Anoche la noche, la otra


 

Desnúdate lentamente,
en medio de la desesperación
de la noche que amamos para amarnos,
sudando las gotas del deseo,
el gordo sudor del te necesito,
exigiendo bruscamente la caricia suave.

Desnudemos este cuerpo
que excita la pasión,
para devorar algo cercano al pecado.
Comamos, como Adán y Eva,
un mito para la soledad. Pero,
pero, pero, suave, lento,
respiremos al son de la sinfonía corporal
un deseo tanto como el amor.

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