Sexo

Otro golpe llego sobre su abdomen que lo hizo caer de rodillas, gimiendo de dolor ante el hombre que más amaba en ese mundo. Sintió como, con violencia, el chico le quitaba todas sus prendas antes de abrirle las piernas y enterrar dos dedos en su entrada, sin exitarlo de antemano.

Sintió un ardor en su ano y empezó a suplicar a su compañero a que fuera más lento, más suave, pero solo se ganó un golpe en el mismo que lo hizo callar inmediatamente y abrir aún más las piernas. Cuando empezó a sentir una pequeña chispa de placer, los dedos fueron quitado de manera brusca y toscamente le introducieron un palpitante e caliente miembro que lo hizo soltar un gritó ahogado.

Lágrimas de dolor recordaban sus mejillas pero no parecía importarle a JongIn, quién seguía embistiendo con fuerza, haciendo los mismo ruidos que un animal en celo y al cabo de algunos minutos de tortura, sintió la caliente semilla del tipo llenarlo por completo.

Escucho ruidos de prendas y la puerta cerrarse. JongIn se había ido, dejándolo solo. Cómo siempre.

- Nos vemos, puto.

Se sentó de nuevo y con unos panuelos que siempre llevaba, se limpio todo lo que pudo antes de salir del salón y volvió con sus amigos, una sonrisa en los labios, sin que nadie se diera cuenta de su corazón roto.

- ¡Te tardaste, Soo! - le sonrió el más alto

- Lo siento, Chan. Había cola.

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