IV- Verdades incómodas.
Miraculous no es de mi propiedad, así como el arte de todo tipo aquí utilizado. Sin embargo, la historia sí es de mi autoría y se prohíbe cualquier tipo de copia o adaptación sin previo permiso.
Cayó en cama en cuanto pudo, llevar una doble vida no secreta era bastante estresante para ella. Sus brazos se extendieron a lo largo del mullido colchón mientras sus ojos se cerraban con fuerza y aguardaba paciente a que el sueño le venciera, o que alguna de sus trabajadoras le informara que la tina con burbujas estaba lista. Pollen sin embargo se adelantó y luego de alimentarse se colocó sobre la frente de la rubia hija del alcalde de París.
─Mi reina─Cuestionó la pequeña kwami al notar que Chloé no chistaba por su atrevida acción.
Chloé parecía completamente ajena a todo lo que le rodeaba, como si luego de aquella charla con Luka le hubiese calado en lo más hondo, como consciente de que solo estaba ahí como una desafortunada espectadora, alguien que en definitiva no podría interactuar con la pareja principal que eran por supuesto Adrien y Marinette. Abrió los ojos de pronto encontrándose con la expectante mirada de su pequeña y contrariada kwami.
─Lo siento, Pollen, ha sido una patrulla bastante cansada, necesito dormir, es todo─ murmuró girándose de costado ignorando por completo al ser.
─Lo que yo no logro comprender del todo, mi reina...es ¿Por qué lo haces? ¿Por qué lo aceptas.
La rubia se encogió de hombros reincorporándose después para desatar su alta coleta y masajear su cuero cabelludo.
─No entiendo a qué te refieres, Pollen─ soltó evitando el comentario.
─El chico Agreste está realmente enamorado de esa chica, y usted...le ayuda ¿Por qué lo hace si la odia tanto?
Chloé se dirigió a ella y con una sonrisa quebrada suspiró como en agonía.
─Adrien es mi mejor amigo en el mundo, es la única persona que ha creído en mí a pesar de todo─ se removió resignada agachando el rostro mientras sus rubios mechones cubrían aquél semblante dolido─ Yo le he hecho tanto daño, le he estorbado y lo menos que puedo hacer es ayudarle cuando me lo pide... incluso si aquello va contra mi propio placer, incluso si por ello tengo que renunciar a lo que siento por él.─Pollen se acercó al regazo de la muchacha donde sin duda alguna fue mojada por las amargas lágrimas que su portadora dejaba surgir sin pena alguna, Chloé levantó el rostro con orgullo limpiándose las saladas de la cara con el dorso de la mano.─ Hay que aprender que no todo en la vida te puede pertenecer en la vida, es más estúpido luchar por algo muerto que el aceptar que no tienes nada... Y yo no tengo el amor de Adrien.
─¿Perdió?
─Yo no perdí─ reclamó─ no puedes perder lo que nunca has tenido. Y lo único que me queda es verlo feliz, y haré que así sea, aunque me cueste la vida, yo daré todo por ver a mi mejor amigo con la persona que ama... incluso si no la soporto.
La kwami de la abeja lo repensó. Ella no terminaba de comprender los asuntos de los humanos, mucho menos en cuanto al corazón se refería. Quizá era porque los seres como ella acostumbraban a ser directos, a hablar con la pureza que tanto los caracterizaba. Era entonces que deseaba no ser eterna, vivir lo suficiente como para temer por cada una de sus acciones, medir su palabras y cada paso a dar. Si bien pasaron sólo un par de segundos, ella lo sintió como cientos de lustros.
─¿Qué hay del otro muchacho, el de cabellos atrevidos?─ interrogó la pequeña recordando el sinfín de discusiones e interacciones que ambos habían compartido.
─¿Él? ¿Qué hay de él?─ respondió confundida la rubia.
─Eso mismo he preguntado, mi reina. Él parece siempre medir sus movimientos, y saborear cada palabra que brindas para él, como si le apreciara... ¿Él le atrae de algún modo?
La cara de Chloé se coloreó de un carmín jamás visto por Pollen. Peinó sus cabellos tras su oreja formando un puchero molesto, no pudiendo ni calcular las palabras que tenía por decir.
─¿Qué bromas son estas, Pollen? ¿Te las ha enseñado Plagg a caso?─ reprendió no aceptando no negando la pregunta de la kwami que más que nada era una afirmación oculta tras ignorancia fingida.
─Lo lamento, mi reina.

La situación entre Marinette y Adrien había ido de mal en peor, no sólo por el hecho de que ella parecía no estar consciente de que él permanecía su lado, sino que ambos tenía otro tipo de dudas por atender.
La de cabello azabache no podía dejar de pensar en su gatuno amigo, en el brillo de sus ojos y la belleza de sus palabras. En aquél casto beso que le había inundado el corazón con una cálida sensación de comprensión de su parte. ¿Por qué nunca antes había sentido aquello? Ni siquiera con Adrien, y ahora era Chat Noir quien se adueñaba de la luz de la luna, del dulzón sabor que se incrustaba en su paladar. Era dueño de los sobresaltos de su corazón, de la vista de las estrellas al anochecer.
A él le pertenecían cada uno de sus deseos más profundos. A Chat Noir, no a Adrien Agreste, quien ante cada evasión y rechazo por parte de la muchacha, moría internamente, sentía su alma desprenderse de su cuerpo, y comprendía que aquello que le revoloteaba por dentro era realmente amor, uno incluso más fuerte del que algún día sintió por Ladybug, uno que aparentemente no era correspondido.
─Yo no entiendo cómo es que todos disfrutan de estar contigo─ Murmuró Queen Bee a espaldas de Marintte. Llevaba rato mirándola desde unos cuantos tejados y estaba casi segura que lo que pasaba por su mente era exactamente lo mismo que la carcomía a ella.
─¿Chl...Queen Bee? ¿Ha pasado algo?─ preguntó asustada por que una emergencia se hubiese presentado y ella lo pasara por el simple hecho de ensimismarse en asuntos que antes creía absurdos.
La rubia se encogió de hombros encaminándose para recargar su espalda contra el alto barandal de aquél balcón. Le miró detenidamente, aún sin lograr procesar por qué.
¿Por qué su mejor amigo se había enamorado de Dupain Cheng y no de ella? ¿Por qué tenía que transmitir tanta paz para quien la mirase? ¿Por qué no podía odiarla realmente? Suspiró pesado apartando la vista de la aspirante a diseñador.
─Adrien, Viperion, Couffaine, hasta Chat Noir... todos te cuidan, todos van midiendo tus pasos...
─Tú conoces a Adrien, ¿verdad?─ le irrumpió de pronto.
─Tu pregunta es muy estúpida, ¿si sabes, no?─ contestó hastiada─ Sí, lo conozco, lo conozco más que nadie. Yo se cada uno de sus secretos, cada fallo, cada éxito.
─¿Qué hay de Chat Noir? ¿Ustedes ...tienen algo, no es así?─ se inmiscuyó brindando una ojeada cargada de intriga.
Chloé miró con repulsión a la chica, se le impuso picoteando su frente con furia.
─Escúchame bien, Dupain Cheng... Debes aprender a ver más allá de tu maldita nariz, dejar de ver sólo en ti, explotar esa ridícula burbuja y comenzar a girar la vista a los que te rodean. Afronta tus miedos, reconoce a los que realmente te aman...
─Chloé... yo...
─Deja de ser tan tonta─ amenazó de último la rubia para acto seguido girar sobre sus talones y alejarse un poco de ella─Una cosa más─ se detuvo─ Si lastimas a mi amigo... te juro que te acabo.
Me tardé montones en actualizar porque andaba terminando con la escuela.
Al final he conseguido trabajo para el verano y eso también reduce mi tiempo, pero hago lo que puedo.
Se vienen unos proyectos muy bonitos, qué les digo? estoy muy entusiasmadaaaaa!!!Pueden seguirme en mi instagram: cjdelarge, ahí ando chismeando todo el día. Espero no tardar tanto con ésta historia 4/6 wujú!!bye, bye y nos leemos a la próxima.
[R+J]
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