Capítulo 10

Pidió un trago más, o tal vez cinco, no lo recuerda pero ¿qué importancia tenía? Lo único que quería era quitar de su mente la idea de que todo estaba arruinado. No solo había tirado por la borda cada pequeño avance que había tenido con Lisa sino que también ahora corría el riesgo de que la verdad fuera desenmascarada.

—Deme otro. —gruñó en torno al barista.

—Creo que ya bebiste demasiado, amiga. —el joven, quien limpiaba un vaso con un paño, murmuró.

—Soy una maldita agente del FBI, ¿crees que no sé cuándo ya bebí demasiado? —el beta asintió suavemente— Entonces tráeme lo que te pedí.

Un vaso de whisky fue depositado sobre la barra. Jennie lo bebió de un sorbo y todo dentro suyo pareció apagarse un poco más. Estaba mareada y exhausta pero no podía enfrentar sus pensamientos. No hoy.

—¡Jennie! —alguien llegó hasta ella y arrebató su vaso.

—Oye, ¿qué mierda sucede contigo? —giró en su silla y todo a su alrededor dio vueltas.

—Ya es suficiente, vamos a casa.

¿Acaso estaban intentando secuestrarla?

—Déjame... Puedo usar mi arma contra ti. —Jennie lo señaló con la punta de su dedo índice temblando.

—Sí, lo que digas... —Wooyoung, quien había llegado a su rescate, rodó los ojos.

Enseguida pagó lo que la ojiazul había consumido, pasó un brazo contrario por sus hombros y permitió que se apoyara sobre él. La maldita pesaba más de lo que aparentaba.

—Ayúdame, Jennie.

—No voy a ayudarte a secuestrarme... —balbuceó en medio de risas.

Wooyoung trastabilló un poco cuando el fuerte aroma de la vainilla, que nunca antes había olido pese a que le había rogado a Jennie para que se lo permitiera, le llegó de lleno. Era dulce y atrayente, no entendía porque su amiga no lo utilizaba a su favor.

En realidad en parte sí comprendía que era lo que pasaba por la mente de Jennie cuando tomó la decisión que la mantendría encadenada a una identidad falsa pero lo que le había intentado hacer entender, de forma poco exitosa, era que los tiempos habían cambiado y que ahora los omegas tenían más derechos y oportunidades.

Había tardado más tiempo del que le hubiese gustado encontrar a Jennie pero cuando una llamada por parte de Lisa contándole lo ocurrido y que ya estaba en busca de Jennie sin saber muy bien por donde empezar, se alertó de inmediato. Hace tiempo que la mujer de cabellos castaños le había comentado que ese bar era su favorito, por lo que algo dentro de su cabeza se iluminó y tomó el primer taxi que se le apareció.

Como había imaginado, Jennie sí estaba en el bar pero demasiado borracha y todavía con un atisbo de aroma de celo presente.

—Esa alfa pelinegra y de ojos muy verdes ahora sabe mi secreto —Jennie le susurró de cerca—, pero no me importa porque es muy linda.

Wooyoung frenó un taxi y la ayudó a subir al asiento trasero, luego se montó a su lado. Le dio la dirección al beta que conducía y cuando estuvieron en movimiento le permitió a Jennie que apoyara su cabeza en su hombro.

—Ella fue muy buena conmigo y yo solo salí huyendo... —Jennie sollozó presa de los sentimientos que salían a flote cuando uno se perdía entre las manos del alcohol.

—Tranquila, Jen, ella entenderá. —acarició con suavidad sus cabellos.

—¡No lo sabes! Tal vez me odie ahora que sabe que soy una omega.

Wooyoung solo rodó los ojos. Era imposible que Lisa odiara a Jennie, desde hace tiempo que eso le había quedado claro y lo ratificó con la llamada desbordante de ansiedad que había recibido tiempo antes.

—No lo hará.

—No quiero ser una omega. —balbuceó con su lengua enredándose.

—Yo tampoco lo quería pero aquí me tienes... —Wooyoung susurró más para sí mismo que para Jennie.— Duerme un poco, pronto estaremos en casa.

—Llama a Lisa. —fue lo último que la omega de ojos celestes dijo antes de caer dormida.

Sacarla del taxi fue incluso más complicado pero cuando lograron llegar al departamento, Wooyoung le quitó la ropa, la metió en la bañera, la lavó y luego la recostó. Jennie ya estaba un poco mejor pero era necesario que descansara después de tantas vivencias.

Jennie despertó tiempo después por una llamada que Wooyoung estaba haciendo en el salón. Su cuerpo dolía y su cabeza estaba a punto de estallar pero caminó con los ojos entrecerrados hasta donde la conversación la guiaba.

—Ya está bien... Sí, la encontré en el bar. Me pidió que te llamara... Tranquila, no fue tu culpa. Hiciste lo que pudiste.

Su labio interior tembló cuando se percató quien estaba del otro lado del teléfono. Sabía que en algún momento iba a tener que enfrentar su pasado pero nunca pensó que lastimaría tanto a otra persona por ese motivo. Nunca fue su intención que Lisa saliera herida.

Wooyoung fijó sus ojos en ella, volvió a murmurar un par de cosas al teléfono y luego colgó.

—Jen, despertaste... ¿Cómo te sientes?

—Mejor. —tragó saliva al notar su boca seca. Se dirigió al refrigerador y bebió una botella completa de un sorbo.

Recién en ese momento sintió su propio aroma omega cubrirlos. No se había percatado antes. Le disgustaba, era demasiado dulce, y se sentía fatal por hacer que Wooyoung tuviera que olerlo.

—Lamento que tengas que oler mi aroma. —murmuró con los brazos cruzados sobre su pecho y su espalda encorvada.

—¿Qué dices? —Wooyoung frunció el ceño.

—Ya sabes... Es demasiado dulce y no lo sé, solo es disgustante.

—Jennie, es el aroma más atrayente que alguna vez sentí. Incluso siento algo de celos por ello —Wooyoung le sonrió de lado antes de acercarse y abrazarla con fuerza.—. Eres una omega, Jen. Es hora de enfrentar las cosas. Por supuesto que aún hay gente que nos discrimina pero te aseguro que el porcentaje que nos apoya es mucho mayor.

La nueva omega sollozó sobre el pecho de su amigo. Su espalda se sacudió con frenéticos gimoteos y pronto el aire empezó a ser poco. Cayó de rodillas al suelo, arrastrando a su amigo consigo.

—Jen, estás sufriendo un ataque de pánico —le dijo a la vez que conectaba sus miradas—. Respira conmigo, vamos...

Jennie lo intentó, realmente lo hizo, pero cuando el fuerte aroma del café recién hecho irrumpió en sus sentidos, el proceso se agravó.

Wooyoung fue a abrir la puerta, consciente de que su amiga necesitaba a la alfa, y la dejó entrar.

Lisa rápidamente se arrodilló frente a Jennie y en poco tiempo la tuvo aferrada a su pecho e inhalando de su aroma con fuerza. Liberó feromonas tranquilizantes, ignorando que probablemente también afectarían a Wooyoung pero lo único que podía pensar ahora era en que debía tranquilizar a su omega.

—Vamos, Jen... Puedes hacerlo. —Lisa susurró cerca de su oído.

Pronto la omega de ojos celestes estaba respirando con mayor estabilidad. Se separó tentativamente de Lisa. Debajo de los bellos ojos que tanto la atraían, dos grandes bolsas se extendían. Su cabello estaba despeinado y las facciones pintadas de preocupación, pero así y todo, Lisa había dejado de lado cada sentimiento suyo para socorrerla.

—Lo siento, yo... Realmente necesito un momento para pensar las cosas y tal vez... No lo sé. —Jennie se puso de pie y regresó a su habitación.

Lisa, en cambio, se sentó mejor sobre el frío suelo de la cocina y apoyó su espalda contra uno de los gabinetes. Sus manos fueron a parar a su frente y cubrieron su rostro por completo.

Al poco tiempo sintió la presencia de Wooyoung a su lado. El omega no estaba demasiado cerca pero tampoco lejos, lo cual era un avance.

—Debes darle tiempo, está asustada y no se esperaba este cambio tan repentino. —le dijo Wooyoung mientras jugueteaba con un hilo suelto de su pantalón.

Lisa quitó las manos de su rostro y clavó sus ojos llorosos en los de Wooyoung. El omega se estremeció al ver a una alfa llorar, nunca pensó que eso sucedería.

—Le daría todo le tiempo del mundo, en esta y en todas las vidas, pero ella no confía en mí y tal vez nunca lo haga... La amo, Wooyoung, es mi omega, pero no puedo forzar las cosas.

Una lágrima recorrió la mejilla de la alfa y eso fue suficiente. Se puso de pie y abandonó el departamento. Lo que no sabía era que Jennie había estado escuchando toda la conversación del otro lado del pasillo.

Las lágrimas combinadas con los jadeos de dolor estaban rasgando su pecho y pese a que consumió la dosis de supresores diaria, su loba estaba alterada y luchando con fuerzas. Definitivamente estaba recibiendo la ayuda de su destinada, haciendo que ambas humanas intentaran retenerlas en vano.

Jennie sabía lo que tenía que hacer, solo necesitaba un poco de tiempo para acomodar sus ideas y la certeza de que Lisa la esperaría pero, ¿sería así? ¿su alfa aguardaría a que ella superara sus traumas y la acompañaría en el duro camino que le quedaba por recorrer?


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top