Capítulo 15 : MORE THAN A FRIEND
“Comenzó como algo bueno, algo seguro. Te contuviste, pero yo lo supe en el momento en que nuestros labios se tocaron. La corriente nos envió directamente a la Luna. Debería haber sabido que luego bajaríamos hasta el fondo donde estamos ahora. Comenzó como algo bueno, algo seguro. ¿Qué demonios hice? “
-Love Somebody
(LAUV)
Yoongi sonrió levemente al percibir la imagen de Kim Namjoon asomándose a través de la puerta del local. Aunque el plan inicial había sido charlar en la casa de su amigo, el entrenador no pudo evitar escabullirse lo más lejos posible del vecindario en el que también residía su familia. Ese era el motivo principal que lo llevó a seleccionar una pequeña y agradable cafetería como el sitio ideal para iniciar su conversación con Nam.
Lejos de su antigua casa y cerca de la nueva. Mientras que el sitio en el que residían sus padres destacaba por ser uno de los lugares en el que la mayoría de familias adineradas establecían sus viviendas en busca de un ambiente familiar y agradable, en comparación la zona de la ciudad que Yoongi había seleccionado para alquilar un apartamento era mucho más humilde. Allí no había una enorme urbanización con cámaras de seguridad o aparcamientos privados, pero sí comercios con dependientes de trato cercano y locales a los que acudía de vez en cuando si se sentía demasiado perezoso como para cocinar después del trabajo.
-Ha pasado un tiempo, me alegra verte bien Yoon. - Namjoon dejó que los hoyuelos de su cara se marcaran tras dedicarle una enorme sonrisa al entrenador, mientras extendía hacia este su mano derecha se permitió analizar el gesto agobiado del chico. - Creí que hablaríamos en mi casa de lo que sea que quieras decirme. ¿Ha ocurrido algo?
A Yoongi tan solo le tomó un par de segundos levantarse para ignorar la mano de Namjoon, con el claro objetivo de envolverlo en un suave abrazo. A pesar de que a él no le gustaban demasiado las expresiones de afecto, había pasado demasiado tiempo desde la última vez que tuvieron la oportunidad de verse con tranquilidad. Los dos habían estado ocupados con sus propias vidas, la distancia no era sencilla incluso si se trataba de mantener una amistad activa. No importaba si todavía charlaban de vez en cuando, porque cada vez que se encontraban las cosas parecían un poco frías.
Kim Namjoon continuaba siendo ese primer beso de un adolescente curioso, la primera sensación de mariposas en el estómago y esa primera zona de amistad que nunca logró cruzar en el pasado. Porque Kim Namjoon también era una persona encerrada en la idea de que no podía ser libremente eso que ansiaba en secreto, la primera discusión real y el primer debate que marcaría el resto de su vida. El entrenador Min se recordaba a sí mismo discutiendo en innumerable cantidad de ocasiones con ese vecino que más adelante se convirtió en su amigo. Ellos discutían sobre la vida, lo que esta suponía y todo lo que sus padres esperaban de sus futuros sin tan siquiera molestarse en pedir una opinión.
En la última ocasión que se habían visto, meses atrás, la figura de Seokjin fue lo único que pudo cortar el hielo de la incertidumbre entre ellos tras tanto tiempo limitándose a las charlas a través de mensajes de texto. En ocasiones no sabía bien sobre qué hablar con su amigo ahora que este era realmente exclusivamente un amigo sin besos o caricias de por medio, en otras situaciones las palabras parecían excesivamente torpes y simplemente terminaban sumidos en un silencio incómodo mientras bebían, comían o caminaban. Ninguno de los dos había sido especialmente sociable nunca, quizás por eso fueron el primer beso del otro e incluso tal vez el primer amor. Al menos si se trataba del entrenador Min, Kim Namjoon siempre había supuesto para él mucho más que un roce de labios o algunas conversaciones sobre música y la vida que en secreto deseaban vivir. Muchísimo más que el vecino de al lado o su amigo, los años pasaron rápido y los dos habían cambiado de forma inevitable.
Y el cambio… Eso era lo que complicaba tantísimo la tarea de ser natural. Porque Namjoon ya no era ese muchacho confundido que mostraba sus hoyuelos constantemente cuando sus rostros se encontraban cerca. Y él ya no era un chico que adoraba la sensación de jugar en una cancha acompañado de su equipo. Ambos habían crecido y madurado, quizás demasiado pronto. Tal vez excesivamente.
Yoongi había estado en muchos lugares en los últimos años, tan solo regresando a Daegu para las ocasiones importantes que lo obligaban a conducir de nuevo hasta su casa y enfrentar a su familia. Si bien había accedido a estudiar mientras trabajaba como entrenador de baloncesto, no estaba centrándose completamente en el complejo mundo de la medicina. Nunca había sido un genio en cuanto a lo que estudiar se refería, principalmente debido a la presión que la figura paterna suponía cada vez que se sentaba ante un libro.
Oh, pero había sido distinto cuando decidió desobedecer a sus padres para obtener la titulación necesaria para convertirse en entrenador. Incluso si el sueldo era bajo, inicialmente o si en ocasiones debía elegir entre pagar el agua o la luz. Fue complicado comenzar una nueva vida desde cero, lejos de su hogar y sin el apoyo de ninguno de sus padres, pero Yoongi había sentido una enorme sensación de felicidad al enfrentar por primera vez a esas personas que siempre habían dirigido su vida como si él fuese tan solo un muñeco de trapo. Y fue feliz por un tiempo, hasta que de alguna manera las personas se encargaron de destruir todo rastro de la energía que solía tener con veintiún años. Con veintiséis el mundo se veía de una manera diferente, la gente ya lo había pisado las veces suficientes como para permitir que las ilusiones baratas se colasen en su cabeza.
Kim Namjoon había tomado un rumbo diferente al suyo, estudiando duramente hasta lograr ser el mejor en la carrera que había elegido por sí mismo. Y aunque no era el tipo de profesional de la medicina que sus padres alabarían, sí era un buen quiropráctico e incluso había logrado obtener un trabajo estable en una de las mejores clínicas de Seúl.
-Quería escapar de mi familia y tu casa está demasiado cerca de la de mis padres. Siéntate, tengo una oferta que hacerte.
Namjoon no dudó en asentir mientras alcanzaba una de las sillas para sentarse frente a Yoongi, sus ojos recorrieron el pequeño local por un instante.
-Es el último lugar en el que te habría imaginado.
La cafetería que el entrenador Min había seleccionado como un buen lugar de encuentro era en realidad uno de esos sitios que estaba seguro que su amigo disfrutaría. Con una enorme diversidad de cafés y pasteles en su carta, estanterías con libros e infinidad de plantas decorando las paredes. La puerta de entrada estaba incluso decorada con un pintoresco cartel de madera pintado en tonos claros que narraba el nombre del local.
-Y es el primero en el que yo te habría imaginado a ti.
Sonrieron. Una sonrisa sencilla y cálida que demostraba todos esos años de amistad que los dos compartieron desde su adolescencia, quizá con la complicidad de quienes conocen el mayor secreto del otro. Al menos Yoongi conocía eso que Kim Namjoon no le había contado todavía a nadie, sabía eso de él que este se empeñaba en esconder incluso a los espejos. Y también sabía que tal vez ellos dos hubieran funcionado en el pasado si no hubieran sido tan sumamente cobardes como para reconocer que se querían.
Yoongi era consciente de que su amigo era homosexual, tal vez bisexual, o… Bueno, él estaba completamente seguro de que a Namjoon le gustaban los hombres a pesar de lo que este se empeñara en decir, y eso ni siquiera implicaba que no pudiesen gustarle también las mujeres. Era simple, los besos que compartieron años atrás no mentían, de la misma manera que tampoco lo había hecho el gran miedo de Nam a ser descubierto por sus padres.
-¿Qué es eso que tienes para mí? ¿Una oferta tentadora? - Namjoon bromeó, de nuevo haciendo referencia a esos detalles que solo ellos dos conocían.
Con el paso del tiempo todo lo que los dos vivieron juntos se había reducido a una simple anécdota, y aunque al Yoongi de unos años atrás le había dolido, ahora quizás comprendía un poco a su amigo. Todo parecía ser mucho más sencillo cuando podías mantener tu boca cerrada e ignorar eso que realmente ansiabas. Su problema era que a diferencia de Namjoon, él nunca había sido capaz de ignorar todo lo que le pasaba por la cabeza cada vez que un hombre obtenía su atención.
-En realidad se trata de una especie de oferta de trabajo, sé que estás ejerciendo de quiropráctico en una clínica de Seúl pero me preguntaba si podrías ocuparte de las lesiones de mis jugadores en caso de que alguno se lastime. Estoy entrenando al equipo de la universidad de Daegu y nadie ha pensado en un profesional que pueda encargarse por completo de sus lesiones cuando se hagan daño. El director me ha dado su permiso para que busque a alguien, así que me gustaría que fueses tú. - Yoongi se tomó unos segundos para observar la expresión de Namjoon. - De todas formas has dicho que abrirás una clínica en Daegu después de la boda, es una buena manera de empezar a obtener clientes. ¿No crees?
Namjoon bajó la mirada por un instante antes de sonreír hacia el camarero que se había acercado para tomar su orden.
-Un caramelo macchiato, por favor.
-Zumo de mandarina. - pidió Yoongi, sin prestarle demasiada atención al muchacho que se encontraba apuntando su pedido.
-Trae dos porciones de tarta de queso si es posible, por favor. - Namjoon volvió a hablar, con la sonrisa todavía marcada en sus labios mientras dirigía la mirada hacia Yoongi. - ¿Sigue gustandote la tarta de queso, cierto?
El entrenador Min asintió, aún esperando esa respuesta que su amigo todavía no le había proporcionado.
-¿Y bien? ¿Te encargarías de mis jugadores?
Namjoon se encogió de hombros, haciendo dudar a Yoongi por un instante.
-¿Por qué no lo haría? Si puedes llevarlos hasta el sitio en el que trabajo actualmente, entonces me encargaré de todos los jugadores que quieras. De todos modos acabaré abriendo mi propia clínica en Daegu, como tú mismo has dicho es una manera de empezar a tener clientes. No te haces una idea de todo lo que supone organizar una boda, creo que después de que el compromiso tenga lugar tendremos que trabajar durante años para recuperar el dinero. Mi prometida se ha ofrecido a ayudar pero mis padres se niegan a que ella pague la más mínima cosa. Son amigos de su familia desde hace años, no permitirán que los Cho pongan un solo centavo de su bolsillo.
-Ugg. - Yoongi bufó. - Detesto el enfoque anticuado de nuestras familias, ¿por qué ella no podría pagar lo que sea que quiera si también es su boda? ¿Miyeon va a aceptarlo sin decir nada en contra?
-Eso es lo que nosotros dos pensamos, pero mis padres se han empeñado en hacer las cosas de la forma más estúpida posible. A veces siento que ni siquiera nos dejan opinar demasiado. - Namjoon suspiró. - Miyeon y yo estamos intentando hacerles comprender que somos nosotros quienes se casarán, queremos algo pequeño y sin demasiados invitados.
Yoongi asintió, escuchando las palabras de su amigo mientras jugueteaba con una servilleta de papel. La boda de Namjoon era un asunto difícil de definir, los padres de este le habían presentado a Miyeon hace unos seis años… cuando ellos dos seguían besándose a escondidas en infinidad de parques y callejones. El cómo ese amor entre Nam y su prometida había surgido era algo que el entrenador Min ni siquiera terminaba de encajar, ya no sentía ningún tipo de amor platónico hacia su vecino y ahora amigo, pero le resultaba extraño pensar en que este se casaría con la chica que sus padres siempre habían querido.
Y si pensaba en Cho Miyeon la historia se repetía. Namjoon y ella solían ignorarse mientras fingían pasar tiempo juntos, se limitaban a complacer el deseo de sus familias a pesar de no sentir nada. Era algo mutuo, un rechazo constante a hacerse novios pero a la par un camino directo hacia una amistad obligada que en algún momento debió fluir hasta el cariño mientras Yoongi estuvo lejos de Daegu.
-De todas formas… ¿Estaís seguros de lo que vais a hacer? Esto no es como cuando teníamos dieciocho años y mentiaís diciendo que iriais juntos al cine para después tomar un camino diferente cada uno en la puerta del centro comercial. Es una boda, un compromiso real…
Namjoon sonrió levemente, encogiéndose de hombros mientras sonreía.
-Apuesto a que sigues pensando que me gustan los hombres. - Namjoon apoyó las manos sobre la mesa. - Te lo he dicho muchas veces, hasta el momento solo he besado a un hombre y ese eres tú. Eramos dos adolescentes curiosos, tú decidiste seguir con eso y no tiene nada de malo más allá de tus malas elecciones con cada pareja que has decidido tener. Yo descubrí que en realidad Miyeon era bastante especial, y quiero suponer que a ella le pasó lo mismo conmigo. En algún momento mientras fingíamos ser novios, decidimos serlo de verdad.
-No hago malas elecciones cuando encuentro una pareja. Un militar bastante decente, un policía realmente atractivo y unos cuantos médicos que… En realidad, creo que el problema siempre he sido yo. - Yoongi suspiró, sintiéndose atrapado en esa conversación. - Esto no tiene nada que ver pero… - el entrenador rebuscó en el bolsillo de su chaqueta hasta encontrar el papel en el que había apuntado aquella frase que dos semanas atrás Taehyung le había dicho. - ¿Le dice algo a tu faceta intelectual la frase “Si vis pacem, para bellum.” ?
-Si quieres paz, prepárate para la guerra. - Namjoon contestó, alcanzando el papel que Yoongi había dejado sobre la mesa con la frase en latín. - “Así pues, el que quiera paz que se prepare para la guerra.” Es una frase de un escritor del imperio romano y también la contraseña a un local de moda para el colectivo LGBTI+ de Daegu, nunca he entrado pero conozco a algunas personas que lo han hecho por curiosidad. Se necesita una contraseña para evitar grupos de idiotas homofóbicos.
Yoongi frunció el ceño.
-¿Cómo se llama el sitio? - había pasado un tiempo desde la última vez que estuvo en Daegu durante un periodo de tiempo superior al de un mes, pero no podía recordar ningún local de carácter LGTBI+ . - ¿Me estás diciendo que realmente hay un sitio de moda para gente del colectivo en Daegu?
-No es exactamente solo para el colectivo pero se ha hecho famoso entre ellos debido a que aceptan cualquier tipo de sexualidad sin censura alguna. A Miyeon le pidieron un reportaje sobre el lugar para el períodico en el que trabaja, muchas personas entran disfrazadas para evitar que otros los reconozcan y esa frase que has mencionado es la contraseña del lugar. En realidad solo es una especie de discoteca como otra cualquiera a la que acuden aquellos que quieren tener una noche de libertad, aunque también tienen un escenario para los artistas que decidan actuar en directo. Su fachada es de lo más llamativa y eso entre otras cosas ha provocado que la gente proteste. Muchas asociaciones de padres han estado tratando de hacer presión para que el dueño de Bellum cierre las puertas del sitio de forma definitiva. Deberías echarle un vistazo si sientes curiosidad, aunque en el caso de que quieras entrar necesitarás una invitación.
-¿Una invitación? - Yoongi empezaba a sentirse un poco cohibido con la información que su amigo le estaba dando. ¿Taehyung estaba refiriéndose a aquel local con esa frase o solo había dicho algo que se le había pasado por la mente? - ¿Y cómo consigo una?
Namjoon se encogió de hombros, la realidad era que él solo sabía de aquel local lo que Miyeon había logrado aprender durante su reportaje.
-No tengo la menor idea. Si encuentras la forma de obtener una, acuerdate de avisarme. Me muero de curiosidad.
-Creo… - Yoongi dudó. - Que conozco a alguien que podría facilitarme esa invitación pero no estoy del todo seguro acerca de si la quiero.
-Dejame adivinar, es el mismo alguien que te ha proporcionado esa frase. ¿Cierto?
El entrenador Min bufó. Su jugador le había dicho esa frase dos semanas atrás, ni siquiera podía afirmar si Taehyung recordaría a lo que se estaba refiriendo con aquello. Tal vez ni siquiera estuviera conectada al local del que Namjoon le hablaba.
Pero fuese como fuese, él también se estaba muriendo de curiosidad.
Tenía que estar volviéndose loco si realmente planeaba hablar con Kim Taehyung para comprobar si este podría obtener una invitación para él. Solo por la curiosidad, y porque era la primera vez que escuchaba hablar sobre un sitio donde el colectivo podía mostrarse libremente en Daegu. Y él, más que muchas personas, necesitaba la seguridad de poder ser libre donde el resto del mundo no lo juzgase.
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Hiii!!!
Nuevo capítulo de I Love Mr.Swag como cada sábado. Espero de verás que os haya gustado.
Crucemos los dedos para que BTS reciba el Grammy, ya queda mucho menos para saber el resultado de la nominación.
Y por supuesto ganen o no, sabemos que lo tienen más que merecido. No importa realmente el resultado sino lo mucho que han logrado avanzar por sus propios medios.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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