7.

summary: a jennie le gusta la friki hermana de su mejor amigo.

rosé g!p.

...

Todos tenemos gustos distintos; algunos pueden ser raros, otros más comunes, unos enfermos y así la lista sigue. Y no es diferente con el caso de Jennie.

Al chico le parece extremadamente raro el gusto que tiene Jennie por las chicas a las que él mismo llama extremadamente virgas. Y es lo que sucedió con la extremadamente virga de su hermana menor.

Y no lo malinterpreten, él ama a su hermanita pero vamos que Jennie no luce como una chica que saldría con alguien como ella.

Rosé y Jimin Park son mellizos, el chico habiendo nacido unos minutos antes que su hermana.

Tan parecidos físicamente pero tan opuestos en su personalidad; mientras que Jimin era un fanático de la moda, Rosé era feliz con una sudadera dos talles más grande que ella y unos sweatpants. Jimin adoraba la cocina, Rosé la quemaba. Jimin tenía notas increíbles, Rosé era una más con notas mediocres. Jimin era la persona más habladora del mundo, Rosé sólo hablaba lo necesario. Jimin era el estereotipo de hombre gay y Rosé el de mujer lesbiana -sólo que con cabello largo-.

Y apesar de todo eso, Jimin no entendía porqué Jennie seguía sintiéndose estúpidamente atraída por la chica. Tampoco es que pueda culparla, se había dado cuenta que Rosé tenía su encanto y realmente era capaz de gustar de chicas que no creía que le gustaría estar con alguien tan friki.

—Rosé, nuestros padres no estarán y tengo planeado hacer una fiesta, ¿te unes o estarás encerrada en tu habitación jugando ese jueguito tonto de construcción?— preguntó Jimin.

Rosé se limitó a negar mientras se acercaba al refrigerador y sacaba cualquier clase de comida chatarra para llenar la mininevera que tiene en su habitación. Jimin bufó y simplemente siguió con su labor de avisar a sus amigos.

La rubia caminó hacia su habitación con pereza. Al llegar cerró la puerta y empezó a acomodar la comida que traía consigo.

—me gusta tu habitación.

Rápidamente Rosé se volteó asustada por la repentina voz y miró a Jennie sentada sobre la silla giratoria de su escritorio.

—tienes una disco acá dentro prácticamente— señaló la pc con gracia —me gusta cómo se ve todo tan colorido.

Jennie sonrió hacía la chica que permanecía callada y se paró para acercarse a ella. Rosé sólo atinó a darle la espalda y seguir acomodando la comida.

Al ver la acción de la más joven, Jennie rodó los ojos y se acercó a ella tocando su espalda para llamar su atención.

—¿puedo preguntarte algo?

Rosé asintió.

—vale, pero deja de reorganizar eso. Ya haz cambiado de lugar la soda tres veces— dijo con cierta irritación.

Rosé suspiró. No quería darle la cara, la ponía nerviosa. Y es que ella sabía que le gustaba a la chica mayor, pero su timidez era más grande que ella. Tenía curiosidad de qué le quería preguntar; de porqué no la miraba o porqué la evitaba todo el rato, tal vez de porqué no hablaba casi y todo ese tipo de preguntas que suele irritarle. Aunque lo que salió de los labios de la chica le sorprendió de sobremanera.

—¿puedo quedarme acá contigo jugando en tu consola? la verdad es que no estoy de ánimo para una fiesta ahora— dijo con tranquilidad en su voz y se sentó en el sofá que se hallaba a unos metros del sitio donde se encontraban.

Rosé volteó a mirarla para darse cuenta que tenía en las manos el control de su Playstation.

—por cierto, tu compu está buenísima. ¿Cuánto te costó esa tarjeta gráfica? están carísimas ahora mismo, estuve viendo que la minera había hecho que los precios subieran ridículamente— siguió hablando con confianza sin saber lo que estaba provocando en Rosé.

¡Estaba genuinamente asombrada! estaba hablándole de un tema que nunca esperó que pudiera salir de ella, realmente lo sabía.

—Rosé, ¿puedo quedarme?— volvió a preguntar— si te incómoda entonces me voy.

—no, no. Perdona, sólo... ah, nada. puedes quedarte, sí— se aclaró la garganta— usa lo que sea— balbuceó. Jennie sonrió con cierta burla.

—por un momento pensé que eras muda— se burló— por cierto, he querido meterme en todo este tema de los jueguitos pero no sabría por dónde empezar. Tal vez una consola o crees que una computadora como la tuya estaría bien, necesito ayuda— se inclinó levente dejando que el escote se pronunciará más.

La rubia bajó la vista pero rápidamente la subió hacía su cara, sus ojos la observaban con concentración.

¿Realmente quería su ayuda o sólo era alguna técnica para seducirla? porque si se lo preguntan. Lo acepta, está lograndolo.

—pues personalmente prefiero una pc, aunque la consola estaría bien también— respondió con cierto nerviosismo, su voz escuchandose levemente más grave.

Jennie se mordió el labio y se echó hacía atrás en el sofá, acostándose levemente y extendiéndole el mando a la chica.

—enseñame a jugar ese jueguito de disparos y construcción.

Rosé asintió y se sentó al lado de Jennie, unos metros más separada que ella y encendió la consola.

Le explicó las cosas más básicas que tendría que saber y luego le pasó el mando para que ella lo intentara. Que para su sorpresa no lo hacía nada mal, aunque el tema de la construcción aún le costaba mucho.

—no me gusta construir. Y hay muchas ratitas constructoras, Dios.

Rosé se rio y le quitó el mando de las manos.

—primero trata de aprender cada asignación para cada construcción. Cuando hagas eso se hará más fácil, mira.

Empezó una nueva partida. Jennie estuvo mirando por un segundo la televisión, observando al personaje de Rosé agarrar cosas para equiparse. Pero se aburrió rápidamente y volteó a ver a la chica hallandola tan atractiva como siempre.

Estaba sentada con las piernas un poco extendidas y abiertas. Detalló su perfil, su expresión era de concentración pura. El headset, por alguna extraña razón, la hacía ver más sexy.

Bajó la vista y se encontró con sus dedos que se movían rápidamente y con habilidad. Luego, sin poder evitarlo, sus ojos se movieron al pequeño bulto que se formaba debido al sweatpant que llevaba y la presión de sus manos y en control que descansan en su regazo.

—apuesto a que tu novia es muy feliz— habló suavemente.

Rosé frunció el ceño y preguntó sin quitar la vista del juego: —¿a qué te refieres?

—nada, olvídalo— se pegó más a ella—así que... no tienes novia, ¿o sí?

Rosé negó con la cabeza y la volteó a ver rápidamente, había sentido el movimiento y como Jennie se había pegado más a ella.

—qué bueno— susurró y se atrevió a apoyar su cabeza en el hombro de la chica a su lado— no te molesta que haga esto, ¿cierto?

Volvió a negar. Se aclaró la garganta y dijo: —si te sientes cansadas puedes acostarte en la cama— le sugirió.

Jennie hizo un sonido respondiendo negativamente y pasó su brazo por debajo del de Rosé, abrazándose a él.

—tú eres más cómoda— se pegó aún más a ella.

Rosé ahora no sabía en qué concentrarse, si en el juego o en la hermosa chica a su lado que estaba prácticamente encima de ella. Tragó saliva al sentir la pequeña mano posarse en su muslo, cerca a su entrepierna. Y quiso pararse y sacarla de su habitación al sentir el ligero tirón que dio su miembro por el simple toque.

No, por favor. Cualquier cosa menos poderse dura al lado de Jennie.

Ruegos era lo único que estaba en la cabeza de Rosé. Apretó el control y soltó el aire retenido, debía controlarse.

Jennie volvió su vista al televisor para hacerla sentirse tranquila nuevamente, tenía un plan y quería que no perdiera la concentración.

—veo que te mueves muy bien— dijo Jennie. su mano empezó a acariciar levemente el muslo de Rosé— ¿hace cuánto juegas?

—eh, hace como dos años, creo. Aunque prefiero jugar en la pc, es más cómodo— respondió con un hilo de voz.

Rosé no estaba para nada bien. O sea, sí le gustan las caricias de la chica a su lado, eso es inevitable negarlo. Pero no le gusta ser tan débil porque toda esa debilidad provocaba que su miembro se despertara. ¡Y no es lo que necesita ahora!

¿Había tenido contacto femenino antes? muy poco, era una chica que apenas y podía entablar una conversación con otra por el simple hecho de que apenas y hablaba. Entonces llegaba un punto en el que la chica en cuestión perdía interés y simplemente se alejaba. ¿Y Rosé qué hacía al respecto? pues nada, porque simplemente no le nacía. Eran lindas, pero no lo suficientemente interesantes como para que ella hiciera algo.

Pero ahora con Jennie es distinto y sólo costó una pequeña conversación para sentirse interesada por ella. Ya la conocía de antes y le pareció hermosa, pero sólo fue eso.

Ahora la tenía pegada a ella, sentada al lado de su sofá viéndola jugar mientras se dedicaba a acariciar su pierna. Y estaría bien de no ser porque sentía como su miembro empezaba a endurecerse con el simple toque.

Escuchó a Jennie gemir levemente a su lado, provocando que tragara saliva y que se escondiera dentro de una casa en el juego para poder tranquilizarse, no quería perder aún, ¿bien?

—quiero probar qué tan competitiva y buena eres, Rosie— dijo confundiendo a la chica. ¿A qué se refería?— noté como te escondiste en la casita para no perder porque supongo te sientes un poco... ¿desconcentrada? creo que apesar de todo quieres ganas, ¿sí?

—sí, es que— se aclara la garganta— hace calor y quería limpiarme las manos, están sudando, sí— suelta el mando y se seca las manos en sus pantalones, lo vuelve a tomar con rapidez. Esta vez poniéndolo más encima de su entrepierna para tapar pobremente el bulto que estaba empezando a crecer.

Jennie se mordió el labio queriendo ocultar la risita que saldría y asintió. Su timidez la calienta, no lo iba a negar.

—¿entonces sí puedo?— preguntó nuevamente. Rosé asintió— vale, entonces enfócate en tu partida.

Y fue lo último que logró escuchar con claridad y sintió que la vista se le nubló cuando sintió la mano de Jennie hacer espacio para agarrar su miembro por encima del pantalón. ¿sabía que haría eso? si les es cien por ciento honesta, no. ¿Entonces cómo pensaba poner a prueba su concentración? ni ella lo sabía, aún le parecía raro el pedido.

—concentrate, Rosie. No querrás perder, ¿o sí?— el tono burlón que usó hizo que frunciera el ceño y se enfocara en el juego y no en la mano que estaba apretándole el miembro.

Jennie se acomodó de tal manera que ahora podía usar sus dos manos para tocarla. Con una de ella había decidido levantar el buzo y acariciar su abdomen mientras que con la otra seguía acariciando la dura erección sobre el pantalón de algodón. Apretó la mano sobre su miembro provocando que Rosé gimiera con sorpresa.

—me gusta cómo se marca— le susurró en el oído.

Rosé bajó la vista rápido para notar como había acomodado su erección de tal forma que ahora descansaba sobre su muslo y se notaba muy bien la forma de su miembro. La mano agarrando la base de éste y apretándolo haciendo que esto ocurriera.

De no ser porque escuchó los disparos sobre su personaje habría seguido viendo la mano de Jennie trazar la forma de su miembro. Así que sólo exhaló el aire que tenía retenido y puso su atención al juego de nuevo.

Jennie se acomodó nuevamente para poder apoyar la cabeza en su brazo sin dejar de acariciarla. Estaba viéndola jugar sorprendida debido a que, aunque ahora mismo estuviera prácticamente masturbandola sobre sus pantalones, seguía jugando bien. Torció la boca y decidió subir el nivel, a ver cómo reaccionaba si le hablaba.

—es increíble cómo juegas tan bien incluso si estoy casi haciéndote una paja— Rosé apretó la mandíbula— es que mira, te apreto la verga y no pasa nada, sigues igual— y tal como lo dijo, lo hizo.

Rosé estaba llorando por dentro, ¿por qué tenía que usar esa palabra? pudo haber usado pipí, wiwi, cosito, ¿pero por qué esa?

Jennie notó un cambio en la chica, descubriendo lo que le provocaba que le hablara así.

Lo aprovecharía.

—me gusta tu tamaño, puedo agarrarla con mis dos manos y aún así queda espacio para mi boca— un tirón en sus testículos debido a lo que dijo. Jennie bajó del sofá para arrodillarse a su lado y tratar de agarrarlo— mierda, es incómodo así— se quejó.

Y sin preguntarle, cogió el borde de sus pantalones y lo bajó un poco, dejando el boxer blanco a la vista haciendo que la erección se notara más y viendo algo de líquido preseminal traspasando la tela.

Jennie se relamió los labios y sonrió, subiendo la vista para notar a Rosé extremadamente roja. Le bajó los pantalones hasta las rodillas y luego se apoyó en su pierna para impulsarse y así sentarse otra vez a su lado.

—me gusta que lleves boxer blanco— se acercó a su oído a susurrarle— hace que el bulto se vea aún más grande— dejó una pequeña mordida en la mandíbula y guío su mano hacía el miembro, esta vez agarrando sus testículos, gimiendo con gusto— me encantan.

Rosé estaba a punto de mandar el jueguito a la mierda y Jennie lo sintió.

—no, Rosie. si dejas de jugar dejo de tocarte— le advirtió— vas a dejar de jugar cuando te maten y no se vale morir a propósito. Te he visto jugar y lo haces muy bien.

La rubia miró el número de jugadores que faltaba, tan solo 14. Estaba a punto de acabar la partida, sólo debía ser más fuerte y aguantar así como lo hizo todo ese rato. Sintió un leve apretón en sus testículos.

—me gusta lo pesadas que se sienten tus bolas, además están bien calientitas. Termina rápido bebé, necesito vaciarlas— el tono que usó Jennie mandó al mismísimo infierno a Rosé.

—siento que estoy en una porno— dijo con cierta gracia la rubia.

Jennie se mordió el labio y apretó las piernas, su voz hacía salido grave y profunda. Se movió de tal forma en que creaba fricción en su centro sintiendo más fuerte las palpitaciones.

—tienes razón. "linda chica le chupa la verga a su novia mientras juega" sería el título horrible que tendría.

Y aunque a Jennie le pareció gracioso, a Rosé le hizo mover el miembro la simple idea de tener a la chica haciéndole una felación. Y obviamente ella lo notó.

—bueno, parece que te gusta la idea de tenerme haciéndote una mamada— dijo con sorna— ¿Tu verga tiene vida propia? asomó la cabeza.

Rosé bajó la vista rápidamente y vio el glande sobresalir de su boxer. Volvió la vista al televisor y se fijó en que sólo faltaban cinco personas, ella estando incluida. ¿Por qué tenía que ser tan estúpidamente buena y tan competitiva en ese juego de mierda? de no ser así ya estaría cogiéndose a la chica a su lado.

Su cerebro la obligó a centrarse en el juego y en lo que hacía la chica a su lado al mismo tiempo. Mientras construía para agarrar altura, Jennie agarraba la pretina de su boxer. Mientras se tomaba una poción para tener más escudo, Jennie ya había sacado su miembro y lo agarraba. Mientras Rosé veía que sólo quedaban ella y la otra persona, Jennie estaba lamiéndose los labios mirando las venas marcadas.

Y hubiese ganado, de no ser porque sintió la caliente lengua de Jennie trazar su miembro desde la base hasta la punta haciendo que se desconcentrara y cayera de la estructura.

Ahora sólo veía la pantalla con el mensaje de que había quedado de segundo puesto y al enemigo hacerle el emote de la L. Bueno, ni tan loser era siendo que tiene a una linda chica sentada a su lado lamiendole el miembro.

Miró hacía abajo viendo a Jennie pasarle la lengua por el glande y luego ver hacia la televisión.

—perdiste. Qué mal— se acomodó en el suelo de rodillas entre las piernas de la chica y agarró su miembro. Iba a volver a meterlo en su boca pero antes subió la vista— coloca Overwatch, quiero mamartela mientras juegas y hay que ponerle más dificultad. Ah y ve soporte o daño, nada de tanque.

Rosé asintió y puso rápidamente en juego.

Apenas entró inició la partida vio la cabeza de Jennie bajar nuevamente y empezar a chupársela.

Se mordía el labio queriendo evitar cerrar los ojos. El sonido que salía de la boca de Jennie no le ayudaba para nada, entre gemidos y sonidos húmedos pasaba toda la partida.

Jennie estaba feliz, al fin había logrado dar un paso con Rosé. Bueno, más de uno. ¿cuántos pasos son para tener ahora mismo el duro miembro de la chica en su boca? Bueno, no sabía pero estaba muy feliz.

—puto Hanzo— Rosé se quejó del personaje del juego.

Jennie se sacó el miembro haciendo un sonido obsceno— ¿qué te hizo?

—el maricón me tiró su ulti sólo a mí.
— gruñó al sentir la mano de Jennie masturbandola— ¿qué tan mierda debes ser en el jueg- joder, Jennie— se quejó por el apretón que le dio—juego, para gastar una ulti tan potente en una puta Ashe.

Jennie se llevó su mano libre dentro de sus bragas para tocarse a la par. Le calentaba mucho escuchar a Rosé maldecir de esa forma y enojarse mientras que jugaba.

—Jen— escuchó la prenda voz de Rosé sacándola de su ensoñación— ¿puedes... —tosió— ¿puedes seguir-, mm, ya sabes, con tu boca.

Jennie rio y miró a la chica viendo la tele para evitar verla a ella.

—debes decirlo bien, Rosie— pidió.

—¿puedes seguir, eh...— tragó saliva
— chupandomela?

Jennie asintió gustosa. ¿cómo pasó de estar tan enojada por el juego a mostrarse tan tímida en tan pocos segundos? le fascinaba.

Miró su miembro encantada. Le gustaba mucho, era bonito; rosadito, con algunas venas marcadas, de buen tamaño, algo grueso y lo mejor, circuncidado.

No había cuánto tiempo estuvo detallandolo cuando sintió a Rosé acariciarle el cabello. Subió la vista a la chica.

—ya gané.

Sonrió y sin quitarle la vista de encima agarró la base del miembro y sacó la lengua, dándole pequeños golpes con la punta.

—¿ya te la habían chupado antes?— preguntó con curiosidad. Besó el glande.

Rosé suspiró y respondió: —una vez, pero no recuerdo mucho.

Jennie asintió y lamió levemente la punta— bueno, verás como mis mamadas serán las mejores que recibirás. No las olvidarás nunca.

Y empezó.

Chupaba con esmero, como si su vida dependiera de ello. Había apoyado las manos en las piernas de la chica para poder impulsarse con más comodidad. Entre gruñidos, gemidos y maldiciones Rosé sentía que llegaría.

—Jennie, para. Me correré— agarró la cabeza de la chica con ambas manos para tratar de apartarla, pero le resultó imposible. Pues la chica le apretaba los testículos y chupaba con más ganas, haciendo que perdiera fuerza.

Así que sólo optó por empuñar sus manos en el sofá y correrse.

Jennie sintió los hilos de semen llenarle la boca y soltó el miembro, empezando a lamerlo para limpiar el resto de la eyaculación que se había desbordado de sus labios.

Rosé respiró con dificultad y abrió los ojos, encontrándose con Jennie lamiendola completa y quitándose el resto de semen de su barbilla.

—perdón— se disculpó y se estiró para tomar la caja de pañuelos que tenía en la mesita auxiliar que estaba al lado de su sofá. Limpió a Jennie y luego se limpió a sí misma— suelo, em. Bueno, suelo eyacular mucho, por eso pedía que te apartaras.

Jennie sonrió su levantó para sentarse encima de Rosé. Su caliente centro justamente encima del miembro semierecto.

—eres una belleza muy tierna— le agarró las mejillas y le dio un profundo beso— me da igual eso, Rosie. Yo estaré encantada de recibir cualquier cantidad, me gusta sentirme llena de tu semen.

Rosé escondió el rostro en el cuello de Jennie avergonzada— ¿siempre hablas así?

—¿no te gusta?

Jennie sintió los brazos de Rosé apretar su cintura y escuchó la suave respuesta de la chica:—me gusta, pero me da penita.

Jennie se derritió de ternura y le dio un besito en la cabeza, le dijo: —bueno, te quitaré esa penita porque a mí me encantaría que me hablaras así mientras me coges o te la chupo.

Escuchó la respuesta positiva de Rosé y sintió como el miembro de endurecía debajo de ella.

Movió sus caderas y agradeció llevar falda, pues la fricción entre el miembro de la chica y su centro era casi inexistente.

—ya estás lista— dijo feliz— te voy a dejar las bolas vacía y la verga rojita.

—¡Jennie!

—ya verás como te voy a montar.

Rosé se rio avergonzada. Sería una larga tarde.

...

hola, volví

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