TRIGÉSIMO PRIMERO
Yoongi apareció con todas las cosas que le encargue y hasta más. Trajo un jarabe para la tos recomendado por el farmacéutico, compro pollo para tres días, carne para tres días, miel para un año y otras cosas más que compro bajo las instrucciones de su madre. En recompensa por su arduo trabajo, le serví un vaso de jugo natural y lo invite a cenar. Aceptó quedarse a cenar después de hablar con su jefe informando los por menores y excusando a su amigo por ausentarse.
–Eres un buen amigo, Min Yoongi–. Dije. El pollo ya está arreglado y me facilito la cocción, solo es ponerlo en la olla a presión y estará en pocos minutos.
–No digas tonterías–. Estoy picando las verduras pero puedo ver la sonrisa que esconde al beber jugo.
–O es eso, o ustedes dos tienen algún trato de muchos wones y no quieres perderle–.
–Es un poco de todo–. Hace una mueca alzando la comisura de sus labios.
–¿Qué dijo tu jefe? –.
–Nada en particular, tendremos que trabajar horas extras y ya. Siempre trabajamos horas extras, así que no hay diferencia–. Se encogió de hombros. Suena a que es normal para él.
Imagino que es por el tipo de trabajo que tienen. Joon no tiene mucho tiempo libre, aun si está en su apartamento, el que tenga las consolas aquí, significa que trabaja fuera de la empresa también. Con Yoongi debe ser lo mismo, trabajara incluso estando en su apartamento. La vida de un artista es realmente complicada, claro que no es muy diferente a la mía, algunos aspecto.
Yoongi se retira de la cocina, va a la sala, exactamente a donde están las consolas encendidas de Joon. Deduzco que querrá saber si la dichosa pista de la que hablo está terminada o no, Dejo de prestarle atención y me concentro en la comida, las verduras hierven en el agua con sal y condimento no tan cargado, Joon estará mejor en un santiamén, después podré alardear de eso con mamá.
–Oye–. No recuerdo que nos llevemos también para que me hable con tanta confianza, lo paso y solo respondo.
–¿Qué? –.
–Ven–. ¿Me esta ordenando?
Suelto el cuchillo antes de que cometa un asesinato. Voy hasta él, está en la silla de Joon mirando a la pantalla tecleando algo.
–¿Qué pasa? No ves que estoy ocupada–.
–¿Cuál es la contraseña? –. Gira a verme. Por su ceja levantada y su gesto, de verdad piensa que se la contraseña.
–¿Por qué me preguntas a mí? –.
–Porque Nam Joon está dormido–. Responde en tono de obviedad. Siempre puedo regresar por el cuchillo ¿verdad?
–No la sé–.
Su respuesta es abrir los ojos, hacer una "o" pequeña con la boca, girar la silla completamente hacía mí y cruzar los dedos descansando las manos en su estómago.
–Eres su mejor amiga en el mundo, su futura prometida ¿y no sabes la contraseña de su computador? Has perdido mucho terreno mujer–.
–Alto ahí, amigo–. No puedo creer que haya soltado todo eso sin un toque de vergüenza. –No seré su prometida, eso no...–.
–No todavía–. Entorno la mirada porque me interrumpió. –Ya, me callo–.
–No es algo de tu incumbencia. Que sea su amiga no quiere decir que sepa todos sus secretos, él tiene su privacidad, y hasta donde yo sé, tú la estas violando–.
–Yo la sabia, y no éramos amigos–. Me está fastidiando, expectante me ve esperando que le responda algo.
–Si la sabes, entonces no me molestes–.
–¿Te lavaste los oídos hoy? Dije que la sabía, tiempo pasado, la cambio, tiempo presente–. No sé qué me molesta más, su sarcasmo o que respondí torpemente.
Muerdo mi labio por dentro, Joon nunca me ha dicho la contraseña de su computador porque nunca fue necesario, hasta hoy. No es como si nos dijéramos todo, todo, absolutamente todo, él tampoco sabe la contraseña del mío. Algo en las palabras de Yoongi lograron inquietarme. Lo hice a un lado y me pare frente al teclado para escribir algo.
–Ya intente con su fecha de cumpleaños–. Voltee a verlo confundida. –¿Es en serio? Es obvio que ya intente con las cosas básicas de él–. Rodó los ojos como si fuera agotador tratar conmigo.
Lo ignore volviendo a ver la pantalla, ¿Cuál podría ser la nueva contraseña? Yo no cambio las contraseñas seguido, tengo una que tiene cuatro años de antigüedad, es tedioso cambiarlas y estar confundida después. Abro y cierro la mano, siento la presión de Yoongi sobre mí cuando mueve el pie o carraspea esperando que teclee algo.
–Podría ser...–. Tecleo solo números y luego doy enter.
Automáticamente la pantalla se desbloquea dejando ver una pantalla azul rey, líneas que suben y bajan de color verde, muchos números y letras, junto a un título en la parte superior que dice Auda.
–Así que me estabas mintiendo–.
Mi expresión debe ser de total sorpresa, teclee al azar la fecha de año nuevo, jamás pensé que esa fuera la contraseña. Para mi, año nuevo fue cuando más cerca tuve a Joon, fue un día especial, que use esa fecha para cuidar algo importante, significa que también es especial para él.
–Oye, ¿vas a plantarte ahí? –.
Carraspeo para regresar a la realidad, quizás estoy pensando de más y solo la uso porque es una fecha que no se olvida. Eso debe ser y yo aquí pensando tonterías. Regreso a la cocina sin mirar a Yoongi, no quiero que note lo apenada que estoy ahora.
Olvide a Yoongi y su extrema confianza para dirigirse a mí. Fui por el que merece mi entera atención en este momento, Nam Joon. Serví una taza pequeña de caldo levanta muertos, lo puse en la bandeja, junto al suero para hidratar, las pastillas, otro aromatizante más suave para no marearlo y el termómetro esterilizado. Empuje la puerta con mi cadera, él seguía durmiendo, se queja momentáneamente, regresando a su estado adormilado. Saco la bandita fría, la destapo y la pongo en su frente, se retrae un poco pero no abre los ojos, paso a ponerle el termómetro en la axila si no baja la fiebre con los medicamentos tendré que ducharlo y ahí si necesitare que Yoongi me ayude.
–Joon... Joon, despierta...–. Es un pecado sacarlo de su sueño pero necesito que se alimente y tome sus medicinas. –Kim Nam Joon...–.
–... Hm... ¿Zoe? –.
–Sí, soy yo. ¿Cómo te sientes? –.
–...Feliz por escucharte...–. Seguro piensa que está soñando porque no abre los ojos y sonríe.
–Joon, traje algo para comer, ¿crees que puedas comer algo? –.
–¿Vas a darme... de comer? –.
–Si tú quieres, si–.
Se remueve en la cama, lentamente abre los ojos, ya es de noche, la luz no es muy clara en su habitación, debo recordar cambiar la bombilla por una de más potencia para no tener que encender la luz de la habitación, sería molesto para su malestar general. Mira alrededor, pestañea suavemente, está débil, es normal que se sienta perdido. Cuando finalmente nota que estoy a su lado, la comisura de sus labios se alza levemente.
–Debo tener fiebre muy alta, estoy desvariando–.
–¿Qué ves? –.
–La mujer de mis sueños... ¿Habré muerto por la fiebre? –. Parece confundido y un tanto gracioso.
Sus elocuencias me hacen gracia, río por lo bajo cubriéndome con la mano, es un niño pequeño, indefenso y confundido. Mi mano viaja a su cabeza, acaricio su cabello sudoroso; debería asquearme por sentir su cabello mojado entre mis dedos, solo puedo sentir ternura al verlo cerrar los ojos como si estuviera siendo mimado por su madre.
–Siéntate, voy a darte de comer–. Asintió.
Acomode las almohadas en su espalda para que quedara en una posición cómoda para comer sin tener que sentarse por completo. Sus ojos seguían mis movimientos a detalle, me sentí un poco incomoda pero lo dejaría pasar porque está enfermo. Las manos me temblaron al sostener la cuchara, la baje, respire profundo y normalice mi pulso, no era momento para tener un ataque de nervios porque él me gusta, su salud esta primero.
–No está muy caliente. Abre la boca–. Subo la cuchara a su boca. Ligeramente la abre, deslizo la cuchara, y saborea pasando la lengua por sus labios.
–Esta rico–. Sigue hablando en baja voz, no ha recuperado sus fuerzas.
–Que esperabas, lo prepare yo–. Otra cucharada entra en su boca.
Esa diminuta sonrisa sin fuerzas se muestra en sus labios, sus ojos momentáneamente se entre cierran, deja caer su cabeza a un lado, somnoliento. Ese resfriado había hecho de las suyas, quizás tarde más de lo previsto en recuperarse.
–Jamás creí que estaría feliz de tener un resfriado–. Tuvo que acercarse a la cuchara porque me quede inmóvil con su comentario.
Atribuí los comentarios de ese estilo a su estado, cuando se está enfermo se puede decir muchas cosas, no hay que tomarlo en serio; porque si lo hago no soportare estar más tiempo cuidándolo. Me pone muy nerviosa. Me limito a sonreír porque así él sonríe un poco más amplio mostrándome esos hoyuelos que no me cansare de admirar.
Con suerte logre que tomara la mitad del caldo, un par de cucharadas de gelatina y sus medicinas. Igual que un niño pequeño se negó al medicamento, alego que se recuperaría rápido por si solo, que ya había tomado medicina y eso no había surgido efecto. Batalle explicándole que el medicamento que tomo estaba vencido y por eso no le habían ayudado a recuperarse. Estuve en la habitación hasta ver como se dejaba vencer por el sueño y el cansancio, admire un poco la imagen de paz que irradiaba.
Me detuve por primera vez a admirar su habitación, es tan grande como la mía. Las paredes lucen un beige suave, un closet al fondo, un semanario, su escritorio cargado de libros en filas, nada de cuadros familiares, de afiches, o cosa alguna, es más simple que su mini estudio en medio de la sala. Pesé a eso, se respira su aroma, esta habitación es todo él, la simpleza, el cómo están ubicadas sus cosas; este es sin lugar a dudas su espacio, su mundo. De cierta manera he cruzado un poco aquel límite de cercanía entre los dos.
Me puse de pie, respire profundo llenando mis pulmones de su aroma que podía distinguirlo del aromatizante nuevo, ese aroma único de madera y naturaleza, que a la vez lo hacía lucir misterioso. Luego salí dejándolo descansar.
Yoongi hablaba por celular, estaba sentado cerca de la isla de la cocina. Las ollas en la estufa estaban apagadas, no es tan malo tener una ayuda extra, olvide por completo que había dejado la cena al fuego. Tome los dos platos para servir, él me miro de reojo y asintió a modo de saludo. Serví la sopa para nuestra cena, sería la primera cena con el amigo de Nam Joon, no conozco mucho de este chico, pero desde lejos me agrada.
No lo molesto para que se siente en la mesa, solo dejo su comida en el puesto frente a mí. Él sale de la cocina, se pasea un rato entre la mesa y la sala, le veo por un momento, no espero más para cenar, después de todo a eso había salido de mi apartamento, para buscar comida. No pasa mucho para escuchar el rastrillo de la silla frente a mí, Yoongi termino su llamada, sin decir nada se sienta, revisa lo que está servido y levanta la cuchara.
–¿Y el enfermo? –.
–Cenó, tomo el medicamento y se quedó dormido. En unos días se habrá recuperado–.
Yoongi asiente simple. Prueba un poco de la sopa, troza un pedazo de carne y también lo lleva a la boca. Igual que a mi madre me gusta escuchar de los extraños a que sabe mi sazón, es como algo que necesitamos con urgencia cuando cocinamos. Veo la inexpresiva mirada de Yoongi y me recuerdo que el chico frente a mí, no es muy bueno para expresar sus pensamientos; Joon me hablo mucho de esa parte.
–Como lo supuse, Nam Joon exageraba–. Hizo una mueca chasqueando con la lengua.
–¿Sobre qué? –. Deje de verle.
–La comida. Es buena, pero no tan buena como él dijo–.
Ni me molesto en responderle, Joon también hablo de esa parte de él, no dice exactamente cómo se siente, porque aunque acaba de decir que no es la gran cosa, sus ojos brillan cada que lleva un poco de comida a su boca. Así que solo asiento.
–Siempre exagera todo–. Digo al final.
Un silencio aparece en la mesa, no es incómodo, más bien agradable, él sigue concentrado en acabar la sopa con la carne; cuando este por terminar le preguntare si quiere más, aunque estoy segura que se negara. Saber que es uno de los amigos de Joon me hace sentir aliviada, cuando Joon me dijo que le temía a soledad y que no le gusta aferrarse a las personas, sentí cierta pena, porque si bien es cierto que de vez en cuando necesitamos estar solos, también es cierto que demasiada soledad asusta. Que alguien como Yoongi este a su lado apoyándolo y cuidando de él, es algo que hasta el mismo Joon debió agradecer.
–Entonces–. Su voz hizo eco en la mesa. –Para que estés aquí, asumo que por fin hablaron–.
Asentí. Ya sentía el calor en mis mejillas, él y yo no tenemos la confianza para hablar de estos temas, pero lo dejare pasar por esta vez.
–Dijiste que no sabías porque actuábamos así, pero bien que él había ido a contarte todo–.
–Sí, pero también dije que no me incumbe–. Soltó la cuchara y bebió del jugo de pulpa. –Puede ser un idiota, pero no es mala persona–.
–Sigo sin entender como de ser el compañero molesto, pasaste a ser el súper amigo–.
Lamio sus labios limpiando el rastro de jugo y se encogió de hombros.
–Yo sigo siendo el mismo con él–. Entorno la mirada, alzo la ceja incrédula de sus palabras.
–Tal vez... he dejado de discutir un poco ... solo eso–. El nerviosismo en sus palabras lo delata, le agrada tener a Nam Joon como amigo.
Repentinamente lo ataco una tos, los nervios le estaban jugando una mala pasada, sus mejillas se sonrojaron, su tez pálida se colorea fácilmente, le alcance más jugo para que calmara la tos, lo bebió rápido y carraspeo para tranquilizarse; internamente me estaba muriendo de ternura porque se veía muy tierno tratando de ocultar sus nervios. Respiró profundo una vez paro la tos, miró el reloj de la muñeca y se puso de pie.
–Tengo que irme. Es tarde–.
–Está bien. Gracias por acompañarme y por cuidar de él–. Estaba por levantarme para acompañarlo a la puerta hasta que su mano haciendo un alto me detuvo.
–No le digas nada de lo que paso, quiero mantener mi perfil –. Sonaba muy de él. Asentí riendo. –Mañana lo llamare–. Volví a asentir, él imito el gesto, se dio la vuelta y camino a la puerta.
Antes de marcharse completamente, se detuvo con la puerta entre abierta, giro a la mesa, note que dudaba sobre algo, movía de lado a lado la comisura de sus labios. Hasta que me miro.
–Espero que todo se solucione entre ustedes. Los dos la han tenido difícil pero no deberían rendirse–. Eso me sorprendió.
–Gracias–. Dije con toda sinceridad. Él asintió, se dio vuelta y desapareció al cerrar la puerta.
Estoy segura que nadie más que Nam Joon y yo queremos que esto mejore, que por fin veamos una luz en la relación. Hay muchas cosas por aclarar, otras por corregir, pero por ahora solo me interesa que el hombre que duerme en aquella habitación se recupere por completo. Ya me ocupare de nuestra relación.
***
La cocina de Joon quedo como si nada hubiera pasado, solo con algo extra de comida que seguro no rechazara. Aproveche y abusivamente limpie la sala, su mini estudio, cuide bien de no estropear nada, todo se ve muy costoso y de marca. De vez en cuando le daba un vistazo al enfermo, asegurando que siguiera descansando sin problemas, trataba de no hacer mucho ruido, pero cuando se trata de hacer aseo es casi imposible no hacerlo.
Cuando termine empecé a sentir el cansancio. Estaba en la sala debatiéndome entre regresar a mi apartamento o quedarme a vigilar al enfermo. El medicamento debía ser suministrado cada cierta hora en punto, si regreso a mi apartamento no podría estar pendiente de eso; sumado a que tampoco dormiría tranquila. Quedarme parecía una buena idea, luego recordé que dormir en el sofá sería mortal para mi espalda y volví a ver opcional regresarme al apartamento. Mire la hora en el reloj de la sala, faltan diez minutos para las diez de la noche, bastante tarde. Saque el celular del bolsillo trasero del pantalón, me acomode en el sofá revisando los mensajes que habían llegado. Ho Seok no había estado muy activo, el último mensaje que me envió fue el de la tarde que ya había leído, aún no había leído mi respuesta. No había nada de Song hasta ahora y eso me sorprendió. Llegue al contacto de Boa, había un mensaje reciente de hace unos minutos.
Boa
Tú que eres la experta en bodas.
¿Es cierto que para un matrimonio duradero
se debe llegar virgen a la noche de bodas?
Me gustaría decir que me enfurece el mensaje, que la odio por todo lo que me ha hecho pese a que somos amigas desde la Universidad, la verdad es que no siento nada de eso. Siento es tristeza, lastima, pesar por ella, lo que hizo no solo lastimo a Joon, a mí, estoy segura que la lastima a ella, porque está creando un mundo de fantasía, de mentiras, sabe que en cualquier momento desaparecerá porque no existe, no es real. No obstante, que me dé pena ajena no quiere decir que dejaré que siga así, porque por desgracia cuando su castillo de mentiras se desplome, recuperare mi tranquilidad.
No le responderé por esta noche, suficientes mentiras en mi vida para sumarle más de mi parte. Reviso el siguiente mensaje, golpeo mi frente con la mano, olvide por completo que prometí llamar a mis padres. Marco rápidamente a mi papá, espero no este dormido o ahora si es cierto que no dormiré en paz.
–Princesa–. No suena dormido, pero tampoco muy despierto.
–Hola, papá ¿estabas durmiendo? –. Nerviosa muerdo el borde de mi pulgar.
–No. Estaba leyendo un poco antes de dormir –. Escucho a lo lejos la voz de mi mamá.
–Le prometí a mamá que los llamaría antes, perdón por tardar tanto–.
–Quédate tranquila. Tu madre es muy dramática con todo, aquí estamos bien y sabemos que estás ocupada para estas fechas–. Mi papá no solo es sobreprotector conmigo, también es muy consentidor y usa su voz para darme seguridad.
–Los extraño mucho–. Él logra sacar mi lado infantil.
–Nosotros mucho más. No te preocupes por estos viejos. Más bien cuida de tu salud, duerme bien, no te saltes las comidas. Quisiera decirte que dejaras de trabajar de sol a sol pero te conozco y es inútil decírtelo; solo cuídate–.
Subo las piernas al sofá para abrazarme a ellas, no sé porque me siento tan vulnerable escuchando a mi papá, debe ser que en el fondo deseo que los dos estén cuidando de mí en estos momentos tan difíciles. Sin embargo, debo afrentarlo sola, porque justamente todo lo que me está pasando es crucial para mi futuro.
–Estoy bien, papá. Como bien, duermo bien. Recuerda que las fortunas no se hacen solas, se deben hacer sacrificios–.
–Y tú recuerda que el dinero no compra salud ni tiempo–. Indirectamente me han regañado.
–Punto para ti–.
Los dos reímos bajo. Suspiro más tranquila por haber hablado con él, no volveré a hacerlos a un lado, por nada ni por nadie. Son mi fuerza, mi motor, sin ellos y los Song, no sabría qué sería de mi vida.
–Estaba preocupado por ti, ahora que te escucho reír así, dormiré más tranquilo–.
–Lo sé. Saluda a mamá de mi parte. Ve a dormir, ya no eres tan joven para estar despierto hasta la madrugada–.
–¿Tu que sabes? Que tenga unos años no significa nada–. Habla airado. Río imaginando su gesto, a mamá le enamoro esa parte de él.
–Lo que digas abuelo–.
–Oye, estás hablando con tu padre–.
–Lo sé. Te amo–.
–Eso no te salvara. Descansa–. Colgó.
Reviso la hora en la pantalla, diez en punto. Es hora del medicamento de Joon, está decidido, me quedare en su apartamento, aunque quiera, no descansare pensando en si estará bien por sí solo. Al menos estando aquí, dormiré más tranquila.
Abusando de la confianza del propietario del apartamento, rebusque una cama auxiliar, colchoneta, bolsa para dormir o lo que fuera. Bajo la cama de Joon había una colchoneta que me salvo de dormir en el suelo, no es que haga frió, solo es por comodidad.
Joon tuvo fiebre en la madrugada, no fue tan mala idea quedarme a cuidarlo, fue una fiebre alta que por fortuna pude controlar a punta de pañitos de agua, medicina y cuidados. Se quejó un tanto de los malestares hasta se quedó profundamente dormido. Y una vez estuve plenamente segura de que él estaba bien, me deje vencer por el cansancio en la colchoneta, cerrando los ojos tratando de mantener mi cerebro despierto por si algo ocurría.
**************************************************
Para mí, Yoongi es el salvavidas de todos, allá escondido en las sombras, siempre preocupado nunca demostrándolo.
Quizás Zoe debería estudiar medicina, nunca se sabe cuando le sirva para salvar una vida o que se yo.
Bueno, vamos hasta aquí, y hasta la próxima actualización, espero les haya gustado los dos capítulos. Los leo pronto y muchas gracias por su apoyo. ¡Besos, dice Joon enfermo!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top