DÉCIMO CUARTO

Carpetas por aquí, carpetas por allá, eso quiere decir, que estamos a fin de año. La agencia parece oficina de correo a fin de mes y en vacaciones de verano; hay tanto papeleo por hacer que es normal ver cajas apiladas de archivos.

En año nuevo salimos antes de las tres de la tarde, muchos dirán que es bueno porque hay más tiempo para preparar la cena de fin de año y la celebración; es una vil mentira, salir temprano implica que debes hacer las cosas tres veces más rápido para poder salir temprano.

La situación es tal, que Jimin ha tenido que despojarse de su traje y anda en camisa deportiva por la oficina –Carne fresca. Mentiras es un bebe- llevando encargos, pasando de oficina en oficina, subiendo y bajando del primer piso al nuestro. El pobre tuvo que cubrir el turno de nuestro mensajero Jeon que se enfermó una semana antes, está en casa pasando su incapacidad de tres semanas.

–Paquete para Zoe–. Jimin trae una caja rectangular envuelta en papel café, algún correo de improntas o un regalo de los proveedores extranjeros; tienen por costumbre hacer eso.

Firmo el recibido, agarro una barra de cereal y se la tiro guiñando.

–Aliméntate bien, pequeño–.

–Te odio–. Dice arrugando la frente.

–Somos dos–. Dice Soong estacionándose en mi oficina.

–¿Y tú porque me odias? –. Recojo las carpetas que tienen el OK en la solapa para archivar.

–No tengo motivos, solo que no pasaras Año Nuevo conmigo; nada más–. Recarga su cuerpo en el marco de la puerta.

Río. Desde que le conté lo que paso con Joon después de volver con mis padres, se hace la sufrida con el tema del Año Nuevo.

–Vamos, Soong, ¿sigues con eso? ¿Estás a favor o en contra de que empiece una relación? –

–Claro que estoy a favor. Pero es Año Nuevo Zoe, es de buena suerte que lo pasemos juntas–. Sacude sus manos haciendo pataleta.

Debo reír más fuerte y sacudo la cabeza, mi jefa puede ser muy tierna haciéndose la infantil. Camino hasta ella y la tomo de las manos, gestando una sonrisa conmovedora.

–No me sonrías así–. Hace pucheros con la boca.

Parpadeo como cordero aligerando su ceño.

–Vamos a seguir juntas muchos años más. ¿Crees que desperdiciaría la posibilidad de ser tu única heredera? Ni loca que estuviera–.

Muerde su labio y escupe risueña. Admito que puedo ser bastante creativa en cuanto a este tipo de situaciones. Carcajeo con ella por mis fantabuloso comentario y me abraza, nos separamos y suspira.

–Está bien. Ve a darle tu virginidad al vecino–.

–¡Soong! –. Sacudo sus manos.

–¿Qué? ¿Pensabas solo comer y ya? –.

Entorno la mirada y levanta las manos en son de paz.

–Ok, no diré nada. Creo que no gastare mi doceava uva en ti y tus ovarios–. Reímos de nuevo.

Se me pasa la tarde en un abrir y cerrar de ojos, con bastante esfuerzo y cinco minutos para almorzar, complete mi trabajo. Jimin jugó un papel importantísimo en ello; le gusta trabajar conmigo y a mí igual, haciendo un excelente trabajo cuando ambos nos concentramos en ello. Lo había pensado estando en casa de mis padres, le daría un incentivo aparte del que la jefa quiere darle llevándolo con nosotros para la primera semana del año que está por empezar. Saque de mi bolsa un sobre tipo tarjeta y se la entregue cuando se estaba despidiendo de todos, dándonos las felices fiestas.

–¿Qué es esto? –. Mira el sobre con rareza, lo gira y alza la vista.

–Un regalo para el fin de año–. No puedo evitar el instinto maternal con él.

Jimin curiosea por fuera hasta que decide abrirlo, saca un pequeño papel firmado por mí. Sonrió complacida al ver la curvatura en sus labios.

–Oh, santas madres. ¿Esto es de verdad? –. Señala un par de números.

–Tan cierto como que hoy llevaras a tu chica a pasar el mejor fin de año de su vida. Te lo mereces, haces mucho por todos nosotros, en especial por mí–.

Guarda el sobre en su maleta terciada y se acerca unos pasos.

Abre los brazos un poco y murmura:

–¿Puedo? –

Sonrió y asiento.

–Con confianza–-.

Sus brazos se enredan en mí, correspondo su forma de dar las gracias y sonrió más abiertamente. Jimin es de las pocas personas en las que uno puede confiar a ojo cerrado, no me gusta referenciar a nadie, pero por este pequeño metería las manos al fuego sin pensarlo dos veces. Nos separamos y termina de despedirse para perderse dentro del ascensor rumbo a las celebraciones de fin de año.

Soong y yo salimos juntas para hacer las compras. Nos acompañamos mutuamente a las tiendas que necesitamos visitar, estaremos en diferentes lugares, pero conocemos lo que le gusta la una a la otra. Celebrare el fin de año con Joon en mi casa, a petición de él, dijo que quería estar en mi apartamento con un ambiente diferente, borraría las otras veces y pensaría que es la primera vez en mi apartamento. Su argumento me dejo fuera de base y sin embargo acepte que fuera de esa manera.

Con las compras listas, deje a Soong en su casa deseándole suerte con la fiesta de fin de año, sus suegros y cuñados estarían de visita y al día siguiente ella y Jong viajarían a la playa para dedicarse tiempo, avivando la pasión que los caracteriza; palabras dichas por la mismísima Soong. Nos despedimos con un estrecho abrazo rompe costillas, nos veríamos de nuevo la primera semana de Enero, dejaría que disfrutara de su esposo un poco y después la raptaría el resto del año. Conduje al edificio y entre al estacionamiento siendo las cinco de la tarde, Joon quedo de llegar después de las ocho de la noche, quería ayudar con los preparativos pero mis planes eran otros.

Subí a mi apartamento y al atravesar la puerta, el olor a manzana verde me dio la bienvenida; cambie el lavanda porque quería probar los otros aromatizantes, siempre me gustara el lavanda, pero manzana también estaba bien. Cambie mis zapatos, colgué mi chaqueta y bolsa, arrastre las pantuflas hasta la cocina donde descargue las compras. Tenía el tiempo medido para terminar las decoraciones, preparar la cena, empacar el regalo de Joon, ponerme la pinta, todo antes de que fueran las ocho de la noche. Inicie activando el reproductor dejando que Pharell invadiera el apartamento con Happy, es un buen incentivo para lo que está por empezar. Amarre mi cabello en un moño improvisado y me lance a mis deberes.

Mi prioridad fue la cena, tendríamos Curry, cerdo remojado, arroz chino, frutas en caramelo y ensalada de hojas, para acompañar vino del 57, uvas y manzana; recordé los documentales de papá donde dicen que ese año es uno de los mejores para los vinos. Utilice los cuatro fogones de la estufa y el horno, todo funcionaba al tiempo. El chacra de mis ancestros chefs me posee en ese momento, picar es tan sencillo como freír un huevo, las ollas están en el fogón, el cerdo está absorbiendo la marinada mientras sofrió un cocido de verduras frescas.

Papá me enseño sus secretos en la cocina cuando tenía diez años, pasábamos horas haciendo y deshaciendo, hasta que mamá entraba histérica reclamando por el desorden por todas partes, harina, boles sucios, mi cara embardunada y la ropa de papá salpicada. Mamá regañaba a papá y me llevaba a bañar, casi siempre coincidía con mi hora de baño así que no afectaba mucho.

Son las 6.30 PM, el cerdo está en horno, el curry se está cocinando, tengo más de la mitad listo, lo demás puede esperar porque son las ensaladas y cosas que no se toman más de diez minutos para hacerse. Paso a redecorar la sala, mamá amablemente envió un arsenal de adornos navideños cuando le dije que me faltaba decoración brillante en el apartamento, su instinto maternal exploto y compro la mitad del almacén de decoración; Dios quiera que le reembolsen las cosas que regrese porque no hay nada peor que una madre sintiéndose rechazada.

Agarre las guirnaldas y el nailon, forme un arco flácido pero fácil de manejar, adorne el borde de las paredes pegando las guirnaldas con cinta de dos caras, no daña la pintura y son resistentes. A los arcos adherí muñecos navideños como renos, Papá Noeles colgando de una cuerda, campanas de diferentes tamaños, más unas luces blancas parpadeantes. Haber ayudado tantos años a decorar la casa para navidad debía servir para algo. Puse manteles sobre las mesas centrales y unas carpetas debajo de los adornos con brillantes, incluso había una esfera con nieve por dentro muy adecuado para la ocasión.

En la mesa aparte del enorme mantel blanco con hojas de colores en los bordes, dos candelabros para las velas rojas y azules, mamá tiene de tradición poner velas para noche buena, haré lo mismo. Encendí otra vela aromatizante en el extremo de la sala para que se mezclara con la manzana, no era repugnante,más bien parecía una aromaterapia, olía tan bien todo que llegue a cerrar los ojos transportándome a un bosque, la sensación de paz viajaba por mi cuerpo.    

Creía que Joon llegaría puntual o unos minutos antes, pero resulto lo contrario. Me dio tiempo suficiente para poner la mesa, preparar la comida con calma, organizar las decoraciones; más tiempo del que necesitaba diría yo. Hasta tuve tiempo para pensar porque se esta tardando, ¿ se arrepintió? ¿tendrá cosas mas importantes que hacer? Espantaba mis pensamientos haciendo algún ajuste a la mesa. 

Fui a mi habitación por su regalo, la caja esta forrada de plateado y tiene un bello moño que aprendí a hacer con los tutoriales en Internet; con algo de paciencia se pueden obtener verdaderas bellezas. Lo puse debajo del árbol para que adornara la escena, también habían otros regalos más pequeños, para los esposos Song, para mis padres, para Yei y para el pequeño Jimin, uno a uno se los iré entregando.

Faltan 20 minutos para las 10.30 de la noche, estoy sentada en la sala, apago el sonido y enciendo la televisión, transmiten los lugares donde ya es Año Nuevo, Nueva Zelanda los bellos fuegos artificiales adornan su cielo nocturno, de inmediato apago la TV, ¿que estoy haciendo? 

Hice una gran cena, adorne el apartamento, saque mis mejores vajillas para esta noche, ¿para que? ¿para ser plantada como si no fuera nada ni nadie? Simplemente humillante. Lo siguiente que viene a mi mente es que ¡AUN NO HEMOS INTERCAMBIADO NÚMEROS!, por ende no puedo ubicarlo en ninguna parte.

Realmente frustrante no tener ni siquiera un número donde pueda reclamarle el porque no ha llegado. Puede que este en el trabajo, que algo lo haya detenido y no pueda llegar hasta mas tarde, o que tenga una emergencia de última hora y deba quedarse en otra parte a pasar año nuevo. Son una infinidad de posibilidades de las cuales no puedo descartar ninguna por ese pequeño detalle. No tengo más que esperar, pero ¿cuanto tiempo necesitare esperar para saber que no vendrá?

Es inútil incluso gastarle tiempo a eso. Miro la mesa perfectamente adornada, no le hace falta nada para radiar más, el olor exquisito de la cena esta profundamente grabado en mi cerebro, pero va perdiendo color conforme pasa el tiempo, lo que esta tan bello y bien preparado fue con una sola motivación; él.

Camino al ventanal del apartamento, desde esa altura se puede ver algo de las luces en la ciudad. El parque cerca al edificio brilla con mucha intensidad, los edificios tienen sus propios adornos personalizados y los mensajes de buenos deseos para el año nuevo cuelgan de las ventanas de cada piso. Ahora faltan cinco para las once. Ni siquiera puedo salir a esperarlo porque no tengo idea a que horas llegue y me congelare. Suspiro profundo, puede que esta no sea la noche, puede que me haya adelantado a las cosas, y en realidad, pasar año nuevo conmigo no sea tan importante como aparentaba ser.

***

11.00 PM, esta más que claro que no llegara. Sé que falta una hora para Año Nuevo pero ya no quiero hacerme ilusiones. Al menos me hubiera gustado que viniera a saludar y después continuara con lo que fuera que estuviera haciendo.

Voy poniendo las ollas de comida dentro del horno para que no se pierdan para los siguientes días, tendré que crear un menú que ocupe toda esta comida porque se perderá si no la consumo rápido. Retiro uno a uno los adornos de la mesa, primero las uvas, luego el bol de pan tajado, luego el bol de las carnes en tiras. Solo dejo donde serviré mi comida, una taza con mis uvas, el vino que compre y una copa, se ve despejada la mesa sin las demás cosas. 

Estoy re acomodando la cocina, guardando lo que se podrá conservar en el refrigerador, sintiendo cada vez la falta de energías y la luz opaca en mi existencia; tenía altas expectativas sobre este día, no cabe la menor duda. Suelto un suspiro largo cuando pongo en el congelador el postre de helado que hice para él, era una nueva receta y a mi paladar le había encantado. 

Doy una mirada a lo que queda y creo que así estará bien. Estaré sola este año nuevo pero agradezco haberlo terminado de la mejor manera posible, aunque me siento desolada. Mi celular suena dentro de mi pantalón, tomo la llamada mientras pienso en una buena excusa para salirme de esta.

—¡Zoe, te extrañamos!—. Se trata de los esposos Song.

—Hola, ¿como están?—. 

—Aburridos sin ti—. Se escucha mucha algarabía, no parece un plan tan aburrido.

—Estarán bien un par de días—. Respondo simple.

—¿Y como te va con el príncipe?—. Pregunta Song. —¿Interrumpimos algo?—. Pregunta Jong.

—No interrumpen nada. Estamos bien, Joon esta trayendo vino de su apartamento—. 

—¡Vino! Parece que necesita coraje para declararse—. Bromea Song sin tener la menor idea de lo que realmente esta pasando.

—Esperemos a ver que pasa—. Digo pretendiendo timidez.

—Tu relájate y disfruta. Nada de preocupaciones. Recuerda año nuevo, vida nueva—.  Canturrea Song.

—Te haré caso. Les deseo lo mejor para el otro año—.

—¡Por eso la amo. Te veremos en un par de días!—. Se despiden y cortan.

Otro suspiro largo se me escapa, se escuchaban muy contentos, están juntos y pesé a que la familia de Jong no se lleva bien con mi jefa; que estén juntos les hace olvidar esa parte de la historia. Saben disfrutar al máximo cuando tienen tiempo para los dos, y si me lo preguntan, creo que esa es la clave para que sean una pareja estable.

Miro alrededor de mi desolado apartamento, se siente muy espacioso. Tomo el abrigo, la bufanda y los guantes del perchero; si me quedo aquí tendré un colapso depresivo. Estaré pensando todo el tiempo en porque él no se apareció y que debería hacer con lo que siento. Tenía otra idea de un fin de año con Joon, al final resulto esto, y creer que lo estuve esperando con ansias. Tomo si celular, las llaves y salgo. 

Al salir del edificio me encuentro con bellas caravanas con adornos, luces y muchas personas que comparten en las calles. Se ve todo muy iluminado y alegre, justo lo que necesito para suprimir mi decepción y tristeza, junto a mi declaración abierta a mi vecino/amigo. Me mezclo con las personas, esta haciendo bastante frió, pongo mis manos dentro del abrigo y camino al estilo pingüino.

Estar rodeada de familias y parejas en vez de hacerme sentir tranquila y cargada de felicidad, aumento mi sentimiento de soledad y abandono, por lo que tuve que salirme del tumulto de gente cuando la caravana se dirigía a uno de los parques centrales. Este es mas concurrido por lo pequeño que es, también porque tiene muchos juegos para los niños y es visitado por ellos. Busco una banca en donde descansar un poco, quedarme en el frió observando los niños jugar no es una de mis mejores ideas, pero al menos no estoy en mi apartamento.

Viendo los pequeños en el balancín me trae muy buenos recuerdos de mi familia. A mis padres les encantaba llevarnos a los parques, Yei era feliz jugando en el balancín y en los columpios, yo lo seguía aunque me daba miedo estar arriba o caer lejos del columpio. Viendo un poco más cerca entre mis recuerdos, llego a mi relación con Jin, tenía tantos planes junto a él que en cierto punto se volvió el centro de mi mundo, lo quería ver en cada paso de mi vida, lo proyectaba de esa manera, dando como resultado final el desastre de relación que mantuvimos. Si lo pienso bien, creo que también me he visto a futuro con Joon, en algún punto de esta amistad peligrosa lo puse como una persona importante en mi vida; el problema es que no sé, y quizás no sabre, si para él es igual.

No quisiera admitirlo pero mal interprete la amabilidad y la nobleza de Nam Joon. Solo se comportaba de esa manera porque así es su personalidad, alguien amable, confiable, que busca darte estabilidad. Ese conjunto de cualidades pueden ser tomadas de otra manera haciendo creer que él busca algo más que una amistad. Tarde un poco en darme cuenta pero me alegra poder hacerlo. Por lo que debo ponerle un freno a estos sentimientos, poco a poco iré separando al Nam Joon amigo del Nam Joon hombre; será lo mejor para los dos. Intentar una relación podría estropear la amistad que hasta hoy tenemos.

Del parque, camino hasta la plaza central donde están de fiesta cada fin de año, hay comida por todos lados, bebidas, veo varias personas pasadas de copas antes de las doce campanas, no notarán cuando el año se termina pero habrán disfrutado hasta el último minuto.  Después voy al templo budista que esta a quince minutos caminando, el frió es penetrante, solo que caminar evita que me convierta en una estatua de hielo, paso al mausoleo de nuestros ancestros, mi tatarabuelo esta en la segunda columna donde nombran a los ancianos de la patria, fue un general de alto rango que combatió los ejércitos en la guerra; es la eminencia que vengo a visitar de vez en cuando. Presento mi respeto con una oración y una petición para la protección del próximo año y estoy lista para regresar al apartamento, en menos de una hora empezara el año nuevo.

Engarrotada por el frió, decidí llegar al edificio en taxi, tuve suerte que un abuelo fuera amable de llevarme hasta allá y no tener que caminar. A pocos minutos del año nuevo le di el saludo formal al guarda del edificio más antiguo, trabaja aquí desde que solo eran columnas y cemento, este me corresponde con una sonrisa y un abrazo tierno. Subo al sexto piso aun con Nam Joon presente en mi cabeza, ¿que deberé hacer de ahora en adelante con él? Ya había dicho que aprendería a diferenciar entre su amabilidad y sus sentimientos como hombre, pero pensándolo mas objetivamente ¿como haré eso?

Salgo del ascensor mirando en dirección a su apartamento ¿donde estará? Podría ir a buscarlo a su trabajo, pero ¿y si no esta allá? Sería una decepción aun mas grande, pasaría Año Nuevo deambulando en las calles y no sería un buen comienzo de año. Suspiro resignada por lo que me depara el futuro con mi vecino/amigo y doy media vuelta para ir a mi apartamento. La figura de una persona junto a mi puerta, sentada en el suelo con la cabeza agachada, las piernas encogidas y un ramo de flores silvestres en la mano hace que me detenga en seco.

Suspira y siento un aura de desdicha y tristeza a su alrededor, camino hasta él y doblo mis rodillas para estar a su altura. Me esta latiendo con fuerza el corazón y me tiemblan las manos. Voy a creer que esta aquí por mi y no por sentirse comprometido.

—Kim Nam Joon ¿que haces sentado en el piso?—. 

De golpe levanta la cabeza dándome un pequeño sustito, acto seguido enreda sus brazos al rededor de mi espalda y me jala a su pecho poniéndome en un extraña y acalorada posición. 

—¿Donde estabas?—. Pregunta en un hilo de voz.

—Fui a dar un paseo antes del año nuevo—. Respondí fingiendo que mi corazón no esta apunto de estallar.

—Perdóname ... Estoy trabajando en un proyecto grande, el más grande de toda mi vida, tenía todo calculado pero resulto que no fue aprobada una de las canciones. Con Yoongi tuvimos que hacer los arreglos hasta que quedara perfecta. Quería llamarte pero me di cuenta que no tengo tu número ¿porque rayos no tengo tu número?—. Se esta disculpando por llegar tarde. 

¿Como podría tomar esto? La amabilidad de Joon es tal que me confunde fácilmente, no creo poder apartarme o aprender a diferenciar las cosas si se trata de él. Soló por lo que queda de este año quisiera fingir que no estoy confundida por él y aceptar cualquier cosa. Que sea un hechizo.

Nos separamos, nuestras miradas estaban fijas uno en el otro, el hormigueo subía por mis piernas hasta mis manos, la sensación era extraña, nunca había sentido algo así, ni siquiera cuando estaba a solas con Jin. Curve una sonrisa para él y su entrecejo se alineo. 

—Yo me hago la misma pregunta. Vamos, ponte de pie y entremos. No quieres pasar año nuevo aquí ¿o si?—.  Ofrezco mi mano para que se apoye y se ponga de pie. 

Ya en el calor de mi apartamento faltando escasos diez minutos para año nuevo, quite la sombrilla que cubría la comida de la mesa. Joon se veía decaído, cansado, agotado. Mientras él esta sintonizando una emisora yo me pregunto si debía pedirle que fuera a su apartamento a descansar, estar conmigo no debe ser una obligación, pero me cuesta creer que sea de otra manera. 

—Tienes buen gusto para las decoraciones—. Dice mientras mira la ventana y las paredes. Sonríe mostrando sus hoyuelos y debo darle la espalda para que no note que me he sonrojado.

—Lo herede de mi madre. Es casi la misma decoración que hay en mi casa—.  Sirvo su comida para ponerla nuevamente en la mesa. Ya no tendré que crear un menú por una semana de lo mismo.

Con la comida servida agarro todo entre mis manos, cuando doy la vuelta para ir a la mesa él esta justo ahí,  tiene esa mirada misteriosa que no me deja saber que esta pensando. En momentos así me siento frustrada porque él si es capaz de ver a través de mí. 

—¿Que pasa?—. Digo nerviosa.

—Estaba pensando... ¿Que hecho en mi vida para conocer a alguien como tú?—. 

El rojo de mis mejillas es notable, sentía la cara caliente, ¿porque dice esas cosas con esa expresión tan seria? ¿Como lo tomo, para bien o para mal?

Saco mi mejor sonrisa como si sus palabras hubieran sido dichas a modo de broma, es lo único que se me pasa por la cabeza para calmar a cada célula de mi cuerpo que esta reaccionando ante él. Alzo las cejas y lo rodeo.

—Quien sabe. Tal vez salvaste a una nación en tu vida pasada—.  Descargo los platos en la mesa. 

—Tal vez—. Le escucho decir cerca. Rodea la mesa quedando enfrente. —Es un gran banquete—. 

—Imagina que estás en un bufete, eres libre de comer lo que quieras—.

 La sirena que anuncia los últimos suspiros del año se dispara por toda la cuidad. Joon sonríe nuevamente con sus hoyuelos, son terriblemente encantadores y debo obligarme a ver en otra dirección; sus ojos parecían una buena idea. Rodeó la mesa, me dio su mano y me llevo al ventanal del apartamento. Su mano esta caliente y se ajusta a la mía, no teníamos los dedos entrelazados pero la sensación es la misma.

Los destellos en el cielo comenzaron a aparecer, el estruendo del choque y el estallido de los fuegos artificiales le daba la bienvenida al nuevo año. Joon y yo mirámos con recelo las luces de colores que tardaban segundos en aparecer y desaparecer haciendo brillar nuestros ojos. 

—Feliz año, Zoe—.

—Feliz año Joon—.

No quitamos la mirada del cielo, queríamos ver hasta que se terminaran los fuegos artificiales. Cuando eso sucedió baje la mirada y quise verlo con disimulo, quería ver su expresión pero él esta viéndome con esa sonrisa de hoyuelos y ojos achinados. Mis labios temblaron y el deseo de probar un beso de sus labios me hizo tragar grueso, ¿el primer mal pensamiento del año? 

Pasamos a la mesa, él tomo sus uvas y yo las mías en silencio dándonos miradas de reojo pedíamos los deseos para este año. La salud, el trabajo, bienestar, mi familia, los esposos Song, Jimin, por supuesto mi vecino Joon; eran unos de los tantos deseos. Lo siguiente fue la cena, Joon no paraba de alagar mi comida, por cualquier cosa se maravilla, probaba de aquí y de allá; era un niño pequeño teniendo un festín. 

—¡En serio, necesito comer más de esto!—.  Habla del puré con mostaza que aprendí para Navidad.

—Puedo empacarte un poco—. 

—Salvarías una vida si lo haces—.  Esta exagerando.

—¿Haz comido bien?—. Por su manera de comer y sus halagos a casi todo, me hace pensar que no.

Duda en responder mirando en otra dirección con la cabeza baja. 

—Ese libro...—. Me señala con la cuchara.

—¿El que te preste? ¿Que pasa?—. Bebo un poco del vino para escuchar sus quejas.

Suelta la cuchara y limpia el borde de sus labios, otra vez me da cosquillas en el cuerpo y bebo otro poco del vino para ahogar la sensación.

Chasquea. —No he podido seguir las instrucciones al pie de la letra—.

Inconscientemente devuelvo un poco de vino y estallo en risotadas. Creo que no ha leído la letra menuda de la portada, porque claramente dice "cocina para niños", quiere decir que todas las recetas son practicas, fáciles y no necesitan de mucha habilidad. Pensé en eso antes de prestárselo. Jamás imagine que la cocina fuera su dolor de cabeza, literal.

—Búrlate. Es la verdad—. Regresa a comer.

—Discúlpame, discúlpame—. Lo digo, pero me sigo riendo. —Lo dices con esa expresión de resignación total que me causa un poco de gracia. La cocina debe facilitarte la vida no lo contrario—. 

Estuvimos hablando otro poco de su mala cocina, consiguió mi compasión junto a la promesa de clases particulares para preparar las comidas básicas. Hablamos otro tanto de trabajo, de su trabajo y del mio, de los proyectos para el año y caímos en el juego del "recuerdo cuando", el primer día que nos vimos, cuando fuimos al bar, la primer película que vimos, cuando me enseño sobre vinos, el día que me dejo escuchar una canción que ni siquiera el cantante conocía. Con tantos recuerdos me hace pensar que no ha pasado unos meses, sino unos años a su lado.

La botella de vino esta por acabarse, Joon sirve las dos últimas copas. 

—Gracias—. 

—Bien. Vamos por mi primer deseo—.  No logro entender por que sonríe.

—¿Eh?—.

—Vamos a intercambiar números—. Saca el celular de su bolsillo y pestañea seguido.

Curvo una sonrisa, por fin lo ha dicho. Aunque no se sí sea bueno para mi propósito de este año. Saco el celular y terminamos el intercambio.

—Nada de llamadas de madrugada—.  Demando.

—Lastima. Es mi horario favorito—.  Dice curvando la sonrisa de lado.

—Mi trabajo me impide esos horarios—. 

Un destello pega en mis ojos y recuerdo la caja de color plateado, ¡el regalo! Camino hasta el árbol y llevo la caja hasta él. Su rostro lo dice todo, esta sorprendido porque la caja es grande, bueno medianamente grande. 

—Para ti—.  Asiente sonriendo y sin pensarlo rasga el papel y abre la caja. 

—Zoe... ¿donde la conseguiste?—.

—Preguntando aquí y allá. Recordé que necesitabas esto para tu trabajo y creí que era una buena idea—.

Se trata de un mezclador de sonidos ponderados, ni idea para que sirve, ni como funciona, pero él hablaba mucho de que si tuviera uno de esos su trabajo sería un poquito más sencillo. 

—Si, si. Estoy conmovido—. Puso la caja a un lado y sin previo aviso me abrazo. Su mentón estaba entre mi hombro y mi cuello, su respiración me sacudía, estaba feliz o así lo sentí. —Gracias—.

Correspondí el abrazo dando toquesitos en su espalda.

—No es nada—. 

—Yo también tengo algo para ti—. Dice separándose. 

Eso me a tomado desprevenida, según yo el regalo eran las bellas flores que traía, ¿no era eso? Buscó dentro de su gabán y saco una cajita dorada con un listón rojo satinado que cabía perfectamente en su mano enorme, no me había percatado de ese detalle. 

—No se sí te guste, pero cuando lo vi pensé en ti—. 

Con duda abro la caja que descansa en la palma de su mano, dentro había un collar con un dije de alas que tenían brillantes, es lo más precioso que mis ojos han visto. Me quedo viendo el collar sin poder reaccionar para aceptarlo, parece mentira que tendré un presente así.

—Déjame ayudarte—. Es él quien saca el collar y lo pone alrededor de mi cuello, poniéndose peligrosamente cerca. —Con permiso—. Lo pone y se separa lentamente.

—Es hermoso—. Musito suavemente. Quiero llorar de la felicidad.

—Son las alas del ave fénix. Así eres, renaces de las cenizas—. 

Un clic interior me hace sentir nostalgia. Este día quedara para siempre en mi memoria, la compañía, los fuegos artificiales, sus hoyuelos, las veces que se sonrojo por no poder responder correctamente mis preguntas. Pero el hechizo debe desaparecer, no puedo seguir arrastrando estos sentimientos sin fundamentos. Todo esto puede ser solo amabilidad de su parte, corresponde a mi buena persona, y es todo. 

Pero si estoy equivocada me gustaría que fuera él mismo quien lo aclarara, sin embargo, no lo hará por voluntad, necesitara un empujón porque esa es su personalidad. Joon medita mucho las cosas y nos parecemos en ese aspecto hasta el punto que es exasperante esperar. 

—Joon—. Le tomo la mano y veo su reacción de asombro.

—Si, Zoe—.

—¿Nosotros somos amigos?—.  Necesito escucharlo.

Pasa saliva y muerde su labio inferior un poco. Le esta costando dar una respuesta, ¿no dicen que si estás seguro puedes responder sin tapujos?

—¿Porque lo preguntas?—. 

—A tu amigo le dijiste que no sabías que eramos—. Recuerdo ese día en el parque cuando me enteré de la muerte de Jin.

Baja la mirada buscando una respuesta, pero a mi parece que esta tratando de adornar una verdad. Joon no quiere lastimarme, quizás ya sepa de ante mano de mis sentimientos, él es un caballero,  no pondrá mis sentimientos en discusión.

—Sí. Eso somos Zoe. Somos amigos—. Dice sin mirarme fijamente.

El hechizo ha terminado, la palabra amigos pone en limite en muchos aspectos, no mirar más allá, no tocar más allá, no poseer más allá. Es un limite, algo que debí ver desde el principio. Este ardor en el centro de mi corazón dice que de ante mano estaba esperando que fuera de esa manera. Sin embargo, duele. 

Es el comienzo del año para matar al Nam Joon hombre y solo conservar al Nam Joon amigo, que creí, era el más importante.

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Touche.... el JoonZoe no es real ¿?

Otro capítulo como de una vida, ya se me hace normal, espero a ustedes también.

Los leo en la próxima que tendrá muy buenas razones para que me amen *-*



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