Capitulo 13
𓊈𝘐'𝘭𝘭 𝘣𝘦 𝘸𝘢𝘵𝘤𝘩𝘪𝘯𝘨 𝘺𝘰𝘶𓊉
"Mentiras"
—¿Eres tú? ¿Eres tú, líder? —preguntó el hombre de espaldas.
Cuando el hombre se dio vuelta, allí pudo ver a Park Do-Jae.
—¿Donde está Kang Ji-woo? —indagó el hombre—, Pero, ¿por que me mentiste?
—¡Tu me mentiste! —gritó Do-jae mientras le golpeaba la cabeza con un bate—, tú eres el verdadero Baek Sa-eon.
—Me descubriste —río el hombre—, ¿por usaste a Kang Ji-woo como carnada para atraerme? ¿También llamaste a Sa-eon? Los tres deberíamos hablar cara a cara.
—Si, te daré tu oportunidad. Cállate y espera —ordeno Do-jae tratando de golpear al hombre con el bate.
Pero fue en vano, el verdadero Sa-eon fue más rápido y lo golpeó hasta cansarse.
—Ya no te necesito más, adiós. —río el hombre llevándolo al lago.
Lo trato de ahogar una y otra vez hasta cansarse, hasta que vio la tarjeta de la presidencia.
—¡Basura! ¿Eras uno de los lacayos de
Sa-eon? Juguemos un poco más... será divertido —río el hombre para volver a ahogarlo.
Por otro lado, Sa-eon había recibido el mensaje del secuestrador.
"Juguemos, Baek Sa-eon... si traes a la policía Kang Ji-woo muere. ¿Entendiste?"
Sa-eon había llegado al lugar que le había dicho el hombre, se bajó del auto y empezó a mirar por todo el lugar hasta que observó el bote flotando.
Creyó que su esposa estaba dentro de esa maleta en el bote, entró al lago sin más mientras trataba de caminar con facilidad en el agua.
—¡Ji-woo! ¡Ji-woo! —gritó Sa-eon.
Abrió la maleta, pero no era Ji-woo quien estaba allí, sino Park Do-jae.
—¿Park Do-jae? Park Do-jae, ¡despierta! —gritó moviendo al hombre.
Cuando aquel despertó lo agarro la camisa bruscamente.
—¿Donde está Ji-woo? ¿Donde está? —gritó con fuerza.
—El esta aquí... —pronunció débil.
Sa-eon pudo escuchar el auto prenderse, ahí estaba el verdadero Sa-eon. Trato de salir del agua sin dejar de gritar una y otra vez.
—¡Ji-woo! ¡Kang Ji-woo! ¡Ji-woo! —gritaba una y otra vez.
Ji-woo abrió los ojos lentamente, lo primero que pudo ver era al secuestrador el mismo de esa noche.
—¿Te despertaste? —río el hombre.
—¡Ji-woo! —era el grito de Sa-eon.
—¡Detente! —gritó Ji-woo.
—No quiero —río el hombre.
—¡Que te detengas, maldito imbecil! —gritó Ji-woo agarrando al hombre del cabello haciendo que pierda el control del auto.
El hombre no podía ver absolutamente nada y terminaron chocando por una pierda, Ji-woo aprovechó para salir del auto.
Corrió de allí, vio a su esposo quien se encontraba corriendo en su dirección.
—¡Ji-woo! —gritó Sa-eon.
Corrió hacia él para envolverlo en un abrazo.
—¿Estás bien? ¿Te lastimo? —indagó
Sa-eon.
—Estoy bien... tenemos que irnos de aquí.
Se dieron cuenta que el hombre estaba retrocediendo hacia ellos, para atropellarlos.
Pero ellos fueron más rápidos y cayeron al suelo para evitar ser atropellados. El auto que conducía el secuestrador había chocado por unos árboles.
—¿Te lastimaste? —preguntó Ji-woo mirando a su esposo.
—Estaré bien —dijo Sa-eon.
Sa-eon se dirigió hacia a el auto para sacar al hombre de allí y agarrarlo bruscamente por la ropa.
Lo miro detenidamente para luego fruncir el ceño.
—¿Tú? Maldito... —pronuncio Sa-eon.
—Te ves muy bien... para alguien que solía pescar aquí con sus propias manos —habló el hombre mientras reía.
—¿Que es lo que quieres de mi? ¿Tu nombre? ¿Tu casa? ¿Quieres eso? —gritó Sa-eon estampando al hombre una y otra vez por el auto.
—¿De verdad me los darás? —río el hombre.
Ji-woo estaba asustada, su respiración se empezaba a dificultar, pero no era el momento que debía debilitarse, ella saldría viva de aquí.
Se puso de pie y agarro el teléfono que había caído al suelo, había llamado a emergencias.
—¡Si! ¡Te lo daré todo! ¡Nunca quise nada de eso! ¡Te doy todo! —gritó Sa-eon.
—¿También me darás a Kang Ji-woo? —indagó el hombre mientras reía—, ¿y? ¿Kang Ji-woo será mi esposa ahora?
Sa-eon le dio un puñetazo en el rostro al hombre, haciendo que aquel saque una navaja de su bolsillo.
Ji-woo se llevó la mano al pecho con miedo, quería intervenir.
Sa-eon tenía la navaja a pocos centímetros de él, estaba apunto de matarlo, hasta que Do-jae corrió hacia él para derribar al secuestrador, terminando uno encima del otro.
Cuando Park Do-jae se puso de pie, Ji-woo caminó hacia Sa-eon para aferrarse a su brazo.
El secuestrador se puso de pie y empezó a reír sin parar, bajo su mirada al abdomen de Do-jae, la cual empezó a tornarse del color rojo, lo habían apuñalado.
—¡Park Do-jae! —gritó Sa-eon al ver como el hombre caía al suelo.
Ji-woo se puso a la altura del hombre al ver como su esposo trataba de parar la sangre.
—Que emotivo —se burló el secuestrador—, de verdad, son tan tiernos.
—Atrápenlo —dijo Do-jae débil—, vayan por el....
—No hables —ordenó Sa-eon.
—Llame a emergencias, deben venir pronto, tienen que... —dijo Ji-woo desesperada.
—Es verdad... me quede a tu lado a propósito, porque... creí que tú eras el Baek Sa-eon que mato a mí hermano —dijo Do-jae débil.
—¿De que hablas? —indagó Ji-woo.
—Yo fui quien empujó a Ji-woo por la montaña... así como yo perdí a mi única familia... quería que tú... sintieras el dolor de perder a alguien querido —dijo Do-jae aún débil.
—Te equivocaste, no era el, era esa basura. —gritó Ji-woo.
Do-jae agarro a Sa-eon de la camisa.
—Entonces, ¿quien diablos eres? ¿Por que no eres Baek Sa-eon? Todo este tiempo, ¿que he hecho? —indagó Park Do-jae antes de empezar a toser.
El hombre había empezado a toser, la sangre empezó a derramarse por su boca, había quedado inconsciente.
—¡Park Do-jae! ¡Do-jae! —gritó Sa-eon una y otra vez—, despierta, porfavor... despierta.
Emergencia había llegado, las gotas de lluvias no tardaron en aparecer.
Ji-woo se dirigió a su esposo mientras trataba de limpiar las sangre de sus manos.
—¿Te lastimaste? —indagó Ji-woo mientras miraba a su esposo.
—Deje todo en sus manos, el día que te secuestraron le pedí que te rastreara... yo mismo deje que te cuidara...
—No es tu culpa, no te culpes más —hablo Ji-woo.
—¿En que momento salió todo mal? Tiene razón, yo vivía aquí. Pescaba...
Ji-woo se sacó la manta que la cubría para ponerse de puntillas y cubrir a su esposo.
—Todo mejorará —dijo Ji-woo mientras acariciaba la espalda de su esposo.
—Es lo que espero —contesto Sa-eon besando la frente de su esposa.
—¡Por Dios! ¿Donde se supone que están? ¡Ji-woo! ¡Baek Sa-eon! —exclamó Seo-yeon llegando junto a su esposo.
—¿Cómo se encuentran? —indagó Yi-joon preocupado—, ¿no los lastimó?
—Estamos bien —contesto Sa-eon.
—Pondré seguridad en su edificio, no puede ser posible que siempre les suceda lo mismo —dijo Yi-joon—, Sa-eon, eres de la familia. Debes decirnos si suele pasar algo como esto.
—Eso haré, gracias Yi-joon.
—¿Y el otro hombre? ¿Fue herido? ¿Ya recibió asistencia médica? —indagó
Seo-yeon.
—Si, ya se lo llevaron —dijo Ji-woo.
—Vamos, nosotros los llevaremos a casa —dijo Yi-joon mientras tomaba la mano de su esposa.
Ji-woo asintió y entrelazó su mano con la de su esposo, los dos habían subido al auto del heredero de los Kang.
—¿Entonces el verdadero Sa-eon esta vivo y es el extorsionador? —dijo Se-mi poniéndose de pie.
—Así es —contesto Ji-woo.
—Finalmente las piezas se acomodan, cuando era niña, recuerdo salir al jardín porque nuestro difunto hermano...Jung-sik estaba llorando. Y allí lo vi, parecía de nuestra edad, pensé que era Baek Sa-eon. Pero... cuando vi a Sa-eon por primera vez, era mucho más alto del niño que vi.
—Seguro que el niño que viste era el verdadero Sa-eon. —contestó Ji-woo.
—Y no mucho después de eso, fue el accidente de auto. Y el verdadero Sa-eon desapareció. —habló Se-mi.
—¿Dices que... el accidente que sufrimos los cuatro ese día... quizá no fue un accidente?
—¿Y si Jung-sik le vio la cara al verdadero Sa-eon el que la familia ocultaba? Y por eso se aseguraron que el único Kang que muriera ese día fuera... Jung-sik. —hablo ahora Se-mi.
—La familia Baek es más oscura de lo que parece, ¿por eso tu madre y nuestro papá perdieron a su único hijo varón? esto es...
El timbre del apartamento se escuchó,
Ji-woo se puso de pie y observó por la pantalla que su madre estaba allí.
Le abrió la puerta, ahí entró la mujer. Su-ah se sacó los zapatos y observó a Ji-wooz
—¿Por que no contestabas las llamadas? Por algo tienes teléfono —dijo Su-ah quejándose.
La mujer al ver a Se-mi allí sentada se exaltó.
—¿Que haces aquí? No, ¿cómo te atreves a venir? ¿De verdad quieres echar a Ji-woo y tomar su lugar? —río Su-ah mirando a
Se-mi— ¿Por que sonríes? ¿Dije algo gracioso?
—Ji-woo, hablamos luego. Me voy —dijo Se-mi poniéndose de pie.
—No paran de hablar sobre atrapar al culpable y su cómplice, ¿qué sucede? Si esto sigue así, ¿no afectará a las elecciones de tu suegro? —indagó Su-ah.
—Madre, si viniste para eso...
—¿Y si no puedes convertirte en la nuera del presidente? —gritó Su-ah—, ¡Debiste haberte casado con el hijo de Yeonghwa construcciones! Me equivoqué —dijo Su-ah mirando a Se-mi quien estaba apunto de irse—, No, no es mi culpa. ¡Ella es el problema! ¡Esto pasó porque esa zorra huyó antes de la boda!
—Yo también lo lamento —pronunció Ji-woo poniéndose de pie—, lamento haberte querido. No, no era amor.
—¿Que? ¿Ahora que Se-mi puede escuchar tu osas hablarme así? —indagó Su-ah.
—Creí que obedecerte era una forma de demostrarte amor. Creía que algún día me llegarías a querer, pero me equivoqué, ahora que mi amor es correspondido, lo sé... el amor no se trata de forzar el otro a sacrificarse... hiciste que sufriera por tu bienestar —dijo Ji-woo con firmeza.
—"¿Sacrificarse?" ¿Lo hice por mi bienestar? ¡Lo hice porque quería lo mejor para ti! ¡No sabes lo mucho que sufrí al sentarme en la mesa de los lobos! ¡Eres una malagradecida! He hecho todo por ti... —grito Su-ah—, ¡he hecho todo para que seas la mujer que eres ahora!
—¡No te escucharé más! ¡Deja de manipularme! —grito Ji-woo—, y nunca seré... la nuera del presidente, despierta, porfavor... si hubieras hecho algo por mi, nunca hubiera sufrido gracias a ti, nunca me hubiera callado durante tres años y ser la esposa trofeo que tú querías.
—¡Niña insolente! —grito Su-ah yéndose del apartamento.
Ji-woo cayó sentada en el sofá, Se-mi, quien todavía no se había ido se dirigió hacia su hermana para envolverla en un abrazo.
—Tranquila, todo estará bien, tú madre se merecía que le dijeras eso —dijo Se-mi mientras acariciaba la espalda de su hermana.
—Gracias, Se-mi. En serio te lo agradezco —dijo Ji-woo.
—Espera, te traeré un vaso con agua —dijo Se-mi dirigiéndose a la cocina para traer un poco de agua.
Ji-woo recibió el vaso gustosa y tomó un poco de agua.
—¿Cómo lo olvide? ¿Recuerdas el informe genérico que te mostré? ¿Y no sabía quien lo había enviado? —indagó Se-mi—, creo que se quien lo envió.
—¿Que? ¿Quien? —indagó Ji-woo curiosa.
—¿Pues quien más? Ni más ni menos que...
—¿Que? O sea estas diciendo que...
—Tu esposo, ¿quien más? —rio Se-mi.
—¡Porque no lo pensé antes! ¿Y que quieres decir con eso?
—Debemos hacerle una sorpresa, me explico. Tu una sorpresa a él.
—¿Debería? ¿Que tipo de sorpresa?
Se-mi se acercó al oído de su hermana para susurrarle algo, algo que la hizo sonreír.
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