☕️ O5
—Vamos, Hoseok, debes cooperar —una agente alfa de investigaciones se fregaba los ojos con una de las manos ante el silencioso omega.
—No —simplemente se limitó a responder.
Hoseok no se caracterizaba por ser precisamente un omega sumiso. Más de una vez se había llevado una represalia por parte de sus captores cuando se negaba a "contribuir" pero simplemente no se se sentía cómodo al estar con una alfa solos en una habitación cerrada.
Yoongi, Jimin, el jefe Kim y un par de investigadores más observaban todo desde el otro lado de una ventana. Hoseok creía que ese espacio estaba recubierto por un espejo, cuando en realidad estaba siendo acechado por varios ojos.
—Hoseok... ¿acaso quieres que tus agresores queden en libertad? ¿qué sometan a más niños? —la alfa lo miró desafiante y por más que Hoseok temblaba levemente no apartó la mirada.
Negó suavemente.
—Entonces empieza a hablar —ella sentenció.
—No diré una palabra a menos que Yoongi este aquí dentro. Traigan al agente Min Yoongi.
El jefe Kim, al haber escuchado el mandato del omega rubio, se giró en torno a su subordinado. No sabía de la relación que ambos mantenían. Estaba al tanto de lo relevante que había sido Yoongi para el caso pero no sabía hasta que punto.
Yoongi se cohibió un poco ante eso. Había hablado con Hoseok un par de minutos antes, le había explicado como serían las cosas y habían llegado a un acuerdo pero ahora el omega parecía contradecir todo lo logrado.
Pasaron varios días hasta que los omegas rescatados volvieron en sí. Momentos duros en dónde la medicación muchas veces era insuficiente y los gritos por las noches ensordecedores. Yoongi había estado junto a ellos en cada momento, a cada minuto. Sin embargo, con el que mejor había congeniado había sido con el parlanchín omega rubio.
Hoseok no había parado de hablar en esos dos días pero nada de lo que salía de su boca se trataba sobre el secuestro. Todo eran datos al azar que Yoongi no lograba conectar con exactitud.
Por lo tanto, le pareció extraño que no quisiera entablar conversación con la agente pero comprendía que se trataba de una alfa.
Jimin lo miró una expresión pasiva, sabía que quería entrar ahí pero estaba esperando órdenes directas. Sin lugar a dudas iba a apoyarlo.
Nada de esto fue necesario ya que Kim le hizo una seña y a los pocos segundos Yoongi ya estaba destrabando la puerta con su tarjeta magnética.
Hyuna, la agente que estaba interrogando a Hoseok, lo miró sumamente seria. Se notaba a leguas que no quería al beta ahí. Hoseok, en cambio, suspiró con alivio y rápidamente extendió una de sus manos hacia el agente.
Yoongi no dudó en entrelazar sus dedos y sentarse en una silla contigua. El potente aroma a regaliz lo atacó enseguida. Hoseok olía atrayente y seductor, no dudaba que esto habría jugado un papel importante.
—¿Ahora sí piensas hablar? —Hyuna empezaba a impacientarse.
Hoseok miró de soslayo al agente a su lado. Yoongi le sonrió de lado antes de asentir levemente.
—Puede preguntar —Hoseok suspiró sonoramente antes de recargarse en el respaldo de la silla.
—¿Recuerdas tus datos personales? —la alfa inquirió a lo que Hoseok asintió con duda—. ¿Puedes proporcionármelos.
—Mi nombre es Jung Hoseok, omega de 19 años. Antes del secuestro era mesero en un bar del centro de la ciudad. Vivía solo en un cuarto de alquiler. No tengo familia ni amigos. Soy huérfano desde los 7 años.
—¿Qué le sucedió a tus padres?
Hoseok se removió en su lugar pero respondió igual. Era un tema que tenía superado hace tiempo.
—Mis padres murieron en accidente automovilístico. Íbamos los tres de regreso de una cena de trabajo de mi madre, no éramos ricos pero nos las apañábamos. Un camión perdió los frenos y se estampó frente a nosotros. El resto es deducible.
—¿Cuanto tiempo pasaste en cautiverio? —Hyuna continuó.
Yoongi dirigió sus ojos al espejo, intentando ver por medio de él un par de ojos verdes que tanto lo habían asistido en el último tiempo pero se encontró con nada más que su decadente reflejo.
—Ahí dentro no teníamos noción segura del tiempo pero yo calculo que alrededor de un año.
A Yoongi se le atascó la respiración en medio de la garganta al escuchar la declaración. Un año sufriendo abusos continuos, siendo forzado a realizar actos terribles y soportando todo allí dentro debió haber sido un infierno.
La agente anotó algo en una pequeña libreta, pese a que la conversación estaba siendo grabada, para después continuar.
—¿Quiénes dirigían todo allí dentro? ¿Eran alfas? ¿Conocías el nombre de alguno?
Un apretón llegó a la mano de Yoongi ante tantas incógnitas juntas. Frente a esto, llevó su otra mano a los finos dedos y los acarició con suavidad, cómo recordándole que estaba a su lado y que no permitiría que caiga solo.
—Ellos... eran tres. Todos alfas. Al "jefe" lo apodaban "El guasón", supongo que por su cicatriz o su espantosa sonrisa —Hoseok se estremeció y sus ojitos se llenaron de lágrimas— los... los otros dos eran como sus ayudantes. El guasón los mandaba a hacer el trabajo sucio.
—¿A qué te refieres con trabajo sucio?
—Los castigos. Cuando alguno de nosotros se negaba a estar con algún cliente o simplemente no podía hacerlo, ellos nos castigaban.
—¿Qué les hacían? —Hyuna suavizó un poco su postura para no alterar todavía más al omega.
Yoongi, por otro lado, pasó uno de sus brazos por sobre los menudos hombros y permitió que Hoseok se recostara sobre uno de sus lados.
—Nos golpeaban. Mucho. Ellos nos encadenaban al suelo o no podíamos comer nuestra ración. ¿Sabe lo que es sobrevivir con una hogaza de pan duro por cuatro días? —Hoseok llevó su mirada perdida a la alfa—. Algunos incluso comían su propio escremento o las ratas que andaban por ahí... era...
Los agentes detrás del espejo estaban sumamente conmocionados ante el relato del pequeño omega. Era demasiado joven como para haber atravesado por tanto. Jimin en el fondo sentía que le había fallado, pero no él precisamente sino el sistema completo.
Yoongi besó entre los finos cabellos rubios, ignorando por completo las pequeñas heridas que se perdían entre ellos.
—¿Puedes relatarme un poco como se desarrollaban las cosas allí dentro?
—No hay mucho que decir —Hoseok adoptó un tono defensivo de golpe—. No creo que sea estúpida como para no tener idea de lo que pasábamos allí dentro. Pero ese es el verdadero problema, todos ustedes se hacen los idiotas, prefieren ignorarnos porque somos omegas hombres antes que ayudarnos.
La alfa parecía contener la respiración para no saltar sobre el omega insolente que la desafiaba con cada palabra.
—Shh... tranquilo, recuerda que queremos ayudarlos. Estoy aquí contigo. Mientras más rápido acabemos, más rápido saldremos... lo estás haciendo muy bien —Yoongi le susurró suavemente al oído, siendo solo ellos dos los que llegaban a oír.
Hoseok asintió ante esto y pareció volver a la realidad. Se acurrucó mejor contra el cuello de Yoongi y continuó hablando.
—Lo siento... yo... no sé que pasó.
—No te preocupes. Solo responde la pregunta —Hyuna se cruzó de brazos.
—Todo dentro de la casa tenía un orden. A la mañana debíamos levantarnos y limpiar todo menos nuestra habitación. Esa era la única que estaba sumida en la pudredumbre, yo creo que les divertía vernos así. Luego nos volvían a encerrar y empezaba la pasarela.
—¿A qué te refieres con pasarela?
—Los clientes.
—¿Cuántos?
—Perdí la cuenta luego del primer mes pero siempre eran alrededor de 15 por día.
Yoongi aguantó un jadeo. Era demasiado.
—¿Qué sucedía cuando enfermaban o se lastimaban?
Hoseok rio, fuerte y claro. Una sonora carcajada que plantó un ceño fruncido en los alfas detrás del espejo y en la propia agente encargada del interrogatorio.
—¿Qué cree usted? ¿qué nos llevaban al hospital? —Hoseok volvió a reír pero era más bien una sonrisa vacía, sin gracia—. Ellos nos dejaban ahí tirados, debíamos curarnos entre nosotros, con la saliva, y si era algo muy profundo lo más probable era que terminara en una infección pero mientras no interfiriera con el trabajo a ellos no les importaba.
Hyuna asintió. Todos allí dentro estaban cansados y tensos. Nada se sentía correcto y Yoongi solo quería escapar a su departamento y hundirse en las miles de mantas de su cama.
—Una última pregunta y acabamos —Hyuna instruyó y Hoseok asintió—. Sí tu estuvieras de nuestro lado, con todo el poder sobre tus manos, ¿qué harías con tus agresores?
Hoseok fijó su mirada vacía en el espejo, recorriendo cada cicatriz que la bata de hospital no llegaba a cubrir y respondió:
—Los sometería al mismo dolor que ellos nos hicieron pasar a nosotros, golpe por golpe, desgarro por desgarro; y luego los mataría.
Yoongi cerró sus ojos con fuerza antes de ponerse de pie, ayudar a Hoseok a hacerlo, y abrazarlo contra su pecho.
—Creo que fue suficiente... —Yoongi le dijo a la agente. Ella asintió y les permitió la salida.
Ambos caminaron hasta la habitación que le habían asignado a Hoseok. Esta la compartía con otros dos de los omegas rescatados.
Hoseok se sentó sobre la cama de pulcras sábanas blancas, estiró el edredón sobre sus piernas y cruzó los dedos sobre su regazo. Yoongi tomó esto como una silencio a invitaciones a sentarse a su lado.
—¿Crees que sirva de algo todo lo que dije? yo quería decir más pero tenía un nudo tan grande en el centro de la garganta que me lo impedía... —los ojos grisáceos del omega se conectaron con los de Yoongi.
—Claro que sí, estuviste muy bien. Fuiste muy valiente y estoy orgulloso de ti.
Una solitaria lágrima corrió por la perfilada mejilla de Hoseok. Todavía tenía tanto miedo y estaba tan enojado... pero por primera vez desde hace mucho tiempo tenía a alguien a su lado.
—¿Qué pasará con nosotros?
—Bueno... los demás omegas volverán con sus familias y tú... yo estaba pensando... entiendo si no quieres, obviamente, pero... —Yoongi empezó a divagar mientras rascaba su nuca con nerviosismo evidente.
—Yoongi, estás divagando.
—Sí, lo siento... estaba pensando, y es algo que todavía debo hablar con el capitán Kim pero dudo que se oponga, en qué vayas a mi departamento conmigo. No es la gran cosa pero vivo solo y me gustaría algo de compañía...
Yoongi se vio interrumpido de un momento a otro por los huesudos brazos de Hoseok alrededor de su cuello. El omega se aferraba a él como si su vida dependiera de ello y no lo dejaba ir.
—Claro que quiero ir contigo... eres lo único que tengo.
Yoongi aguantó las ganas de llorar mientras acariciaba los finos cabellos. En el fondo, Hoseok también era uno de los únicos que Yoongi tenía o eso por lo menos era lo que él creía gracias a tu necedad.
Un golpe en la puerta los sacó de su inesperado abrazo. Por ella se asomó una mata negra.
Hoseok, para ese momento, ya no le temía tanto a los alfas, por lo menos a Jimin, y es que el carismático hombre le había demostrado que en realidad era un pequeño cachorrito atrapado en un enorme cuerpo. Era dulce y atento, no los dejaba solos y siempre veía por su bienestar. Yoongi no se había equivocado.
—Siento interrumpirlos pero traje la comida —Jimin les sonrió con su potente aroma a café recién hecho expandiéndose por los alrededores.
Yoongi inhaló disimuladamente bajo la atenta mirada de Hoseok.
—Puedes dejarlo sobre el escritorio, enseguida termino aquí y te alcanzo en la oficina.
Jimin le sonrió antes de ingresar para dejar la bandeja. Yoongi le devolvió la sonrisa, con mejillas levemente abochornadas, y pronto el alfa se retiró.
—Él no lo sabe, ¿verdad? —Hoseok se puso de pie y caminó hasta la comida.
—No —Yoongi simplemente se encogió de hombros.
—¿Y por qué? parece un buen alfa, tú lo dijiste. No veo porque mentir.
—Es complicado. Para nosotros es más difícil... no puedo decir nada.
Yoongi besó la mejilla de Hoseok en forma de despedida. Necesitaba un poco de aire y así lo buscó, pero en el pasillo el aroma de Jimin se desvanecía y eso solo hizo que su corazón revoloteara con mayor ímpetu.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top