completamente finos, piel nivea y un cabello que destacaba cada vez que el flequillo de este resbalaba sobre los ojos de un tono marrón más oscuro que el del propio Taehyung. No había nada en su entrenador que los modelos de las revistas pudiesen envidiar pero a la par no había nada en este que a Tae no le resultase perfectamente atrayente.
El entrenador Min era tan normal como cualquier otro chico, con su ropa deportiva y los dedos de las manos decorados con algunos anillos de plata que hacían destacar la largura de cada uno de sus dígitos. Era tan normal que Taehyung no podía evitar pensar en lo absolutamente bien que aquello parecía quedarle.
Min Yoongi no vestía con trajes escandalosos o ropa increíblemente a la moda, sin embargo su vestimenta a base de chándales y vaqueros acompañados de pullovers de una gama de colores continuamente oscura… A Taehyung sencillamente le gustaba aquello. Porque de esa forma Min no parecía tan inalcanzable para alguien como él.
-Adelante, te he dicho que necesito hablar contigo. ¿Por qué no te dejaría pasar, Kim?
Yoongi se acomodó en la silla que se encontraba tras su escritorio. Sus palabras sonando un poco menos a la defensiva de lo normal mientras buscaba algo sobre la mesa de su despacho con lo que entretenerse.
-Lo sé, supongo que es la costumbre.
Se supone que esa mañana Yoongi se había propuesto aclarar por completo lo que pasaría con su base de ahora en adelante, era una cuestión realmente importante para el equipo la de averiguar si uno de sus principales jugadores podría acompañarlos a las competiciones que tuvieran lugar lejos de Daegu o no.
No había nada seguro acerca de si la madre de este podría llegar a dejar que su hijo volase libremente teniendo en cuenta que el resultado del partido de Seúl incluyó a un Kim Taehyung siendo golpeado por su propio padre. Si Yoongi fuese parte de esa casa, habría acabado con la figura de terror que aquel hombre parecía suponer para su base y la madre de este. Pero él no era nada más que un entrenador al que siempre se le había dado especialmente mal la tarea de charlar con sus jugadores o establecer algún tipo de confianza con los mismos. Si no podía contradecir a sus propios padres, difícilmente podría atreverse a enfrentar a los de Kim Taehyung.
Si él fuese el tipo de entrenador que Seokjin era o si tuviese la misma valentía que Namjoon, las cosas tal vez podrían ser diferentes para Tae. Pero la realidad es que ni siquiera lograba decidir algo cuando se trataba de su propia vida, por lo que pretender meterse en aquello que hacía su base sería completamente hipócrita. Incluso si estaba seguro de que este debería dejar atrás todo lo que englobase a su padre lo antes posible.
-¿Por qué estás tan suave últimamente? - sin embargo, preguntó aquello. - Quiero decir… Generalmente habrías protestado diciendo que no es justo para tus compañeros dejar que tu entrenamiento acabe antes que el de los demás solo porque yo necesito hablar contigo. Incluso habrías protestado por tener que enfríar corriendo alrededor de la pista, ¿puedo saber si ocurre algo? ¿Las cosas en tu casa van mal?
-Las cosas en mi casa nunca van bien entrenador, pero no han ido peor de lo normal tampoco. - Taehyung se dejó caer sobre una de las sillas situadas cerca del despacho de Min. - Y yo… Tuvimos esa charla hace una semana. Solo quiero ser un buen jugador para agradecer que se esté preocupando por mí y por mi madre.
Era raro escuchar a Taehyung hablandole con respeto, usando el “usted” después de que ambos hubiesen compartido cama juntos y conocido partes de sus cuerpos que solo deberían ser mostradas a esos seres humanos dignos de confianza. Aquellos que Min Yoongi jamás encontraba.
En cambio, con su jugador había estado bien. Se había sentido correcto dejarse hacer por las manos grandes y suaves de su base, tal vez porque ambos estaban demasiado rotos por dentro como para preocuparse por las esquinas afiladas de cada parte resquebrajada.
-¿Es eso? - Yoongi sentía que Taehyung no estaba contandole toda la verdad, aún así decidió que no quería insistir demasiado. Cuando su base quisiera hablar, entonces él podría poner su atención a disposición del otro por mucho que se hubiese negado a hacer cosas así durante años. - Me tranquiliza si esa es la razón. No me gustaría que las cosas se vuelvan extrañas entre ambos, prómetimos que Bellum…
-Lo sé. - los dos habían prometido que lo que sucedió en Bellum, consecuencia de su encuentro en el local, no afectaría al baloncesto. Lo prometieron solo unos segundos antes de despedirse el domingo pasado, mientras Kim estaba acuclillado para hundir los dedos de su mano en el cabello rizado del perro del entrenador. - Prometo que nada de lo que suceda entre nosotros fuera de la cancha afectará al equipo. Hay gente que me importa que podría sufrir las consecuencias y tampoco me interesa que algunas personas de la universidad sepan acerca de mi sexualidad de este modo. Muchos podrían inventarse que follo con mi entrenador para obtener beneficios.
-Follar… - Yoongi rodó los ojos manteniendo su bolígrafo de tinta verde entre dos de sus dedos. - Han sido solo dos veces y aunque sucediera de nuevo, no soy el tipo de entrenador que tiene favoritos. Simplemente no soy el tipo de entrenador que se molesta en conocer a sus jugadores más allá de lo sencillamente necesario. Tú eres una excepción.
Y Taehyung no pudo evitar sonreír, algo de ese efecto coqueto que a veces obtenían sus pupilas logrando que su mirada destacase por completo.
-No empieces con eso. - Yoongi apoyó los codos sobre la mesa y miró directamente a los ojos de su jugador. - Frenalo. Deja de mirarme de esa manera. Empiezo a identificar levemente tu manera de coquetear, Kim.
-Bien, lo dejaré para este fin de semana. Usted puede ser aburrido cuando quiere, entrenador Min. - pero Taehyung no dejó de observarlo con esa mirada brillante que el entrenador ya podía identificar perfectamente. - ¿Está seguro de que no tiene favoritos? ¿Es una especie de norma o está dispuesto a cambiar eso? Porque puedo entender que no tenga favoritos en la cancha pero…
-¡Kim! - Yoongi lo detuvo, notando sus mejillas a punto de encenderse al comprender lo que probablemente diría su base. - He dicho que frenes.
En otra ocasión Taehyung probablemente hubiese desobedecido pero ese día decidió que podía esperar un poco, no tenía problema alguno con el hecho de esperar hasta que las puertas de Bellum se abrieran de nuevo para confesarle a su entrenador que en realidad le gustaba un poco.
-Bien, lo siento.- Taehyung asintió. - En cuanto a lo de si podré jugar partidos fuera de… - su base tomó una bocanada de aire. - He pensado que usted podría enseñarle a mi madre esto, ella no me ha visto jugando en demasiadas ocasiones y aunque su punto de vista es un poco más positivo ahora… Todavía necesita un empujón para dejarme jugar fuera de Daegu. Ella es bastante sobreprotectora y será tremendamente difícil convencerla.
-¿No se supone que eso forma parte de tu responsabilidad? Eres tú quién debería lidiar con la tarea de convencerla.
Taehyung asintió.
-Estoy esforzándome. Lo único que necesito es a un entrenador que mi madre pueda considerar responsable y comprometido.
Yoongi dudó, diciendose a sí mismo un par de veces que aquel definitivamente no era su problema. Era algo que dependía tan solo de Kim Taehyung y sus dotes de convicción…
-Bueno, supongo que podría dejar que venga a ver un par de entrenamientos. Pero eso no significa que yo vaya a poner de mi parte para lograr que ella te dé permiso. Eres un chico grande, ocúpate de ello.
-Gracias entrenador.
No importaba las veces que Yoongi tratase de hacer lucir su tono duro cuando estaba con Taehyung, ese muchacho parecía responder tan solo a sus propios instintos.
-De nada… Supongo…
Y así fue como el siguiente lunes de Octubre, Min Yoongi se encontró con la señora Kim esperándolo pacientemente en la puerta del polideportivo de la universidad antes de que sus jugadores llegasen para iniciar el entrenamiento. ¿Era aquello a causa de Taehyung?
Probablemente.
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Hiiii!!!
Nuevo capítulo como cada sábado. Espero de verás que os haya gustado, es un poquito más corto de lo normal porque he tenido una semana de locos.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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