Capítulo 13
La pequeña palma de Jennie temblaba contra la suya. Podía sentir lo nerviosa que estaba la omega y por más que era el último día que utilizaría supresores para cubrir su aroma, Lisa juraba que la inquietud rondaba en el aire.
Estaban de pie frente al cuartel, sus turnos ya habían comenzado hace un par de minutos pero Jennie no había encontrado las fuerzas para desplazarse dentro.
Hoy era el día. Hoy enfrentaría el peor de sus miedos y dejaría atrás todo engaño que alguna vez fue característico. No estaba segura de hacerlo en un principio, pero se lo había prometido a Lisa.
La alfa se puso frente a ella luego de que comprobó por varios minutos que sus cuerpos no iban a ejercer movimiento alguno. Le sonrió y rodeó sus mejillas con ambas palmas.
Jennie suspiró en alto antes de afianzar sus manos a los antebrazos y olfatear el aroma que Lisa desprendía.
—¿Estás lista? —inquirió la pelinegra sin soltarla.
—Tengo miedo. —solo atinó a murmurar.
—Lo sé pero no deberías. Estoy a tu lado, haremos esto juntas y por más que yo no estuviera estoy segura que eres demasiado fuerte y valiente como para hacerlo por ti misma, mi dulce omega.
Lisa había empezado a llamarla de ese modo una semana atrás. Se descubrió sonrojándose y aceptando de buena manera. Todavía le dolía y costaba caer en cuenta la casta a la que en realidad pertenecía pero cuando tenía a la alfa susurrándole palabras bonitas al oído y disfrutando cada vez que los supresores no corrían por su sistema, todo disgusto parecía ser menor.
Asintió lentamente antes de volver a tomar la mano de Lisa e ingresar al edificio.
Nadie allí dentro las volteó a ver, más que nada porque el aroma de Jennie continuaba oculto y ellas dos de la mano no era algo demasiado llamativo.
El nudo en su garganta crecía a cada paso, metros las separaban de la oficina de Yoo y ya sentía como el aire le faltaba.
Lo único realmente bueno que había hecho a lo largo de toda su vida había sido su carrera profesional y sentir que esta pendía de un hilo y estaba a punto de acabarse no ayudaba en nada. Quería sentirse bien por una vez en su vida, dejar de perseguirse con su casta y aceptar de una vez por todas que ese era su destino pero había muchas cosas a las que ceder de las cuales no estaba segura poder.
Sintió un apretón en su mano por parte de Lisa, luego un beso en su frente y por último dos golpes a la puerta de roble frente a sus narices.
La voz potente de su jefa permitió el paso y Lisa le hizo los honores de abrir y arrastrarla dentro.
—Buenos días, llegan tarde. —fue lo primero que la alfa de cabello corto les dijo.
—Sentimos eso pero necesitamos una reunión urgente. —Lisa se permitió comenzar.
La alfa mayor simplemente atinó a señalar las sillas delante de su escritorio, guardó los papeles en donde estaba trabajando y fijó su mirada en ambas agentes.
—¿Cómo vas con la recuperación, Kim? —se refirió.
—Bien... —Jennie estaba tartamudeando y se golpeó en su mente por eso— Es decir... Excelente, sí, eso.
—¿En qué puedo ayudarlas?
Jennie volteó su mirada hacia Lisa, el pánico extendiéndose en cada una de sus facciones. La alfa solo le sonrió suavemente y asintió.
—Verá... Hay algo que debo reportar, y estoy de acuerdo si eso significa mi despido o suspensión... —comenzó Jennie con la tensión arremolinandose en la base de su vientre.— Le mentí.
Yoo elevó una de sus cejas pero no emitió comentario alguno, dándole pie a que continúe.
—No soy una beta, nunca lo fui... Siempre utilicé supresores para ocultar mi verdadera casta —Jennie se veía al borde de las lágrimas.—. ¡No fue mi intención esconderme! Solo estaba tan asustada y de verdad quería ingresar al FBI, era mi sueño, y sabía que como omega no me iba a ser permitido.
La alfa mayor no dijo nada, simplemente se dedicó a estudiar a la mujer frente a ella. ¿Cómo nunca se dio cuenta? Hombros menudos, piel suave como la porcelana, ni un poco de vello corporal y siempre tan atenta y preceptiva. Por primera vez los detalles se le habían escapado.
—Está bien. —fue todo lo que dijo Yoo, haciendo que la mirada incrédula de ambas agentes se posara sobre ella.
—¿Cómo dice? —tartamudeó Jennie mientras presionaba con un poco de fuerza la mano de Lisa.
—Que está bien... Entiendo sus motivos y comprendo el porque tuvo que esconderse. Eso no significa que no deba presentar el caso frente a los altos mandos, probablemente deberá ir a una entrevista con la comisión directiva y de ahí ellos decidirán... Pero puede estar segura de que haré todo lo que esté en mis manos para intentar mantener a mi mejor agente dentro.
Jennie juró que una pequeña sonrisa aparecía en los labios de la jefa. El suspiro de alivio abandonó sus pulmones y junto a ello miles de lágrimas. Mantendría su trabajo, o por lo menos por el momento, la jefa la apoyaba y no debería esconderse más.
Lisa la abrazó por los hombros y besó entre sus cabellos, importándole poco que la jefa estuviera observando todo.
—Eso sí, la regla de no parejas sigue manteniéndose para ustedes, a menos que... —Yoo sonrió de lado.
—Lo somos. —solo dijo Lisa haciendo que la alfa elevará ambas manos en el aire y riera bajito.
Todo comenzaba a acomodarse para la omega pero definitivamente no sería un camino corto.
Ahora que habían obtenido el visto nuevo por parte de la jefa, debían continuar con el siguiente paso. Jennie había prometido que se realizaría los estudios y todo lo pertinente en cuanto a su salud, es más, le había dicho a Lisa que ella misma sacaría las citas con los médicos correspondientes pero ahora parecía simplemente que todo se venía abajo. El sofá consumía sus fuerzas y lo único que quería era fundirse allí dentro y nunca más salir.
—¿Todo en orden? —Wooyoung asomó su cabeza desde la cocina, en dónde se encontraba trabajando en uno de los últimos proyectos que le habían dejado en la universidad.
—No. —se encogió de hombros.
El omega no tardó en llegar a su lado. Se sentó y rápidamente la envolvió en sus brazos.
—¿Puedo ayudarte en algo?
—Yo le prometí a Lisa que dejaría que me hagan las pruebas pero todo está siendo tan rápido... —se dejó envolver por el aroma de su amigo mientras sentía como levemente el conforte iba volviendo. Nunca había experimentado algo así, sabía que era común que los omegas se consolaran entre ellos pero al nunca percibirse como uno era imposible haber vivido algo así antes.
—Solo queremos que te sientas mejor, Jen.
—Lo sé... Entiendo que ambos están aquí para mí pero todo sigue siendo muy difícil, no es como que pueda forzar a mi mente a cambiar de la noche a la mañana.
—Y nadie te esta forzando a nada.
—Lisa lo hace.
Wooyoung suspiró mientras la apretaba más fuerte contra su pecho. Él estaba seguro que la alfa no presionaba a su amiga a nada, es más, la acompañaba en todo siendo una simple presencia reconfortante, pero, ¿cómo hacerle entender eso a Jennie?
—Amor, deberían conversarlo, estoy seguro que Lisa sabrá darte mejores respuestas que yo.
—Es que... No quiero decepcionarla —suspiró sintiendo como un nudo empezaba a formarse en la base de su garganta.—. Hace tanto por mí y siento que solo soy demasiado... Estoy defectuosa y ella no se merece algo así.
Ambos omegas sintieron el cambio de atmósfera. Jennie le había dicho a Lisa que había suspendido el uso de supresores pero no era más que una mentira. Todavía no lograba acostumbrarse a su aroma, por lo que prefería esconderlo. Cuando estaba con la alfa hacía su mayor esfuerzo para actuar normal e intentaba no oler demasiado su esencia pero cuando la soledad y oscuridad de su departamento la cubrían, dejaba toda la fachada atrás y volvía a sumirse en su miseria.
—No estás defectuosa, ¿entiendes?, solo lastimada... —Wooyoung volvió a dejar un beso entre sus cabellos y se puso de pie.— Hazme caso, llama a Lisa. Iré por unas cosas que tiene un compañero, no demoraré demasiado pero llámame si necesitas algo.
Jennie volvió a quedarse sola y realmente meditó lo que su amigo le había dicho. No podía hacerlo por su cuenta, por lo que se decidió a mandarle un mensaje de texto a Lisa pidiéndole que fuera al departamento. Minutos después la respuesta afirmativa llegó haciendo a su corazón acelerarse.
Los malestares no se habían ido pero por lo menos descubrió que el aroma y calor de Lisa solía ayudarla a apaciguarlos, no los eliminaba pero si los aminoraba. Se mantuvo en su lugar con la mente yendole a mil y poco después dos golpecitos a su puerta la alertaron.
La alfa estaba detrás de ella radiante como siempre, con unos suaves pantalones holgados y una camiseta fina de algodón. Sonreía como de costumbre pero poco a poco fue desapareciendo cuando la desgastada omega se hizo presente.
—Oh, Jen... —murmuró antes de abrir sus brazos en una invitación silenciosa.
Jennie no lo dudó, se lanzó a ellos sintiéndose reconfortada al instante. Gimoteó bajo, eso también era algo nuevo que solía pasar cuando los supresores dejaban de hacer efecto. Lisa la estrechó más fuerte y liberó un poco más de sus feromonas. Eso la hizo sentir incluso más vulnerable y no supo cuando pero sus mejillas se empaparon con gruesas lágrimas.
La alfa las dirigió dentro del departamento, se sentó en el sofá y la acomodó en su regazo. Susurró esas palabras que sabía que tranquilizaban a su compañera y la cubrió con su aroma.
—Mi dulce omega... ¿Qué sucede? —murmuró amorosa.
—Es que... Me siento tan mal. No puedo, Lisa.
—Lo has estado haciendo bien, ya sabes, paso a paso.
—Tengo miedo de ir con la doctora. —jadeó mientras intentaba fundirse en el pecho de la pelinegra.
—Lo sé, pero es algo que debes hacer. Prometo estar ahí contigo.
—¿Y qué hay del trabajo?
—Todo puede esperar por la salud de mi omega.
Jennie no respondió nada simplemente llevó sus deditos hasta el cabello de la alfa y los enredó allí. No dijeron nada por varios minutos hasta que Lisa intentó moverse un poco y recibió a cambios gimoteos.
—Tranquila, solo estaba acomodandonos... No me iré a ningún lado.
—Tú... ¿Podrías ayudarme a encontrar una buena médica y agendar las citas? Lamento si soy demasiado molesta...
Lisa la besó de repente, interrumpiendo por completo su discurso autodestructivo. La omega solo puedo aferrarse a cualquier muestra de afecto que se le fuera otorgada, incapaz de negar cualquier placer.
—Nada de eso, no eres molesta, y por supuesto que puedo ayudarte. Estaba esperando que lo pidieras.
Decidieron que lo mejor sería empezar con eso mañana. Por más que Jennie quisiera nunca hacerlo, en algún momento pasaría. Lisa la arropó en su cama, le dio un par de besos de buenas noches y luego se fue, dejando todo bien cerrado cuando estuvo segura que Wooyoung estaba en casa.
Esa noche Jennie soñó por primera vez con cosas bonitas. Desde pequeños cachorros correteando por ahí con cabelleras negras y sonrisitas grandes y hermosas. Fue una buena noche, por primera vez en mucho tiempo.
¡Holiiis! He vuelto después de casi 1 año y la verdad que pido mil disculpas, pero el año pasado fue bastante heavy en lo personal a tal punto que me quitó totalmente las ganas de abrir la app. Sin más, espero que lo disfruten. ♥️
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