"Panna cotta"

Capítulo 27.

La tranquilidad... En realidad había olvidado como se sentía, como era estar viendo una serie completa en Netflix y solo pensar en cosas triviales, es una gran locura, Sam siempre ha sido la hermana mayor, molesta pero acertada, Jorge es un gran tipo pero cuando está enamorado es más como un gran estúpido. Lili la nueva integrante de nuestro grupo es una verdadera bruja, que solo se dedica a alejarme de Scarlett y lanzándome hechizos raros - en verdad me da algo de miedo -, Zachery sigue siendo un idiota que se cree el gran rey "don Juan" - pero sólo es un pendejo que solo se dedica a llorar porque convive con puras mujeres que lo maltratan -, las gemelitas de 6 años Camille y Annette, dulces, tiernas y algo locas;admito que son tiernas y traviesas, son las primeras infantes que me agradan y más cuando Zachery comienza a llorar gritando <<¡Mis princesas!>>, y por último Scarlett positiva, impulsiva, tenaz, fuerte, inteligente y también con una pequeña dosis de locura, comienzo a reflexionar que desde convivo más con ella he tenido demasiadas aventuras en lo cual...creo que hasta el momento no me arrepiento.

- ¡Mi niño!

- ¿Ah? - dije y me giré a ver a mi tía Kiara -. ¿Qué sucede?

- Le hablaba a Scarlett lo delicioso de la Lasaña de carne molida del restaurante "Dolce appetito", - dijo mi tía Kiara mirando a Scarlett - tal vez en el día de tu cumpleaños, te llevaré a que lo pruebes, apartaré ése día el restaurante por tu cumpleaños, llamaremos a tus amigos, contrataré un DJ o una banda, recibirás muchos regalos y servirán un platillo exquisito y exclusivo para ti.

Scarlett abrió y cerró sus ojos tres veces y luego sonrió.

- Es muy amable, pero no es necesario que me realicen una gran fiesta - dijo Scarlett.

Mi tía Kiara se sintió algo decaída.

- Ya veo - dijo mi tía Kiara con tristeza -. Yo creo que quieres pasar es día con tus padres, de seguro te sientes ofendida por mi invitación...- parecía estar a punto de llorar -. Perdón hija no pensé en tus sentimientos - comenzó a llorar como una niña y Scarlett no sabía que hacer.

- No. No es eso - dijo Scarlett alterada -. Lo que pasa es han sido todos muy amables conmigo y creo que ya he tomado muchas molestias.

Mi tía Kiara se lanzó abrazar a Scarlett para continuar llorando.

- ¡No eres una molestia mi niña! ¡¿Por qué piensas eso?!

- ¡No! - dijo Scarlett sin saber que hacer se giró a verme y entre susurros me pedía ayuda para controlar a mi tía.

- Tía Kiara cálmate - dije con ternura -. Mojaras la blusa de Scarlett - seguía llorando y le limpie las lágrimas.

- Tía Kiara - dijo Scarlett -. La verdad es que yo no estoy acostumbrada a ir restaurantes o a los regalos - contesto sonriente.

- ¿Entonces nunca has celebrado tus cumpleaños? - le pregunté a Scarlett.

Ella negó la cabeza con inocencia - No.

- ¡Esto debería ser un crimen! - gritó mi tía Kiara con exageración en su voz -. ¡No celebrar los cumpleaños cómo se deben es un gran delito! - tampoco creo que sea para tanto.

- No es así - dijo Scarlett -. La verdad es que mi mamá trata que cada uno de mis cumpleaños sea especial. Me levanta cantando (junto con mis hermanos y papá) la canción de cumpleaños, me da un beso y un fuerte abrazo, y me prepara mi comida favorita - en las palabras de Scarlett no se sentía vergüenza alguna, al contrario eran llenas de orgullo y de felicidad -. Es por ello que soy feliz, cada cumpleaños es muy especial para mí aunque no sea una fiesta a lo grande.

La sinceridad de Scarlett de alguna forma extraña me hacía mal conmigo mismo, no sé el por qué exactamente pero verla ser feliz con algo tan simple, para mí.

- Bueno. Entonces, ¿qué tal sí mejor hacemos sólo una pequeña fiesta - habló mi tía Kiara -, en la que sólo estén sus amigos y que Marcó cociné algo especial para ti - después de decir esto Scarlett fijo una cara de sorpresa hacía mi.

- ¿Sabes cocinar? - me preguntó Scarlett sin poder creerlo.

- Claro - dije algo presumido -, soy un "As" en la cocina, por sobretodo en la comida italiana y francesa.

- Nah - dijo Scarlett -. No te creo, no te imaginó cocinando, con mandil y todo eso.

- Pero es verdad mi niña - dijo mi tía Kiara con dulzura y confirmando lo que digo es verdad -. Marco sabe cocinar desde los ocho años.

- Wow - respondió Scarlett con mucha impresión -. Es que un chico que tiene la apariencia de ser malo y totalmente incapaz de ser algo, es totalmente increíble - aún no se lo podía creer.

- Marco, por qué no cocinas algún postre - propuso mi tía -, así Scarlett verá que no es mentira - le guiño el ojo a Scarlett -. Es el mejor en la cocina y no lo digo por ser mi sobrino.

- Entonces cocinare...- me puse a pensar el platillo que quería preparar, quería impresionar a Scarlett -. Prepararé Panna cotta.

- ¿Panna cotta?

- Es un postre italiano - dijo mi tía Kiara.

- La Panna cotta, que en italiano quiere decir nata (o crema de leche) cocida, es un postre muy delicioso (es uno de mis postres favoritos) - dije algo avergonzado y Scarlett levantó sus cejas dos veces, yo afine mis garganta de los nervios -. Puede ser acompañado de distintas salsas, de fresas, chocolate, de dulce de leche, limón, así como de mermeladas de diferentes sabores.

- Oh ya veo, - contesto Scarlett -. Entonces me gustaría mucho probarlo.

La fuimos a la cocina y comencé a cocinar. Me puse un mandil blanco y lavé mis manos.

- Bien, primero necesito...

- ¿El joven Marco va a volver a cocinar? - preguntó la señora Rosa, que entró a la cocina curiosa.

- Si señora Rosa - contesto mi tía Kiara con emoción -. Desde hace 5 años que no lo había hecho.

- Si, era tan lindo verlo emocionarse en preparar la comida. Ah, pero eso sí, su especialidad siempre fueron los postres - dijo la señora Rosa -. Será un poco atolondrado a veces el pobre, pero es un buen partido para novio, ¿no lo crees así Scarlett? - se giró a ver a Scarlett. ¿Por qué todo el mundo me quiere buscar una novia?

- Pues la verdad yo aún no me lo creo.

- Haré este postre y cuando lo pruebes te enamorarás de mi - dije muy seguro de mi talento en el arte culinario.

- Si claro - dijo Scarlett. Se está riendo.

- En serio que si, pero necesito ayuda.

- Creo que me llaman - dijo Scarlett queriendo irse y la detuve -. ¿Pero por qué debo quedarme aquí?

Era la primera vez que veía a Scarlett escapar de algo, en la escuela siempre es la clase de personas que le gusta hacer las cosas con mucho entusiasmo y pensé que ayudarme en hacer el Panna cotta la entusiasmaría mucho... Ahora entiendo.

- Scarlett, ¿eres mala en la cocina? - arqueé una ceja y ella desvía la mirada.

- Define mala - contesto de inmediato.

Me acerqué a su rostro y la vi sonrojarse un poco.

- ¿Le tienes miedo a la cocina? - le pregunté con una sonrisa y ella comenzó a jugar con sus dedos.

- No le tengo miedo, pero yo y la cocina no congeniamos en nada - contesto algo molesta además que con la actitud de una niña de 8 años -. Una vez traté de asar las salchichas y se prendieron en fuego, también una vez traté de calentar tantita leche y también se prendió en fuego. La verdad soy mejor haciéndole de ayudante de cocina que chef - contesto avergonzada.

- Bien - contesté.

- ¿Eh?

- Me ayudarás, y harás lo que yo te diga - dije tomando otro mandil, que la señora Rosa me dio -. Porque yo soy el chef.

- Pero...

- Bien nosotras nos iremos a ver el jardín - contesto la tía Kiara.

- ¡Suerte! - gritó la señora Rosa.

Scarlett temblaba como un ciervo y parecía estar a punto de gritar del miedo.

- No me dejen sola con Marco, por favor - ninguna escuchó a Scarlett y se fueron -, que crueles.

La tomé por los hombros.

- Ahora somos tu, yo y la cocina - ella me miró con miedo y yo troné mis nudillos -. Y cuando se trata de cocinar, soy muy exigente - Scarlett sólo pasó saliva.

- Bien lo que necesito es: 4 hojas de gelatina sin sabor 500 ml, nata o crema de leche para montar 300 ml, leche entera 50 gramos de azúcar glas 2 cucharadas de extracto de vainilla - dije y Scarlett comenzó a notar los ingredientes -. Para la salsa de fresas: 250 gr de fresas, 100 gr de azúcar granulado.

- Se oye muy difícil - dijo Scarlett.

- Verás que no - le aseguré y le sonreí.

Le dije paso por paso cómo se tenía que hacer.

- Lo primero, poner las hojas de gelatina en remojo en un poquito de agua fría, para que se hidraten - le dije mientras ella lo hacía con sumo cuidado, ella sería la encargada de realizar la salsa de fresas.

En una cazuela, mezcle la nata o crema de leche, la leche, el extracto de vainilla y el azúcar, y prendí el fuego en la estufa (sin dejar de remover, para evitar que se pegue al fondo). Scarlett parecía totalmente concentrada en la salsa, en sus ojos veía la determinación de realizar bien la salsa de fresas, y eso a mí me ponía feliz.

- Cuando empiece a hervir, añadir la gelatina escurridas. Mezclar todo muy bien hasta que se disuelva y retirar la cazuela del fuego - le dije. Scarlett lavo las fresas y las corto en pequeñas rodajas muy finas, luego las llevo al fuego de la estufa en una cazuela con el azúcar granulado y una cucharada de agua -. Deja que se vaya reduciendo hasta que note que tiene una consistencia acaramelada.

Scarlett parecía demasiado concentrada, era divertido pensar que mi primer alumno en la cocina sería Scarlett, y no sé molesta o se aburre (y eso que dice que termina por incendiar toda la cocina), lo está haciendo muy bien.

- Lo haces bien Scarlett.

- Gracias - me contestó sin apartar la vista de lo que hacía.

- Me gusta que te concentres en esto.

- Bueno, es un platillo que al parecer te gusta mucho - fijo una leve mirada hacia mí, por unos instantes -, y me gusta verte tan centrado y tan interesado realmente en algo - me dijo, volviendo su mirada en la salsa de fresas -. ¿Te gustaba mucho hacerlo?

- Si.

- ¿Lo hacías mucho con ella? - entiendo tristemente, su pregunta.

- Gracias a ella aprendí hacerlo, pero ya te dije...

- Ya sé. Ya sé, no te gusta hablar de ella - ambos soltamos un suspiro, y por nuestra sincronización reímos -. Bueno me sorprende conocer este lado de tí.

- ¿Por qué? ¿Acaso no eres una genio? - la estoy molestando.

- Ha, ha. Mira no soy totalmente una genio, resuelvo siempre lo que para mí es muy obvio a simple vista - contesto y soltó una leve risa -, pero nunca imaginé que fueras el tipo de chico que le gusta la cocina, ni por equivocación.

- Ni yo mismo - contesté -. Es algo que he querido olvidar todos estos últimos 5 años - Scarlett comenzó a poner un rostro más triste.

Me acerqué a ella y la abrace.

- Pero ahora estoy mucho mejor - habló en un tono infantil y la verdad es que salió horrible, creo que sone al igual que un idiota.

- Me alegro, yo en serio quiero que seas feliz.

¿De verdad lo merezco? ¿Después de todo?

- Soy feliz ahora - le contesté apagando la estufa -. Listo - le mostré la salsa de fresas que tomó una consistencia más acaramelada y espesa -. Y así señorita Scarlett, se hace una salsa de fresas.

- De verdad que fue divertido hacerlo.

- Te dije - sonreí divertido

Scarlett limpio muy bien la isla con mesa, con trapo, yo lave los trastes que ocupamos para preparar el postre, nos lavamos nuestras manos y después servimos la Panna cotta y luego le eche la salsa de fresas con sumo cuidado y con elegancia.

- Quién diría que vería al gran Marco, cocinando y con mucho ímpetu y gustó - dijo Scarlett viéndome con una sonrisa, como si fuera una niña.

- Lo sé debo de verme ri...

- No - contesto antes de que yo lo hiciera -. La verdad ver un chico en la cocina es algo muy común, y cuando se ve su esmeró en ello es muy bello - dijo y se acercó a mí, brindándome una sonrisa pervertida -. Si sabes cocinar es que ya estás listo para casarte - me empujó con su codo y me guiñó un ojo -. Tú esposa si que será muy afortunada.

- Ni de broma

- Solo intento molestarte - me saco la lengua de manera juguetona.

Nunca me casaré, antes muerto que casado y atado con alguien.

- Entonces tu también estarías lista para casarte Scarlett - le dije -. Ya sabes hacer un quehacer y...

Sabía que así la molestaría

- ¡NO ME ECHES LA SAL! - me gritó -. ¡Antes muerta que casada!

- Entonces tu tampoco me la eches - le guiñe un ojo.

- Era una broma - se cruza de brazos frunciendo el entrecejo -. Si ahora no deseó tener novio, ¿tú crees que pienso en casarme? - bufó y luego soltó un suspiro -, además yo pienso que sí uno aprende, a cocinar y hacer un quehacer, no lo hace para casarse, sino para ser autosuficiente, - dijo - y no solo sé hacer un quehacer, también puedo cambiar el motor de un auto y algo de carpintería. Tal vez no seré hábil en ello, solo sé que no necesito depender de nadie.

La miré y solté un suspiro.

- Tienes razón - dije y le sonreí -, es mejor ser soltero y autosuficiente, que estar con alguien que te termina haciendo inútil - acaricié su cabello y ella sonrió -: además que cuando estás sólo nadie te hace daño.

- Si eso es verdad.

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