☕️ 38

—¡Alfa, estoy embarazado, pero aún puedo caminar! —chilló entrecortado por las carcajadas mientras se aferraba con fuerza del cuello contrario.

—¡No mientras yo pueda impedirlo!

Desde que se habían enterado del embarazo, y lo habían confirmado con las pruebas de sangre realizadas por Jungkook hace un par de días, Jimin se había vuelto un completo alfa preocupado y sobreprotector. No permitía que caminara ni dos pasos, siempre alerta para cargarlo a donde sea que quisiera llegar, ¡incluso al baño! También se pusieron en campaña para tramitar su licencia, aunque fue complicado ocultarle a Seokjin la justificación. Entre los dos habían decidido no decirle nada a nadie hasta por lo menos pasados los tres meses que necesitaban los cachorros para implantarse de forma definitiva.

—Solo debes quedarte aquí y lucir bonito... aunque eso ya lo haces siempre —Jimin se encogió de hombros antes de besar sus labios con paciencia.

—Mhm, alfa... ¡no es para tanto! —se quejó, pero dejó que Jimin lo arropará mejor en el nido— los cachorros y yo estamos bien y no pasará nada porque vayamos al baño.

Yoongi tragó saliva con fuerza cuando la mirada de su alfa se oscureció por la tristeza. Notó lo tenso de sus hombros y el café un tanto más amargo.

—Ven aquí, amor —señaló a su lado. Jimin dudó, pero terminó complaciendo— sé que estás asustado, alfa, pero te prometo que esta vez todo estará bien.

—No quiero que suceda lo mismo, omega. Mi lobo no lo soportaría y yo tampoco.

—Lo sé —llevó la cabeza de Jimin a su regazo y enrolló varios deditos entre sus rizos— tranquilo, podremos con esto. Si tu lobo está más relajado conmigo en el nido, prometo que me quedaré aquí los nueve meses completitos.

—Tampoco quiero que te sientas obligado —suspiró para después darse la vuelta y enrollar ambos brazos en la aún estrecha cintura, deleitándose en el proceso con el dulce aroma que empezaba a emanar de la barriguita del omega.

—Y no me siento así, sé que solo quieres lo mejor para tu familia.

—Mi familia, míos — Jimin gruñó más animal que de costumbre.

—Todo tuyos, y tu eres mi bonito alfa, ¿de acuerdo? solo mío.

Jimin rio por el repentino ataque de celos, siendo reprendido enseguida.

—Sí, omega, soy tuyo y tu eres mío. Ahora, ¿qué te parece una siesta?

—Me encantaría, pero me gustaría aún más poder ir al baño, creo que mi vejiga explotará en cualquier momento.

Jimin soltó una sonora carcajada, pero se quitó de encima para que el bonito omega pudiera por fin ir al baño. Se deleitó con el movimiento de caderas que inconscientemente Yoongi hacía cada vez que caminaba y sonrió como tonto cuando imaginó el como caminaría cuando estuviera cargando un vientre de 9 meses.

Como bien había dicho su omega, estaba jodidamente aterrado de lo que pudiera llegar a suceder. Ya habían perdido un cachorrito y no había sido nada fácil, para ninguno de los dos, y Jungkook les advirtió lo que podía llegar a sucedes, incluso si Yoongi fuera lo más cuidadoso posible. Sumado a esto, esta vez no era solo un bebé, sino que dos venían en camino, aumentando las posibilidades de riesgo.

Se obligó a sacar de su mente cualquier pensamiento intrusivo. Sería lo que el destino quisiera que fuera.

Su dulce omega volvió a aparecer en su campo de visión con una bonita sonrisa y una de sus manitos acariciando el vientre a espera de que creciera, seguramente era un movimiento inconsciente, pero hacía al lobo de Jimin aullar orgulloso.

—¿Todavía sigues pensando en eso, alfa? —inquirió Yoongi parado a un lado del nido.

—No —negó con una sonrisita de lado— pensaba en lo bonito que vas a lucir con tu pancita cargada de mis cachorros.

Nuestros, alfa, nuestros cachorros —gruñó de forma juguetona.

Ambos sonrieron enorme cuando un futuro próximo se plantó en sus mentes, como si estuvieran más conectados que de costumbre. Yoongi se sentó en su regazo y juntó sus frentes en un movimiento tranquilo, que al poco tiempo mutó en besos y caricias por doquier.

—Alfa... —jadeó apenas.

—Dime.

—Quiero un poco de pastel de chocolate —pidió con ojitos cristalinos mientras se separaban solo un par de centímetros.

Jimin frunció el ceño con gracia, pero sin dejar de acariciar la fina cintura de arriba a abajo.

—Amor, es medianoche, ¿de dónde sacaré pastel de chocolate?

—¡No lo sé, pero te juro que moriré si no como una rebanada!

—Está bien —suspiró con su mente maquinando para encontrar entre sus recuerdos una bendita panadería.

De repente, una pequeña bombilla pareció encenderse en su mente. La omega de una de sus compañeros de cuartel de nombre Beomgyu era dueña de una panadería casi a las afuera de la ciudad. Estaba seguro de que si le rogaba un poco y explicaba la situación lograría que le vendiera un par de rebanadas.

Se puso de pie luego de arropar bien a Yoongi, besó su frente y se encaminó por su chaqueta y zapatos.

—Vuelvo enseguida, amor, por favor no salgas del nido y llámame cualquier cosa, ¿bien? iré por tu pastel.

—¡Nuestro pastel, alfa! los cachorros también quieren un poco...

—El pastel de los tres, amor —rio entre dientes— no salgas, Gi.

—No saldré, lo prometo.

Liberó un poco más de su aroma para que su omega se quedara lo más relajado y tranquilo posible, tomó su billetera, llaves y teléfono celular y se encaminó a su aventura.

Como había previsto, afuera hacía un frío que llegaba a calarle los huesos.Se arrepentía tanto de no haberse colocado algo más abrigado sobre el pijama. Sin embargo, y para su suerte, las calles se encontraban desiertas, por lo que un viaje que normalmente sería de 30 minutos, terminó reduciéndose a la mitad.

Estacionó enfrente de una bonita panadería de colores pastel. Todas las luces se encontraban apagadas, pero recuerda como su compañero le había comentado de la ganga que habían obtenido al comprar un local con departamento encima.

Se acercó y examinó un poco, notando un timbre escondido entre los ladrillos expuestos. Tocó varias veces hasta que las luces de encima se encendieron. Luego, varios pasos resonaron en la planta superior.

Juntó ambas manos y las frotó con fuerza antes de soplar un poco en un vil intento de calentarlas. Se encogió en su chaqueta y esperó.

Minutos después, un alfa de gran porte, ojos oscuros y expresión confusa apareció en la puerta del local. Se sorprendió cuando lo vio allí parado, pero no dudó demasiado en abrirle la puerta.

—Jimin, compañero, ¿todo en orden? —inquirió con voz gruesa, probablemente por el sueño.

—Beomgyu, lamento tanto molestarlos, pero necesito un poco de ayuda.

Una omega castaña, bajita y con aroma frutal apareció en escena, colgándose instantáneamente del brazo de su alfa frente al desconocido.

—No te preocupes, para eso estamos los compañeros. Pasa, hace un frío del demonio.

Siguiendo las indicaciones ingresó al lugar. Por dentro la panadería era incluso más bonita, con decoración floral y de aspecto acogedor. Anotó mentalmente traer a Yoongi lo más pronto posible.

—Ella es Ryujin, mi omega. Amor, él es Jimin, uno de mis compañeros, y el capitán Yoongi es su omega.

—Un gusto —murmuró la mujer con una sonrisita delicada.

—El gusto es mío. Bien, no quiero quitarles demasiado tiempo —sonrió con pena mientras llevaba sus dedos entre sus rizos y los desordenaba un poco— mi omega está embarazado y le dieron repentinas ganas de comer pastel de chocolate y el único lugar que pude recordar que podría tenerlo a estas horas sería este.

Beomgyu sonrió suavemente mientras su omega soltaba mínimas risitas.

—¡No sabía que el capitán estaba en cita! no te preocupes, créeme que se la desesperación que tu alfa puede estar sintiendo —Beomgyu se hizo un poco para el costado, revelando una pancita algo grande en Ryujin que Jimin no había notado hasta el momento— Mi omega me tiene hace un par de meses recorriendo la ciudad para cumplir los antojos del cachorrito.

—¡Felicidades! no lo había notado...

—Gracias —respondió esta vez la omega— ¿Dijiste pastel de chocolate?

Asintiendo, siguió a la chica hasta detrás del mostrador. Ryujin sustrajo un enorme pastel de una de las vitrinas y una caja. Cortó tres porciones y las empaquetó con un poco de salsa de chocolate extra. Depositó la bolsa en las manos de Jimin y volvió al lado de su alfa mientras acariciaba su vientre.

—¡Muchas gracias! ¿cuánto les debo? —hizo amago de sacar su billetera, pero la mano de Beomgyu sobre su antebrazo se lo impidió.

—Tranquilo, tómalo como un favor de futuro padre a futuro padre.

—Gracias, compañero —suspirando se acomodó mejor la chaqueta. Estaba a punto de irse cuando recordó un pequeño detalle— una última cosa... nos gustaría que el embarazo se mantuviera en secreto hasta dentro de un par de meses.

—Captado. ¡Felicita al capitán de nuestra parte!

—Gracias de nuevo, que descansen.

Con un último saludo, se montó en su coche y regresó a casa. Ingresó en silencio y lo que encontró lo hizo derretir de ternura. Yoongi dormía plácidamente entre las mantas del nido, aferrado a una de sus camisas favoritas y con la otra mano sobre el vientre. Sin embargo, la naricita de botón se movió frenéticamente al captar su esencia y pronto tenía dos ojitos celestes enfocados en él.

—Hola, amor, mira lo que traje —levantó la bolsa frente a la carita del menor.

—¡Nuestro pastel! ¡Eres el mejor alfa de todo el mundo!

Se sentó a su lado cuando le fue permitido ingresar al nido, colocó el empaque sobre las piernas regordetas y sonrió cuando lo vio engullir la primera cucharada.

—Definitivamente no es tan bueno como el de Hobi, pero está delicioso. ¡Gracias, mi amor!

—De nada, omega. ¿Me compartes un poco?

Yoongi asintió rápidamente antes de llevar el tenedor a los labios del alfa. Sin embargo, Jimin se refería a otra forma de compartir, por lo que se acercó y lo besó.

—Delicioso... —se relamió bajo la mirada del omega sonrojada.

—Tonto.

El aroma de felicidad y embarazo era lo único que necesitaba para saber que el insulto no había sido del todo cierto. Dos rebanadas después, Yoongi dormía plácidamente sobre el pecho de su alfa. Serían meses increíbles.

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