DECIMO OCTAVO

Jimin despertó con algo de temperatura. Lo escuche en la madrugada, le di un vistazo pero no me parecía nada grave, lo deje descansar. Ya esta mañana cuando fui por él a la habitación, note el sudor en su frente y me asuste. No se nada de medicina pero la fiebre debe ser señal de alerta. 

–Tío, buenos días–. La voz me temblaba. Ya traía una cubeta con agua y una toalla. 

–No es para tanto–. Dice el pequeño tratando de sonreír.

Le hago señas para que guarde silencio, mojo la toalla y la pongo en su frente.

–Hola, Zoe. ¿suenas alterada?–. 

–Tío, Jimin tiene fiebre –.

–¿De cuanto?–. Parece que esta saliendo de la cama.

–37.9 –. Jimin se retuerce en la cama a penas pongo la toalla en su cabeza.

–Tienes que calmarte. La fiebre no es muy alta, ¿se queja de algún dolor? –.

–No. Prácticamente tuve que entrar para darme cuenta de que estaba con fiebre–.

–Eso es bueno. Escúchame sobrina, vas a darle dos pastillas de las que son cada seis horas. Si la fiebre sigue al medio día, lo llevas al hospital–.

–¿Seguro? Puedo llevarlo ahora mismo–. Prefiero prevenir que lamentar. No estoy preparada para un susto en la mañana.

–Soy médico, estoy seguro. Has lo que te digo y te llamo más tarde, ¿si? –.

–Si, señor. Gracias–. 

Pongo el celular dentro del delantal, lavaba la losa antes de venir a buscarlo. 

–¿Que dijo? –.

–Que si haces lo que te digo estarás bien y no tendrás que visitar el hospital –.

–Haré lo que digas–. Cierra sus ojos y sonríe un poco. Se ve terriblemente adorable.

–Voy por agua para la medicina–.  Salgo a la cocina con prisa.

Hablar con mi tío me calmo un poco, yo ya estaba pensando en como bajarlo y subirlo al Spark sin que se lastimara. Realmente me siento como una madre cuidando de su retoño. La olla zapatea en la estufa, creo que mas tarde comeremos, por ahora agarro la jarra de agua, un vaso y regreso a la habitación. 

–¿Como te sientes? –.

–Me duele un poco la cicatriz, pero es soportable –.

Del frasco salen dos pastillas en mi mano. Lo ayudo a levantar la cabeza un poco poniendo la mano detrás de su cabeza para que tome las pastillas, se queja un poco, abre la boca y pongo las pastillas en su boca, luego un poco de agua y se las pasa. 

–Con cuidado, con cuidado–. Siento que sostengo la cabeza de un bebé y me pone nerviosa. 

–Me estás mimando mucho y terminare acostumbrándome. Si me recupero no querré salir de tu apartamento–. Dice con los ojos cerrados. 

–Mi madre siempre decía que cuando cuidas a alguien con amor, la recuperación es más rápida–. Le guiño. Me hago un lugar en la cama junto a él. 

–Gracias, Zoé –.

–Con gusto, pequeño –. 

Gruñe. Eso lo hace ver más adorable. 

Paso sobre él para acostarme a su lado, no me saldré de esta habitación a menos que este completamente segura de que esta bien. Si tengo que quedarme todo el día como invitada en su cuarto lo haré, no me llevare dos sustos en un solo día. Me sigue con la mirada, sus ojos se ven cansados, apuesto mi desayuno que no durmió bien, eso me hace sentir la peor cuidadora del mundo. Mi deber es cuidar de su salud, mientras yo dormía plácidamente, él estaba sufriendo a causa de la fiebre. 

–Estoy bien –. Dice despacio y cierra los ojos.

–Voy a quedarme aquí hasta que te duermas–. Acomodo los cabellos que cubren su rostro. 

La cama empieza a vibrar a causa de mi celular que esta dentro del pantalón de pijama. Jimin baja la vista, cubro el celular con la mano esperando que la persona deje de marcar, no quiero responder ninguna llamada tan temprano; pero quien llamaba insistía fervientemente. Parecía algo urgente, recordé a Song y termine por sacar el celular y contestar.

–Son...

–Buenos días, Zoe. ¿Te desperté?–. Aunque habla en baja voz, se de quien se trata.

Jimin sonríe un poco, se encoge y cierra sus ojos de nuevo, quizás quiera dormir y para responder a la llamada necesitare salir de la habitación para no molestarlo. Suavemente me pongo de pie, me calzo y salgo de la habitación cerrando con sumo cuidado la puerta, cuando estoy en la sala regreso a la llamada.

–¿Hobi?–.

–Hola, creí que habías cortado. ¿Te desperté?–.

–No. Ya estaba despierta –.

–Que alivio, ya me estaba asustando. Sé que odias que te despierten –.

–Y aún así llamaste –. Ho Seok es una persona realmente interesante,  actúa bajo sus impulsos, eso no ha cambiado.

Ríe por lo bajo. Escucho su respiración, su voz ronca de recién levantado es una experiencia nueva para mí, es como si hablara con otra persona.

–En esta vida se deben correr riesgos–.

–Podría colgarte ahora–.

–Entonces era mejor que no contestaras–. Los dos reímos. Tiene razón. 

Suspiramos al tiempo, eso me sorprendió. Quizás él espera sentirse cómodo mientras hablamos. Han pasado muchos años, que nos sintamos incómodos o inquietos el uno con el otro debe ser natural. Sirvo una taza de café, mis nervios se han calmado, Jimin esta durmiendo, me siento mucho mejor ahora, extrañamente no me molesta la llamada de Ho Seok. 

–¿A que llamas tan temprano? –. Me pongo cómoda en el sofá.

–Solo porque sí –.

–Esa no es una razón –.

–No tengo una razón, solo tome el celular y marque–.

Su voz tiembla, quiere decir que esta mintiendo, sus hábitos no han cambiado, ahora escucho al Ho Seok de hace ocho años. 

–Eso es aún peor. Me llamas porque no tienes nada más que hacer. Lo siento Hobi, no puedo ser tu distracción –.

–¡No! Espera. No digas esas. Nunca te veré como una distracción, ni antes, ni ahora –.

Bien, recibí la respuesta equivocada. No quería ese tipo de reacción, quería jugar con él, esperaba algo más divertido y terminar riendo, ahora no se que decirle. Solo bebo café esperando que él diga otra cosa. 

–Zoé, no quiero ponerte en una situación difícil cuando acabamos de reencontrarnos–. Si, pues no me ayudas mucho. –En verdad quiero acercarme a ti, pero tu aura imponente me hace sentir realmente pequeño a tu lado. ¿me permitirías acercarme?–.

Perfecto, segundo batazo de la mañana. ¿Como le iba a responder eso? ¿De que aura imponente hablaba? ¿Lo dice por ese día en el restaurante? Es su mala suerte que justo nos encontremos la noche que descubrí que Nam es el novo de Boa. Debe tener muchas dudas respecto a ese día, pero no puedo responder a ninguna. 

–¿A que te refieres exactamente con acercarte? –. Fingiré que no entiendo. Siempre funciona.

–Quiero que seamos amigos. Después el tiempo dirá –. 

Sigo sin saber que responderle. No quiero sonar apática, ser amiga de Ho Seok no sería malo, pero acaba de decirme que espera que pase algo más, ¿y si no pasa? ¿Dejarlo acercar no sería darle falsas esperanzas? Dios, siento que le estoy dando muchas vueltas al asunto. Si eso llega a pasar, sería responsabilidad de él y no mía ¿verdad, Nam? 

Si mi madre escuchara mis pensamientos estaría decepcionada. Es cruel desde cualquier punto de vista. Me gustaría que Nam pensará de la misma manera, que se alejara y me hiciera la vida más fácil. 

–¿Me hago entender? –. Escucho muy lejos la voz de Ho Seok, me toma distraída.

–Claro que si–. Espero no me esté metiendo en problemas. –Hobi podemos ser amigos, si esa es tu única intensión, podemos hablar, escribirnos y llamarnos como buenos amigos, pero si tus intenciones son diferentes, es mejor que no sigamos hablando–.

No escucho mas que su respiración, se ha quedado mudo. Fui un poco ruda con lo que dije, pero me lo agradecerá después. Si Nam hubiese dicho algo así antes, yo no estaría pasando por un rechazo.

–¿Hobi?–.

–Te escucho. Seamos amigos Zoe. Ya que dijiste que podemos escribirnos, llamarnos y hablar como amigos, ¿puedo pasar a recogerte en tu trabajo? –.

La taza de café quedo a medio camino. ¿Él estaba bien con eso? ¿Porque? ¿Acaso espera que pase algo más después? 

–Estoy de permiso por quince días –.

–¿Estas enferma? –.

–No. Estoy cuidando de alguien. Será en otra ocasión–.

–Me conformare con escribirte y llamarte–.

Una sonrisa se dibujo mágicamente en mi rostro, debe ser porque su tono de voz cambio, es más alegre, ya debe haberse despertado del todo, también agrego algo de risas y su voz se agudiza.

–Sigo sin saber para que llamaste –.

–Eres muy torpe Zoe, debiste darte cuenta desde que hablamos. No te diré, te dejare con la duda hasta que volvamos a hablar. Tengo que prepararme para ir a la empresa. Gracias por hablar conmigo, tuve un buen inicio de día –.

–Podría no responderte las llamadas–.

–Tu mejor que nadie conoce mi resistencia, eso no me detendrá –. Cierto. Aunque su madre no estaba de acuerdo, no era impedimento para que asistiera a sus ensayos y clases de baile.

–¿Es una amenaza? –.

–Tómalo como quieras–. Ríe. –Los mayores vendrán por mi. Siento tener que cortar la llamada–.

–No te preocupes, ve a cumplir con tu deber –.

–¿Y mi beso? –.

¿Beso? 

–Voy a golpearte –.

–Los amigos se mandan besos–. A queja.

–En serio te golpeare –.

Estalla en risas. Me puse nerviosa y todo, bajo la taza de café a la mesa para que el preciado café no se derrame en el tapete. Eso tampoco ha cambiado en él, sigue siendo coqueto y elocuente.

–Esta bien, sin beso. Feliz día –.

–Igualmente. Cuídate–.

Corto la llamada. Por un par de segundos miro la pantalla del celular que muestra su número, aún aparece como desconocido. La sonrisa sigue en mi rostro, la alegría de Ho Seok es contagiosa, es como que te atrajera tanta felicidad de irradia mientras sonríe. Acercarme a una persona así espero me sirva para salir de este profundo pozo de desdichas. 

*** 

–¡Uno! –. Grita con la felicidad en sus ojos.

Es una lastima que este jugando contra mi, contadas son las veces que he perdido en este juego.

–Siento arruinar tu celebración. Un +4 para ti –.

Su boca se cae, su sonrisa desaparece y hace berrinche arrugando la boca. Así me queda imposible no hablarle consentido, dice que le molesta pero él no aporta a la causa.

–¿Porque Zoe, porque? ¿Te duele dejarme ganar?–. Es la tercera vez que le gano.

Por fortuna su fiebre del día anterior no volvió aparecer. Se puede mover con más facilidad, los dolores son mínimos. Estuve vigilandolo en la noche y durmió sin problemas. Por fin su recuperación esta avanzando. Mañana tendrá su primer control, y todo parece marchar a la perfección.

–Tengo una marca que cuidar. En mi familia soy la experta en el juego –.Levanto los hombros. Sus ojos se achinan y resopla adorable. ¡Quiero ponerlo en una caja para que no se lastime!

–Me rindo, me rindo. A este paso me quedaré sin sueldo–.

–Deja de llorar. Así es la vida, unas veces se gana y otras veces se pierde–.

Deja caer su torso sobre la mesa, estira los brazos y parece otro berrinche. En serio este niño parece un bebé. Alza la cabeza y pestañea.

–Debes enseñarme el truco –.

–No hay ningún truco. Se trata de habilidad mental–.

–Debes tener un truco, no es posible que te dejara escoger una carta al azar y justo sacaras la que te ayudaba a ganar –. Así le gane la segunda vez. 

–¿Que te puedo decir? Tengo un olfato para las cartas–.

–Ajá. Lo que digas –. Aun si se enoja, se ve adorable.

No puedo evitar reírme y eso hace que se ponga más serio. No me estoy burlando de él, es que sus gestos me hacen reír.

–Para que veas que no soy tan mala. La película de esta noche la escoges tu –.

–¿No importa el genero? –. Quiere verse una película de ciencia ficción, el genero no es mi estilo pero haré este sacrificio por verlo feliz.

–No importa –.

Celebra sentándose bien y levantando las manos a lo alto, no se como se llama la película solo se que es el genero que no me gusta. De la nada tocan a la puerta y ambos miramos atrás. No estoy esperando visitas, Jimin no me hablo de que alguien venía a verlo, así que es alguien que nadie espera. Salgo de la silla, miro el reloj de la pared, es casi medio día, no puede ser alguien de la empresa, ni siquiera es hora del almuerzo. 

–Buenos días–. El repartidor me saluda con su acostumbrada sonrisa de dientes pequeños. 

–Hola. Que sorpresa –. Verdaderamente sorprendida lo saludo.

–Tienes una entrega programada para hoy. Son estas dos cajas –. Incrédula miro las dos cajas tras de él, levanto la vista a la tablilla de entregas en su mano y alcanzo a divisar mi nombre y número de apartamento. No esta equivocado.

–¿Quien las envía?–. 

–Sony. ¿Nueva adquisición? –. Recibo la tablilla para firmar la entrega. Reviso el remitente y efectivamente es Sony, paso a revisar la descripción y el contenido. La mente se me ilumina cuando leo "audio estéreo". Las consolas de Nam Joon.

Olvide por completo que me había pedido de favor que las recibiera. También olvidaba que Boa estaba con él.  Gracias a Jimin y las llamadas de Ho Seok, mantuve todos mis pensamientos a raya, hasta hace unos minutos. 

–Un favor–. Respondo.

Con flojera firmo el recibido, empujo la puerta para que el repartidor deje las cajas adentro, se ve que son pesadas,se alcanza a notar la vena brotada del muchacho cuando las levanta y se siente aliviado cuando las deja en el suelo.

–Muchas gracias –. Él se despide y yo regreso a la mesa donde yace el cuerpo de Jimin en modo rabieta.

–¿Que son? –. Pregunta a penas me siente cerca.

–Cajas –. Jimin no querrá jugar más, por lo que reúno las cartas para guardarlas en su estuche de pasta.

–Tu humor no es gracioso –.

–Son las cajas que Nam me pidió que recibiera–. Asiente lentamente y se endereza. 

–Ese vecino tuyo es un poco extraño–. Comenta de la nada. Yo organizo las cartas, levanto la vista de soslayo, prestando atención.

Esta mirando a un lado como pensando en que decir, lame sus labios y me ve de reojo, con la mirada le pidió que continué y se acomoda en su puesto. 

–Dices que tiene novia, pero contigo actúa como si no la tuviera–.

–¿Por recibir las cajas?–.

–No. Hablo de todo en general, te escribe todos los días, te llama cuando esta libre, te cuenta cosas de su vida –.

–Tu también lo haces y somos amigos. Date cuenta que estás viviendo en mi apartamento –.

–Las situaciones son distintas–.  Puede que tenga razón, pero por pensar de esa manera es que estoy metida en un problema sentimental.

Pongo dentro de la caja las cartas. El tema de Nam y nuestros sentimientos, me pone en guardia, no quiero ser grosera con Jimin pero será mejor que no siga con la platica. Doy dos golpes secos con la caja a la mesa esperando que entienda mi mensaje. Se retrae y voltea la mirada a otro lado. 

–¿Vas a llamarlo? –.

–¿A quien? –.

–Al dueño de las cajas–. Señala sobre mi hombro. 

Eso también lo había olvidado. Ese mismo día en la noche Nam me envió un mensaje diciendo que lo llamara en cuanto llegaran las cajas para verificar que todo estuviera bien. Siempre hay algo que me obliga a tener contacto con él, entre más lo evito, más me lo encuentro.

–Iré a prepararme para las curaciones–. Debe ser mi expresión del momento que decide ir a su habitación sin dar un vistazo atrás.

Evite el celular toda la tarde de ayer y la mañana de hoy. Hable con Song de que podía escribirme con correo, nos comunicamos por ese medio, ella trata de no escribirme todo el tiempo; le esta costando, lo sé. Sus mensajes lo demuestran. 

La pantalla de mi celular muestra todos los mensajes, entre Nam y Boa se pelean el primer lugar a quien más mensajes envía en el día. Hay unos cuantos de Ho Seok, después del segundo mensaje en el día opta por llamarme, fue así ayer en la tarde, en la noche y hoy en la mañana. Busco el número de Nam y hago la llamada que no quería. Timbra la primera, la segunda, la tercera y en la cuarta toma la llamada.

–Zoé, que bueno escucharte. ¿Podrías esperarme un momento? –. Hablo muy rápido, llame mientras estaba ocupado, eso es obvio.

–Mejor te llamo más tarde–. Puede que este en una reunión familiar, almorzando con Boa, o quien sabe, hasta esta al lado de ella.

–¡No! –. Grito. –Espera, no vayas a colgar–.

Se escuchaba pasos, una puerta que se cerró, hasta que finalmente el ruido de fondo desapareció.

–Listo. Ya podemos hablar. ¿Como estás? ¿Porque no respondes mis mensajes? –. Tuvo que apartarse del lugar en donde estaba para tomar la llamada. Eso me hace sentir fatal, porque cabe la posibilidad de que si estuviera con Boa. No debería interesarme cuando lo nuestro es solo amistad, sí, debería ser así.

–Bien. He estado ocupada con los cuidados de Jimin y el trabajo, casi no me queda tiempo de nada –.

–Entiendo. Lo importante es que te acordaste de mi y me has llamado. Necesitaba escucharte–. Realmente estoy obligada a llamarlo, pero no es como si fuera a decírselo.

–¿Como te va? –. Necesito parecer entusiasta lo que resta de la llamada.

–Si leyeras mis mensajes lo sabrías. Tres de las cinco reuniones que tengo en la semana han salido casi perfectas, en una tuve percances con Yoongi pero ya sabemos como resolver nuestras diferencias. No quiero que él lo sepa, pero es el mejor compañero de trabajo que cualquiera puede tener–.

–De seguro él lo sabe. Hasta se sentirá de la misma manera contigo, pero ambos son orgullosos y tercos–.

–Somos hombres Zoe, no decimos esas cosas a la ligera–.

Río por lo bajo, imagine cual sería su gesto mientras dice eso y me hizo gracia, escucho que también ríe y de paso suspira. Su respiración se sintió tan cerca que casi pareciera que esta a mi lado. 

–Bueno, te llame porque tus cajas han llegado, son dos–.

–¿Vienen de Sony? –.

–Sí. Eso dicen las boletas de envió–.

–Perfecto. ¿Alguna otra entrega para mi? –.

–No. ¿Esperas otro envió? –.

–Sí. Olvide decirte que llegaría otra encomienda. Espero no sea un problema–. Quiero decirle que si es un problema para mi, pero no puedo, no todavía.

–No es ningún problema. Tu amiga seguirá siendo tu buzón de envíos –. Él carcajea del otro lado. Es tonto, pero extraño tenerlo cerca y escucharlo reír, aunque suena a un atomisador de agua.

–Te extraño Zoe–. ¿Habré hablado en voz alta? ¿Esta leyendo mi mente?

–Termina tu trabajo y aquí te espero–.

–¿De verdad vas a esperarme? –.

–Claro, no me voy a ir del edificio con tus consolas–. Me siento ahogada. Un nudo se me atoro en la garganta, siento como se me encoje el pecho. Esta más que visto, no puedo hablar con normalidad con él. 

–Ya quiero verlas, y a ti también –. Sus palabras en vez de hacerme feliz, me lastiman. 

–Debo colgar. Jimin necesita sus curaciones diarias. Tu también debes estar ocupado –.

–Un poco. Es una lastima que no podamos hablar más. Tratare de buscar un espacio para llamarte –.

–Cuando regreses tendremos tiempo de sobra para hablar–.

–Igual quiero llamarte. Cuídate y gracias por la llamada–.

–Tu también cuídate. No te preocupes. Adiós –.

Suelto un suspiro largo como si así desatara el nudo en mi garganta. La tensión de mi cuerpo se concentro en mis piernas, las siento pesadas y duras, es impresionante lo que causa su voz en mi. Estos días sin saber de él o verlo en verdad me han afectado más de lo que creía. Apoyo la frente en la mesa y resoplo por la vida. Ojala existiera un manual para estas situaciones, seguiría al pie de la letra las instrucciones con tal de que detuviera la sensación de desdicha y frustración. El celular que cuelga de mi mano casi eta tocando mi tobillo, estoy literal desparramada en la silla, siento que esta vibrando y ruego a cualquier santo para que no sea Nam o me pondré a llorar.

–Hola –.

–Hola hija. ¿Ya estás haciéndole las curaciones al pequeño?–.

–Casi estoy en eso mamá–.

–Recuerda la medida de las gasas, no vayas a ahogar la herida...–.

Parece que las únicas instrucciones que puedo seguir, serán las de mi madre cada vez que le hago curación a Jimin.

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Habemus actualización porque Dios es grande y me dio inspiración. 

Les dejo un poco más de I-legal y la odisea de Zoe. El ángel Jimin sigue en reposo así que denle amor.

Nos leemos en la próxima actualización, que espero sea pronto. Por ahora me despido, recuerden sus estrellas y sus mensajes llenos de amor y critica para la historia. Es lo que me ayuda día a día.







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