Sangre real.

Narrado por Merida.

Tardaría mucho en quitar la sangre que manchaba el suelo de la habitación principal pero la verdad es que había valido la pena, aquel lugar valía la pena, lastima que aquella mujer gritara tanto, había logrado captar la atención de algunas personas que se encontraban en el castillo, al parecer no estaba completamente vacío.

Ahora una mujer de aspecto mayor tallaba con fuerza el suelo del lugar. Ella se veía algo débil y la verdad es que no entendía por qué sus ojos derramaban lágrimas, yo había liberado a aquella mujer de aquella casa y ahora podría huir mientras yo me quedaba con el castillo que le había pertenecido a la mujer que había matado.

-Deberías estar agradecida-dije riendo mientras me inclinaba un poco para ver los enrojecidos ojos de la mujer-¿Cuál es tu nombre?

-Mil...Mildred-dijo ella temblando incontrolablemente mientras me acercaba.

-Mildred-dije mirándola y luego sonriendo-Pues, Mildred, deberías estas agradecida, ya no tendrás que soportar a aquella mujer otra vez.

Mildred enrojeció y me miró con rabia.

-La...la reina Elinor-dijo ella alzando la voz-Ella fue una gran mujer y tú...tú, su propia sangre, su hija...tú, la has asesinado.

Me acerqué mucho mas a la mujer con un aspecto amenazante, ella se encogió y soltó el pequeño trapo que había estando sujetando con fuerza mientras decía aquello.

-No-dije fulminándola con la mirada pero sin perder mi sonrisa- No, te he liberado, únicamente he hecho eso.

La mujer se estremeció ante el toque de mi mano en su mejilla.

-En cuanto limpies esto te irás de aquí-dije acomodando mi cabello- Lamento no ser la mejor anfitriona pero realmente me siento agotada.

Comencé a subir los escalones que me llevaban a las habitaciones de arriba.

Al llegar al pasillo me sentí mareada, de repente el recuerdo de un chico de ojos marrones acorralado entre mi cuerpo y la pared regresó a mí...Se desvaneció tan pronto el sonido de la la mujer sollozando se hizo presente, la miré molesta y la volví hacia ella.

-¿Podrías hacerlo en silencio?-dije frunciendo el ceño- Este lugar no deja ningún sonido a la imaginación...

Dicho eso desaparecí por los pastillos del castillo, casi parecía que yo ya hubiera estado ahí, sabía el camino a pesar de que era la primera vez que estaba ahí.

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