☕️ 14
Dicho y hecho, esa misma mañana Jimin llegó a su departamento temprano, apenas el sol asomó. Yoongi lo recibió aún en pijamas, con ojitos somnolientos pero una pequeña sonrisa de lado. Todavía estaba cansado y su cabeza dolía un poco pero nunca podría ponerle mala cara al alfa, y menos cuando le sonreía tan radiante.
—Buenos días, dulce —Jimin se impulsó hacia adelante y besó su frente— ¿cómo amaneciste hoy?
—Con sueño —Yoongi se dejó caer contra su pecho y cerró los ojos con deleite por el aroma.
—Eso veo —volvió a besar entre sus cabellos y lo estrechó— ¿qué te parece si preparo algo de desayunar y luego nos ponemos con lo de las citas? estuve investigando anoche...
Yoongi se enterneció al oírlo, todavía no podía creer como tan buen alfa había ido a parar a su lado. No se lo merecía en lo más mínimo pero aprovecharía el tiempo que quisiera darle.
—Me parece bien.
Ambos ingresaron al departamento. Para ese punto de la mañana Hoseok todavía seguía durmiendo, solía quedarse hasta tarde los días que no tenía universidad, siempre y cuando las pesadillas se lo permitieran.
El alfa se encaminó a la cocina sin despegar a Yoongi de su lado, fue algo complicado pero se las ingeniaron para reunir los ingredientes necesarios y la posterior preparación.
Poco después el espacio se llenó del dulce aroma de los panqueques recién cocidos. Jimin se dedicó a picar fruta mientras Yoongi preparaba algo de té.
Desayunaron en un agradable silencio, con sus tobillos juguetenado debajo de la mesa. No era incómodo y Yoongi valoró terriblemente eso.
Al poco tiempo un omega más pequeño con cabellos rubios enmarañados ingresó a la cocina. Saludó a ambos al paso, tomó un plato y una taza y regresó a su habitación.
—Suele ser algo refunfuñón en las mañanas, no le des importancia —Yoongi se encogió de hombros antes de entrelazar su dedo meñique con el del alfa por sobre la mesa.
—¿Estás listo para ir en busca de ayuda? —Jimin acarició el dorso de su mano y posteriormente la besó castamente.
—Vamos.
Ninguno de los dos pensó que la búsqueda sería tan agotadora. Si había un médico que a Jimin le parecía bien a Yoongi no le gustaba, si otro atraía la atención del omega al rizado le parecía incompetente.
—Me rindo —el agente de ojos celestes se dejó caer contra el respaldo del sofá.
—Claro que no —Jimin lo atrajo a su regazo y señaló algo en la computadora— probemos con este último y ya, si no lo logramos, mañana volvemos a intentar.
Yoongi asintió de acuerdo, le parecía un buen plan. Llevó su teléfono celular al oído y esperó. Sentía los dedos de Jimin pasearse por su cabello y su muy dormido omega interior intentando ronronear, aunque no lo lograra del todo.
Varios pitidos después y la voz de una mujer se hizo presente. Sonaba amable y la verdad era que a Yoongi le produjo una sensación agradable. Decidió que era ahora o nunca, su instinto podría estar dormido pero de verdad sentía que era el médico indicado. Apartó una cita para un par de días después y luego colgó.
—Estoy orgulloso de ti —sintió un murmullo en su oído y luego muchos besitos que terminaron por hacerlo lagrimear— verás que te sentirás mejor muy pronto.
—Gracias por estar aquí —entrelazó sus pequeños deditos con la enorme mano que rodeaba su vientre— todavía no sé porque lo haces pero gracias.
—Pronto te darás cuenta que siempre voy a estar a tu lado, sin importar las adversidades. Eres mi omega y cuando empieces a escuchar tus instintos podrás confirmarlo.
Yoongi no respondió pero esas palabras sí que removieron algo en su interior. Anhelaba a Jimin como alfa pero primero debía sanar para poder entregarse sin ninguna atadura de por medio.
Estuvieron el resto del día juntos, incluso convivieron un poco con Hoseok antes de que saliera con algún nuevo amigo que había hecho en la universidad.
Al día siguiente habían planeado una salida al cine pero Yoongi amaneció terriblemente enfermo. Su omega interior lo estaba destrozando y ni siquiera parecía querer detenerse.
—¡Por la luna! estás hirviendo... —Hoseok se paró de dónde estaba arrodillado, justo a un lado de la cama.
—Me siento a punto de estallar —murmuró cómo pudo.
—¿Qué hago? —el rubio parecía al borde del llanto. Yoongi nunca se había puesto así de mal y no sabía cómo proceder.
—Llama a mi alfa —cerró los ojos con fuerza y volvió a hacerse un bollito debajo de las sábana empapadas por el sudor.
—Bien... bien. Enseguida vuelvo.
Hoseok hizo lo que le habían pedido. Jimin respondió enseguida, asegurandole que estaría allí en menos de 10 minutos. Le dijo que pusiera un paño de agua fría en la frente el omega afiebrado y se mantuviera a su lado en lo que llegaba.
Cuando Jimin por fin llegó, en menos del tiempo estipulado, tuvo en primer lugar la tarea de calmar a Hoseok. El omega había dejado de temerle hace tiempo, por lo que apenas al divisarlo se aferró a uno de sus brazos. Jimin por supuesto que no lo marcó con su aroma ni liberó feromonas pero utilizó el plan que habían aprendido en los entrenamientos para intentar calmar un poco sus nervios.
—Ve con Yoon, ya estoy bien —Hoseok secó sus lágrimas y señaló la habitación.
Jimin asintió mientras se dejaba guiar por su instinto. Lo primero que hizo al entrar a la habitación fue cerrar la puerta y luego liberar muchas feromonas. Los ojitos entreabiertos de Yoongi lo observaron desde una pila de cobijas y lentamente estiró una de sus manos a su encuentro.
—Hola, mi amor —el alfa se acercó a paso apresurado— ¿qué sucede, mi dulce omega?
—Me duele todo —murmuró mientras intentaba aferrarse a la mano de Jimin.
El rizado tragó saliva con fuerza al verlo tan debilitado y enfermo. Estaba pálido pero con gruesas gotas de sudor corriendo por su sienes producto de la fiebre. Sus labios comunmente rojizos y suaves ahora se notaban resecos y adoloridos. Sus manos no tenían fuerza y no paraba de temblar. Le rompía el alma verlo así.
—¿Puedo sentarme contigo? —preguntó para no invadir el espacio personal de Yoongi. Cuando recibió un asentimiento se deslizó a un lado de la cama de dos plazas y con suavidad atrajo al adolorido omega a su regazo.
Yoongi al principio se quejó porque el cuerpo debajo suyo desprendía un calor irritante para tanta fiebre pero luego cuando fue rodeado por el aroma y las caricias llegaban a su frente todo se volvió un poco más llevadero.
—¿Cómo está? —Yoongi llegaba a escuchar a Hoseok en su habitación, incluso quiso gruñirle por acercarse tanto a su alfa pero estaba demasiado cansado como para hacer algo así.
—Muy mal —el pecho de Jimin vibraba agradablemente cuando hablaba— tráeme un paño con agua fría, un vaso con agua y un par de analgésicos. Intentaré bajar su fiebre.
El alfa de movió y Yoongi le gruñó.
—Tranquilo, lobito, todo estará bien.
Jimin estaba preocupado, demasiado. Día con día veía a su omega más débil, más decaído, y no podía hacer más que esperar a que se decidiera a ser tratado y rogar para que encontraran algo que lo ayudara. Sabía lo mal que podía salir todo, e imploraba a cualquier dios para que su dulce estuviera bien.
Definitivamente el paño no fue suficiente, por lo que Jimin no tuvo más opción que preguntarle a Yoongi si permitía que lo ayudara a darse un baño. Estaba seguro que el agua fría lograría por fin disminuir su temperatura, y si eso no resultaba ahora si deberían de ir al hospital.
—Amor, ¿me permites ayudar a que te des un baño? eso podría servir... sino llamaré a Yoongi y me quedaré del otro lado de la puerta.
La mente confundida de Yoongi le gritaba que sí, que se dejara rodear por las enormes manos del alfa, pero en cierto punto la vergüenza fue mayor. Definitivamente no tenía el cuerpo de antes, ya no se sentía atractivo y hace demasiado tiempo que nadie lo veía desnudo.
Sin embargo, logró acallar todos esos pensamientos y otorgarle la aprobación a Jimin.
El alfa lo cargó al estilo nupcial hasta el baño compartido. Hoseok elevó una ceja desde donde se encontraba y rápidamente fue hasta ellos.
—Ni se te ocurra hacerle algo porque te juro que te corto las bolas —el omega le gruñó lo más amenazador que pudo y le enseñó los colmillos. Jimin pudo sentirse ofendido por el desafío pero la verdad era que en el fondo le alegraba que su omega tuviera a alguien como ese chico a su lado.
—Tranquilo, solo voy a ayudarlo a darse un baño con agua fría —bajó su cabeza en señal de respeto— dejaremos la puerta abierta si eso ayuda a que ambos se sientan más cómodos.
—Jimin... me siento muy mal —el susurró de Yoongi captó la atención de ambos.
—Lo sé, dulce... ahora vamos.
Cómo había dicho antes, el alfa se comportó respetuoso en todo momento. Sentó a Yoongi en la tapa del retrete mientras llenaba la tina con agua templado, intentando que sea un poco más fría que caliente pero sin llegar a ser perjudicial. Luego, lo tomó suavemente y quitó la única camisa que llevaba y la ropa interior. No tocó de más, no miró de forma lasciva en ningún momento ni fijó sus ojos en lugares que podrían incomodar a Yoongi; simplemente lo asistió y trató a su omega con el respeto que se merecía.
Lo sumergió en la tina y el siseo de Yoongi lo hizo apretar los dientes. Primero jadeó y se retorció un poco pero después el agua fría ayudó a que se relajara.
—Se siente bien... —Yoongi por fin pudo abrir un poco más sus ojos.
Lo primero que enfocó fue la dulce mirada del alfa y después la hermosa sonrisa que tanta paz le trasmitía. Sin dudas tenía un ángel a su lado.
—De acuerdo... ¿te ayudo con la esponja o puedes solo?
—Ayúdame, por favor.
Jimin no supo si las mejillas de Yoongi se colorearon por la vergüenza o por la fiebre pero definitivamente lucía tierno.
Enjabonó el cuerpo contrario con paciencia y dedicación, dejando besos de por medio en su frente o cabellos. Yoongi nunca se sintió incómodo, es más, lo único que podía pensar era que necesitaba un poco más de contacto pero sabía que no era el momento adecuado.
Terminaron con el baño, Yoongi tomó un poco de agua y por último fue arropado en su cama con ahora una temperatura más adecuada. Se sentía un poco mejor y pudo caer en un profundo sueño cuando los dedos de Jimin se deslizaron por sus hebras castañas y el aroma del café recién hecho lo empapó por completo.
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