☕️ 26

El tiempo siguió pasando hasta que de repente pareció detenerse cuando Jimin llegó a casa con un enorme ramo de tulipanes. Lucía tan nervioso, con su aroma potente y la punta de su nariz frunciendose con gracias; y Yoongi no entendía del todo porque, solo eran ellos.

Dejó el guante de cocina sobre la mesada de granito y se encaminó al salón. Jimin lo miraba con ojitos brillantes y ahora estaba seguro que eran por su simple presencia.

Le extendió el ramo, que a duras penas sostuvo entre sus brazos, y besó sus labios castamente.

-¿Qué es todo esto? -inquirió dejándose llenar por el amor de su alfa.

-Los tulipanes, a diferencia de como todos creen lo son las rosas, son la flor que caracteriza el más puro de los amores. Mediante este ramo, te pido permiso para comenzar con nuestro cortejo.

Yoongi se quedó atónito ante aquello. Jimin hace tiempo le había dicho que quería cortejarlo pero nunca pensó que realmente lo haría. Al fin y al cabo, ya hace tiempo que vivían juntos y hasta habían pasado sus celos en compañía del otro.

La verdad era que sintió que el cortejo terminaría de definir su relación. La haría fuerte y palpable para la mirada ajena y que muy probablemente acabaría con una marca de enlace.

Su psicóloga y él llevaban trabajando esto último desde que el celo de Harry culminó hace un par de meses. Le hizo entender que no había sido culpa suya ni de su alfa, y que el gesto del rizado había sido algo de amor puro.

Subió la mirada y se encontró con la expectante de Jimin. Sus rizos estaban algo despeinados, delatando su nerviosismos, y sus manos no se quedaban quietas. ¿Debería aceptar?

Pros y contras rodaron por su mente y en todos ellos el pasar una vida entera con su alfa lo inclinaba. Por supuesto que aceptaría.

-¿Qué dices? ¿soy merecedor de cortejarte, dulce? -Jimin sonrió y eso fue lo necesario para terminar de caer.

-Por supuesto que sí, acepto. ¡Pero! -se vio en la obligación de cortar a medio camino la emoción- no quiero nada extravagante, lo sabes.

-Lo que mi dulce omega quiera.

Jimin por fin cortó la distancia y selló tal pacto con un beso. Las flores, por unos segundos, quedaron prisioneras entre ambos cuerpos pero poco pareció importarles; estaban demasiado concentrados en reconocerse y amarse como para prestar demasiada atención al entorno.

Cuando terminaron, Yoongi se encaminó por un jarrón que ni siquiera recordaba como había ido a parar a su casa. Lo llenó de agua templada y dejó que su primer obsequio de cortejo adornara la sala de estar, que con el pasar del tiempo empezaba a lucir más amigable y acogedora.

Luego, sirvió la cena en dos platos y se dispusieron a comer. Comentaron como iban las cosas en el cuartel, los casos que compartían y algunos otros que cada uno llevaba por su cuenta. Para su desgracia, la desaparición de omegas continuaba en su pico más alto, incluso cuando una manifestación civil había tomado protagonismo hace algunos días en el centro de la ciudad.

Miles de ciudadanos, en su mayoría omegas tanto hombres como mujeres, habían salido a las calles a clamar por su seguridad. Argumentaban que la sociedad estaba cada vez más en decadencia y que los derechos que tanto habían peleado por ganar, ahora parecían nulos.

Yoongi quiso unirseles, incluso planeaba pedir el día libre en el trabajo, pero un caso de imprevisto lo obligó a colocarse su chaleco antibalas y salir.

Le molestó un poco no haber participado pero el salvarle la vida a dos omegas secuestrados, definitivamente le dio la satisfacción necesaria.

Un par de días después, se encontró con un girasol en la mesa de la cocina. Jimin salía de la ducha con una sonrisa de oreja a oreja, lo abrazó por la cintura y besó su cuello.

-¿Y eso? -inquirió con una sonrisita de lado observando a detalle la flor.

-El girasol simboliza amor y admiración. Siempre admiré y admiraré lo fuerte y valiente que eres; y quiero que ese sentimiento nunca desaparezca, porque incluso siendo solo tú, día a día, me hace admirarte.

Una fina lágrima corrió por la mejilla del omega. Se giró en sus brazos y lo besó. Jimin sonrió en medio del beso antes de afianzar sus manos a la cintura contraria.

Se dejaron deleitar y llenar de los aromas contrarios. Últimamente, Yoongi se había vuelto adicto a la mezcla del café recién hecho y la vainilla.

-Esta tarde, luego del trabajo, tendremos una cita -Jimin sonrió para luego acomodar una parte del flequillo de Yoongi detrás de su oreja.

-¡La primera del cortejo! -chilló emocionado dando pequeños golpecitos en el pecho contrario.

Jimin asintió igual de emocionado.

-Ahora vamos a cambiarnos, tenemos bastante que hacer -Louis instruyó.

La mañana en el cuartel se dio bastante tranquila, más que nada papeleo e investigación. Gracias a alguna fuerza superior, o tal vez simplemente el agente Min haciendo de las suyas, se habían evitado varias complicaciones con diferentes casos y no ingresaron nuevos. Yoongi estaba más que orgulloso de tanto su desempeño como el de su escuadrón.

Giró con la cabeza sobre el respaldar de la silla manteniendo su mirada fija en el techo. Todo estaba pasando demasiado rápido, fechas importantes se acercaban y con ello acontecimientos del mismo grado.

La bebé de Namjoon había nacido hace un par de semanas, hubo algunas complicaciones en el parto por lo que su amigo continuaba ingresado en el hospital y con las visitas reducidas. Por supuesto que Seokjin se había encargado de llevarle todos los obsequios que habían preparado, sus saludos, les había mostrado fotos de la tierna Jieun y prometió mantenerlos al tanto.

Con Hoseok seguía todo relativamente igual. Hablaban todas las noche por teléfono, se reunieron otras tantas veces y mantenían su relación más estrecha que nunca. El omega por fin había sido dado de alta por su terapeuta y en sus propias palabras: "estoy en mi mejor momento, enamorado y cumpliendo mis metas. Todo gracias a ti, Yoon. Mi héroe". Puede ser que un par de lágrimas se le hayan escapado en medio de la noche.

-¿Listo para nuestra cita? -Jimin asomó la cabeza en su oficina y le sonrió con esos hoyuelos que tanto lo tenían hechizado.

-¿Así? -señaló su atuendo y cabello revoltoso- debo ir a casa a cambiarme por algo mejor, arreglarme, lucir más bonito...

-Eso es imposible, omega, siempre eres el más bonito de todos.

Yoongi solo rodó los ojos antes de levantar uno de sus dedos para indicarle a su alfa que esperara un momento. Guardo los papeles que tenía regados y tomó sus cosas. Correteó hasta donde Jimin lo esperaba con los brazos cruzados y se fundieron en un beso. Lo había extrañado.

Por supuesto que el alfa no espero para marcarlo con su aroma y suspirar satisfecho cuando el de la vainilla también hizo acto de presencia.

No esperaron más para entrelazar sus dedos y recorrer el estrecho pasillo. Se despidieron de un par de agentes antes de llegar al estacionamiento.

Jimin no le dijo a dónde lo llevaba, pese a sus súplicas y molestias. Solo reía como un niño mientras se mantenía completamente concentrado en el camino.

Al cabo de unos 30 minutos llegaron a un extenso campo cubierto por miles y miles diminutas flores de colores. Jadeó encantado y en un abrir y cerrar de ojos, Jimin ya estaba del otro lado de la puerta. Tomó una canasta de los asientos traseros y luego le tendió la mano para que bajara.

Caminaron deleitándose con el silencio contrario hasta que dieron con un frondoso árbol. Allí, Jimin tendió una manta, se sentaron y pronto estaba frente a muchos platillos con diferentes comidas. Recién en ese momento, Yoongi cayó en cuenta del hambre que tenía. Apenas había almorzado por todo el trabajo.

-Con este picnic, te demuestro que puedo proveer tanto para ti como para nuestra futura familia -Jimin señaló cada uno de los elementos. Desde fruta hasta carne y pasta. Había de todo.

Bajó la cabeza en señal de respeto y agradecimiento. Su alfa besó su frente para luego empezar a alimentarlo con pequeñas porciones. Rieron, comieron y disfrutaron de la presencia contraria.

Todo estaba siendo tan bonito y Yoongi tenía esa presión constante en el pecho por el amor que le tenía al hombre que ahora limpiaba la comisura de sus labios con toda la delicadeza del mundo.

-Sé que no es normal que los omegas den regalos en los cortejos, pero como ya sabrás no soy un omega convencional... -Yoongi sonrió de lado con sus mejillas sonrojadas ante la expresión relajada de su alfa.

Llevóla mano a su bolsillo y de allí sustrajo una cajita negra. Con los dedos temblando, la abrió para revelar un hermoso anillo de plata con una rosa.

-Dado que la principal característica de nuestro cortejo son las flores, decidí que tú también deberías tener una. Eres el mejor alfa que el destino pudo poner frente a mi. Lamento si a veces no merezco tu amor y atención, pero agradezco que te hayas quedado. Nos elegimos, pese a las adversidades y siempre estaré agradecido de la confianza que me devolviste. Me hiciste amarme y amarte.

Para ese punto ambos estaban llorando. Lágrimas finitas pero repletas de amor y admiración. Cómo Yoongi había dicho, ambos se amaron, tanto a sí mismos como al otro.

Extendió una de sus manos para que Yoongi pudiera ponerle el anillo y sonrieron en grande cuando encajó a la perfección.

-Te amo tanto, mi dulce omega.

-Te amo, alfa. Mi alfa.

Se besaron bajo las estrellas, prometiendose cosas que solamente sus lobos y almas sabrían. Estaban conectados y el cortejo solo era una forma de afirmarlo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top