VIGÉSIMO CUARTO

¿Porque nadie ha inventado una maquina para regresar en el tiempo? ¡Sería billonario en estos momentos! Y es que cuantos de nosotros hemos querido retroceder en el tiempo, una hora, un día, un mes o un año. Yo por ejemplo quisiera regresar el tiempo dos días atrás cuando se me ocurrió llamar a Nam para que nos viéramos hoy en unas horas.

¡Torpe e impulsiva, Kim Zoe!

Estoy un mar de nervios, no he podido concentrarme bien en el trabajo, he cometido más de diez errores y ni siquiera tengo cabeza para editar el discurso de un padre el día de la boda de su hija; no necesito mis gafas para leer, a kilómetros veo ese "ija mia" sin H. Por suerte, Song no esta el día de hoy, o ya la tendría en la oficina haciéndome mil preguntas del porque no estoy en mis cinco sentidos. 

Reviso los mensajes que me ha enviado Song diciendo que quiere hablar conmigo urgente y que me espera en su casa después del trabajo. Se estaba tardando, la he evitado todo este tiempo. Es más, creí que estaría sobre mi después del evento en BigHit, Jong habría hablado con ella y me acosaría hasta que le contara que pasaba con Nam Joon, pero no ha pasado, hasta ahora. 

Un nuevo mensaje llena mi bandeja en la plataforma de la empresa, dejo el celular de lado para prestar atención al trabajo. El asunto dice "error" y al abrirlo veo que realmente estoy perdida el día de hoy. Cruce las tarjetas de invitación, en vez de enviar el diseño para un matrimonio lo envíe para una fiesta de quince años. Es un error pequeño que se soluciona con un reenvió de archivos, sin embargo denota bastante lo desconcentrada que estoy.

—Permiso—.  La contadora toca el marco de la puerta.

—Pasa, por favor—.

—Song no me responde el celular. Me dijo que si necesitaba algo que podía consultarlo contigo—.

Sí, bueno, ella esta en una reunión importante y no responderá llamadas hasta más tarde. Dime de que se trata —.

—Es sobre el caso del auxiliar Kim—.

El primo de Jin, había olvidado por completo ese caso. Mi mundo ha estado tan centrado en Nam Joon, que olvide la familia de Jin. Sentí como un hueco se abría en el centro de mi corazón, la sensación de un nudo en mi pecho comienza a cortarme la respiración. 

—Escuche algo sobre ese caso. Song dijo que levanto una demanda contra él—. 

—Este es el informe completo del periodo de trabajo de él, en parte es mi responsabilidad por haberle dado responsabilidades tan importantes como manejar parte de las cuentas financieras —.

En la carpeta transparente, se pueden ver gráficas, tablas, números y el contrato base que se usa para los empleados de tiempo parcial.

—No podemos medir culpas en este asunto. Estamos acostumbrados a trabajar con personas de calidad que nos olvidamos que este tipo de personas existen. Todos nosotros llegamos sin referencias a la empresa y construimos junto a Song este gran imperio; ninguno ha llegado con dobles intenciones y creemos que todos harán lo mismo —. Song siempre ha tomado la responsabilidad de este problema, no ha nombrado a la contadora en lo absoluto.

—Cada vez que reviso las cuentas y los números rojos en la contabilidad, me cuestiono sobre lo permisiva e inocente que fui con él—.

—No hay mucho que se pueda hacer. Solo debemos aprender y evitar que suceda de nuevo. Por ahora, no pienses mucho en eso—. Song tiene excelentes personas trabajando para ella, por eso se da el lujo de ausentarse; sabe que nosotros nos encargaremos. —¿Que ibas a preguntarme?—.

—Ah, la cuenta a la que Kim consignaba no era la suya corporativa; es de otra persona —. Eso no lo veía venir.

—¿A donde iba el dinero? —.

—Un amigo que trabaja en el banco nacional me ayudo a identificar la cuenta, sale a nombre de una señora llamada Kim Na Hyun —. Escuchar el nombre me congelo la sangre. —Según mi amigo son familia. No es que quiera entrometerme, pero ¿ese no es el nombre de la mujer loca que vino a reclamar la muerte de su hijo?—.

—Song se encargo de ella ese día, no se los detalles, pero ¿que tiene que ver eso? —.

—Que viéndolo desde otro punto de vista, se trato de una venganza —. No hace falta ser un detective para llegar a esa conclusión atando los cabos.

—Es algo que se esta investigando. Sigo sin entender cual es tu pregunta —.

—No hay rastro de Kim, no tenemos una pista de su paradero. Si tu lograras darnos alguna información, podríamos...—.

—Escucha—. Se detuvo y me miro, se ve ansiosa. —Aquel día era la primera vez que yo veía a esa señora, no conozco a su familia, tampoco entiendo porque se metieron con nosotros. Lo único que sé es que no debemos adelantarnos a los hechos. Entiendo que quieras solucionar esto rápido porque tiene que ver contigo, pero no puedes sacar conclusiones a la ligera que a la larga crearan más problemas—.

—Tienes razón cuando dices que se trata directamente de mi área y tiene que ver conmigo. No puedo permitir que mi nombre se manche solo porque querían desquitarse contigo. Creo que no es justo para mi —. No conocía este lado de la contadora, su sonrisa amable era solo por cortesía. 

—En ese caso, no es justo para nadie. No fue mi culpa lo que paso y tampoco que Kim entrara a trabajar en la empresa. Lo siento pero estás apuntando tu rabia en la dirección equivocada. Hablare con Song para que la investigación avance lo más pronto posible, por ahora trata de ser más racional y no busques culpables —.

Ella arruga el entrecejo, no le gusto para nada lo que acabe de decirle, pero es su culpa por provocarme cuando estoy tan sensible. Recoge la carpeta y sale sin decir nada más. 

Puede que más adelante deba pedirle disculpas, dejaré que se vaya con la idea que tiene; de todas formas no puedo ayudarla o mostrarle que esta equivocada. Esta claro que la mamá de Jin quería vengar la injusta muerte de su adorado hijo; ¿y quien puede culparla?

                            *** 

Continué trabajando con Jin en la cabeza, a mala hora llegaron a nombrarmelo. Según yo, el tema sobre su muerte estaba superado, no era mi culpa, no fue por mi; pero sigue intacto dentro de mi. Sigo cuestionándome sobre ese día, debí escuchar lo que iba a decirme, tal vez lo hubiera persuadido para que no tomara tan fatídica decisión.

Tecleo las palabras finales para enviar un correo a la imprenta, un nuevo diseño para invitaciones se esta cocinando y nos serviría de mucho tener una muestra para mostrarle a los clientes. Doy enviar y estiro los brazos a lo alto, no se que hora es, la luz que entra por la ventana no parece tan clara como al medio día. ¿Serán las cuatro? No he probado bocado desde que desayune, eso explica porque el repentino ardor en la boca del estomago. 

Tengo todo organizado y listo para entregar mañana. Saldré temprano hoy, así me quede haciendo horas extras, no me concentro y termino cometiendo errores innecesarios; por hoy dejaré así. Reviso si hay una respuesta al correo, pero no veo nada. Recojo mis cosas, la bolsa, el celular y las llaves, me embarcare en el Spark camino al restaurante de omelets, es la mejor comida y me subirá el ánimo.

Me despido de los pocos compañeros que se quedaran hasta las 5, muchos han terminado antes y se han ido ya. Para estás fechas el ritmo de trabajo disminuye un poco, se debe aprovechar esos descansos, no se sabe cuando tendremos que enclaustrarnos en la empresa. Subo al ascensor para que me lleve al estacionamiento, suspiro hondo con pocas ganas de hacer algo, incluso comienzo a dudar en ir al restaurante mejor voy al apartamento y pido un domicilio. 

¿Y la cita con Nam? 

Golpeo mi frente con la mano. Le dije que nos viéramos en el parque de las flores y cerca esta el restaurante de omelets. Tenía pensado en ir al apartamento, atragantarme de pizza y ver algunos recuerdos con Jin. Si lo pienso un poco no todo fue malo mientras estuvimos saliendo, él tenía sus detalles, sus tontos chistes despejaban mis preocupaciones, verlo posar frente al espejo me hacía sentir que era irreal; todas esas cosas son los buenos recuerdos que puedo salvar de él. 

Las puertas del ascensor se abren en el primer piso y salgo, dejaré el Spark aquí, caminare hasta el restaurante y después me veré con Nam, no es el mejor plan para terminar el día, pero haré lo que se debe hacer. Con Jin podré reencontrarme después. 

El guarda de seguridad del edificio me abre la puerta, sonríe levemente y le agradezco con una reverencia. Respiro profundo llenando mis pulmones del humo de los autos, de la contaminación y diviso la calle del restaurante, mi estomago hará mutación si no le doy algo de comer. 

—¡Zoe!—. Al otro lado de la calle, cruzando la avenida, esta ella llamándome con su mano en lo alto. —¡Por aquí!—. 

Podría fingir que no la he visto, caminar derecho y no cruzar la calle, el problema es que ella ya esta cruzando y que el restaurante esta de ese lado. Empuño mi mano dentro del gabán, a ella tendré que enfrentarla, pero sera después de que hable con Nam, mientras tanto, fingiré que es agradable verla.

—¡Amiga!—. Se abraza a mi. —Que coincidencia—.

Nos separamos, su modo de vestir a cambiado, no usa mini faldas, nada de camisas descotadas, nada de tacones con enredaderas a media pierna; parece otra persona. Viste un dril negro, un gabán que le da a la cintura, tacones, y no es el uniforme de su trabajo.

—Wao, esto va en serio—. Digo viéndola de arriba a bajo.

—Debo encajar con Nam, no puedo quedarme atrás —. Es algo positivo en su vida.

—Me esta agradando un poco lo que él hace—.

Se engancha de mi brazo sin decir nada y me arrastra con ella.

—¿A donde ibas?—. Pregunta sin dejar de caminar.

—Al restaurante de omelets para almorzar —. Sí, mis tripas mutaran pronto.

—Vamos juntas. Después podemos ir a ver los vestidos ¿que dices? —. Pésima idea. Pensándolo bien no fue tan malo decirle a Nam que nos viéramos hoy, no tendría una excusa para escaparme de ir a ver los vestidos de novia donde me sentiré realmente triste. 

—Tengo una reunión después de almorzar. Es un cliente que quiere organizar la fiesta de graduación de su hijo —. El evento es real, la reunión con el señor también, solo que no es hoy, es la otra semana.

Boa hace un puchero con sus labios, parece un pato, pestañea como cordero en busca de que de mi brazo a torcer, lo siento por ella, esta vez no funcionara. Hoy pondré fin al triangulo. Cuando hable con Nam ya no habrá marcha atrás. 

—Te dije que si trabajas con nosotros podríamos hacer todos los preparativos —.

—Es él quien no se decide. Tenemos que esperar —.

Cruzamos la calle, a dos cuadras se ve el reluciente restaurante, cambiaría a Boa por Song almorzaría con más agrado. ¡Cierto, mi jefa! Tengo que escribirle  que no nos veremos hasta mañana, que no iré después del trabajo. Boa no se despergara de mi lado hasta que comamos algo, estoy segura que se irá luego de eso. Empujo la puerta y un mesero nuevo es quien nos recibe, debe rozar por las 30 años, por sus brazos esta bien conservado, lastima que eso no me impresione en lo absoluto.

—Buenas tardes, damas. ¿Tienen reservación? —.

—Sí, esta a nombre de Kim Zoe—. Tanto Song como yo, tenemos un puesto fijo dentro del restaurante, siempre existirá una reservacion a nuestro nombre.

—Es correcto. Siganme por favor —. Como es nuevo no me negare al acompañamiento. Cada paso que damos es un codazo de Boa haciendo señas sobre el mesero.

Nuestra mesa no es central, esta en un rincón, como a Song y a mi nos gusta. Él extiende el menú para las dos, yo se que voy a pedir desde antes de cruzar la puerta, Boa esta más preocupada por los ojos claros del mesero que por escoger algo del menú, ¿en serio va a casarse? ¿No ha cambiado por completo?

Su actitud es lo que no me deja estar tranquila. Desde hace muchos meses su relación me parece sospechosa, ella seguía saliendo, seguía ligando, continuaba con sus arroces en bajo, sus hábitos sobre el amor a medias, todo eso mientras esta con Nam. Él por otro lado nunca se me incinuo, nunca se propaso conmigo; omitiendo el beso, nunca escuche de que saliera aquí y allá con alguien más. 

—Pediremos omelets con Americano, una porción de kimbap y el postre de flan —. 

—Lo tengo. En un momento les traeré su orden—.

—Gracias —. Dice Boa y le guiña.

Se queda viendo al mesero perderse detrás de la puerta de ingreso a la cocina, yo me quedo viéndola, necesita cambiar esos malos hábitos, ¿qué si Nam se entera de su comportamiento? Parezco tonta preocupándome por el uno y por el otro, cuando soy yo quien salió perdiendo en todo esto. Por fin nota que estoy frente a ella y sonríe torpemente bajando la mirada, tiene las manos entrelazadas y puedo ver sus dedos, siempre cuido de sus manos, se ven suaves, delicadas ... Un momento, ¿y el anillo? Recuerdo que me hablo de un anillo de compromiso, ¿no lo usa?

—¿No crees que es lindo? —. De sus manos pase a su rostro, sus cejas suben y bajan.

—¿Quien?—.

—El mesero—. Rueda los ojos.  No será el anciano que recoge los abrigos—.

—Es simpático, no se le niega—.

—¿Solo eso? Yo digo que esta mejor que Jungkook—. Alguien que le preste unas gafas, el mesero podrá ser fornido pero hay una enorme diferencia con Jungkook, empezando que el chico fue bendecido con un rostro angelical. 

—Ni lo note—. 

El mesero aparece con el carrito y las charolas de la orden, es un alivio porque mi estomago estaba rugiendo como león enjaulado. 

—Pero si hay algo mejor que todos los hombres guapos, son estos omelets—. Algo en lo que coincidimos.

—Nada opaca a los omelets—. Dije. Corte la primer rebanada y lo saboreo en mi boca. Poco a poco el monstruo en mi estomago se va calmando.

—¿Que hacías por esta zona? —. No me parecía una coincidencia encontrarnos. 

—Me dijeron que hay una boutique de vestidos por esta zona, vine a echar un vistazo y te vi salir del edificio—. Debe ser una boutique nueva, porque no la conozco.

—¿Como van las cosas con Jhope?—. Levanto la vista del plato, ella esta mirando la figura del omelet. 

—¿Porque le diste mi número?—. Ella sonríe por lo bajo, no le quito la mirada. 

—Ustedes se conocían de antes. Ese día estabas en otro planeta, desde lejos se le notaba la dicha que sentía por volverte a ver —. Tenía mis razones ese día.

—Me llama todos los días mientras no esta cumpliendo su agenda, me envía mensajes. No me molesta volver a hablar con él, pero no puedes hacer eso sin mi consentimiento. ¿Que pasaría si él fuera un psicópata? —.

—Pero no lo es. Deja de exagerar. Mas bien se agradecida conmigo, te regrese a un viejo amor—.

Solté los cubiertos. Ese día ella no lo reconoció porque yo no lo llame por su apodo, ¿no? ¿Porque dice eso?

—¿Como lo sabes?—. Pregunte siendo indiferente.

—Él no los dijo cuando te fuiste. Que estaba arrepentido por lo que te hizo y que quería pedirte disculpas. Antes de despedirnos le di tu número, no me pareció algo malo. Hasta bonita pareja podrían ser—. Me gustaría creer que lo hizo inocentemente, pero la conozco bien.

Bebo mi americano, mi entrecejo se recoge y ella suelta un suspiro.

—Bien. Lo acepto, también para que salieras con un chico y se acabara tu inútil tiempo sabático —. Bingo. 

—No me sorprende. Te he dicho que me tomaré mi tiempo. Poner a Ho Seok en el medio puede ser doloroso para él, ¿no lo has pensando? —.

—¿De que hablas?—.

 —Él puede tener sentimientos a los que no le puedo corresponder. La situación se volvería incomoda para los dos, porque cuando hay sentimientos de por medio y solo uno siente todo pasa a ser diferente. ¿Comprendes?—.

Boa baja la cabeza, se que me escucha aunque da la impresión que solo esta comiendo sin interesarle lo demás. Desde que Ho Seok me llamo esa vez, quise decirle a ella que las cosas podían salir mal, que el perjudicado sería Ho Seok. En las cosas del corazón es mejor no ser intermediario puede que complique más la situación. 

                             ***

Terminamos el almuerzo sin hablar mucho, ella hacia dos o tres comentarios sobre mi amor de infancia y una posible reconciliación, yo no le pregunte nada sobre su relación, igual, ella aprovechaba cada momento para sacar a relucir alguna anécdota de los dos. No le pregunte por su anillo, aunque es extraño que no lo use, sus razones tendrá, quizás aun no esta acostumbrada y teme que su popularidad desaparezca. 

Luego de poner a Boa en el autobús, camine al parque de las flores, para esta temporada se ve realmente colorido, tanto los arboles como las flores que adornan los alrededores saludan a los visitantes; casi se siente como un mundo aparte.

Ubique las bancas de cemento blanco, me senté mirando al estanque de los patos, a un costado una señora vende las galletas para alimentarlos, puede que me anime y los alimente más tarde. No se si son los nervios o comí mucho, me siento inflada, las manos me sudan y el gabán me pesa un poco. Miro la hora en el celular, son las 5:05 PM, esperare diez minutos más sino aparece asumiré que estaba jugando conmigo.

Me quedo viendo a los patos, las madres llevan a sus polluelos resguardandolos de los peligros, es un hermoso cuadro que hace juego con los tres caminos rodeados de arboles. 

— Disculpe, ¿este puesto esta ocupado? —.

La voz gruesa envió un choque eléctrico a mi cerebro, las manos me sudan mucho más por los nervios. Gire a verlo, casi vestimos igual, solo que en vez de pantalón formal, él lleva un Jean y en vez de tacones usa zapatillas, y un gorro de lana. 

—No. Puede usarlo —.

Sonrió con sus ojos dejando ver un poco sus hoyuelos, aunque desee ver a otro lado algo me impide apartar la mirada hasta que se sienta a mi lado. De inmediato busco mirar al frente. 

—¿Esperaste mucho? —.

Negué, cinco minutos no es nada. 

La tapa del vaso de café apareció en mi campo visual, baje la mirada, seguí la mano, el brazo y llegue a sus ojos que señalaban para que recibiera el café. Tome el vaso entre mis manos, esto tiene un aroma familiar, me transporta a esos días en los que salíamos a caminar en compañía de un buen café. Bebí un poco sonriendo levemente, igual que con Jin, con Nam también tengo buenos recuerdos; sin importar que nos separemos, no pienso desecharlos.

—¡Que belleza! No sabía que existía un lugar así —.

—Cuando el trabajo se torna agotador, Song me trae aquí, es imposible no dejarse atrapar por la paz de la naturaleza —.

—Conocías un lugar así. ¿Porque no me trajiste antes? —. Lo iba hacer, quería mostrarle este lugar para que como yo, se enamorara de los colores. 

Voltee a verlo sin responder a su pregunta, nuestras miradas se conectaron como siempre pero el sentimiento era distinto. Nam llevó su cuerpo adelante, usó sus rodillas para apoyar los codos y no me quito la mirada, incluso suspiró cansado. Dejaré que él inicié con la conversación, estoy demasiado nerviosa para ir directamente al grano.

—¿Como has estado? —. Esa pregunta fue suficiente para que volviera a ver al frente. No olvido que tiene un don para ver más allá de mis respuestas.

—Bien. Lo normal—.

—¿Como sigue tu amigo?—.

—Ya no esta en el apartamento, se regreso con su novia. Debe estar bien—. Tan bien que no se ha dignado a llamarme. Cuando este en el apartamento lo llamare y le reprochare su abandono.

—¿Y el trabajo?—. ¿Porque hacía esas preguntas? ¿Que quería escuchar, que estoy deprimida por él?

De nuevo volteo a verlo, creo que no me ha quitado la mirada porque sus ojos están ahí, reflejando tristeza igual que en la ceremonia de BigHit. Eso en vez de enojarme me hace sentir culpable y no se porque.

—¿Y tu, Joon? ¿Como estás?—. Que le llamara Joon, no solo lo sorprende a él, yo estoy igual.

Su sonrisa aparece y desaparece en un parpadeo, pestañea buscando las palabras para responder.

—El trabajo esta mejor que nunca. Conseguimos la aprobación de los proyectos y hemos avanzado bastante. Mi familia esta bien de salud y me reuní a solas con mi cuñado, hablamos de muchas cosas; no es tan mala persona como creí —. Parece que estamos en la época de cambios, él y Boa han cambiado sus vidas, es hora de que yo haga lo mismo.

—Pero...—. Aquí baja la cabeza y eso me causa curiosidad. 

—¿Pero que? —.

—Nada de eso me hace sentir bien —. Sigue sin levantar la cabeza.

—¿Porque? Tu jefe te reconoció delante de personas importantes, tus proyectos están en funcionamiento, la relación con tu familia se ha fortalecido, parece que conseguirás todo lo que quieres—.

—No. No todo, falta algo —.

—¿Que es? —.

Levanta la mirada, sus mejillas se han coloreado un poco, sus ojos se cristalizaron y siento esas ganas de abrazarlo para reconfortarlo por algo. 

—Tú—. Soltó en un hilo de voz. 

Escuche mal ¿cierto? Este hombre que esta próximo a casarse no puede estar diciendo esto mientras me ve con tristeza y desconsuelo.

Nam Joon tenía la capacidad de hacerme sentir infinidad de emociones en unos pocos minutos, si antes estaba pensando en abrazarlo, ahora solo quiero golpearlo para que reaccione. No se puede ser tan cínico.

—Nam, la gente va y viene todo el tiempo. No podemos apegarnos a ellos. Antes tenías una vida sin mí, puedes tenerla de nuevo aún si no estoy—.

Su expresión cambia, se endereza, no ha recibido bien mis palabras, pero ya que no quiso ser serio, tendré que ser yo quien hable con honestidad y frialdad. Creí que él me contaría todo y me explicaría porque ha sido tan idiota las últimas semanas. Volví a equivocarme con él.

—No puedes decir que no tienes una buena vida, cuando vas a casarte, es injusto con tu prometida —. Bien lo dije, no quería tocar ese tema en particular pero que más da. —Es verdad, los amigos son importantes, pero no tienes porque depender de esa manera de una persona—. Sí, un burro hablando de orejas. Que puedo decir, soy experta en dar consejos y un fracaso para seguirlos.

Él no dice nada, esta ahí viéndome fijamente con la ceja levantada como si todo lo que yo estuviera diciendo fuera una completa locura. Eso me enfurece de sobre manera, esta vez no dejaré que se salga con la suya. Se acabo el cuento de dejarme llevar por estos sentimientos tontos que no me hacen bien. Dejaré salir todo lo que tengo atorado en el pecho, le diré exactamente como me siento y entonces podré soltarlo.

—Joon, acepté verte hoy porque tenemos mucho de que hablar. Han pasado cosas que entorpecieron nuestra amistad y quiero ser clara contigo. Yo espero que seas claro conmigo—.

Cambio su expresión, se ve apenado, relajo su rostro y asintió como niño bueno que sigue instrucciones de sus mayores. 

—Te escucho—. 

Ajuste el vaso entre mis manos, me gire completamente hacía él, trague grueso esperando que las palabras se amontonaran en mi garganta y entonces un...

—Estoy enamorada de ti—. 

... salió de mis labios.

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¡Ding, ding, ding, ding!

Es un llamado de emergencia, código 143. 

¿Cual será el desenlace de este encuentro? Esperenlo en la próxima actualización. No, no soy mala persona. 

Los quiero y los leo en los próximos capítulos. No lloren, ni maldigan mucho, solo denme amor como ustedes saben hacerlo. ¡Besos, dice Mr Kim!









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