14.

summary: donde rosé deja de sentir satisfacción sexual y cree que una persona en especifico puede ayudarla.

rosé g!p

...

Lisa y Rosé iban saliendo del apartamento que compartían rumbo a la discoteca donde habían quedado para celebrar el cumpleaños número veinticinco de Jisoo, la novia del primo de la Lisa, aunque primero debían ir por la mujer ya que el chico le había pedido a ambas que por favor la recogieran porque la fiesta era sorpresa y él seguía organizando todo. Haein se había esmerado bastante con el regalo que le daría a su novia, rentar el lugar no le había salido nada barato después de todo. 

Lisa miró a su amiga que se hallaba en el copiloto y pudo darse cuenta que estaba nerviosa y sabía cuál era la razón.

—hey Rosie, tranquila— trató de calmarla— ya verás que Jennie caerá— aseguró.

La rubia apretó los labios y casi que rezó para que fuese así, lo último que quería era cagarla y, claro, un rechazo. 

Había conocido a Jennie hace un año aproximadamente, en una de las reuniones de fin de año que hacía con sus amigos. Haein había llevado a Jisoo y la chica, siendo mejor amiga de Jennie, la había invitado a ella aprovechando que estaba sola en la ciudad y no tenía con quién más pasar la celebración. 

Ese día habían tenido un tipo de acercamiento y Rosé, recién salida de una relación que duró cuatro años, tenía los sentimientos a flor de piel. Así que no fue realmente difícil para ella encapricharse con la chica. Se sentía sola y deseaba a otra mujer que le ayudara a aliviar esa soledad, así sea de manera sexual.

Jennie no deseaba lo mismo y, aunque le pareció atractiva, decidió no seguir frecuentándola e incluso la evitaba. Hasta que a las semanas Rosé se había acercado a pedirle disculpas por haber sido pesada e invasiva, le explicó su situación, lo difícil que le estaba resultando y desde entonces se volvieron amigas. 

Y todo había estado tranquilo, Rosé a los dos meses había empezado a salir con una de sus compañeras de clases y estuvo así durante un mes hasta que decidió terminarle porque algo fallaba ahí.

No se excitaba.

Se ponía dura, sí. Pero no sentía nada cuando la chica la tocaba. No importaba la cantidad de orales le hiciera, lo mucho que la masturbara o las veces que se metía en ella, simplemente no sentía absolutamente nada.

¡nada!

Y eso la tuvo muy frustrada y le enojaba de sobremanera porque no sabía cuál era la solución y ya estaba cansada de pensar en ello.

Te juro que no entiendo porqué me está pasando esto, Lisa. Solía parecer un adolescente hormonal, cualquier cosa me calentaba. Ahora no importa las veces que Irene me haga una mamada, ¡simplemente no siento nada! Fue lo que le había dicho a Lisa la vez que le contó que había terminado con la mujer. 

Recuerda a Lisa burlándose de ella y diciéndole que seguro Jennie sí lograría "deslecharla". Lo único que había optado por hacer fue ignorarla y tratar con otras chicas hasta que eventualmente se aburrió y ahora llevaba cinco meses sin tener sexo y uno pensando seriamente en que sea verdad que la mujer mayor logre excitarla.

Y eso es lo que la tiene así, hoy haría otro movimiento con Jennie.

—¿tú crees?— preguntó insegura.

Lisa asintió y se estacionó frente a la entrada de la casa de Jisoo, sonó el claxon y volteó a mirar a su mejor amiga. 

—ustedes se llevan muchísimo mejor. Hasta he llegado a pensar que le gustas a Jennie— le sonrió para trasmitirle algo de confianza. 

Rosé suspiró— espero que sí, estoy harta de no disfrutar del sexo.

—si esto no sirve hazte revisar, capaz usaste tanto la verga en el pasado que dejaste los nervios en la ultima chica— se burló Lisa.

Rosé le dedicó una sonrisa sarcástica e iba a hablar pero Lisa la interrumpió. 

—silencio, Park. Jisoo me escribió y está con Jennie— le avisó— hazte atrás, irás con ella.

Llena de nervios y sin salirse del auto, se pasó a los asientos traseros con las quejas de Lisa de fondo porque le estaba ensuciando el tapiz. 

Mirando por la ventana, se encontró a ambas mujeres saliendo de la casa. Jisoo estaba hermosa pero Jennie le había robado el aliento. Una minifalda rodeaba sus caderas dejando a la vista las esbeltas piernas de la chica, Rosé se había relamido los labios de solo pensar en ella apretándole los muslos mientras la penetraba sin parar.

No ahora pensó al sentir su jean abultarse en la entrepierna. La verdad es que celebró porque hace tiempo no pasaba eso pero no era el momento y menos el lugar para excitarse. Saltó del susto cuando la puerta a su lado se abrió y vio a Jennie entrar y sentarse a su lado.

—¡Rosé!— escuchó a Lisa gritarle— las chicas te están saludando hace rato.

Colocando disimuladamente las manos en su entrepiernas las saludo de vuelta. Suspiró tranquila al notar que las chicas no se dieron cuenta de su raro comportamiento y decidieron hablar con Lisa.

Al llegar a la disco las cuatro bajaron, Jennie y Jisoo yendo adelante mientras conversaban.

—¿estás bien? estuviste callada todo el viaje— preguntó Lisa.

—sí, sólo... —la tomó del brazo y se alejaron un poco de las demás personas que seguían caminando hacía la entrada— es verdad lo que dijiste— Lisa frunció el ceño— lo de Jennie.

Lisa abrió la boca sorprendida y, sin que Rosé se lo esperara, le dio un apretón a su aún existente erección. El grito de susto por parte de la rubia y la escandalosa risa de la otra chica había llamado la atención de algunas personas.

—joder Rosé, estás como una puta roca— seguía burlándose.

—¿por qué hiciste eso?— se quejó.

—ni que fuera la primera vez— rió— eso es bueno, ahora ve y entierra esa cosa en Jennie.

Rosé al final termino riéndose junto a Lisa y ambas entraron.

...

No sabe cómo pasó pero ahi estaba con Jennie delante suyo restregándole el culo en la pelvis y ella estúpidamente dura. ¿acaso la mujer no lo notaba? ¿tan ebria estaba? ¿se estaba aprovechando de ella?

Ese último pensamiento había hecho que tomara las caderas de la mujer y la alejara de ella. Jennie, totalmente confundida, se volteó y la miró sin entender qué pasaba.

—¿por qué me alejas?— preguntó casi ofendida— ¿ya no te parezco sexy?

Rosé rápidamente negó— claro que me pareces sexy.

—¿entonces por qué me alejas?— un puchero se asomó por su labio y eso le hizo tragar fuerte a Rosé, ese falso tono inocente hizo estragos en ella.

—estás ebria— fue lo que atinó a decir.

Jennie se rió y se acercó para abrazarla por el cuello.

—estoy consciente de todo, Rosie— susurró a centímetros de sus labios— y cuando digo de todo, es todo.

Se pegó aún más al cuerpo tonificado de la rubia y gimió por lo bajo cuando sintió la erección sobre su abdomen.

—haz estado más atenta de lo habitual conmigo, sé lo que quieres— habló de nuevo Jennie— y yo también lo quiero, así que llévame a tu apartamento porque la verdad no quiero coger en esos baños— y con eso último la besó profundamente.

Estuvieron unos minutos besándose hasta que Rosé decidió separase de ella y tomarla de la mano, caminó hacía Lisa que estaba con una chica en su regazo que había conocido fuera del área VIP del lugar y, con tan solo una mirada, la mujer le sonrió y se sacó las llaves del auto del bolsillo para dárselas. Un cuídate y nos vemos salió de sus labios sin sonido y ambas caminaron hacía el estacionamiento. No tardaron nada en subirse al auto, cuando ya iban saliendo del sitio.

Rosé estaba impaciente, su apartamento quedaba lejos y la dura erección de notaba a leguas, ya ni siquiera se molestaba en taparla.

Jennie, quién estaba a su lado, miró hacía la mujer a su lado y se fijó en el paquete que se formaba en su entrepierna. Sabía de la condición de la chica y nunca supuso un problema para ella, al contrario, ahora mismo deseaba que estuviera muy dentro de ella.

Sonrió con malicia y acercó una mano hacía su muslo para acariciarlo haciéndola sobresalta debido al repentino tacto, miró por el rabillo del ojo a la mujer que no le quitaba los ojos de encima y volvió su vista al frente.

Jennie se mordió el labio y arrastró perezosamente su mano hacía la erección apretándola y robándole un gruñido a Rosé.

Lejos de alejarse, Rosé se acomodó de tal forma que su pelvis quedaba más expuesta para que la mujer siguiera acariciándola. La mano sobre su erección se sentía muchísimo mejor que cualquier mamada que le habían hecho anteriormente, que cualquier penetrada que haya dado y que cualquier cosa que se le ocurriera.

trataba de mantenerse concentrada en la carretera, pero le resultaba algo difícil. Suspiró y se relamió los labios cuando Jennie decidió empezar a quitarle el cinturón y desabrocharle el jean.

—¿no es algo peligroso?— pregunta con gracia.

Jennie sonríe mirandolas a los ojos y luego baja su vista hacía el pantalón desabrochado, mordiéndose el labio al mirar como el miembro de Rosé se marcaba deliciosamente en el apretado boxer blanco Calvin Klein.

es grande— susurró Jennie.

El comentario había hecho que el ego de Rosé creciera drásticamente.

—¿y te gusta que sea grande?— preguntó con sorna.

Escuchó a Jennie reír y miró rápidamente, estaba sonrojada.

—¿lo dije en voz alta? creí que lo había pensado para mí— tomó su rostro e hizo que volviera su vista a la carretera— ten cuidado, no querrás que nos accidentemos.

Rosé le hizo caso y siguió conduciendo, estaba encantada con la mano de Jennie en ella. La verdad es que nunca creyó que estaría en un auto con la mismísima Jennie Kim casi masturbandola encima del boxer.

Creía que tan solo haría eso, pero que equivocada estaba cuando sintió a Jennie bajarle el boxer y liberar su pene.

Y Jennie estaba extremadamente caliente mirando el duro miembro de la chica apoyado sobre su abdomen vestido. Se relamió los labios mirando extasiada algunas venas brotadas y la cabeza del pene húmeda. Lo agarró sintiéndolo caliente al tacto y, sin soltarlo, se acomodó de rodillas en el asiento.

Rosé al ver lo que pretendía decidió estacionar rápidamente, miraba a todos lados para cerciorarse de que nadie estuviera por ahí, aunque siendo casi las tres y media de la mañana lo dudaba, aún así subió un poco las ventanas del auto. 

La mujer mayor decidió primero besarla, soltó su pene y colocó ambas manos en el rostro de la rubia, Rosé le correspondía el beso enseguida. Un beso lento y sensual. Jennie sintió una mano pasar desde su cuello hasta su culo, gimió por el apretón que le dio. Al separarse del beso la miró y, sin poder evitarlo, dejó otro pequeño en sus labios. Su vista fue hacía el miembro de la rubia y lo tomó empezando a subir y bajar lentamente.

Rosé decidió besarle el cuello mientras sentía las suaves caricias de Jennie, su mano nunca había abandonado el culo de su acompañante, al contrario había subido si falta y ahora le acariciaba las nalgas con más libertad. Sintió a Jennie separarse de ella y bajar su rostro hacía su pene.

—espera— le dijo. Rápidamente echo el asiento más para atrás y lo inclinó, así estarían más cómoda ambas.

Jennie sonrió por la acción y volvió a inclinarse, lamió el glande y se lo metió a la boca chupándolo mientras su mano seguía masturbandola.

—mierda— susurró Rosé complacida. Estaba feliz porque por fin volvía a sentir ese placer que tanto había extrañado. Siempre fue amante de recibir mamadas, era de las cosas que más le gustaba y el haber perdido esa satisfacción la había decepcionado un poco. Ahora tenía a una hermosa mujer en el auto haciéndole una.

Agarró el cabello de Jennie con ambas manos y siguió el movimiento de la cabeza de la mujer. Gimió cuando sintió que me había bajado más el boxer para poder agarrar sus testículos y apretarlos mientras iba entrando más a su boca.

Jennie soltó sus testículos y volvió a agarrar el pene, sacándolo de su boca y tomando aire. Al parecer es más difícil de lo que pensó metérsela completa. Subió y bajó su mano con más rapidez, escuchando los suspiros de Rosé que aún tenía ambas manos en su cabello. Sintió que la halo hasta su boca y la besó con fuerza, gimiendo en el proceso.

—me la vas a chupar otra vez— le dijo. Sintió un cosquilleo en el vientre bajo y asintió complacida.

Así como la había atraído hacía su boca, hizo lo mismo pero esta vez con su miembro.

Rosé miró hacía Jennie y sonrió, una de sus manos abandonó su cabello para llevarlo hacía el cuerpo de la mujer y empezar acariciarlo, parando nuevamente en su culo. Se estiró un poco para poder tocar la entrada totalmente húmeda de su coño sobre la ropa interior.

—estás mojadisima, Jen.

La mujer gimió sobre su miembro y, sin esperarlo, sintió a Rosé agarrar su cabeza apoyándola en su abdomen dejándola quieta y luego las embestidas.

Le estaba cogiendo la boca y eso había hecho que se calentara aún más, sí es que era posible.

—qué rica boca tienes— la voz le había salido profunda y ronca, Jennie sintió que su sexo se apretaba, necesitaba que me tocara, aunque quería seguir haciendo lo que hacían.

Se podía escuchar claramente el sonido del miembro de Rosé entrando y saliendo de la boca de Jennie, los suspiros de la rubia y sus gemidos.

Jennie agarró con una de sus manos los testículos de la mujer y los apretó, acto que hizo que Rosé le metiera lo que más podía de su pene en la boca de la mujer. Quería llegar lo más profundo, deseaba que me hiciera garganta profunda y luego verla jadear cuando saliera de ella. Sintió unas palmaditas en su muslo y dejó que se alejara.

Miró su miembro mojado de saliva y luego a la mujer delante de ella que le sonrió como si no la hubiera casi ahogado, tenía los ojos aguados y la boca brillante, su cabello estaba desordenado pero aún así seguía luciendo esa linda sonrisa.

Se veía preciosa.

Rosé se relamió los labios y volvió a atraerla hacía ella en otro beso lento.

—se sintió rico tenerte tan profundo dentro de mi boca, Rosie— le dijo una vez se separaron— ahora lo que quiero es tenerte dentro de mí coño.

Y tras decir esto, Jennie se puso encima suyo con sus piernas a los costados de su regazo. Gimió al sentir sus húmedas bragas tocar el caliente miembro de la rubia. Decidió mover sus caderas creando una deliciosa fricción. Las manos de Rosé agarraron su cintura y llevó su boca hacía el escote de su camisa, besando y lamiendo del valle de sus pechos. La castaña, ansiosa de sentir la lengua de la rubia en sus pechos, se sacó la prenda y desabrochó el sostén, ofreciéndoselos.

Rosé recibió gustosa los pechos de la mujer, soltando la cintura y subiendo sus manos para agarrarlos ella misma y que Jennie apoyara las suyas sobre sus hombros mientras seguía meciéndose sobre ella.

—tienes unas hermosas y deliciosas tetas— le dijo encantada— cuando lleguemos al apartamento me las cogeré también.

Jennie rió y le tomó el rostro para darle otro beso, pasó una mano entre las dos y, haciendo a un lado su ropa interior, tomo el caliente miembro de Rosé y bajó sobre él. El grito que soltó fue alto y agudo, echó la cabeza hacía atrás y se deleitó con lo rico que la abría.

—qué apretada estás— Rosé besó su cuello y la tomó de las caderas enterrando sus dedos.

Lista, Jennie empezó a montarla. Había pegado su cuerpo al de Rosé mientras lo hacía, la mujer debajo de ella le ayudaba a subir y bajar sobre su miembro agarrándola de las caderas. Su boca ocupada en su boca, su mandíbula, cuello, pechos. No había sitio donde no hubiese pasado ya.

En el cielo, ahí se hallaba Rosé. Estar disfrutando de un encuentro sexual la tenía feliz, hace mucho que no lo hacía. Rezaba para que siguiera siendo así, porque si no, no sabría que haría. Decidió dejar de pensar en eso y centrarse en la hermosa mujer que estaba montandola como una campeona.

No sabían cuando tiempo llevaban así, pero Rosé ya estaba a punto de correrse y lo haría si Jennie no paraba.

Tragó fuerte y dijo:— Jen, me voy a correr.

La advertencia que le dio lo único que logró fue que la mujer se alejara de ella y pusiera ambos brazos en sus hombros para impulsarse con más rapidez. Rosé abrió la boca y cerró los ojos, apretando la cintura con fuerza.

—Jen...— trató de hablar pero Jennie la besó haciéndola callar.

—córrete. Córrete dentro de mí— casi le rogaba— córrete muy dentro de mí. Lléname, Rosie.

Y con eso, una descarga de caliente semen entró en ella. La última estocada que había dado la dejó totalmente llena del duro miembro. Lo sentía tan dentro suyo y tenerla llenándola aún la hacía gemir contra los labios de la rubia.

Sin aviso, también se corrió.

Las cortas uñas de Rosé pasaron por su cintura, bajando hasta su culo y enterrando sus dedos en ambas nalgas. Separó su boca de la de Jennie y dejó besos por su cuello.

—sigues dura— hablo luego de haber estado unos minutos en silencio. Sentía sus piernas doler debido al esfuerzo que había hecho.

—contigo imposible no estarlo.

Jennie se abrazó a su cuello y suspiró complacida, Rosé envolvió su cintura con los brazos y le besó la sien.

Sonrió sabiendo que apenas habían comenzado.

...

ola, reviví y con un smut. vieron, si no hay bromance chaelisa no soy yo

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