Capítulo 21 : DESPERATE REQUEST
"Está lloviendo, está lloviendo. Mis ojos están tormentosos y no quiero dejar esta cama. Está lloviendo, está lloviendo. Son las cuatro de la mañana y no quiero llorar, pero te necesito aquí porque soy un desastre."
-It's Raining, it's pouring
(ANSON SEABRA)
Taehyung se aseguró de que su padre no estuviese en casa antes de asomar la cabeza por la puerta de la cocina, en sus manos se encontraba arrugado el folleto informativo que el entrenador Min repartió esa mañana tras el entrenamiento. Lo había estado pensando mucho, lo suficiente como para que su cabeza pareciese a punto de explotar, pero finalmente estaba decidido a pedirle permiso a su madre con todo lo que eso implicaba. Incluso si a su edad debería poder tomar decisiones por sí mismo, era plenamente consciente de que el mejor método residía en el diálogo, su madre ya tenía demasiadas cosas con las que lidiar y él no pretendía convertirse en una más. Quizás había alguna oportunidad de convencerla, hacía gran cantidad de años que no pedía la más mínima cosa… No era el tipo de muchacho al que le solían conceder caprichos, debido a que en su casa no había dinero suficiente para estos teniendo en cuenta todo lo que su progenitor se gastaba en botellas. Solo quería ir a jugar un partido en Seúl, ya estaba en la universidad y eso significaba que era lo suficientemente maduro como para mantener charlas importantes. Además, si el club de deportes se encargaba de cubrir los gastos su madre no debería poner demasiadas pegas.
Él trabajaba a diario, a menudo para cubrir las deudas que su padre dejaba en todos los bares cercanos. Si aceptaban que era lo suficientemente mayor para trabajar, entonces no deberían tener problemas con un viaje del equipo de baloncesto que ni siquiera tendrían que pagar. Pero aquello era solo la teoría, en la práctica las cosas se tornaban bastante más difíciles.
-Venga. - susurró para sí mismo. - Solo tengo que explicarle bien las cosas, mamá no es muy abierta de mente pero puede ser racional si el tema lo requiere. Tal vez me permita ir, si soy completamente sincero... Solo serán dos días, además papá se pasa gran parte del tiempo en el bar. Es posible que él ni siquiera note mi falta.
Hablar consigo mismo era quizás una mala señal. Taehyung sabía que se trataba de una respuesta automática que su cuerpo le daba a cambio de la enorme sensación de nervios que se agolpaba alrededor de su garganta y pecho. Necesitaba darse fuerzas a sí mismo para algo tan absurdo como aquello. Para muchos chicos de su edad decirle a sus madres que querían ir a jugar un partido de baloncesto en Seúl con el resto del equipo sería un trámite insignificante, pero su situación no era igual a la del resto de personas que conocía porque otros chicos de su edad también podían salir a divertirse sin tener que pasar la llave de su habitación y escabullirse por la ventana tratando de hacer el menor ruido posible. No, él no era como los otros chicos de su edad por mucho que lo deseaba. Taehyung era el hijo de un matrimonio mucho más mayor que el del resto, el hijo de una mujer con la mente estancada en el pasado y de un hombre que desde hace tiempo se sumía en la bebida para ignorar cualquier problema que el mundo real le pudiera ocasionar.
Otros chicos de su edad podrían pasar un fin de semana felizmente con sus compañeros de equipo pero él tendría que lidiar con el miedo de dejar a su madre sola con un padre que amaba las botellas de alcohol y se pasaba los días completamente borracho. También tendría que lidiar con el complejo sobreprotector que su progenitora había desarrollado en algún momento de su vida y que prometía una respuesta negativa incluso si se ponía de rodillas para suplicarle un poco de comprensión.
Así que, inevitablemente se tomó el tiempo para respirar profundamente siendo cien por cien consciente de cuál sería la respuesta a su petición incluso antes de realizarla. Sabía lo cerrada que estaba su madre ante la idea de dejarle viajar, al igual que sabía que quizás era un acto egoísta de su parte el dejarla completamente sola con el monstruo que habitaba en aquella casa suya. No importaba si el lugar estaba cerca o lejos, ella solía recurrir a la excusa de que cualquier cosa mala podría ocurrirle durante un viaje. Aquella era la principal razón por la que Kim Taehyung nunca había visto más allá de las fronteras de la pequeña zona de Daegu en la que residía, ni siquiera pudo visitar los lugares a los que sus compañeros de clase acudieron durante las excursiones escolares. Y aunque los paisajes que se observaban desde su ventana estaban repletos de naturaleza, sus ojos ansiaban ver más allá de las repetitivas calles que habían observado toda su maldita vida.
La mirada del base recorrió la estancia sin prisa, la imagen de su progenitora sentada con la espalda encorvada mientras cortaba algunos vegetales llegó rápido hasta él. Parecía cansada, ella solía ser un cúmulo de felicidad cuando él era un niño pequeño pero ahora la edad y las circunstancias de la vida habían derivado en un progresivo abandono por elección propia para esta. Las arrugas y ojeras se acumulaban bajo sus ojos del color del café, las largas canas blancas se habían extendido hasta cubrir casi la totalidad del cabello que en algún momento había sido de un brillante marrón claro que a Taehyung solía recordarle la madera de los robles rojos.
Ya no quedaba demasiado de la mujer sonriente que tantas veces había observado en las fotos que decoraban las paredes de su hogar de mentira. Ella era mayor en cierto modo, más que el resto de madres de sus compañeros de instituto y universidad, pero también más de lo que su edad debería suponer. Era mayor principalmente en aquello que se refería a sus elecciones de vida, a su mente y sentimientos.
Su madre se había apegado demasiado a los votos del matrimonio, parecía que realmente acabaría muriendo al lado de ese marido que continuaba haciéndole la vida imposible. Porque ella recordaba todavía esos tiempos en los que cupido la invitó a amar, una epoca que Taehyung solo logró saborear durante un par de años antes de que la presencia del alcohol cubriese con un paño negro toda la luz que un día rodeó la relación entre sus padres.
Él tuvo un hogar. Hace mucho tiempo… cuando era demasiado pequeño como para recordar las imágenes que ahora en ocasiones se paseaban por su memoria.
-Mamá. - Taehyung jugueteó con sus manos, sin saber realmente qué hacer con ese folleto arrugado que había estado sosteniendo durante toda la tarde del viernes. - Necesito hablar contigo sobre algo que tiene que ver con la universidad.
Su madre alzó la mirada, dejando a un lado las verduras antes de mostrarse atenta ante la expresión de su único hijo. Ese que siempre había tratado de proteger con todas sus fuerzas, Taehyung había llegado muy tarde… Ese pequeño apareció cuando el matrimonio Kim se había rendido en la difícil tarea de lograr tener hijos.
Había sido un niño sano e inquieto a pesar de haber nacido dos meses antes de lo prescrito, con una enorme y brillante sonrisa que la señora Kim cada vez veía asomarse a sus labios con menos frecuencia. Un chiquillo revoltoso que jugueteaba con sus rizos negros moviéndose al ritmo de sus interminables carreras.
-¿Qué ocurre, cariño?
Taehyung respiró profundamente, tomando todo el aire posible para apartar la ansiedad que continuaba ahogandolo mientras repensaba por vigésimo tercera vez las palabras que diría a continuación.
-Sabes que he entrado en el equipo de baloncesto… Sé que dije que solo sería un simple pasatiempos para despejarme de vez en cuando pero sigue siendo un equipo. - Taehyung tomó asiento al lado de su madre y mantuvo la mirada clavada en la mesa. Evitando por completo los ojos de la mujer que le regaló la vida. - La temporada de competiciones empezará este fin de semana y el entrenador nos ha dicho que el club deportivo cubrirá todos los gastos de desplazamiento… Hay un partido en Seúl al que tengo muchas ganas de ir, saldremos mañana pronto y regresaremos el lunes a primera hora si todo va bien… Me preguntaba si… Mira, en este folleto se explica todo detalladamente.
La mano de la mujer apartó en un solo instante el folleto que el base había extendido sobre la mesa.
-No.
La negación de su madre fue tan determinante y certera que Taehyung pudo sentir las lágrimas agolparse en sus ojos casi al instante.
-Pero… Ni siquiera has leído el folleto. Mamá… - trató de insistir.
-Sabes que no me gusta que viajes solo y yo no puedo acompañarte con la situación que tenemos en esta casa. - añadió la mujer. - Seúl está demasiado lejos y has dicho que serán dos días, así que no. No puedes ir y estoy segura de que conocías mi respuesta antes de tan siquiera venir aquí a preguntarme. No. Y punto. No insistas.
Taehyung se mantuvo en silencio, arrugando el folleto hasta hacer una bola a medida que las lágrimas comenzaban a desplazarse inevitablemente por sus mejillas.
-¿Es por papá? - preguntó. - Sé que no debería dejarte sola pero nunca he podido tener una competición de verdad y es probable que él ni siquiera note mi falta…
-Ayúdame a lavar y cortar estas verduras. La vecina me paga el doble si se las vendo completamente listas para usar.
La señora Kim se levantó de la silla y caminó hacia la encimera de la cocina sobre la que había depositado un barreño repleto de patatas y puerros. Su mirada no se encontró con la de su hijo, quizás Taehyung no lo entendía ahora pero puede que sí en un futuro. Ella estaba haciéndolo todo por su bien, tan solo trataba de protegerlo.
Cuando su hijo madurase un poco más... Simplemente no podía entender que Kim Taehyung ya no era el niño de cabello rizado y sonrisas brillantes que correteaba por el jardín manchándose de tierra las mejillas y manos, ahora su pequeño había crecido incluso cuando ella se negaba a creerlo.
-Por favor… - susurró el base una última vez, siendo nuevamente ignorado. - Realmente quiero ir a ese partido mamá. El club cubre todos los gastos…
-No.
El entrenador Min observó su reloj por última vez antes de pasar lista de nuevo. Todos los jugadores habían tomado asiento en el autobús excepto uno, incluso Jung se mantenía sentado sosteniendo el teléfono entre sus manos pero no había rastro del escandaloso base que siempre tenía algo que decir u opinar.
-Jung. - Yoongi se acercó a la última fila del transporte, Hoseok se encontraba sentado aparentemente tranquilo y sin ninguna persona a su lado. El autobús era pequeño, lo suficiente para un equipo de baloncesto junto con los jugadores sustitutos, Min podía recorrerlo con solo tres pasos largos, por lo que no cabía duda de que definitivamente faltaba una persona entre aquellos asientos. - ¿Dónde está nuestro base?
Hoseok alzó la mirada por unos segundos, en realidad él estaba haciendose la misma pregunta que el entrenador. Taehyung había insistido en que podría ir a ese partido y que no se lo perdería de ningún modo. Si bien él mismo conocía la forma de ser de la madre de su mejor amigo, tenía la esperanza de que esta le permitiese extender sus alas ahora que solo faltaban unos meses para que cumpliera los veinte años.
La palabra de Tae era lo único que lo mantenía tranquilo, por eso mismo había estado sentado jugueteando con su teléfono en el autobús mientras los minutos pasaban. Sin darle realmente demasiada importancia al detalle de que Taehyung estuviese retrasandose.
-Vendrá, es probable que se haya retrasado un poco debido a su trabajo pero Tae va a venir. Solo han pasado unos minutos de la hora acordada, dele un tiempo.
Bien, tal vez se estaba arriesgando al afirmar algo sobre lo que no tenía la menor certeza. Sabía que Taehyung repartía leche algunos fines de semana cuando necesitaba un poco de dinero extra, ese podría ser el principal motivo por el que este se estaba retrasando. Aunque lo único cierto era que no tenía la menor idea de a que se debía, creía en las palabras de su mejor amigo. Él llegaría, tarde o temprano lo haría.
-No me gustan las personas impuntuales. - protestó Yoongi, dejándo a un lado al chico para caminar de nuevo hacia la puerta del autobús.
Maldita sea. Había realizado un horario perfectamente ordenado, con un objetivo concreto. No le justaba que sus planes se viesen retrasados por cualquier estimulo externo, mucho menos cuando se trataba de uno de los jugadores sobre los que se supone que debería estar poniendo su total confianza como entrenador.
Si Kim no llegaba pronto se marcharían dejándolo atrás.
-Jung. - Yoongi metió su cabeza en el autobús de nuevo. - Más te vale llamar a tu amigo para advertirle de que su entrenador se irá con o sin él.
Taehyung llegó quince minutos tarde aquel día, con el cabello húmedo después de una rápida ducha y su bicicleta chirriando con cada pedaleo acelerado. Sus manos temblaban levemente, era la primera vez que desobedecía a su madre en un asunto tan grave y sabía que esta probablemente se enfadaría de sobremanera al descubrir que no estaba en casa. Ni siquiera se había despedido, planeaba llamarla cuando ya estuviese instalado en el alojamiento de Seúl que el club de deportes había seleccionado para la estancia del equipo.
Durante todo el trayecto de su casa a la universidad no había dejado de repetirse que ya era lo suficientemente mayor como para tomar sus propias decisiones. Y aunque eso no lo tranquilizaba del todo, al menos le permitía seguir adelante.
-Ya estoy aquí. Por favor, abrid la puerta.
Taehyung dejó caer su bicicleta en el aparcamiento de la universidad, preocupado solo un segundo por lo que podría pasarle si él iba a estar dos días completos fuera de Daegu. Mas esa preocupación no tardo demasiado en disiparse de su cabeza cuando percibió las puertas del autobus cerrandose.
El entrenador Min se encargó de pedirle al conductor que abriese las puertas de nuevo, con el ceño fruncido y la cara de pocos amigos que habitualmente mostraba siendo mucho más profunda de lo que lo era generalmente. Yoongi bajo las escaleras del minibus y posó sus ojos directamente sobre los del base.
-Quince minutos tarde Kim, si tratas de hacer meritos para ganarte mi aprobación esta es la manera más estúpida. Detesto la impuntualidad.
-No volverá a repetirse, entrenador. - Taehyung trató de poner sobre sus labios esa sonrisa falsa que tan a menudo le mostraba al mundo. - ¿Puedo entrar?
Yoongi suspiró, dejando sus ojos vagar por la expresión nerviosa y obviamente cansada de su jugador. Aparto su cuerpo de la entrada, despejando la puerta del autobus para que su base pudiera acceder con facilidad.
-¿Por qué llegas tarde? Necesito una justificación al menos. - preguntó.
¿Serviría decirle al entrenador Min que se había retrasado asegurandose de que ninguno de sus padres pudiese verlo escabullendose por la ventana de su habitación?
-Me quede dormido.
Eso pareció hacer saltar una vena en el cuello del entrenador, ahora su enfado era quizás mucho más evidente que antes si es que acaso aquello era posible.
-Sube. - gruñó Min. - Que sea la última vez Kim, te juro que la próxima haré que te quedes en Daegu. No tengo muchos jugadores pero estoy seguro de que alguno de los sustitutos estará completamente feliz de poder entrar en la cancha. Puedo admitir cinco minutos de retraso pero no quince, mucho menos por un motivo tan pobre como el que te hayas quedado dormido. No solo has retrasado mis planes sino también los de tus compañeros. - añadió. - Necesito que te comprometas o lo dejes.
Taehyung no dijo nada, sabía que había usado una excusa realmente pobre y sin embargo las palabras del entrenador lo habían logrado enfadar lo suficiente como para hacerlo subir al maldito autobús en silencio.
-Y pon tu maldita bicicleta con el resto de las maletas si no quieres que alguien se la lleve mientras estamos en Seúl. - gruñó de nuevo Min.
-Por supuesto, entrenador. - respondió Kim a cambio.
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Hiii!!
Holi personitas. Espero que os haya gustado el capítulo y que no haya resultado demasiado predecible.
Muchísimas gracias por el apoyo que le estáis dando a la fic. Os lo agradezco muchísimo, de veras.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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