1 | Give me a second.
Matt llega al segundo piso de la casa sintiéndose borracho. Podría utilizar otro adjetivo para describir cómo se siente, pero es que borracho es el adjetivo ideal. Se ha bebido como siete cervezas con Foggy y Peter en el beerpong y Karen le ofreció un vaso lleno hasta el borde de vodka que no pudo negar con facilidad. Sus piernas tiemblan y sus cabeza da vueltas.
Así que Matt llega al primer piso de la casa de Wade Wilson sintiéndose borracho. Muy borracho. Y con ganas de hacer pipí. Muchas ganas de hacer pipí.
Como borracho, la idea de subir al primer piso de una casa que no conoce, buscando un baño que no sabe dónde está, siendo ciego; es una idea bastante estúpida pero Matt no se detiene a pensar en lo estúpida que es hasta que sube el último escalón de la escalera y está en el primer piso sin la más mínima idea de dónde está el baño.
Pero sigue adelante porque de ninguna manera va a volver a bajar las escaleras solo para preguntar dónde está el baño. Sigue adelante, casi cayéndose al enredar sus pies con la alfombra. Pero no se cae, y sigue adelante, tambaleándose.
Su primera idea es acercar su oreja a las puertas y descubrir mágicamente cuál es la puerta del baño. Es una estúpida idea, pero igual el muy idiota se acerca a una de las puertas y trata de escuchar.
— ¡Oh! ¿Acaso no eres la más linda? —escucha Matt... Pero no es exactamente detrás de la puerta. Es en el pasillo, a unos metros de donde está él, alguien está hablando animadamente y con una voz aguda con alguien más— ¿¡Quién es una buena chica!?
Matt aleja su oreja de la puerta y escucha con atención como la otra persona... ¿Ladra?
Por supuesto que ladra, porque no es una persona, es un cachorro. Específicamente, una cachorra. La única mascota que puede haber en la casa es Dolly, la cachorra de Wade, una gran Golden Retriever que se le tiró encima a Matt al inicio de la fiesta para olfatearlo y lamerlo.
Matt no sabe quien es la otra persona que está con Dolly porque se le hace difícil reconocer la voz, hasta que la vocecita aguda y dulce que Matt había escuchado desaparece y un: — ¿Qué carajos buscas, Murdock? —se escucha rudo y grave.
Matt se tarda en reconocer la voz, pero lo hace. Frank Castle. Tienen español, francés y matemáticas juntos. Casi nunca han hablado, solo como unas tres veces. Y por supuesto no tiene nada que ver el hecho de que Frank sea intimidante de los pies a la cabeza y que Matt prefiera evitarlo lo más posible.
Él no parece un mal muchacho, mejor que muchos otros que Matt conoce en la preparatoria es. Al menos no es un acosador, o un idiota. Solo es... Aterrador. Matt ni siquiera necesita verlo para saber que es aterrador.
Pero ahora, oírlo hablar de esa manera con Dolly, es... Bastante interesante. Hasta el más duro y rudo se vuelve suave cuando se trata de grandes e invasivos perros.
Matt traga saliva y dice, aún sonando vergonzosamente inestable y tonto: —Estoy buscando el baño.
—Pues ahí no es. —responde Frank, con rapidez, y con amabilidad. Aunque sea un poquito de amabilidad.— Pero ahí adentro están Barnes y Rogers desde hace más de media hora y temo que no saldrán hasta dentro de un rato.
Matt se aleja con rapidez de la puerta entonces, como un resorte, haciendo una mueca imaginándose a Steve y Bucky... No. Mejor no.
Frank ríe por lo bajo y eso deja aún más perplejo a Matt que el oír su voz aguda hablándole a la mascota de Wade. —El baño está aquí. —dice después de reírse y Matt puede oír como se levanta del suelo para caminar hacia él. Matt no se aleja cuando Frank toma de su brazo (con gentileza, por cierto, qué carajos) y lo mueve por el pasillo. Dolly también se levanta del suelo y empieza a moverse alrededor de ellos con alegría, mientras ladra, pidiendo más atención— Aquí. —Vuelve a hablar Frank, abriendo una puerta y soltando el brazo de Matt.
—Gracias. —dice Matt, y Frank suelta un murmullo como diciendo que no es nada— Te la pasas mucho aquí... —comienza a decir Matt, pero deja la oración morir en sus labios, esperando que Frank continúe.
—Oh... Sí. Wade y yo somos amigos. —dice Frank y después todo cae en silencio. Claro, ya llegó el momento en que esta conversación se torna extraña e incómoda porque él y Castle nunca han hablado más de cinco minutos sobre algo que no sean clases.
Matt mueve la cabeza, asintiendo, y después entra al baño y cierra la puerta. Se siente menos borracho que antes pero aún no puede ubicarse en este jodido baño; es cuando se le enredan los pies y cae con fuerza contra el suelo.
El golpe le suena con fuerza, pero él no se siente tan adolorido. Probablemente porque aún está medio imbécil por el alcohol y no está en sus cuatros sentidos. Abre la boca y suelta un lamento adolorido increíblemente patético que es silenciado por el sonido de la puerta abriéndose con fuerza detrás de él, Frank Castle preguntándole cómo coño se ha podido caer y Dolly ladrando detrás de él, ansiosa.
—Murdock, pero qué carajos. Okey, vamos. Arriba. —Frank le agarra por los brazos y lo ayuda a levantarse del suelo. Matt siente que debe aclarar que perfectamente pudo hacer eso solo. Claro, no es como si no pudiera sentir sus piernas. Por supuesto que no.— ¿Estás bie- ¡Mierda, Murdock, estás sangrando!
¿Está sangrando? Matt mueve sus manos hacia su rostro- y sí. Está sangrando, en la entrada del cabello. Bueno, debe estar demasiado ido como para no haberse dado cuenta de que está sangrando. Gracias a Dios (y Matt no puede creer que esté pensando esto) que Frank está aquí.
—Anda, camina, vamos. —Frank dice, aún sin alejarse de él, ayudándole a moverse— Wade debe tener un botiquín de emergencias en algún lado... Espero.
Matt espera que lo tenga. También espera que toda esta bochornosa situación termine pronto porque Frank le ha vuelto a agarrar del brazo y lo está llevando por el pasillo, con Dolly detrás de ellos, siguiéndolos con alegría, sus patitas haciendo un adorable sonido contra la madera del suelo de la casa.
Frank vuelve a abrir otra puerta y Matt, en su completo estado perdido y abochornado, le pregunta dónde están. Cuando Frank le dice que están en la habitación de Wade, Matt siente que le va a dar un ataque. O que va a vomitar. Gracias a Dios nada de aquello pasa porque Frank lo sienta con fuerza sobre la cama de Wade y no lo deja hacer algo increíblemente estúpido que pueda solo empeorar las cosas.
—Quédate ahí. —dice Frank. Y Matt solo se queda quieto porque no puede moverse en lo más mínimo sin tener náuseas... Y porque Frank le da algo de miedo, también por eso.
Ahora, ¿por qué Matt le tendría miedo a Frank? Es una buena pregunta. Como Matt dijo antes (o pensó. Probablemente pensó), Frank no es un mal chico, no es un acosador, o un misógino, o alguna especie de neonazi conservador y estúpido. De hecho, Frank se ha mostrado bastante en contra de este tipo de conductas. Frank no es un mal muchacho, pero no porque no lo sea, lo hace menos intimidante.
Para empezar, la primera vez que hablaron, fue porque Frank le rompió la nariz a Wilson Fisk por meterse con él. Y eso fue en los primeros días de clases, hace dos años cuando empezaron preparatoria. Y después de que esto pasara, en pleno pasillo de la institución, Frank le había mirado a él y a todos los demás que estaban cerca del lugar y les había gruñido un qué demonios están viendo que hizo que Foggy a su lado temblara y que Karen rápidamente desarrollara un crush algo enfermizo en él.
Bueno, no hablaron directamente esa vez, pero Matt se lo tomó personal y trató de mantenerse lo más lejos posible de Frank el resto del primer año porque en serio que no quería problemas. Luego, su segunda interacción fue en la clase de literatura, donde habían terminado juntos haciendo un poema que Frank (para la mayor de las sorpresas de él) fue el que escribió casi por completo.
Aunque Matt es el que lo termina leyendo, y se da cuenta de como Frank había afincado con fuerza el lápiz sobre el papel del cuaderno para que Matt pudiese leerlo mientras pasaba sus dedos. Y es el momento que Matt mantiene guardado en su mente, porque Frank actúa tímido cuando Matt le pregunta si quiere leer el poema y aún más cuando la profesora, Peggy Carter, le felicita por su trabajo.
Y después de eso... No hubo muchas más interacciones entre ellos. Matt seguía oyendo cosas de él en el pasillo, como le había dado una paliza a alguien, como había defendido a alguien más, como lo habían llevado a la dirección por milésima vez. Matt considera que la única persona que no está lo suficientemente asustada para acercarse a Frank son Wade (el cual está chiflado), David (que también está chiflado) y Karen (la cual está aún más chiflada).
Matt siente algunos destellos de ese Frank de la clase de literatura justo ahora, ese Frank tímido y tranquilo que no le está partiendo la cara a todo el mundo. El Frank del pasillo que habla con voz dulce a Dolly. Este Frank que Matt nunca en su vida ha conocido.
—Esto va a arder un poco. —dice Frank, y Matt solo termina salir de su bucle de pensamientos cuando siente la bola de algodón contra su herida. Suspira con fuerza entre dientes— Lo sé, lo sé, lo lamento, solo durará un poco.
Matt escucha esa voz dulce y agradable, la que no tiene idea que existía antes de hoy. Una voz que no queda con este cuerpo grande y musculoso; el cuerpo de un marginado, un problemático. Matt empieza a darse cuenta que hay mucho más detrás de toda esta faceta de chico malo que Matt ha conocido desde el comienzo de preparatoria.
—Listo. No es una herida muy grande. Sé que arde y te dolerá un montón en la mañana el golpe, pero no puedes tomar nada estando en este ebrio. Nada de analgésicos hasta la mañana.
—Sabes mucho de esto. —dice Matt y en realidad, solo se le escapa. Un pensamiento que dijo en voz alta.
—Sí, bueno, si te metieras en tantos problemas como mis amigos y yo, te aseguro que sabrías una cosa o dos. —Matt puede oír como le sonríe— Pero no... Tú eres un buen chico.
Matt cree que se está burlando de él, lo cree al principio, así que no tarda en ponerse a la defensiva: — ¿Qué tiene de malo serlo?
— ¿Qué? No, nada. —Se apresura en decir Frank y Matt lo escucha... ¿Avergonzado? ¿El tipo más aterrador de la escuela sintiéndose avergonzado? Otra vez, qué carajos— No lo decía en ese sentido, en serio... Solo que... Olvídalo.
Oh, por Dios, Frank Castle está avergonzado en frente de él- pero qué mierda está pasando. ¿Acaso Karen le puso algo a su bebida y Matt ahora está teniendo alguna especie de alucinación? Tendría sentido. Tendría más sentido que todo lo que ha pasado la última media hora.
—No soy- —empieza a decir Matt, pero le empieza a dar hipo y eso hace que pare de hablar. Prosigue cuando siente la mirada de Frank sobre él— No soy un chico tan bueno.
Ay, pero qué mierda acabo de decir, qué mierda acabo de decir, qué mierda acabo de decir. Matt se va a golpear con fuerza en el frente pero no lo hace porque ya se ve lo suficientemente imbécil como para ponerlo todo peor.
— ¿Ah no? —murmura Frank, y hay algo en la manera que lo dice que solo hace a Matt hiperventilar aún más— Interesante. —Joder, ¿desde cuándo hace tanto calor aquí?
Frank vuelve a lo suyo, pero el roce de la yema de sus dedos contra la frente de Matt a veces lo hace temblar. ¿Qué demonios está pasando? Hace dos horas no era siquiera capaz de hablar con este sujeto sin balbucear y ¿Ahora lo deja sanarle las heridas y mientras tiembla por el contacto? Increíble. Foggy se va a reír de esto, y después lo va a matar.
—Estás listo, Murdock. —dice Frank después de los minutos más incómodos de la vida de Matt, el cual ya no se siente tan borracho como antes, pero sí tiene ganas de vomitar. Y aún tiene ganas hacer pipí.
— ¿Frank?
— ¿Si?
— ¿Wade tiene un baño en su habitación?
La respuesta tarda en llegar demasiado para el gusto de Matt, sobre todo porque puede sentir la mirada de Frank sobre él y no está del todo seguro como sentirse al respecto.
—Sí. Yo te guío.
Y lo hace; toma del brazo de Matt y lo levanta de la cama. Matt puede oír una respiración lenta en la habitación y se da cuenta con rapidez de que Dolly se ha quedado dormida. Y Matt está a poco de hacerlo también.
—Yo... Te espero aquí. Por favor, no te lastimes otra vez.
Matt sonríe un poco y Frank cierra la puerta del baño detrás de él. Tantea el lugar y es cuando consigue el inodoro y hace pipí (¡Por fin!) y se detiene a pensar en como su vida ha llegado a ser todo lo que es. Le echará la culpa al abandono de su madre si algún día le preguntan, o al hecho de que su padre siempre está trabajando y no le presta demasiada atención. Tal vez le eche la culpa a todos los traumas que ha tenido que pasar en su corta vida, o probablemente al alcohol. Definitivamente al alcohol.
Dios, ¿por qué está pensando todo esto? ¿En qué momento se emborrachó tanto? Debe irse a casa. Está listo para irse a casa, está a nada de quedarse dormido de pie y siente que en cualquier momento va a vomitar. Y justo cuando se sube los pantalones, se da la vuelta, abre la puerta y está listo para decirle a Frank que lo lleve abajo porque se quiere ir a casa es cuando...
Vomita. No puede siquiera controlar cuando pasa, solo vomita en el suelo de la habitación de Wade y espera, por Dios, que nada le haya caído encima a Frank porque eso sería la cereza en el pastel de una noche completamente inolvidable y no por las razones correctas.
—Oh, Matt, eres un desastre. —dice Frank, y no se oye molesto, o asqueado, sino divertido y casi (casi) fraternal. Aunque Matt no cree que sea casi, se escucha bastante fraternal, amigable. Puede sentir una de las manos de Frank está en su espalda y le acaricia con cariño— Déjalo salir todo, está bien. No es la primera vez que alguien vomita en esta habitación, Wade es más alcohol que persona en ocasiones.
Matt considera que tiene sentido que sea tan amable con él. No se imaginaba a Frank como una especie de mom friend¹ pero hay algo sobre ello que le parece adorable a Matt. Cuando termina de vomitar, Frank sigue acariciando su espalda.
—Lamento tanto esto- Dios mío, estoy seguro de que no así como imaginabas pasar tu noche de sábado. Soy un desastre.
—Lo eres. —dice Frank, y aún sigue acariciando con suavidad— Pero... Está bien. He tenido noches peores.
Matt no sabe como una noche cuidando a un borracho con el que ha compartido nadamás dos palabras y que casi le vomita en los zapatos, no puede ser la peor noche de su vida. Pero no lo cuestiona en lo más mínimo. Solamente levanta el rostro y dice, demasiado cansado: —Es momento de que me vaya a casa.
Frank se ríe, con gracia, y hace a Matt no sentirse tan miserable.
—De acuerdo, te llevo a casa. Vamos. —Frank vuelve a llevarlo al baño— Aquí está un cepillo con dentífrico.
—No me tienes que llevar.
—Por supuesto que te voy a llevar. Parker debe estar peor que tú y Foggy y Karen deben estar manoseándose en algún sofá. Soy el sujeto más responsable en tu vida justo ahora.
—Y eso es decir mucho.
—Y eso es decir mucho. —reitera Frank, y Matt lo vuelve a escuchar reír. Sonríe por ello y siente como Frank toma su mano y deja el cepillo de dientes, que Matt no tarda en sostener— Vamos, lávate los dientes. Yo buscaré algo con que limpiar el suelo.
Matt lo hace y puede oír a Frank moverse por la habitación. Cuando termina de lavarse los dientes, Frank está a su lado, tomándole del brazo. Frank le pregunta si está listo, Matt le dice que sí a penas su brazo se enreda con el de Frank.
Bajar las escaleras es una hazaña, porque Matt está empezando a dormirse. Gracias a Dios (lo está volviendo a pensar, esta vez menos incrédulo Frank está aquí y no lo sostiene con fuerza y no le permite caerse. Matt incluso lo escucha hablar con Wade (él cual está completamente emborrachado) y decirle que vuelve pronto, que solo va a llevar a Matt a casa; y después de soportar a Wade metiéndose con él y con Matt, ambos están afuera de la casa.
Es de madrugada y hace muchísimo frío, y Matt está casi seguro de que Frank le ha colocado su chaqueta encima en algún momento mientras estaba quedándose dormido. Están en una camioneta pickup cuando Matt despierta, los dedos de Frank tamborileando nerviosos sobre su hombro.
— ¿Matt? —murmura Frank, y ahí está otra vez ese tono amigable de hace rato.
— ¿Si?
—Es que... No tengo ni la más mínima idea de donde vives.
Matt se lo dice, quedándose dormido en el asiento mientras lo hace y Frank es lo suficientemente capaz de oírlo, arrancar la camioneta y llevarlo a su destino. Está sonando una canción de Taylor Swift en la radio, una de las viejas. Ella canta sobre como su chico es la única cosa que verdaderamente ha sido suya o alguna cosa increíblemente cursi que Matt verdaderamente no entiende, pero su atención se va por completo a Frank, que está- ¿está cantando?
— ¿Te gusta Taylor Swift? —Logra murmurar Matt, incrédulo, sonriendo con diversión.
— ¿Qué? —murmura Frank, distraído, sin darse cuenta de que está diciéndole Matt. Hasta que lo capta y Matt oye la vergüenza en su voz cuando dice:— Oh. Ehm, bueno, no es que me guste. A Wade sí le encanta. Me sé todo el álbum de Speak Now por su culpa.
— ¿A Wade le gusta Taylor Swift? —pregunta Matt, sonriendo aún más por la sorpresa. Wade Wilson; mariscal de campo de la escuela y el galán de todas las chicas es un gran fanático de Taylor Swift. Matt no está del todo asombrado, Wade está lleno de sorpresas.
—No tienes ni idea. Fuimos a uno de sus conciertos hace un año y algo, cuando estaba de gira por el álbum de Reputation. Y Dios, Matt, el tipo está obsesionado. —Frank se ríe, y una vez más, hace a Matt no sentirse tan miserable— Se sabe todas las canciones y hasta a quién se las dedicó y escribió, es una locura.
—A Claire le gusta Taylor Swift. —murmura Matt, casi sin pensar. Eso sí es una sorpresa. Claire probablemente lo mataría si supiera que le está revelando sus placeres culposos al hombre más aterrador de su escuela.
Aunque Matt ya no siente que Frank es el hombre más aterrador de la escuela. Ahora siente que solo es un... Hombre. Un muchacho, de hecho, no debe ser ni unos meses mayor que Matt. Un muchacho que canta con suavidad canciones de Taylor Swift, que habla con cachorros y que lo está llevando a su casa con precaución como el sujeto tan agradable que al parecer es.
Frank le dice algo sobre Claire, sobre lo dura y seria que es y de como no puede creerlo, pero Matt le interrumpe murmurando, con cuidado, demasiado cuidado: — ¿Quién demonios eres?
—Uhm... Pues, Frank. Hola. Estamos juntos en español, y francés, y-
—Sé quien eres. No soy imbécil, sé quien eres. Pero... ¿Por qué nunca había conocido esta parte de ti?
Frank no dice nada, por un buen rato. La canción de Taylor Swift ha sido cambiada por otra y ahora Matt escucha una un poco más reciente, pero aún no tanto. Habla de algo sobre colores; rojo, azul, gris. La letra es buena, el ritmo es pegadizo. Frank ha tardado tanto en responder que Matt empieza a sentirse como un tonto borracho insoportable.
—Pues... No lo sé. —murmura Frank, después de un rato y se escucha tan pequeño y tan tímido por algún motivo. Matt quiere abrir la puerta del auto y aventarse de la camioneta en movimiento. Podría sobrevivir a la caída... ¿Verdad?— Tal vez porque todos parecen estar aterrados de mí-
—Eres bastante intimidante-
—Ya-
—Y aterrador. Y según lo que me ha dicho Karen eres grande y fornido y podrías fácilmente romperme en dos si quisieras- Oh, por Dios, eso sonó horrible. Por favor, ignora lo que acabo de decir. —Frank se ríe. Ninguno de los dos dice nada más por un rato, hasta que Matt vuelve a abrir la boca— Pero... Ya no eres tan aterrador para mí. Al menos después de hoy.
— ¿Ah, no?
—No. Es decir, aún creo que eres muy intimidante y todo eso, pero al menos sé que no eres un psicópata y que no vas a empezar un tiroteo escolar-
— ¿En serio crees qué sería capaz de iniciar un tiroteo escolar?
—Lo hacía hasta esta noche. —dice Matt, con rapidez, pero lo dice en serio. Muy en serio. Antes de hoy ni siquiera se hubiese atrevido a decirle nada de esto a Frank— No eres... Un mal chico, Castle.
No puede verlo, pero en este punto quisiera poder hacerlo. Porque Frank probablemente le está sonriendo y le está mirando y Matt desearía poder mirarlo también, pero se conforma con sonreírle de vuelta.
—Tú... Tú definitivamente eres algo especial, Murdock.
Hay dulzura en la manera que lo dice. Pero no es esa dulzura de hace momentos, ese tono fraternal y amigable de mom friend, sino que es la misma dulzura con la que Elektra solía decir su nombre.
( Wow, Matt llevaba casi un día entero sin pensar en Elektra. ¡Es un nuevo récord! Es menos patético que ayer, pero un poco más que mañana, probablemente. )
La dulzura en la voz de Frank deja a Matt sentirse a gusto para dormir por al menos unos diez minutos en el asiento hasta que Frank mueve su hombro y le dice que han llegado a su casa. Matt no recordaba lo frío que estaba afuera hasta que sale de la camioneta.
—Es aquí, ¿no? —murmura Frank, casi como si se le hubiese olvidado que Matt no puede corroborar si aquí es donde vive.
—Pues siento que en cualquier momento me van a asaltar, así que definitivamente es aquí.
—Eso no tiene sentido, Murdock. Si nos guiamos por esa suposición, podrías vivir en cualquier parte de Nueva York.
No es el mejor chiste que Matt ha oído, pero se ríe como si lo fuese. Porque aún está borracho y porque aparentemente eso es algo que hace ahora con Frank. Reírse mientras se muere de frío en las calles solitarias de Hell's Kitchen.
—No fue tan gracioso. —dice Frank, como el sabelo-todo arrogante que Matt comienza a descubrir que es.
—Lo sé. Pero limpiaste mi vómito del suelo así que ahora eres merecedor de cada una de mis risas.
Matt vuelve a sentir a Frank sonreírle mientras lo mira. Matt se sorprende a sí mismo sonriendo una vez más de vuelta, y decide que es demasiado por hoy. Es hora de irse a su aburrido apartamento, donde si tiene suerte su papá estará durmiendo en su cuarto. Matt no quiere entrar, no quiere tampoco volver a la fiesta. Si pudiese quedarse en la acera con Frank, muriéndose de frío, riéndose de chistes malos, lo haría.
Pero eso sería demasiado estúpido de pedir.
—Buenas noches, Frank. —dice Matt.
—Buenas noches, Matt. —dice de vuelta él, después de un rato. Matt comienza a quitarse la chaqueta de Frank de encima para entregársela, pero Frank lo detiene— No, quédatela, hace frío.
— ¿Qué? No. Hace frío y tú deberías ser el que la tenga.
—Nah, estoy bien. Quédatela. Puedo venir por ella mañana.
—No. Frank-
—Vendré por ella mañana.
— ¿Qué tal si olvidas buscarla?
—Puedes entregámela el lunes, entonces. —dice Frank. Matt no cree que va a decir nada más, pero después lo escucha murmurar, con suavidad— Igual no pienso olvidarlo, ¿okey? Vendré mañana.
Matt asiente con cuidado. Vendrá mañana. Frank Castle vendrá mañana a su casa y Matt no se siente tan aterrado como probablemente se hubiese sentido días atrás.
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Cuando Matt sube a su apartamento, su papá no está dormido en su habitación. Matt no está sorprendido, pero igual se siente consternado. Se quita los zapatos y los tira en algún lado mientras camina, se echa encima de la cama y no le da tiempo de pensar en la noche de hoy, o en el olor a colonia que desprende la chaqueta de Frank, solo se queda dormido.
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So, this happened.
Tengo años sin escribir cosas basadas en secundarias y en personajes jóvenes y adolescentes así que esto pasó. He tenido esta idea en la cabeza y decidí hacerla realidad finalmente.
Título del fic tomado de un fragmento de la canción “We are young” de FUN. El fic cuenta con diez capítulos y espero no tardarme un año en terminar esto XDDD
Muchos besos y abrazos, espero que disfruten esto.
evelyn.
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