TRIGÉSIMO SÉPTIMO
No volví a tener noticias de Boa. Me bloqueo de todas las redes sociales, del SNS, por todas partes desapareció su contacto. Ha pasado una semana y creí que ella regresaría pidiendo disculpas, arrepentida, pidiendo una segunda oportunidad para nuestra amistad; nada. Se fue con su orgullo.
Song se entero por boca de la señora Kim de nuestro encuentro a escondidas, por supuesto se puso histérica, grito, maldijo, amenazo con acabar nuestra amistad; le recordé que la empresa quebraría si nos separábamos y aún así dijo que no le importaba. Estaba bastante molesta conmigo, por tres días me aplico la ley del silencio, hasta en la oficina, el pobre de Jimin tuvo que ser el mensajero entre las dos.
Claro que una vez se tranquilizo, su enojo se apaciguo y me empezó a extrañar, las cosas entre nosotras se arreglaron con una cena en Omelets. Nada mejor que las reconciliaciones entre amigas, Jong me la presto por un día entero, nos pusimos al día con nuestras vidas e hicimos el pacto de no volver a ocultar nada a la otra; espero poder cumplirlo al pie de la letra.
Ahora vamos de camino para vernos con la señora Kim, el dinero robado fue entregado sin que le faltara un solo céntimo. Tanto Song como yo quedamos sorprendidas cuando el jefe de la estación de policía nos entrego el sobre con los papeles y datos de la cuenta donde recuperaríamos el dinero. El primo de Jin se había entregado por voluntad propia, el jefe nos contó todo lo que había pasado mientras estábamos ocupadas con el trabajo de temporada. El hombre arrepentido contó como habían planeado el desfalco y que harían con el dinero. Resulta que Jin era patrocinador en una fundación de animales de la calle, cuando falleció la fundación perdió un gran capital y estaban pasando por momentos difíciles, su madre quería que el dinero ayudara a la fundación que tanto amaba su hijo.
Ahí me di cuenta que nunca conocí realmente a Kim Seok Jin, quien era realmente ese chico, ¿era el guapo modelo de revista que se robaba los corazones de todos? ¿ o era aquel hombre sensible, noble que quería ayudar a que todos tuvieran estabilidad? Como todo lo relacionado con él, jamás sabre la respuesta, jamás conoceré la verdad; y la idea es un tanto desalentadora.
– Tierra llamando a Zoe –. Song me ve por el espejo retrovisor, ¿me estaba hablando? Eso parece.
–Ah, lo siento. ¿Me decías? –. Deje de ver por la ventana.
–Mmmm, ¿esta bien que vayas conmigo? Puedo manejar a esa señora –.
–No te preocupes. Estoy bien –. Sonrió y asiento para que se tranquilice.
Ella deja de verme por el espejo, concentrándose en la carretera, suspira haciendo vibrar sus labios y se recarga en la silla.
–Pues tu cara dice otra cosa. ¿Has hablado con NamJoon? –.
Kim Nam Joon, mi vecino, se convirtió en mi mejor amigo y después paso a ser el hombre del que me enamore. Después de arreglar el embrollo en que estuvimos por culpa de las mentiras y las manipulaciones de Boa, quedamos en tener nuestra conversación, hablaríamos de los dos y del siguiente paso en nuestras vidas. Sí, así debía ser, no obstante, llevamos una semana sin vernos, no coincidimos en el edificio, ni tampoco coincidimos para las llamadas o los mensajes. Cuando él me llama estoy ocupada y si le regreso la llamada él no puede responder, pasa igual con los mensajes. Como él dice, tratándose de trabajo no hay nada que podamos hacer.
Niego y suspiro viendo a la ventana, mi aliento empaña el vidrio, lo limpio con las yemas de los dedos cada vez que se empaña.
–No hemos hablado –.
–Pero se llaman y se escriben ¿no?–.
– Algo así, respondemos los mensajes cuando nos queda tiempo–.
–¿Es por eso que tienes esa cara? –. Su pregunta retumbo en el auto.
¿Sera muy tonto sentirme deprimida por eso? ¿Estaré exagerando? Los mensajes que Joon me envía son bellos, me escribe desde poesías hasta simplezas como que cambiaron por fin el color de su oficina. Todo eso me gusta y esta bien para mí, pero ¿porque siento que falta algo? Él repite mucho que me quiere y que esta feliz por estar conmigo, yo también lo estoy, pero no siento que en verdad estemos en una relación. Tengo más contacto con Hobi, nos hemos visto dos veces; es toda una travesía pero él hace todo lo posible por cumplir la cita.
–¿Como haces, Song? –.
–¿Como hago que? –.
–¿Como haces para no sentirte sola cada vez que Jong debe viajar por su trabajo? –.
A través de la ventana se ve difuminado el paisaje verdoso de los árboles de Changguk, la zona rural más hermosa que he visto. Escucho que Song se re acomoda en la silla, creo que no debí preguntar eso, justo cuando Jong esta de viaje por tres días.
–¿Que puedo decirte? Siempre me siento sola cuando él no esta, no importa lo que haga o quien este, porque el espacio de Jong nadie puede llenarlo. Cuando nos conocimos y durante nuestro noviazgo fuimos conscientes de los riesgos que se debían correr si queríamos casarnos, con todo eso quisimos hacerlo, ¿sabes porque? –. Niego. Dejo de ver la ventana para ver el espaldar del asiento donde esta mi amiga. –Porque estamos enamorados, lo veo y todavía me da cosquillas en el estomago tal como el primer día que lo vi. Mientras estemos enamorados no importa la distancia, el tiempo o los problemas, podremos soportarlo y continuar juntos. Claro, eso lleva tiempo, y la confianza es un factor fundamental–.
Confianza ¿Acaso era eso? ¿Aún no confiaba en Joon y por eso quería tener algo tangible y seguro de nuestra relación? Es impresionante lo delicada que es la confianza, porque es fácil desconfiar, pero difícil confiar.
Me deje caer en el espaldar del asiento, lleve mi brazo a la frente queriendo cubrir mi estado de ánimo, suspire agotada de mis pensamientos contradictorios y cerré los ojos.
–¿Porque no vas a buscarlo?–.
– Prácticamente vive en la empresa. Están trabajando en un álbum completo y dice que pierde tiempo yendo al apartamento a dormir tres horas. Aparte, cada vez es más famoso y tiene gente pisandole los talones–.
–Todo lo que acabas de decir suenan a excusas que le has puesto. Su fama no es un impedimento, ¿crees que él hubiera ido a un restaurante como Young, sin pensar en eso? Nam Joon no es un niño, Zoe –.
–No quiero molestarlo. Es un trabajo importante para él, si voy solo lo distraeré. Esta sacrificando mucho para poder cumplir con sus sueños–. Por eso aunque he querido ir a buscarlo en el apartamento cuando llego de trabajar, me reprendo porque él debe estar cansado, desisto de la idea por miedo a despertarlo y estropear su descanso.
– Aún así deberías arriesgarte, no sabes si él te esta esperando–.
– Esta concentrado en el trabajo, estoy segura que ni siquiera sabe que pasa a su alrededor –.
–Piénsalo. Bien hemos llegado–. El auto se detiene y el motor se apaga. Quito el brazo para ver que efectivamente estamos afuera de una casa de campo, no se ve muy lujosa pero esta bien cuidada.
–¿Porque nos habrá pedido venir aquí? –. Recojo mi bolsa y acomodo mi Suéter.
–Tal vez solo se siente segura en su propio terreno–. Song baja del auto, pone la seguridad, se cuelga el bolso y caminamos juntas a la puerta.
Unas escaleras en piedra caliza alzan los cinco escalones para llegar a la puerta de cedro cobrizo, el arco en piedras diminutas se alza imponente cubierto por el techo en tejas rojizas, a los lados enredaderas adornan la entrada, por donde lo vea es hermoso y no quiero imaginarme adentro.
Song toca el timbre, yo acomodo mi pantalón que se ha pegado por el sudor que acumule durante el viaje de dos horas y media. Los seguros suenan de adentro y la puerta rechina abriéndose para nosotras, una muchacha con uniforme de pantalón es quien nos saluda haciendo una reverencia.
–Buenas tardes, tenemos una cita con la señora de la casa–. Dijo Song. Yo solo hice una reverencia a modo de saludo.
–Buenas tardes, pasen por favor–. Se hizo un paso atrás, nosotras entramos una detrás de la otra.
No estaba equivocada, adentro es mejor que afuera, el techo alto adornado por candelabros en estrella da cierto toque de elegancia, una escalera en forma de caracola se alza para el segundo piso, al lado izquierdo lo que parece una sala más bien sencilla, del lado derecho algunos adornos, más muchas plantas y materas que limpian el aire de la casa.
–La señora las esta esperando en el estudio, pueden seguir por el segundo piso a mano izquierda en la primer puerta –. Asentimos y la mujer se marcho por un pasillo.
Subimos al segundo piso siguiendo las indicaciones de la señora, me pareció demasiado silencioso el lugar pero ignore esa parte. Song señalo la puerta que esta entre abierta, toca dos veces y termina de abrir la puerta por completo.
–Buenas tardes, señora Kim –. Dijo Song al entrar, yo le seguía el paso.
Ella giro a vernos, esta en una silla de madera, de esas antiguas que se usaban en la prehistoria. Detuvo el movimiento y se puso de pie.
–Zoe, viniste–.
Su tono suave y dulce para hablarme me sorprendió bastante, yo solo pestañee creyendo que había escuchado mal.
–¿Eh? Ah, sí, si señora–.
–Que bueno. Pasen, pasen. Tomen asiento, ¿quieren algo de tomar? –.
Okey, esto no es exactamente lo que yo esperaba ver en la casa de la señora Kim. Lo último que recuerdo de nuestro encuentro fue ella lanzando cachetadas, maldiciendo mi existencia y que se echo a llorar desconsolada. No puedo creer que sean la misma persona, esta mujer amable, dulce, de parpados caídos y manos arrugadas, parece otra persona.
Song jalo mi suéter para que me sentara junto a ella en el sillón que esta recostado a la pared. Diagonal un ventanal deja ver un hermoso paisaje de montañas, árboles y llanos; sin lugar a dudas un buen lugar para venir a descansar.
–¿Como estuvo el viaje? ¿Encontraron fácil la dirección? –. Ella tomo asiento en la mecedora.
–Con las indicaciones que nos dio fue fácil encontrarlo–. La señora Kim no era la única cambiada, mi jefa había pasado de insultar su nombre a tratarla como una ancianita que debe ser tratada con delicadeza.
–Que bueno. Zoe, ¿como has estado? –.
–Bien, bien. Si señora ... Ehm, ¿y usted?–. No había estado tan incomoda con ella, incluso cuando me trato con altivez no me sentía como ahora, no sé que decirle exactamente.
– Después de que nos vimos en la cafetería, vine a esta casa, a Jin le gustaba estar más tiempo aquí que en el apartamento. Fui a su habitación en busca de alguna señal de que estabas equivocada y que yo no había abandonado a mi hijo... –. Recién noto el rojo en sus ojos y el pañuelo que sube para secar las lágrimas. – Tienes razón, no estuve ahí para mi hijo y me arrepiento tanto. Mi esposo y yo pensábamos que Jin era un niño capaz de lidiar con su propia vida, tan independiente tan fuerte. Olvidamos que también podría sentirse solo–. Absorbió.
Algo dentro de mí se estaba revolviendo, las tripas se me habían pegado a la espalda y yo sentía el tirón de mi estomago. Osea, estaba sintiéndome terriblemente mal. Porque sí, era bueno que ella se diera cuenta del error, pero verla así no me hacía sentir que hice algo bueno.
–Señora Kim, no tiene porque... –.
–Sí, Zoe, si tengo. He estado tan equivocada, confundida, cometiendo error tras error. Llena de rencor y odio hacía la persona equivocada ... No he podido despedir a mi hijo ... No he podido descansar–. Ella se quebró, llevo las manos a su rostro, cubrió todo el dolor que estaba sintiendo y lloró.
Mi corazón se encogió tanto que me dolía el pecho, Song y yo derramamos lágrimas acompañándola en su pena. Me puse de pie y me acerque al cuerpo encorvado de la señora Kim, su espalda sube y baja, tiembla con cada gemido de dolor, mi mano se posa en su espalda, doy toques para que se calme.
Instintivamente le abrazo contra mí, quiero que deje de llorar, que se calme, casi siento que estoy consolando a mi madre y eso me pone mucho más sensible. Froto su brazo, la conforto en mi pecho y poco a poco su llanto va disminuyendo hasta ser simples suspiros entre cortados.
– Siento mucho el comportamiento de mi hijo, siento mucho haberte tratado de asesina y culparte por todo. ¿Podrás perdonar a esta anciana? –.
–Usted aún se ve joven señora Kim. No se preocupe, yo quise mucho a su hijo y no puedo tenerle rencor, ni a él, ni a usted–.
La señora Kim se separo, sollozaba y vi esa pequeña sonrisa alzada en sus labios, reía leve, pero reía. Jin heredo de ella es sonrisa encantadora, hasta me sonroje un poco al verla.
– Dije que no lloraría más–. Limpio el rastro de lágrimas y se puso de pie. –A lo que vinimos–. Rodeo a Song, camino al escritorio, abrió un cajón y trajo consigo una carpeta.
Se la paso a Song y regreso a la mecedora. Yo regrese junto a Song, sea lo que sea que este dentro de esa carpeta, dejo a mi jefa con los ojos bien abiertos.
– ¿Que es? –. Estire el cuello queriendo ver los papeles dentro.
–Es una indemnización por lo que hizo mi sobrino. No es mucho pero es lo justo–.
–No señora Kim, no es necesario, el dinero fue devuelto –.
–Sé que mi sobrino se entrego, le dije que no lo hiciera, que yo respondería. Él no me escucho–. Bajo la cabeza apenada.
–Mi jefa retiro la demanda cuando se nos informo de la entrega del dinero. Aunque sera castigado por delitos menores, es todo lo que se pudo hacer–.
–Si señora Kim, quizás una fianza sea suficiente–.
–No tengo como pagarles todo lo que han hecho por nosotros. A pesar de todo el daño que les hemos causado–.
–Estoy segura que Jin estaría muy triste si su familia termina de esa manera–. Hasta puede que su alma me atormente por el resto de la vida, y no muchas gracias.
***
Cenamos en casa de los Kim, la señora Kim insistió tanto que debíamos quedarnos en su casa hasta mañana, pero una cosa era aceptar sus disculpas y otra tratarla como si realmente fuera de mi familia; yo no soy de ese tipo de personas.
Con el sol dando sus últimos suspiros, era hora de que nosotras regresáramos. Song regreso el dinero que la señora Kim le ofreció y pidió que fuera entregado a la fundación para animales de la que nos hablo el jefe de la policía, sería mas productivo si se la dieran en honor a un gran amigo que los cuidara eternamente. No tan convencida la señora Kim acepto y dijo que nos informaría cuando lo hiciera.
–Zoe, se que es mucho pedir, pero me gustaría que nos visitaras cuando tuvieras tiempo –.
La señora Kim nos despide en la puerta, junto a la mujer que al principio nos atendió.
–No quiero prometerle nada, señora Kim. Necesito tiempo para pensarlo –.
–Entiendo. Me conformo con que lo pienses. Mi esposo estará feliz de conocerte–.
–Que tenga buena noche, señora Kim–. Hice una reverencia junto a mi jefa.
–Gracias por la invitación, señora Kim. Espero las cosas mejores en su vida–. Dijo mi jefa y camino al auto.
–Adiós señora Kim –. Adiós Jin.
–Adiós, Zoe –.
Entre al auto, esta vez de copiloto, le di una última mirada a la figura de la señora Kim. Deseo que todo su sufrimiento acabe y pueda continuar con su vida, que honre a su hijo y olvide todo el rencor que albergo en su corazón. Sacudiendo la mano nos despidió y se adentro en su casa. Song encendió el motor y nos encaminamos de regreso a nuestras casas.
Saco el celular que esta enterrado en mi bolso, olvide quitarle el modo vibrar, efectivamente tengo llamadas perdidas de mi mamá, de Hobi, de Jimin y de Joon; no logramos coincidir, es triste.
–¿Algo sobre el príncipe? –.
–Me llamo y como sabrás no le conteste–. Regreso el celular al fondo del bolso, nada saco con quejarme, ya paso.
–¿Vas a regresarle la llamada?–.
–Fue hace más de una hora. Debe estar ocupado–. Oprimo el botón para inclinar hacia atrás el asiento. –Tengo sueño, avísame cuando lleguemos, por favor–.
–No me pagas lo suficiente para ser tu chófer y asistente–. Aqueja ella bufando.
–A mi tampoco me pagan bien por las horas extras y no me estoy quejando –.
–Encenderé el aire caliente. Tu solo cierra esos ojos y descansa. Yo me encargo de conducir–. Palmeo mi brazo.
Me deje caer reclinada en el asiento, envolví mis manos en el suéter, mire a la ventana y viaje a ese mundo profundo de los sueños, no sabía lo cansada que estaba hasta que sentí pesado los parpados y la luz se apago, no supe más del mundo exterior. Dormir parece mucho mejor que pensar y torturarme con el mundo real.
***
–Zoe, pss... Zoe –. Alguien a lo lejos me llama pero el cuerpo me pesa tanto que no quiero moverme.
–Mmmm–.
–Zoe, abre los ojos. Despierta. Llegamos–. Reconocí la voz de Song y abrí los ojos de golpe.
Primero identifique mi alrededor, columnas, frió, silencio total, las franjas amarillas y negras, y mi Spark al lado. Estamos en el estacionamiento de mi edificio. Hemos llegado. Estire los brazos tocando el techo del auto, mis articulaciones traquearon con el movimiento, y quede despierta.
–Dormí bien–. Digo bostezando.
–¿Porque no me dijiste que estabas cansada?–.
–Amiga, yo siempre estoy cansada–. Murmuro.
Song ríe aceptando el comentario, después de todo es su culpa que me la pase cansada. Se me queda viendo como si esperara a que le dijera algo, bajo los brazos y miro a lado y lado, no sé que quiere.
–¿Que?–. Insto.
–¿Que vas a hacer con Nam Joon?–. Si mi madre viviera conmigo estaría haciéndome la misma pregunta, ya hasta creo que Song es mi progenitora.
Muerdo mi labio por dentro, me encantaría ir a buscarlo y hablar con él, decirle cuanto lo extraño y todo pero no quiero ser una molestia para él. Pienso que Joon se siente igual conmigo y por eso no ha venido a buscarme, porque sabe que he estado ocupada, y no he dormido bien, yo misma se lo he hecho saber en los mensajes que le envió.
–Lo dejaré pasar por esta noche, Song. Ahora solo quiero dormir, descansar. Mañana pensaré que tengo que hacer –.
–Mira, no quiero sonar atrevida ni entrometerme en tu vida amorosa, pero si vas a actuar así siempre no vayan a estar juntos, su relación no durara mucho–.
–Te dije que lo pensaré. No te preocupes, encontraré una solución que beneficie a todos–. Digo y empujo la puerta para salir. –Regresa a tu casa, voy a estar bien. Gracias por todo, Song–.
–Te creeré, confiare en ti. Si te sientes muy sola, me llamas y vengo enseguida –. Guiñó.
–Lo haré –. Moviendo los dedos, me despedí y cerré la puerta.
Ella imito el movimiento, encendió el motor y se marcho, desapareció al pasar el puesto de seguridad del estacionamiento.
De regreso al sexto piso como siempre miro hacia el apartamento de Joon, mis pies giran camino a mi apartamento, él no esta ahí, de nada sirve que vaya a su puerta. Entro al apartamento, cambio mis zapatos, me quito el suéter y camino a la sala, la luz se enciende en automático e ilumina el lugar. Me dejo caer el el sillón, ladeo mi cuerpo y me recuesto en el cuero, el brazo evita que la luz pegue en mis ojos y suspiro haciendo eco en el apartamento.
¿Y ahora? Lo que dijo Song me dejo pensando, casi tropiezo al salir del ascensor porque estaba distraída meditando las palabras de mi amiga. ¿Tendrá razón? Revuelvo mi cabello molesta y estresada. Extrañar a alguien es el peor sentimiento, bueno, a él lo extraño desde hace meses, quiero decir, que la sensación es mucho más profunda ahora.
Rebusco dentro de la bolsa el celular, no me preocupo por tener una posición cómoda, no tengo ganas de levantarme ahora. Mis dedos tocan el celular y lo extraen con total precisión. Desbloqueo la pantalla y veo los mensajes, Hobi esta fuera de línea desde el mediodía, no tardara en llamarme, mi padre pregunta porque no les conteste la llamada. Vamos al que me interesa en este momento Kim Nam Joon.
Joonie
Algo estamos haciendo mal.
No logro contactarte.
¡Te extraño, Zoe! ¡Te extraño mucho!
Estoy haciendo horas extras para terminar
antes y correr a verte.
Hace cuatro horas esta desconectado. Los mensajes que le envíe serán respondidos hasta más noche o quizás hasta mañana y así será hasta que terminemos nuestros trabajos. ¿Pero eso esta bien? Es decir, ¿de verdad tiene que ser así? ¿Cuando terminara él? ¿Y si termino primero yo, tendré que esperar mucho por él?
Mire al reloj de la sala, van a ser las nueve de la noche, ¿será muy tarde? Quizás me arrepienta por lo que voy a hacer, pero estoy segura que no tanto si me quedo aquí esperando. Me pongo de nuevo el suéter, tomo mi bolsa y salgo del apartamento decidida a ver a Joon aunque sea por unos minutos.
El señor del estacionamiento se sorprende al verme regresar de nuevo, le extiendo la tarjeta del Spark, la registra y abre la puerta. Casi a las carreras entro en el Spark, la puerta se cierra con fuerza, pongo la llave y le doy vida a mi bebé, que esta vez será el carruaje para que la princesa vaya en busca del príncipe.
Tecleo un par de números en el celular y uso el manos libres para hablar.
–Omelets, buenas noches –. No voy a llegar con las manos vacías. Además no se a cuantos tenga que comprar para que me dejen entrar.
–Hola, habla Kim Zoe, me gustaría hacer un pedido para recoger –.
–Por supuesto señorita Kim, ¿que desea ordenar? –.
–Quiero tres ordenes de omelets, pero a uno póngale de todo, que sea especial, más dos milos y un americano–. Joon es amante al dulce, el americano es por si necesito hacer un trueque con Yoongi para que nos deje cinco minutos solos.
–Lo tengo. Puede pasar por ellos en quince minutos, ¿Esta bien? –.
–Sí. Muchas gracias –.
La llamada se corta y marco el siguiente número, espero que uno: me contestes, y dos: no este enojado para que me ayude. La primera llamada no la toma, insisto una segunda y una tercera vez, rindiendome por ahora. ¿Estarán demasiado ocupados? ¿Me regreso?
¡Aléjense malos pensamientos! Por ahí dicen que la peor diligencia es la que no se hace, voy miro que tal las cosas, si no me conviene, me regreso y eso será todo.
En Omelets fue rápido, tienen una sede donde se entregan las ordenes, es solo pasar, decir tu nombre y listo, sale tu orden empacada en cajas adornadas y las bebidas están en una superficie que nos les permite moverse, ni derramarse. Acomode perfectamente las cajas para que no tuviera un accidente y de paso tener que ir al autolavado.
Y emprendí la marcha a BigHit, que por suerte también esta cerca. Ya había pasado medía hora en el trayecto a los omelets, podía ver la terraza de BigHit, el edificio no es muy alto, las casas a su alrededor son de escasos tres pisos nada más. Acelero un poco más para pasar el semáforo antes de que se ponga en rojo, con eso doblo sin problemas a la izquierda y puedo ver la entrada al estacionamiento del edificio.
El vigilante sale de su cámara de aislamiento, con radio en mano, ajusta su gorra que hasta una placa tiene. Bajo la ventanilla del auto para pedirle que me deje pasar sin tantas preguntas.
–Buenas noches. ¿A donde se dirige?–.
–Tengo una cita con el productor Min Yoongi. Es algo urgente–. Inquisitivo me ve, mira la parte trasera del auto y regresa a mí.
–A guarde un momento–. Oprime un botón del radio y este suena intermitente, como lluvioso. –Por favor confirmenme una visita al productor Min–.
"¿Quien lo busca?". Una voz a duras penas entendible sale del radio.
–Nombre–.
–Kim Zoe–.
–La señora Kim Zoe–. Tomare nota de hacerme un lavado facial y muchas mascarillas. Debo verme realmente vieja para que él me diga señora.
Mis dedos tamborilean en el volante, espero no estar haciendo algo indebido, ni siquiera le avise a Yoongi que vendría, debe estar sorprendido. Solo espero no este tan ocupado como imagino o tendré que lidiar con el diablo. Su genio no es de tomar en chiste.
"Que pase".
–Gracias. Cambio–. Extiende lo que parece un ticket. –Vaya al ascensor, primer piso la recepción, ahí le dirán a donde ir–.
– Gracias –. Asiento. Ya estoy adentro, lo demás no debe ser tan difícil ¿verdad?
Estaciono el Spark en la zona B puesto seis, por suerte esta cerca del ascensor, dejo al bebé con la alarma, llevo las cajas y corro al ascensor. En el primer piso esta la recepción dos mujeres son las encargadas de dar la bienvenida a los que llegan. Como es de esperar, por la hora, solo una persona esta atendiendo.
–Señorita, Kim. Buenas noches. Que bueno tenerla por aquí –. Los astros están a mi favor, es alguien que me conoce y no pondrá restricciones a mi visita.
–Buenas noches, querida. ¿Turno hasta tarde?–.
–Sí. Salgo en una hora y parece eterno. ¿En que puedo ayudarla?–.
–Estoy buscando al productor Min, ¿sabes donde lo ubico? –.
–En el tercer piso, a mano derecha en la segunda puerta. Debes tocar el timbre o no te escuchara–. ¿Un timbre? ¿Que acaso construyo su apartamento ahí? Ignoro todo eso, lo único que necesito de él es que me ayude a hablar con Joon.
–Muchas gracias. Feliz noche–.
–Igualmente–.
Nuevamente subo al ascensor, me hubiese ahorrado tiempo y gasto de suela, si desde el estacionamiento supiera donde encontrarlo. El tablero marca el segundo y el tercer piso, las puertas se abren y el ceño fruncido de Yoongi es lo primero que me encuentro al salir. Algo tecleo en el celular, lo guardo y camino hasta mí con esa mirada de pocos amigos; admito que me siento un tanto intimidada por sus ojos entornados.
–Creí que era una broma, hasta que vi las llamadas perdidas. ¿Que diablos quieres?–. Ugh. Esta bastante irritado.
–Hola, Yoongi. ¿Que tal? ¿Que como estoy? Muy bien, ¿y tu? –. Cuando estoy nerviosa digo muchas estupideces como ahora.
Su ceño se frunce un tanto mas, arruga la boca, sus labios empuñados y sus manos dentro de su pantalón de sudadera gris oscura; claramente no esta de bromas.
–Mira, Yoongi. sé que no debo ser santo de tu devoción, pero necesito encontrar a Joon, y quien mejor que tu para ayudarme–.
–Son horas laborales, las visitas conyugales están prohibidas–. Fugazmente vi el americano sobre su cuerpo.
Carraspeo controlando las ganas de gritarle. Necesito que me ayude y debo tratarlo con sutileza. Debe funcionar con él, ¿no?
–Por favor, Yoongi. Solo será unos minutos. Te prometo que no tardare. Ayúdame –. Uso el infalible puchero de los labios fruncidos y las cejas caídas.
Yoongi chasquea, rasca detrás de su nuca, revuelve sus cabellos y parece que ha tomado una decisión. Entorna la mirada y señala lo que llevo en las manos.
–¿Vas a darme de eso? Huele bien–.
Amo ser tan prevenida e inteligente, a los hombres se les llega por el estomago, Yoongi no es la excepción.
–En realidad una es para ti –. Le entrego la bolsa con la caja y el americano.
–Bang PD programo una reunión en 20 minutos –. Revisa el contenido y sonríe como niño pequeño maravillado por la comida. –No puedo darte más tiempo–.
–Es más de lo que quería. ¡Gracias, Yoongi! –.
Este asiente, baja la bolsa y señala atrás de él.
–Su estudio es el del fondo. Timbra, si no responde, la clave es 2412 –. Asiento eufórica. Él ríe de lado y antes de perderse dentro de su estudio, voltea a verme. –El estudio retiene el sonido y no deja escuchar nada afuera, pero no te fíes–. Su sonrisa perniciosa, hizo que me sonrojara de golpe. Todavía tengo un milo de sobra para bañarlo.
Ignoro su comentario imprudente y camino a paso acelerado por el pasillo hasta el último lugar. La puerta es metálica, pintada de blanco con franjas negras y azules. Respiro hondo dándome coraje y toco el timbre dos veces. No escucho ruido del otro lado, luego recordé que Yoongi menciono esa parte. Volví a timbrar, ahora más nerviosa, ¿estará tan ensimismado que no escucha? ¿O esta ignorando todo a su alrededor? Para saber si es una cosa u otro, tengo que entrar. Deslizo el panel para ingresar la clave, la luz que era roja se vuelve verde y el sello suelta la puerta. De la manecilla jalo hacía afuera y el olor a caucho, pasta, plástico, ambientador y hollín se cuela por mi nariz.
Primero asomo la cabeza para identificar el terreno, un sillón en cuero marrón, una mesa con cientos de papeles desparramados, tres pantallas gigantes encendidas, una mesa en U de madera, cedro quizás, de color negro, un montón de torres, parlantes y tres audífonos que se ven bastante pesados descansan sobre la mesa. Del otro lado, un sillón masajeador y Joon dormido en el. Me deslizo con cuidado de no hacer ningún ruido, cierro la puerta despacio hasta que escucho el pitido de que esta ajustado. Descargo las bolsas sobre la mesa tratando de no hacer mucho ruido.
Camino en puntillas hasta él, se ve relajado, cansado, su tono pálido dice que no ha estado bien estos días. Me pregunto si de verdad habrá comido bien, siempre me responde con un "sí, como las tres veces" pero me pregunto ¿que comerá? Alcance a ver un cesto de basura lleno de tazas de ramen instantáneo, sí eso es comer bien, no quiero ni imaginarme como será si se descuida.
Pongo el cabello que me estorba detrás de mis orejas para verlo mejor, junto al sillón hay un paral que uso para apoyarme, doblo mi cuerpo adelante y estoy a su altura. Sus pestañas son largas y negras, sus manos entrelazadas descansan en su vientre, tiene los pies cruzados descansados en un pequeño cojín, la cabeza ladeada hacía mí, hace que se vea bastante adorable. Esta usando un tapabocas y me odio por no poder quitárselo para ver sus labios, aunque es mejor así, puede que haga una tontería si me quedo viendo sus labios.
Mi objetivo era venir para hablar un rato con él, saber de su propia boca como van las cosas, escucharlo quejarse, sin embargo verlo descansar no es tan malo, puedo darme por bien servida. Además una de las cosas que quiero hacer es verlo descansar como ahora, quedarme a contemplarlo, admirar todo su rostro, casi queriendo que nunca se borre su imagen de mi mente.
Subo la mano hasta su frente apartando los cabellos que están tapando su bella frente, para mí todo en él es hermoso y hasta ahora no he podido decírselo, tampoco es que sea algo fácil de decir ¿no?
Joon se remueve, separa sus manos y frota su nariz, se gira un poco y lentamente va abriendo los ojos. Me quede inmóvil, había sido atrapada y no tenía a donde escapar. Sus ojos marrones lanzaron una red y me han atrapado.
– Amor–.
–Joonie–.
–¿Estoy soñando? –. Entre cierra los ojos, me odio por interrumpir su sueño.
–Sí. Trata de seguir durmiendo–. Acaricio su cabeza.
–Te extraño mucho, Zoe –.
–Yo también, no tienes idea. Pero no te preocupes, voy a esperarte –.
Su mano atrapa mi muñeca y me jala hacía él, pego contra su pecho y para cuando me doy cuenta estoy sentada en sus piernas. Mis manos están aferradas a sus hombros, él no se ve tan dormido, más bien parece muy despierto, hasta sonríe estirando sus labios y achinando sus ojos.
–Eres bastante real para ser solo un sueño, hasta tu peso es real –.
El calor me sube a la cabeza, creo que todo mi cuerpo esta ardiendo empujándome a pensar que enferme, tal vez sufra de la tensión alta. Regulare la sal y las comidas de ahora en adelante.
–¿Estás diciendo que estoy gorda? –.
–No. Solo estoy feliz de que estés aquí. ¿Como entraste? –.
–Yoongi me ayudo y me dijo como entrar–. Su rostro esta bastante cerca, debe escuchar a la perfección mi corazón.
–Ese hyung, no tiene remedio. Tendré que darle las gracias después–. Sus brazos rodearon mi cintura y su rostro sonriente se acerco un poco más a mí. –Gracias por estar aquí–.
Busque su mirada, sonríe nervioso, su sonrisa va y viene y sus ojos se abren y se cierran.
–Para ser sincero, he querido dejar todo botado para ir contigo, Zoe. Entonces recuerdo que tu también te estas esforzando en tu trabajo y recupero las fuerzas para continuar. Tampoco quiero convertirme en un intenso y llamarte y escribirte cada rato para no desconcentrarte en tu trabajo, pero Dios, si que es difícil –.
Igual que yo. Somos un par de tercos, enamorados y torpes. Que bueno que vine a buscarlo, de lo contrario no hubiéramos aguantado por mucho tiempo, tal como dijo Song.
Pego nuestras frentes y suspiro aliviada, lejos de que se me va a estallar el corazón en el pecho, quiero tenerlo así un rato más.
–Yo también quise buscarte. Hasta hoy tuve el coraje, perdóname por haber tardado–.
–Perdóname tu a mí por ponerte en estos apuros. Tuviste que venir hasta aquí–.
–Las princesas también pueden ir por sus príncipes, no hay una ley que lo impida–.
Reímos al unisono. En un abrir y cerrar de ojos sus labios rozan mi mentón, el choque eléctrico sacude todo mi cuerpo, escucho que ríe cuando mi cuerpo se encoge por el roce.
–Zoe... –.
–Si...–.
– Tengo muchas locas ideas para hacer contigo, ¿quieres que te las diga?–. Sus labios ahora rozan mis mejillas.
–Ajá –. El calor ya no me deja pensar, es otra persona quien responde por mí.
Nuevamente ríe, separa su rostro un poco y extasiada de su aroma y mareada por el calor, lo veo fijamente, sus ojos gritan mi nombre, sus hoyuelos están ahí invitándome a tocarlos, y sus labios, Dios, sus labios me llaman a que los bese.
De repente la estruendosa alarma de su celular suena retumbando en el estudio. Cierro los ojos, mientras el ríe frustrado y se mete entre mi mentón y mi cuello.
–Será después, porque ahora tengo una reunión–. Suspira. –Odio trabajar horas extras–.
Beso su coronilla y me pongo de pie, arreglo mi cabello, y me rió de verlo quejarse y removerse en el sillón. Lo sé, es frustrante, aparte de que pareciera que siempre hay algo que nos corta la inspiración y me pregunto si llegara ese día en el que las cosas se den. Ya estoy pensando que nunca podre besarle o algo así.
–Bueno , tengo que irme –.Me encojo de hombros.
–Ni lo menciones. Estoy pensando seriamente es salir corriendo contigo –.
–Yoongi nos buscaría hasta el fin de mundo y te traería de vuelta –.
Revuelve sus cabellos desesperado. Camino a él y beso su frente.
–Ya tendremos tiempo, recuerda que en juego largo hay desquite–. Le guiño.
–Zoe, si no sales ahora, te encerrare aquí hasta que termine mi trabajo –. Dice bastante serio. –Iré al baño por agua fría. No me siento nada bien–.
–Comete lo que traje. Te veo después–.
Es una lastima sí, pero cumplí mi objetivo, dando brinquitos salgo de su estudio, esta noche si podré dormir tranquila. Me da un poco de pena por él porque alcance a sentir en mis nalgas un bulto que se hacía presente, necesitara un buen baño esta noche.
************************************¡Feliz año!
Aquí les traigo lo prometido. El especial para el final de I-legal.
¡Andando!
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