Capítulo 17 : PINK FAIRY

“Y no puedes respirar cuando tus ojos están fijos en mí. Sabes que piensas que no lo veo pero lo hago. Tu cuerpo me mantiene despierto, sin embargo no digo nada y no dices nada. Lo doy todo por probarte pero no decimos nada. Es hora de algo.”

-Dream Of You
(CHUNG HA)

Hadas. Min Yoongi no tenía la menor idea de cómo se suponía que un hombre adulto pudiese disfrazarse de hada sin parecer del todo ridículo. No tenía nada que ver con el hecho de que la palabra pudiese asociarse más a algo femenino, él no era el tipo de chico con una idea de la masculinidad tradicional y enfermiza. De hecho la mayoría de disfraces de hada que había encontrado buscando referencias de fotografías en Google, sin importar a qué género estuviesen ligados, eran tan relucientes y preciosos como difíciles de desarrollar.

Si bien le gustaban los hombres generalmente repletos de ideas interesantes y fríos como él mismo, su atracción por alguien se generaba debido a muchos factores aparte del físico. Podía encontrar tan increiblemente sexy una falda como un pantalón ancho repleto de cadenas llamativas, le gustaban los chicos con zapatillas de deporte y aquellos que llevaban continuamente botas militares, los que vestían de rosa o los que lo hacían de negro. En realidad incluso encontraba atractiva esa cualidad que algunos idols tenían para ser completamente camaleónicos en función de las prendas de ropa que les tocase llevar.

Y sí, quizás tenía una especie de debilidad por los uniformes teniendo en cuenta sus últimas elecciones de pareja. Continuamente sus ojos perseguían a esos hombres que al igual que él no parecían tener planes de salir por completo del armario, a menudo muchos de ellos con un bonito uniforme que hacía de su aspecto algo bastante más sexy que lo que su personalidad tenía para aportar a una relación.

Pero aún con su mente abierta hacia la diversidad de ropa que podía gustarle, la idea de que a sus veintiséis años estuviese buscando un disfraz de hada en la sección de niñas de un bazar cercano a su apartamento parecía estarlo volviendo un poco loco. Un par de alas y una falda de tul mal cosido no eran exactamente lo que él llamaría atractivo y aunque no pretendía impresionar a nadie, todavía le quedaba un poco de vergüenza en el interior de su faceta de ser humano al que le daba igual absolutamente todo. Por no hablar de que no habría forma alguna de caber en esa pequeña cinturilla de los trajes que marcaban edades comprendidas entre los seis y doce años de edad.

Por eso aquella tarde salió de la tienda con solo un par de botes de maquillaje dorado, purpurina y la esperanza de que Kim Namjoon pudiese hablar con su prometida para que esta los guiase al menos un poco en cuánto a cómo podrían ser dos hadas sin perder su dignidad en el proceso.

-Tenéis suerte de que me guste juguetear con el maquillaje y probar distintos estilos, porque de lo contrario no sabría qué hacer. Me habéis avisado con muy poca antelación.

Miyeon era esa clase de chica que siempre lograba sorprender con su multitud de talentos, su sonrisa era cálida y su personalidad tan sincera como amable. Eso provocó que en algún punto del pasado Yoongi no pudiese evitar las sensaciones de envidia cada vez que la veía alegremente salir de la casa de su vecino y mejor amigo. Ahora las cosas habían cambiado, sus sentimientos acerca de esa preciosa muchacha que parecía tan sumamente feliz maquillando a su prometido distaban mucho de lo que fueron en el pasado.

En realidad era un poco desalentador saber que Kim Namjoon se estaba tirando de cabeza a esa profunda piscina a la que sus padres lo habían estado empujando durante años, al mismo tiempo que le relajaba saber que al menos lo haría de la mano de la misma muchacha que durante años le siguió el juego fingiendo un noviazgo que hasta hace poco el entrenador Min ni siquiera sabía que se había hecho realidad. La invitación de boda en el cajón de su mesilla era la única prueba que le indicaba que efectivamente aquello era real, que esos dos iban a casarse después de escapar por al menos una década entera del destino que sus progenitores querían para ellos.

-Miyeon incluso ha traído algunas cosas de la tienda de moda en la que trabaja su hermana. - Namjoon señaló las bolsas que Holly se encontraba olisqueando sobre el sofá de su sala de estar. - No podríamos haber hecho nada decente sin su ayuda, agradece eso Min Yoongi.

Yoongi resopló levemente, con las manos apoyadas sobre el mármol de la isla de su pequeña cocina mientras observaba sorprendido el modo en el que Namjoon se dejaba hacer tan tranquilamente por su prometida. Sin tan siquiera abrir los ojos por un solo segundo para comprobar cómo el maquillaje estaba fluyendo en tonos dorados alrededor de sus ojos.

Era bonito, seguía siendo un hombre realmente precioso a pesar de los años y aunque él ya no sentiera que su corazón estallaba cada vez que se miraban todavía era capaz de admitirlo.

-Y tengo lentillas de colores bonitos para vosotros. - añadió Miyeon.

-Y tiene lentillas de colores bonitos para nosotros. - repitió Namjoon, con su mano derecha alrededor de la cintura de su pareja.

-Y tinte temporal para el cabello.

-Y tinte…

-La he escuchado Nam, mis oídos siguen funcionando perfectamente en contra de lo que puedas llegar a pensar.

Su amigo sonrió, abriendo los ojos por un instante tan solo para dedicarle un guiño a Miyeon quién lo regañó tras perder la noción del dibujo con forma de flor que estaba realizando cerca del pómulo derecho de Namjoon.

Con cada segundo que pasaba Yoongi seguía preguntándose en silencio si aquello realmente valía todo ese esfuerzo. Después de todo, aunque no lograba imaginarse qué era lo que escondía Bellum tras sus puertas, lo único que lo mantenía decidido a acudir a ese lugar era el ansia de libertad que desde hace un tiempo lo perseguía prácticamente a todos los sitios.

-¿Qué local normal le pide a sus clientes que entren con una contraseña, una invitación y disfrazados? - susurró mientras comenzaba a deshacerse de la piel de una mandarina todavía levemente verde.

La acidez le gustaba.

-En realidad Bellum tiene una política bastante compleja con respecto a la gente que puede atravesar sus puertas. Mientras realizaba mi artículo para mi sección del períodico pude hablar con algunos clientes habituales, me contaron que en sus inicios el sitio recibió en más de una ocasión amenazas en contra de los dueños y todo aquel que se atreviera a realizar actos indecorosos. A eso se le sumaron grupos de personas homofóbicas e incluso organizaciones de religiosos dispuestos a plantarse en la entrada con pancartas. - Miyeon hizo una pausa para obtener las famosas lentillas de colores bonitos, tras seleccionar las de tono dorado se dispuso a ayudarle a Namjoon con la colocación de estas. - Así que de alguna forma el dueño redujo su círculo de clientes a las personas de confianza, con el tiempo surgió la idea de crear una contraseña pero eso no era suficiente para mantener a los idiotas lejos. No sé cuál es la invitación pero dicen que es la principal clave para mantener lejos a todos aquellos que no son parte del colectivo y que quienes la reciben tienen que ganársela. - Miyeon sonrió. - Así que espero que puedas pasar esta noche Nam, dudo que sea sencillo sin alguien dispuesto a dártela. Traté de entrar por al menos dos semanas y nadie me dió una.

Yoongi evitó dejar escapar de sus labios lo que realmente pensaba, en lugar de eso tras devorar su mandarina se obligó a caminar hacia las bolsas de ropa que la prometida de su mejor amigo les había llevado.

-Tonos holográficos. - habló Miyeon señalando la bolsa negra. - He elegido con cuidado la ropa, creo que te quedará bien aunque Namjoon no estaba del todo seguro acerca de tu talla.

-Probablemente te quedará un poco grande pero toda tu ropa es así, te gustará. - añadió Namjoon.

El entrenador Min asintió, alzando la bolsa para revisar el interior. Una camisa de manga larga, de tono rosado con ciertos toques holográficos destacaba en comparación con el sencillo pantalón blanco que llevaría.

-¿Cuáles son esos colores bonitos de lentillas que has mencionado antes? - sus pasos se dirigieron hacía la zona en la que Miyeon había estado dejando todo el maquillaje hasta ese instante. Gran cantidad de objetos por los que Yoongi no sentía gran interés, desplegados sobre la encimera de la cocina.

-Si aceptas mi consejo estoy segura de que las lentillas de color morado son la mejor opción, lucirán mucho más con tu cabello rubió y la camisa holografica de base rosada.

Yoongi se limitó a asentir. Todo lo que quería era terminar con el proceso de disfrazarse para poder ir hasta ese lugar llamado Bellum. No podía mentir, era absurdo… La idea de haber quedado a una hora concreta con su jugador a las puertas de un lugar con el que la mayoría de habitantes de Daegu se deshacían en críticas. Simplemente nada parecía tener el más mínimo sentido.

El reloj de su casa marcaba las doce menos cuarto cuando finalmente Namjoon y él se adentraron en su coche para ir hacia Bellum. La sesión de maquillaje había sido un poco agotadora, sin embargo la prometida de su mejor amigo había hecho un gran trabajo con la tarea de dar a sus caras el aspecto de hadas. Yoongi sentía que si estornudaba acabaría ahogado en una enorme nube de purpurina rosa crepe, magenta y púrpura.

Solo cinco minutos después aparcó el vehículo en la zona libre más cercana al misterioso local. El ambiente podía deducirse tan pronto como los dos pusieron sus pies sobre el asfalto, multitud de personas cruzaban la calle con disfraces trabajados que lograban obtener la mirada de cualquiera que se mantuviera cerca. A Min Yoongi le recordó al carnaval, solo que allí había muchos más colores.

-¿Dónde está ese chico tuyo? - Namjoon revisó su teléfono antes de finalmente seguir a Yoongi hacia el paso de peatones.

-No es mi chico, es mi jugador. - explicó. - Y no lo sé todavía, hay muchas personas aquí.

Los ojos del entrenador Min recorrieron la zona hasta finalmente llegar a la fachada de Bellum. Allí, bajo las luces que narraban el nombre del local, dos personas que le resultaban familiares se encontraban sumidos en una charla aparentemente tranquila.

Yoongi pudo reconocer a Taehyung, a pesar de que este portase una realista peluca de rizos negros como el azabache. 

No importaba lo que la gente pudiese llegar a decir, Bellum llamaba la atención de la forma correcta desde el instante en el que la masa de gente comenzaba a cruzar el paso de peatones hacía el colorido edificio que se encontraba levemente escondido entre las afueras de las calles rurales de la zona de Daegu en la que Min y Kim residían.

Taehyung se mantenía apoyado contra una de las paredes del local, con el neón haciendo brillar el delineado brillante que Jung Dawon había colocado sobre su párpado dando a su mirada un bonito brillo. Sus brazos estaban cruzados y jugueteaba con su destartalado teléfono móvil mientras escuchaba a Jung Hoseok protestar acerca de esa invitación que él había prometido en su nombre.

-Te dije que nos quedasemos viendo el maratón de Shrek. Eres tú quién decidió venir de todos modos, ¿estás seguro de que no quieres dar esa maldita invitación Hoseoki?

Su amigo suspiró, imitando su posición al apoyarse contra la pared del local. Dawon siempre conseguía que los dos fuesen el centro de atención de alguna manera. Porque incluso si brillaban, sus estilos eran bastante más oscuros que los del resto. No había mucho de hada en ellos además de sus cabellos estilizados con ondas, las coronas de flores y algunos brillos alrededor de sus ojos.

Jugueteó con los bucles que resbalaban sobre su frente por un instante. Era curioso que Dawon hubiese comprado una peluca especialmente para él, Tae no recordaba la última vez que había dejado que su cabello creciera de forma natural. Mantenía lo más corto posible cada mechón para escabullirse de cualquier comentario lastimero de parte de su padre, habían pasado demasiados años desde que el niño de solo nueve o diez años decidió despedirse de la media melena rizada que su madre siempre peinaba con una enorme sonrisa.

Taehyung casi envidiaba el gran maletín profesional repleto de maquillaje que la hermana de Hoseok podía permitirse llevar a todos lados sin recibir miradas extrañas, su mirada perseguía las extensiones de bonitos colores cada vez que entraba en la habitación de esta. Le gustaba la ropa colorida de Dawon, su enorme tocador con multitud de sombras de ojos, coloretes, delineadores… Los tonos de sus labiales incluso cruzaban toda la gama cromática, motivo por el cual los labios de Jung estaban coloreados de un color azul índigo que destacaba inevitablemente a juego con las lentillas de la misma tonalidad.

Él se había conformado con el malva, al igual que la purpurina de sus cejas o la bonita luna dibujada en su cuello.

-¿Me ves realmente cómo el típico idiota que le regalaría una invitación a cualquier desconocido? Conoces las normas de Bellum, todos deben ganarse la invitación demostrando que apoyan al colectivo. De lo contrario el local se llenaría de gente homofobica una vez tras otra.

Taehyung chasqueó su lengua, observando los estilismos que los chicos que caminaban alrededor de la entrada de Bellum habían elegido llevar. Había algo sobre mantenerse en la sombra que siempre lo animaba a dejar fluir sin miedo cada rastro de su verdadera personalidad.

-Vamos. Sabes que ningún tipo homofóbico aceptaría que le metan la lengua hasta la campanilla solo para entrar a Bellum. Cálmate y disfruta, es noche de hadas y… Santa mierda, ¿ese es el entrenador Min? Su amigo se ve caliente.

La mirada de Hoseok se giró con curiosidad hacia el paso de peatones, donde dos chicos parecían levemente impresionados con todo lo que los rodeaba. Definitivamente nuevos en el ambiente de Bellum.

-Recuerda que solo he venido porque puedo sacarme un poco de dinero extra cuando bailo en las plataformas. - murmuró Hoseok, con la mirada clavada en los dorados ojos del muchacho que caminaba al lado del entrenador. Aquel hombre se movía con mirada curiosa, portando una americana de color blanco abierta hasta el centro de su marcado pecho repleto de purpurina brillante y un enorme pendiente en forma de pluma que no cesaba su movimiento debido el aire de la noche otoñal. - No estoy interesado en regalar invitaciones.

-El entrenador también se ve bastante bien. ¿No crees? - Taehyung decidió ignorar por un instante la repetitiva frase que Hoseok había estado pronunciando a pesar de haber insistido en asistir a Bellum aquella noche. Los dos podrían haber evitado la invitación, pero ahora estaban allí.

Hoseok llevó la mirada hacia Taehyung, notando como su amigo apoyaba el pie contra la pared y guardaba el teléfono en el bolsillo de su pantalón ajustado con ojos atentos a las personas que poco a poco parecían ser conscientes de la presencia de ambos.

-Entrenador Min. - Taehyung se relamió los labios por un instante, dejando que sus ojos se distrajeran con el atuendo que su entrenador portaba. El juego era parte de su personalidad cuando lo envolvía la música de Bellum y el ambiente de estar rodeado de personas iguales a él.

La mirada del base no se detuvo en las lentillas de un color que casi era similar al que él había elegido para sus propios labios, sino que sus ojos bajaron más y más hasta llegar a esas absurdas zapatillas de baloncesto que de alguna manera su entrenador parecía no quitarse nunca.

-Eso no es muy de hada. - sonrió, señalando el calzado que Min había seleccionado.

-Da la casualidad de que no soy una.

En la otra esquina de la charla entre Min y Kim, Hoseok suspiró mientras llevaba los ojos hasta el desconocido que acompañaba a su entrenador. Este ni siquiera lo había mirado todavía, demasiado concentrado con las personas disfrazadas que entraban y salían constantemente de Bellum.

Ese debía ser el muchacho del que Tae le había hablado, el hombre curioso acerca de comprobar su verdadera sexualidad antes de casarse según las palabras del entrenador Min.

-Jung Hoseok. - extendió la mano, obteniendo al fin la atención de aquel muchacho dorado. - Soy tu entrada a Bellum esta noche.

-Kim Namjoon. - el mejor amigo del entrenador observó a la persona ante su mirada, notando el color de los labios de este y la ropa que estrechaba su estilizada cintura. - Solo un curioso que quiere ver qué es lo que esconde Bellum.

Yoongi observó con curiosidad la forma en la que las personas comenzaban a agolparse ante la entrada de Bellum a medida que los minutos transcurrían. No estaba seguro todavía acerca de cuál sería la invitación que Kim le daría, sin embargo había seguido a este y a Jung hasta la fila sin protestar.

Él mismo se había metido en ese problema.

-La mayoría de personas que acudimos a Bellum de forma habitual tenemos un carnet del colectivo, eso junto a la contraseña suele ser suficiente debido a que en el local sellan nuestros carnets. - parloteo Taehyung. - Las normas son un poco estrictas pero están pensadas para mantener la seguridad de aquellos que decidimos entrar a pasar una buena noche. No importa nuestra sexualidad o género, los carnets del colectivo no hacen a nadie homosexual, bisexual o lo que sea… pero sirven para demostrar que nos hemos molestado en crear algo que demuestra que apoyamos la causa. En cuanto a la invitación. - las personas situadas a unos pasos de ellos enseñaron sus carnets y se acercaron lo suficiente al guardia de seguridad de Bellum como para que este pudiese escuchar la contraseña. - Es un beso francés, supongo que a alguien se le ocurrió que lo más sencillo para comprobar que no existe odio alguno hacia el colectivo es invitarlos a besar sin miedo a alguien de su mismo género.

Yoongi detuvo sus pasos, levemente asustado ante la idea de recibir un beso de uno de sus jugadores. Su faceta de entrenador responsable estaba comenzando a resurgir y de alguna manera sus manos ya se encontraban al borde del tembleque. Su garganta era un cúmulo de ansiedad del que quizás no podría librarse en la próxima hora.

-¿Qué pasa si alguien heterosexual quiere entrar y lo invita una persona de distinto género? - Namjoon preguntó, pareciendo sorpresivamente bien con el hecho de que tendría que recibir un beso francés de un completo desconocido.

Yoongi no lo podía entender, sus pies continuaban completamente quietos sobre el suelo. Como si sus piernas se hubiesen convertido en plomo pesado.

-Para eso están los carnets del colectivo. Alguien hetero puede entrar en muchos más locales, si quieren entrar a Bellum pueden hacerse un carnet que demuestre que son socios de alguna asociación que apoya el colectivo. De nuevo, una persona homofóbica no pagaría ni un solo won a una causa que se encarga de defender a las personas que ellos consideran anormales. - Hoseok habló en esa ocasión. - Yo soy heterosexual, pero apoyo una asociación del colectivo y mi carnet está sellado. También acepté una invitación de Taehyung en su momento.

Taehyung rodó los ojos, captando la atención del entrenador por un segundo.

-Mi amigo en un bisexual encerrado en el armario. Disfruta de Bellum tanto como cualquier otra persona.

Yoongi sintió curiosidad, sin embargo el miedo inicial acerca de tener que recibir un beso de su jugador fue mucho más intenso cuando notó a Namjoon dándole un leve empujón para avanzar hacia el guardia de seguridad que esperaba con sus brazos cruzados.

-Si vis pacem, para bellum.

Hoseok y Taehyung solo tardaron unos segundos en mostrar lo que Yoongi se imaginó que era el carnet del que le habían hablado. Él llevaba muchos años siendo abiertamente homosexual, incluso si prefería ser discreto al respecto, pero no disponía de nada como aquello. Nunca se planteó unirse a una asociación del colectivo porque nunca fue el tipo de persona interesada en los actos de este, ni siquiera había acudido al día del orgullo ni una sola vez.

Su mente estaba tan perdida en la confusión y las preguntas acerca del motivo esencial que había llevado a los dueños del local a poner tantas trabas a la entrada de un simple local, que ni siquiera notó que la mano izquierda de Kim estaba rodeando su nuca mientras posaba la derecha alrededor de su cintura y lo jalaba. Él no notó nada en absoluto hasta que los ojos de este se clavaron en los suyos.

-Su invitación, entrenador Min.

¿Qué lo había llevado a dejarse hacer por Kim Taehyung con tantísima facilidad? Yoongi no lo sabía, pero lo cierto es que todo lo que pudo hacer antes de que su jugador rompiese la distancia entre ambos fue relamerse los labios.

-Mmmg. - una protesta se escabulló de los labios de Min cuando el roce de los labios de Kim obtuvo más fuerza, reclamandole el control de aquel beso mientras su lengua comenzaba a abrirse camino hacia el interior de su boca.

-Si no me dejas avanzar nunca podré darte la invitación. - los labios de su base se separaron por un instante de él para susurrar en su oído. - No tardaré demasiado entrenador, sé que puede ser incómodo pero prometo ser bueno.

Y de nuevo, Yoongi no encontró un control exacto de sus acciones cuando sus brazos se apoyaron sobre los hombros de Taehyung y obligó a sus pies a ponerse de puntillas para llegar con más facilidad hasta la boca del contrario. Más tarde quizás podría mentirse a sí mismo diciendo que tan solo estaba demasiado necesitado, que la lujuria del momento lo había confundido. Que…

Ahí estaba ese empuje por el control de nuevo, Taehyung coló la lengua en el interior de su boca tras lamer su labio inferior y ajustó el agarre sobre su cintura de una manera que invitó al entrenador Min a gimotear un poquito. Muy leve, pero lo suficiente para que las acciones de su jugador parecieran encenderse por completo hasta que sus lenguas se envolvieron en un juego excitante.
Los labios de Kim Taehyung eran expertos y hacían que el entrenador Min se sintiese a gusto dejando que este lo besase. Pero como su jugador le había prometido, fue bueno y rápido.

El base se apartó antes de que Yoongi pudiese recuperarse de la innovadora sensación, sus piernas todavía temblaban cuando giró la mirada hacia Namjoon tratando de evitar la mirada de su jugador.

-Bueno, Hoseok da buenas invitaciones. Tu amigo parece bastante feliz con ello al menos.

Taehyung se limpió los labios con el dorso de la mano y observó las facciones de su entrenador tornarse levemente sonrojadas. Y quizás fue porque Min parecía un poco perdido en aquel lugar, pero no pudo evitar limpiar los rastros de labial malva que le había dejado sobre la boca antes de tomar la mano de este y tirar de él hacia el interior de Bellum.

-Bienvenido a mi hogar, entrenador Min.




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Hiii!!

Nuevo capítulo de I Love U Mr Swag que de verás espero que os guste. Está sin repasar así que lo siento si os encontráis con muchos fallos.

Un beso,
os amo
Mel
💜

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