10.

summary: donde a jennie le gusta frotarse contra rosé.

...

Jennie y Rosé tenían una relación... ¿especial?

Realmente nadie sabía con certeza que tipo de relación tenían ambas chicas.

Según los pasillos del internado, ambas mantenían una relación amorosa, otros decían que sólo saciaban sus ganas en lo que llegaba algún chico para ellas, otros que aprovechaban que estaban en un internado femenino y experimentaban. Y así los rumores iban y venían. Incluso algunos profesores habían escuchado algo sobre esa situación, pero como no tenían ningún tipo de pruebas porque nunca las habían pillado haciendo algo indebido, no podían intervenir.

Las únicas que sabían qué se traían Jennie y Rosé, eran las mismas Jennie y Rosé. Nadie más.

El tipo de relación que compartían iba más allá de tan sólo coger. En realidad, al contrario de la rumores, nunca se había acostado. Pero sí que habían llegado a una fase más alta que sólo compartir húmedos besos.

Y eso es lo que las lleva a ese mismo instante, en el cuarto que Rosé compartía con Lisa, aprovechando que no había nadie en más que ellas en la habitación y los pasillos estaban solos. En ese mismo instante donde sólo eran Jennie y Rosé, donde sólo estaba Jennie pegaba al cuerpo de Rosé, en donde ambas estaban compartiendo un beso lleno de deseo. Las dos estaban acostadas, Jennie enganchada al cuerpo de su amiga.

Habían tratado de dormir, pero la chica más baja decidió que no era momento. Así que cuando sintió a Rosé pegarse a ella para abrazarla por detrás, haciendo cucharita, aprovechó para acercar su culo hacía la pelvis de su mejor amiga y hacer lo que más le gustaba: frotarse.

Rosé lo supo al instante, así que sin quererla hacer esperar, empezó a acariciarle el costado, apretando su cintura y dándole pequeña besos en su hombro y cuello descubiertos. Jennie se sentía tan bien, la excitación que alcanzaba con ese tipo de roce era extremo. Realmente se sorprendía del poder que tenía Rosé para lograrla llevar hacía el punto más alto de éxtasis.

Soltó un suave gemido al sentir una de las manos de su amiga posarse en su abdomen y viajar hacía arriba, tomando sin pudor uno de sus pechos y empezando a acariciarlo, tomando el pezón para apretarlo despacio, soltandolo para arrastrar su mano hacía el otro seno y hacer el mismo proceso.

Poniendo su mano sobre la de Rosé, Jennie logra apartarla para darse la vuelta y acomodarse de tal forma que su entrepierna está sobre el muslo de su compañera. Rosé aprovechó y tomó sus labios en un beso lento y húmedo.

Y empezó a hacerlo. Sus caderas se movían de tal forma que lograba crear una fricción de su húmedo centro con el muslo de Rosé.

La rubia sentía como la humedad de la caliente entrepierna de su amiga traspasaba las delgadas bragas que llevaba y le dejaba el muslo húmedo. Amaba esa sensación. También amaba que Jennie usara pijamas de seda porque me permitía sentirla totalmente. Y amaba tan sólo vestir una camisa grande de Paramore y no llevar pantalones porque la fricción que sentía era como si casi estuviese desnuda.

-Rosie- escuchó a Jennie balbucear- ayúdame, por favor.

La voz le salió como un hilo, llena de deseo. Así que Rosé la tomó de la cintura y la acomodó mejor en su muslo, apoyando su pie sobre la cama y dejando a Jennie montada sobre este. El gemido que soltó Jennie por el movimiento la hizo frotarse con más fuerza.

Rosé estaba fascinada viéndola, es cierto que ya la ha visto en esa situación miles de veces, pero nunca se aburriría. Sus manos empezaron a hacer lo que más le gustaba: tocarle todo el cuerpo. Desde los pechos, hasta el culo. No había sitio por donde sus manos no pasarán.

Había decidido aventurarse y meter ambas manos debajo de la delgada camisa y acariciar sin ningún tipo de tela de por medio sus pechos.

El gemido que soltó Jennie la hizo mirar sus rostro. Tenía la boca entreabierta y los ojos llorosos de placer. su respiración estaba agitada y el cabello lo tenía alborotado, cayendo en cascada sobre su hombro derecho.

La imágen más deliciosa que podría tener.

Jennie la miró y luego decidió dar un nuevo paso en su relación. Necesitaba dar un nuevo paso.

Se detuvo para sentarse y sacarse la camisa, dejando sus pechos al aire. Mordió su labio al ver a Rosé remojarse los labios. Sonrió mientras empezaba a moverse lentamente de nuevo, acercándose hacía el rostro de la chica ofreciéndole sus pechos.

"Al fin podré comerme sus tetas, gracias Dios"

Fue lo que pensó Rosé mientas tomaba sus pechos y los juntaba, ofreciéndose a sí misma sus pezones.

Jennie gemía altos. La sensación de la boca de Rosé sobre sus pechos y la fricción en su entrepierna la tenía loca de placer. Sintiendo el delicioso cosquilleo en su vientre bajo se acercó más al cuerpo de su amiga, quedando pegadas y frotándose completamente en el cuerpo caliente de ella. Sólo bastaron las fuertes manos de la rubia sobre su culo y un apretón para que se corriera.

-lo hice de nuevo- dijo Jennie, enterrando su rostro en el cuello de Rosé.

-¿qué cosa exactamente?

-esto- señaló como si fuese obvio- casi usarte para quitarme las ganas...

La risa ronca de Rosé se escuchó: -Jennie, a mí me encanta que hagas eso. Te ves tan deliciosa frotándote contra mí... tan necesitada... tan ganas de ser cogida...

Jennie se sintió estremecer y se preguntó si algún día lo harían. Habían llegado a una nueva fase y tal vez seguiría subiendo. Esperaba que siguieran subiendo.

Rosé miró sus ojos y la besó, lento, húmedo y con deseo.

La próxima vez se la cogería, eso lo tenía claro.

...

otra vez algo cortito

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